25 de septiembre de 2021

LOS CELOS DEL SANTO

 


Muchos católicos piensan poco en el primer mandamiento que, entre otras cosas por ser el primero, tiene la máxima importancia. Recordémoslo:

«Yo soy el Señor, tu Dios… No tendrás otros dioses frente a mí».

En este domingo recordémoslo con la sencillez de los diez mandamientos que aprendimos en la Iglesia: «Amar a Dios sobre todas las cosas».

  • Libro de los Números

Nos cuenta que un día bajó Dios a hablar con Moisés y «apartando algo del espíritu que poseía se lo pasó a los setenta ancianos».

Al momento de recibirlo, los ancianos se pusieron a profetizar, pero faltaron dos del grupo. Sin embargo, el espíritu se posó sobre ellos también y comenzaron a profetizar.

Josué, que entonces era un joven ayudante de Moisés, se lo contó y le pidió «Señor mío, Moisés, prohíbeselo».

La respuesta inmediata del humilde caudillo fue:

«¿Estás celoso de mí? ¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!».

Moisés afirma que no está celoso. Sin embargo Dios nos advierte que Dios es un Dios celoso «porque tu Dios es fuego devorador, un Dios celoso» (Dt 4,24) y leemos también en Ex 20,5: «No te postrarás ante ellos ni les darás culto porque yo, tu Dios, soy un Dios celoso».

¿Qué celos tiene nuestro Dios?

Son los celos santos que no aceptan que lo que solo se debe a Él, se dé a otros seres, como es el hecho de adorar a los ídolos: solo Dios merece la adoración.

  • Salmo 18

Dos frutos que da el hecho de cumplir la Ley del Señor:

«Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón».

Cuando los fieles cumplen la ley del Señor siempre se suscita en ellos la verdadera alegría y el descanso para el alma, porque «La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma».

  • Santiago

Continuamos con la carta del apóstol Santiago.

Habla a los ricos y les pide que lloren y se lamenten por las desgracias que han venido sobre ellos:

Según él su riqueza está corrompida: «Habéis acumulado riquezas precisamente ahora en el tiempo final».

El fruto de la corrupción al adquirir sus riquezas y las injusticias cometidas ha llegado hasta el oído del Señor.

Y termina con estas durísimas palabras:

«Habéis vivido en este mundo con lujo y entregados al placer. Os habéis cebado para el día de la matanza…».

Las riquezas bien adquiridas y bien administradas glorifican a Dios y es bueno conseguirlas, pero adquirirlas mal se vuelve contra el que las consigue.

  • Verso aleluyático

Recordando uno de los momentos de la última cena, nos dice:

«Tu palabra es la verdad. Conságranos en la verdad», que es uno de los pedidos de Jesús al Padre.

  • Evangelio

Un buen día regresan los apóstoles de evangelizar y Juan, no olvidemos que Jesús lo llamó a él y a su hermano «hijos del trueno», imitando al joven Josué, también él, el más joven de los apóstoles, le dijo:

«Maestro, hemos visto uno que echaba demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido porque no es de los nuestros».

Jesús, imitando a Moisés, les dijo a todos:

«No se lo impidáis porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí».

Después San Marcos continúa recopilando algunas palabras que Jesús dijo, sin duda en otro momento:

+ «El que dé a beber un vaso de agua porque seguís al Mesías, os aseguro que no quedará sin recompensa».

Muy importante es hacer la caridad pero, para que no quede en filantropía sino como fruto de la fe, debe hacerse en nombre de Jesús.

+ Después les habló del escándalo con palabras muy fuertes:

«El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valiera que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar».

Finalmente, con distintas comparaciones, advierte que si algo nos sirve de tropiezo haciéndonos pecar, lo evitemos aunque sea muy doloroso, con tal de conseguir entrar en el reino de los cielos.


José Ignacio Alemany Grau, obispo

18 de septiembre de 2021

LA PASIÓN DE JESÚS Y DE LOS SUYOS

En este domingo la liturgia nos habla fundamentalmente del sufrimiento e incomprensión que padeció nuestro Redentor y también las personas que estén dispuestas a seguirle de cerca.

Es bueno que en la práctica tengamos siempre presente que todo sufrimiento, pequeño o grande, encierra salvación para uno mismo, para los demás y para la Iglesia en general.

El dolor aceptado y ofrecido es una fuente de salvación.

  • Libro de la Sabiduría

Como nos muestra la historia los buenos siempre han sido y serán perseguidos simplemente porque estorban.

La lectura de hoy nos enseña esta realidad:

«Acechemos al justo que nos resulta incómodo; se opone a nuestras acciones y nos echa en cara nuestros pecados…».

Y, como conclusión, nos explica cuál es el razonamiento de los enemigos de Dios.

Ante todo se trata de una prueba que en el caso de Jesús llegará hasta la muerte.

Veamos cómo estas palabras se cumplen según narra San Mateo.

Después de hacer sufrir a Jesús y verlo crucificado, los sacerdotes y escribas se burlan de Él, diciendo:

«A otros ha salvado y Él no se puede salvar… ¡Es el rey de Israel! Que baje de la cruz y creeremos en Él».

Les invito a comparar las palabras del libro de la Sabiduría de hoy con el evangelio de San Mateo (27,42-43): «Confió en Dios, que lo libre si es que lo ama».

  • Salmo 53

El justo se ve perseguido pero confía en el Señor.

En la prueba repite:

«Oh Dios, sálvame por tu nombre, sal fiador por mí con tu poder… Unos insolentes se alzan contra mí… sin tener presente a Dios.


Pero Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida».

  • Santiago

Con palabras siempre concretas nos explica cómo la sabiduría de Dios produce frutos y obras buenas.

«Los que procuran la paz están sembrando la paz».

En cambio, cuando se desbocan las pasiones, los resultados son destructores:

«Codiciáis y no tenéis… matáis, ardéis en envidia… Os combatís y os hacéis la guerra».

Finalmente Santiago nos habla de la esterilidad de nuestra oración:

«Pedís y no recibís porque pedís mal».

Aquí viene lo que repetía san Agustín, que nuestra oración no da fruto porque: o sois malos o pedís mal o pedís cosas malas.

Toda una lección para meditar.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda las palabras de San Pablo:

«Dios nos llamó por medio del evangelio para compartir la gloria de nuestro Señor Jesucristo»

  • Evangelio

Contiene varias enseñanzas que deberíamos meditar largamente. Señalo algunas:

+ La primera es que Jesús se marcha por la montaña porque quería enseñar a solas a sus discípulos.

+ En un momento determinado les profetiza que será entregado en manos de los hombres y lo matarán y el tercer día resucitará.

+ Los discípulos ni entendían ni querían preguntar.

+ Cuando llegan a Cafarnaúm y, una vez en casa para que no pasen vergüenza, les pregunta:

« ¿De qué hablaban por el camino?»

No contestan porque, mientras Jesús hablaba de humillación y muerte, ellos estaban hablando de quién era el más importante entre los apóstoles.

+ Finalmente, Jesús pone en medio a un niño y, después de abrazarlo, les advierte que solo cuando sean como niños lo recibirán a Él mismo y «quien acoge a Jesús acoge a quien lo envió», al Padre Dios.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

11 de septiembre de 2021

TODOS APÓSTOLES DE JESÚS

Desde el momento en que somos llamados a la vida a todos nos asigna Dios, nuestro Padre, una tarea importante: ser los apóstoles de su Hijo.

Nuestra vida tiene una misión y un sentido. Una vez más reflexionemos sobre el trabajo que tenemos como cristianos: ser discípulos y misioneros de Jesús. Siempre aprendiendo y siempre evangelizando, para que todos reciban los sacramentos y puedan ser así hijos de Dios.

  • Isaías

El profeta nos propone hoy un modelo que siempre será válido, el del siervo del Señor, descrito por Isaías en su “tercer canto”:

“El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo para poder decir al abatido una palabra de aliento”.

Además, “El Señor Dios me abrió el oído para que escuche como los discípulos”.

De esta forma está claro que el discípulo siempre tiene que aprender para poder anunciar el mensaje de Dios.

Así el siervo superó todas las dificultades que le salieron al paso y cumplió su misión.

También a todos nosotros nos preparó el Señor con el bautismo, con el que vienen las virtudes teologales, para conocer y vivir para Dios y, al mismo tiempo, cumplir la misión de evangelizar a todos los hombres según el mandato de Jesús.

  • Santiago

El apóstol nos enseñó cómo tenemos que vivir estas virtudes que Dios nos regala y, refiriéndose en concreto a la fe, nos pide que la vivamos intensamente.

No se trata de una fe teórica sino de una fe viva y activa. Deben ir juntas la fe y las obras. Y según su interesante manera de enseñar, nos presenta una comparación que equivale a describir dos formas de actuar.

Uno cumple las obras de misericordia y le dice a otro: yo te muestro mi fe actuando. Tú, ¿cómo me muestras tu fe si no cumples las obras en que dices que crees?

Muéstrame que tú tienes fe si no cumples lo que crees.

Recuerda siempre:

“¿De qué sirve a uno decir que tiene fe si no tiene obras?”. Las dos cosas van siempre unidas: fe y obras. “La fe sola está muerta”.

  • Salmo 114

El apóstol debe “caminar en presencia del Señor en el país de la vida” porque donde está Él está la vida.

Y tú debes estar siempre con Dios.

A continuación el salmo nos habla de algunas facetas del amor del discípulo al Señor:
“Amo al Señor porque escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mí el día que lo invoco.

El Señor es benigno y justo. Nuestro Dios es compasivo… Estando yo sin fuerzas me salvó”.

  • Verso aleluyático

Todos solemos gloriarnos en algunas personas o cosas.

San Pablo nos advierte quién tiene que ser el motivo de nuestra felicidad y nuestra meta cristiana:
“Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz del Señor, en la cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo”.

  • Evangelio

Nos puede parecer que son demasiadas las veces que la liturgia nos presenta el evangelio de hoy a lo largo del año. Jesús pregunta a los discípulos qué dice la gente de Él y, lo más importante, qué dicen ellos mismos de Jesucristo.

Pero yo creo que cada uno de nosotros diariamente debía hacerse las dos preguntas: ¿Qué dice la gente de Jesucristo?, para ver si les anunciamos el evangelio y cada vez son más los creyentes.

Y preguntarnos también ¿quién es Jesús para mí?, porque la verdad es que somos tan volubles que es conveniente renovar cada día nuestra fe y amor en Él, para que Jesús sea siempre el primero en todo día a día.

Esa es la fidelidad que Dios espera de cada uno de nosotros.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

4 de septiembre de 2021

DIOS SE REVELA SIEMPRE

El Señor de la historia, en los distintos tiempos, ha dado la posibilidad de leer por dónde se encuentra Él, el Creador, para que los hombres de buena voluntad puedan encontrarse con Él.

Por eso cuando se presentó el momento más importante de la historia, la llegada del Mesías, Dios dejó grandes signos. La lectura de hoy nos presenta uno de ellos.

De todas maneras también en nuestro tiempo, en las grandes revelaciones de la creación, por ejemplo en las maravillas que hay en los astros por su cantidad y calidad, el hombre debería descubrir al Creador, si su orgullo no se lo impidiera.

  • Isaías


Con sus profecías preparó el momento de Jesús. Isaías afirma:

“Sed fuertes, no temáis. Vuestro Dios viene en persona. Resarcirá y os salvará:

Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará”.

Todos esos signos que pedían la fe de los antiguos israelitas permitirán más tarde a los judíos de buena voluntad descubrir en Jesús al Mesías salvador. Uno de estos casos los presenta el evangelio de hoy.

  • Salmo 145

Nos presenta al Señor haciendo los milagros que profetizó Isaías:

“El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos, el Señor guarda a los peregrinos”.

También habla de la multiplicación de los panes:

“El Señor da pan a los hambrientos…”

Con la liturgia unámonos a estos milagros del Señor diciendo:

“Alaba, alma mía, al Señor”.

  • Santiago apóstol

Como siempre es muy práctico y nos pide que no mezclemos las cosas.

Una cosa es la fe que acepta las normas de la caridad que pide Jesús y otra muy distinta el favoritismo que busca aprovecharse del nivel de las personas. Pone un ejemplo muy concreto:

“Llegan dos hombres a la reunión litúrgica. Uno va bien vestido y hasta con anillos en los dedos y el otro es un pobre andrajoso. Veis al bien vestido y le decís: por favor, siéntate aquí en el puesto reservado. Al pobre, en cambio: estate allí de pie o sentado en el suelo”.

Santiago se pregunta: “¿No sois inconscientes y juzgáis con criterios malos?”

Y termina advirtiéndonos que Dios muestra sus preferencias por los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del Reino.

Por tanto, otro signo de la presencia del Señor en el mundo son siempre los pobres, sus preferidos.

  •  Verso aleluyático

Nos hace ver cómo Jesús se presenta a la humanidad con los dos grandes signos predichos en la Escritura: la predicación del Reino y “las señales que lo acompañaban… curando las dolencias del pueblo”.

  • Evangelio

Nos cuenta San Lucas un signo muy especial que hizo Jesús con un sordo mudo.

En este milagro Jesús muestra unas actitudes muy llamativas por cierto:

+ Lo separó de la gente.

+ Le metió el dedo en el oído.

+ Le tocó la lengua.

+ Miró al cielo con una oración sin duda muy especial y a continuación añadió: “Ábrete”.

Dice San Marcos que inmediatamente se le abrieron los oídos y se le soltó la lengua.

La conclusión siempre es la misma: los fariseos no saben leer, aunque son los sabios, y el pueblo ignorante decía:

“Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos”, como profetizó Isaías.

Por nuestra parte, hermanos, pidamos la gracia de descubrir al Creador en las maravillas de la creación, en los pobres, sus preferidos y en la Palabra de Dios. Para ello nos ayudará siempre la humildad.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo