LA HUMANIDAD HA VISTO UNA LUZ GRANDE
Cuando
hay un terremoto la gente sale a la calle gritando con desesperación.
Si
un día no saliera el sol por la mañana y pasaran las horas, los gritos serían
horrorosos porque con la luz se va el calor y la vida.
Solo
cuando saliera de nuevo el sol la humanidad recobraría la paz.
- Isaías
El
pueblo que vivía en la esclavitud recobró la paz y la alegría cuando Dios
rompió el yugo del enemigo y quebró la vara y el bastón de los opresores.
Entonces
vio la luz.
Sintió
tanta alegría como cuando las carretas vuelven cargadas de mieses o cuando,
después de la guerra, los soldados regresan cargando el botín.
Es
entonces cuando Isaías, con gran belleza y poesía canta:
“El pueblo que caminaba en
tinieblas vio una luz grande. Habitaban tierras de sombras y una luz les
brilló”.
Les
invito a profundizar este bellísimo párrafo que nos habla en el fondo de la luz
que llegará con Jesús.
- Salmo 26
Es
precioso.
“El Señor es mi luz y mi
salvación”.
Con
Dios en la vida del Espíritu, como con la luz en la vida material, encontramos
la salvación.
Por
eso nos conviene no dejar nunca al Señor y repetir con el profeta:
“Una cosa pido al Señor y eso
buscaré: habitar en la casa del Señor por todos los días de mi vida”.
Es
decir, no alejarme jamás de la luz y “gozar
de la dulzura del Señor en el país de la vida”.
- San Pablo
Habla
a los corintios en nombre de Jesús para pedirles que vivan “de acuerdo y no anden divididos. Estén bien unidos en un mismo pensar
y sentir”.
Esto
mismo es precisamente lo que Lucas decía de cómo vivía la primera comunidad
cristiana.
No
es fácil vivirlo más que cuando todos miramos con los ojos y el corazón al
mismo Cristo que es nuestro verdadero Redentor.
Por
tanto, ni Pablo, ni Pedro… son nuestros salvadores sino únicamente Jesús
anunciado en el Evangelio con sencillez y verdad.
Que
el Espíritu Santo nos ayude a vivir esta unidad en la Iglesia que es lo único
que nos hará eficaces en el apostolado y en la alegría comunitaria.
- Verso aleluyático
Este
verso de hoy nos presenta a Jesucristo anunciando el Reino y aprovechando su
divinidad para curar las dolencias físicas del pueblo llevándolo así de la
sanación física a la santificación espiritual.
- Evangelio
El
Evangelio tiene dos partes.
La
primera nos presenta cómo era la evangelización de Jesús en su primer anuncio.
Debemos
tenerlo en cuenta a la hora de evangelizar también nosotros, que con frecuencia,
parece que no sabemos de qué hablar, cuando se nos presenta un grupo de
personas que quieren que les hablemos de Dios y la salvación.
Este
es el mensaje de Jesús y debe ser el nuestro:
“Conviértanse porque está
cerca el reino de los cielos”.
La
segunda parte del Evangelio, al tratarse del comienzo del tiempo ordinario, nos
presenta a Jesús llamando a los primeros apóstoles:
“Venid y seguidme y os haré
pescadores de hombres”.
Generosos
y valientes, los hermanos Pedro y Andrés “inmediatamente
dejaron las redes y lo siguieron”.
Poco
después Jesús encuentra a otros dos hermanos, Santiago y Juan, que estaban
repasando las redes con su padre Zebedeo.
Al
llamado de Jesús, también “inmediatamente
dejaron la barca y a su padre y lo siguieron”.
¡Qué
fuerte debía ser la mirada de Jesús llamando a sus apóstoles!
¿Habrá
perdido Jesús la fuerza de sus ojos y el atractivo de su palabra en este
tiempo?
José Ignacio Alemany Grau, obispo