28 de septiembre de 2019

DESPUÉS DEL TIEMPO, NO HABRÁ TIEMPO


DESPUÉS DEL TIEMPO, NO HABRÁ TIEMPO


A veces hablamos de “matar el tiempo” y le quitamos toda la importancia que tiene para nuestra vida.
La liturgia nos invita hoy a profundizar cómo debemos aprovechar el tiempo para ganar la eternidad.
  •  Amós
Habla del hombre rico que goza todo lo posible:
“Os acostáis en lechos de marfil, arrellenados en divanes, coméis carneros del rebaño y terneras del establo… bebéis vino en copas, os ungís con perfumes exquisitos…”
Pero después viene la amenaza del profeta por despilfarrar y no compartir:
“Encabezarán la cuerda de cautivos y se acabará la orgía de los disolutos”.
  • Salmo 145
Nos recuerda la fidelidad del Señor que hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos, liberta a los cautivos y tiene preferencia con los huérfanos y las viudas.
Por todo ello el salmista nos invita a alabar al Señor.
  • San Pablo
En el párrafo de hoy le dice a Timoteo cómo debe ser la vida de una persona consagrada a Dios:
“Practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la delicadeza”.
Una lista importante para poder vivir esta vida sobrenatural a la que Dios nos llama y triunfar en el combate de la fe que, de una u otra forma, todos tenemos que superar.
Todo esto lo pide San Pablo en el nombre de Cristo y no por motivos puramente humanos.
Es importante que en nuestra vida tengamos motivaciones fuertes para vencer y nunca encontraremos un motivo más importante que actuar como Cristo nos pide.
  • Verso aleluyático
En la diferencia que nos presenta la liturgia hoy entre el rico que derrocha y el pobre que carece de lo más indispensable, nos recuerda estas palabras que son un verdadero contraste entre Jesucristo que, como hombre, se ha despojado de todo y Jesucristo que, como Dios, nos puede y quiere enriquecer a todos.
Para eso precisamente se encarnó:
“Jesucristo siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza”.
  • Evangelio
Se trata de una parábola que Jesús dirige expresamente a los fariseos que, según la creencia del pueblo de Dios en aquel tiempo, consideraban que la bendición de Dios se traduce siempre en las riquezas materiales.
La parábola enseña que había un hombre de mucho dinero que banqueteaba a diario.
A su puerta el pobre Lázaro estaba sentado, cubierto de llagas, esperando las sobras de la mesa del rico.
Hay una pincelada importante como si a veces los animalitos fueran más comprensivos que los hombres: “Hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas”.
Antes de continuar conviene que nos fijemos en los nombres que da Jesús a los personajes de la parábola.
En efecto, Lázaro significa “Dios ha ayudado”. En cambio el nombre del rico no significa nada, simplemente “comilón”.
Según los judíos el “sheol” era el lugar donde iban los muertos. Pero con un destino distinto: los buenos al “Seno de Abraham”, donde esperaban al Redentor y los malos al tormento eterno, el Hades (según nota de la Biblia de la CEE).
Llama la atención ver cómo aquel rico que tuvo de todo pide una gota de agua “porque me torturan estas llamas”.
Abraham reconoce que Epulón verdaderamente era hijo suyo y a las palabras de “padre Abraham…” contesta: “hijo, recuerda…” para aclarar luego que entre los dos hay un abismo que nadie puede cruzar.
Epulón entonces, recordando que tiene cinco hermanos que viven como él, pide a Abraham que mande a Lázaro para que les avise de lo que puede esperarles después de la vida que llevan.
La conclusión es importante para todos nosotros.
Tenemos la Palabra de Dios, la Iglesia, los sacramentos, la Virgen, los santos, el Magisterio  y tantos otros medios  que debemos aprovechar en el tiempo. Ya que cuando termine el tiempo no se puede merecer. Es aquí en la tierra donde conseguimos el triunfo y la gloria en el cielo o el castigo eterno, como dice Jesús.
Aprovechemos, amigos, el tiempo porque después no habrá cambios en la eternidad.

José Ignacio Alemany Grau, obispo

22 de septiembre de 2019

¿A CUÁNTOS SIRVES?



¿A CUÁNTOS SIRVES?

Para nosotros que solemos conformarnos con todo, con tal de vivir tranquilos, la liturgia de hoy nos ofrece una buena lección.
  •  Amós
Es un profeta que se presenta como pastor y de poca formación, pero sus profecías, estudiadas a fondo nos hablan de una persona muy bien formada que se oculta bajo esa apariencia.
El párrafo de hoy sale en defensa del pobre y miserable, prometiendo de parte de Dios que a los opresores les llegará el castigo que merecen sus obras.
Cuando dice que jura en nombre de la “gloria de Jacob” quiere decir que jura en nombre de Dios mismo, porque “Dios es la gloria de Jacob”.
Por otra parte, esto es así porque el juramento se hace en el nombre de alguien que es más que el que jura, en el caso, como no hay nadie que sea más que Dios, Él tiene que jurar por sí mismo.
  • Salmo 112
Se trata de un salmo de alabanza. Recordemos que es necesario que en nuestra oración glorifiquemos y alabemos a Dios por un doble motivo fundamentalmente: primero, porque al ser Dios y creador de todo, lo merece todo y, en segundo lugar, por lo que ha hecho por toda la humanidad y por cada uno de nosotros:
“Alabad siervos del Señor, alabad el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor ahora y por siempre”.
  • San Pablo
En primer lugar pide el apóstol que recemos por toda la humanidad y en concreto por los reyes y gobernantes. Buena lección para todos, porque en general, nos dedicamos muchas veces a criticar a los gobernantes y sus obras y con eso fácilmente nos quedamos satisfechos.
Sin embargo, Pablo pide que recemos por ellos para que tengamos una “vida tranquila y apacible”.
Si encomendamos a los que nos gobiernan y por nuestra parte cumplimos con nuestro deber de ciudadanos, todo irá mejor.
El apóstol añade que “Dios quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”. Se entiende que también los gentiles y en concreto los gobernantes la alcancen, ya que el Dios y Salvador de todos es el mismo Dios y su enviado Jesucristo.
El párrafo termina pidiendo que los hombres recen en cualquier lugar, alzando las manos libres de iras y divisiones: todo lugar es bueno para volverse a Dios en oración procurando tener un corazón limpio de pecado, significado en “las manos limpias”, de las que habla Pablo.
  • Verso aleluyático
Aunque a primera vista parece contradictorio, es una realidad maravillosa que el que aparentemente es tan pobre que nació en un pesebre y murió crucificado y despojado de todo, sin embargo sea Él nuestra riqueza porque ¡es Dios!
“Jesucristo siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza”.
  • Evangelio
Empieza con una parábola interesante:
Cómo actúa un administrador que obró inicuamente y quiere ganarse a los deudores de su amo, antes de ser despedido, para que luego le ayuden.
Jesús, de esta parábola, saca unas enseñanzas muy concretas y nos da sus consejos:
+ Las riquezas materiales no son buenas ni malas en sí. Todo depende de la manera de actuar y serán malas si hacemos de ellas un dios, como tantas veces sucede.
Así lo vemos con frecuencia, hay personas que apartan a Dios de la sociedad y hacen cualquier cosa con tal de conseguir dinero.
+ Nos aconseja Jesús que seamos vivos y no nos dejemos ganar por los que aman más las tinieblas que la luz. Cuántas veces resulta que los hijos del mal y de las tinieblas son más sagaces y preocupados que los hijos de la luz.
+ La gran conclusión que saca Jesús es: o el primero es Dios o el primero es el dinero: no es posible servir a dos señores a la vez. Al dios dinero que lleva al pecado y aleja del Creador o al dinero justo que nos acerca al Dios verdadero y fiel que nos ama.
Si tienes riquezas y las aprovechas para ayudar al necesitado, en el que está oculto Jesús, puedes salvarte y Dios será tu recompensa: “Tuve hambre… tuve sed…”.

José Ignacio Alemany Grau, obispo

14 de septiembre de 2019

TODO LO MÍO ES TUYO

TODO LO MÍO ES TUYO


La liturgia de este día tiene una enseñanza muy concreta que debemos meditar para descubrir qué grande es la misericordia de Dios:
Israel ofende gravemente a Dios… y Él lo perdona.
Pablo nos cuenta que ha blasfemado de Dios y Dios lo escoge como su apóstol predilecto.
Los fariseos murmuran de Jesús porque acoge a los pecadores y come con ellos… Jesús les da una triple respuesta, muy emocionante por cierto.
  • Éxodo
Mientras Moisés conversa con el Señor pasan los días.
En un momento determinado el mismo Señor dice a Moisés:
“Anda, baja del monte, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto”.
Es impresionante ver cómo Dios está dispuesto a castigar al pueblo y cómo intercede Moisés hasta conseguir el perdón de Dios.
El relato termina diciendo que “el Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo”.
Hay que entender ese arrepentirse de Dios como una manifestación de su misericordia que perdona.
  • Salmo responsorial
Mientras va repitiendo las palabras del Evangelio de hoy: “Me pondré en camino adonde está mi padre”, la liturgia nos va haciendo meditar el salmo 50 que nos habla de la misericordia de Dios:
“Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa”.
  • San Pablo
Desahoga su corazón con Timoteo “dando gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me hizo capaz, se fió de mí y me confió este ministerio”.
A continuación Pablo confiesa su actitud anterior cuando blasfemó y persiguió a Jesús. Pero Dios “tuvo compasión de mí porque yo no era creyente y no sabía lo que hacía”.
Así como Dios derrochó la gracia sobre Pablo, pidamos también nosotros misericordia al Señor para que nos perdone y podamos ser, como el apóstol, personas que descubren el amor verdadero y creen en él.
  • Verso aleluyático
Con palabras de San Pablo nos invita a meditar “Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo”.
Esta es la gran obra de la misericordia divina que hoy debemos meditar.
  • Evangelio
San Lucas, nuestro compañero del ciclo C, nos habla en uno de sus más hermosos capítulos, de la misericordia del Padre, manifestada a través de tres conocidas parábolas, sobre todo la tercera.
Es importante que reflexionemos en la introducción que hace el mismo evangelista para entender mejor las parábolas del Reino de los cielos:
“Solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharlo”.
Este  era el grupo fiel y hambriento de la Palabra, que oía a Jesucristo.
Por otra parte “los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: ese acoge a los pecadores y come con ellos”.
Ya nos damos cuenta de que la palabra “ese” es despectiva y es que, de hecho, ellos siempre buscaban desprestigiar a Jesús.
Motivado por todo ello, Jesús expone tres parábolas para que entendamos que si Dios ha venido a salvar a todos, porque todos somos pecadores, su predilección la tienen los que más lo necesitan, por tanto, los más pecadores.
La primera parábola nos habla del pastor que pierde una oveja y, dejando aseguradas las noventa y nueve, la busca y vuelve feliz disculpándola ante cuantos la ven sobre sus hombros, diciendo:
“He encontrado la oveja que SE ME había perdido”.
La segunda parábola habla de una mujer que tiene diez monedas y ha perdido una dracma de las que conforman la colección de sus arras. Y comparte le alegría de haberla encontrado.
También esta representa a Dios buscando al pecador.
Jesús termina la parábola hablando de la “alegría que habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta”.
En cuanto a la tercera parábola, la más hermosa, les invito a meditarla con profundidad porque en ella Jesús retrata tanto al hijo pecador como al primogénito, muy creído por cierto, que no sabe conocer el corazón de su padre.
Sin embargo, a ambos el padre les demuestra su cariño. Leyendo el encuentro con el segundo de los hijos, hallarás la razón de mi título.

José Ignacio Alemany Grau, obispo redentorista

7 de septiembre de 2019


NO ANTEPONER NADA A JESUCRISTO

La liturgia de hoy nos invita a profundizar en el conocimiento de Dios y en sus exigencias e incluso termina hablándonos de la alegría de cumplir las exigencias del Reino que nos trajo Jesús.
  • Sabiduría
En este capítulo de la Sabiduría, Salomón hace una bella oración al Señor y termina con una reflexión medio filosófica y medio teológica, que hoy  nos invita a meditar la liturgia.
Su enseñanza vale para quienes rechazan al Señor creyéndose más importantes que Él. Según ellos Dios no hace falta:
“Los pensamientos de los mortales son frágiles e inseguros nuestros razonamientos, porque el cuerpo mortal oprime al alma y esta tienda terrena abruma la mente pensativa…”.
Buena meditación para el orgullo humano que se cree dueño de la naturaleza y prescinde del Creador.
  • Salmo 89
“Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación”.
A continuación el salmista nos habla de la fragilidad humana diciendo:
“Tú reduces el hombre a polvo… Mil años en tu presencia son un ayer que pasó”.
Termina el salmo pidiendo al Señor que nos ayude a calcular la limitación de nuestros años para que seamos sensatos.
  •  Carta a Filemón
Filemón tenía un esclavo que se llamaba Onésimo.
Se le escapó. Ahora se ha convertido y es un buen cristiano.
Pablo pide dos cosas a su amigo Filemón: que el esclavo vuelva a su amo y que el amo le reciba.
Pero lo reciba no como esclavo, porque en el cristianismo no hay esclavos sino libres.
Concluye pidiéndole que lo reciba como hermano.
Es muy interesante fijarse en cómo apoya Pablo su petición para que sea efectiva:
*En que él mismo está en la cárcel por Cristo y ya es un anciano.
*En la caridad de Cristo que se hizo esclavo para hacernos libres.
*En la confianza y amistad que le une a Filemón.
*Y en el cariño que Pablo tiene ahora a Onésimo a quien llama “mi hijo”.
*Refuerza aún más la petición diciéndole que recibir al antiguo esclavo convertido será para Pablo la misma alegría que si Filemón recibiera a Pablo en persona.
Una carta muy breve, pero hermosa en su simplicidad, y es la gran enseñanza de Pablo para mostrar a todos cómo comportarse en la Iglesia con los esclavos, tan frecuentes en aquel tiempo.
  • Verso aleluyático
Nos enseña que el rostro del Señor es más luminoso que todas las luces humanas y el salmista pide al Señor esa luz para conocer la ley del Señor.
  • Evangelio
Nos habla de las características del que quiera ser discípulo de Jesús.
En primer lugar nos explica cómo el discípulo tiene que poner la prudencia humana para actuar comparándola con la que debe tener quien quiere construir una torre o decide ir a la guerra contra el enemigo.
Después podemos advertir las siguientes características:
*La primera nos habla de que el primero en el amor tiene que ser siempre Jesucristo más que todos los familiares. Esto nos hace recordar las palabras de san Benito: “No antepongan nada a Jesucristo”.
Posiblemente algunas personas, sobre todo madres de familia, dirán que para ellas es imposible amar a Dios más que a su hijito. Pero hay que tener en cuenta que es el Creador mismo quien ha puesto ese cariño maternal en su corazón y amando a sus hijos manifiesta el verdadero amor al Señor.
*Otra característica es cargar la cruz.
Pero siempre detrás de Jesús. Ni sin la cruz ni sin Jesucristo.
Finalmente el Evangelio termina diciendo que hay que renunciar a los bienes terrenos cuando sea necesario para no perder a Jesús.
Porque Jesucristo “es el Señor”.

José Ignacio Alemany Grau, obispo