26 de diciembre de 2020

DOMINGO DE LA SAGRADA FAMILIA



Piensa que donde dice “Sagrada Familia” será bueno que tú pongas la tuya y que la maravillosa familia de Nazaret sea ejemplo para ti y los tuyos.

No hay duda que este año, debido a la pandemia, en todo compartimos una purificación.

El compartir tanto tiempo, solos y encerrados en un espacio más o menos grande ha traído consigo más cariño, más peleas, más perdones, etc.

Dios quiera que la conclusión haya sido una fidelidad y un compromiso mayores para el futuro. Por eso invito hoy a los matrimonios a que renueven en su casita, y ojalá ante sus padres e hijos con quienes comparten este tiempo difícil, la fórmula del sacramento, primero uno y después el otro:

“Yo N…, te quiero a ti N…, como esposa (o) y me entrego a ti y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida”.

Veamos algunas lecciones de la liturgia de hoy.

  • Génesis

Nos muestra a Abraham que ha salido de su tierra con su esposa, esperando ser una numerosa familia, a pesar de que ella era estéril… pero Dios se lo prometió y será el Señor quien vea la forma de hacerlo realidad.

La fe de Abraham obtendrá la misericordia de Dios que le repetirá a él:

“Te heredará uno salido de tus entrañas”.

Poco tiempo después Sara tuvo un hijo, Isaac, a través del cual se multiplicaron las generaciones después de Abraham.

  • Salmo responsorial 104

Uno de los distintivos de Dios ha sido siempre la fidelidad a su alianza:

“Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada por mil generaciones, de la alianza sellada con Abraham, el juramento hecho a Isaac”.

  • Carta a los Hebreos

Esta carta nos recuerda la alianza y fidelidad que hubo entre Abraham y Dios y también entre Sara y Dios, un matrimonio fiel que nos enseña a todos a vivir una fe dura y sacrificada, que ha permitido que llamemos a Abraham nuestro padre en la fe.

La fidelidad heroica de Abraham a la alianza con Dios le llevó a sacrificar a su hijo hasta el último momento, cuando el ángel del Señor detuvo la mano que pretendía acabar con su vida, porque Abraham “creyó que Dios tiene poder hasta para resucitar muertos”.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda cómo Dios, durante todo el Antiguo Testamento, fue enseñando a su pueblo a través de los distintos profetas que enviaba.

Pero ahora, cuando ha llegado la plenitud de los tiempos, escuchamos a Jesucristo y en Él creemos, porque el mismo Padre nos dijo en el monte Tabor: “¡Escúchenolo!”

“Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo”.

  • Evangelio

San Lucas nos presenta hoy una escena que sin duda, para todas las familias de Israel, era gran motivo de alegría:

José y María llegan al templo para ofrecer su Hijo a Dios.

Maravilloso misterio en el que Dios se ofrece a Dios.

Por una parte resalta el evangelista la fidelidad de los esposos a la ley del Señor en el Antiguo Testamento.

De otro lado, nos encontramos con escenas preciosas y al mismo tiempo dolorosas:

José y María llevan en brazos a la “Luz del mundo”, lo que a veces llamamos “la procesión de las candelas”.

En aquel momento aparece el santo anciano Simeón, que se regocija porque el Espíritu Santo le ha revelado que aquel niño, en su sencillez y humildad, es el Mesías prometido.

También la profetiza Ana, mujer de mucha oración, reconoce en el pequeño al Mesías esperado. Sin embargo no faltan las promesas del dolor y la cruz redentora:

“Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como un signo de contradicción – y a ti misma una espada te traspasará el alma”.

Este es el maravilloso modelo de familia que nos presenta hoy la Iglesia para que entendamos cómo el matrimonio cristiano está entrelazado de alegría y sufrimientos, dolores y gozos; todo lo cual lleva por la fidelidad a la fecundidad y al amor profundo.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

19 de diciembre de 2020

ALÉGRATE, LLENA DE GRACIA

El día 17 de diciembre la liturgia entra en una última parte del Adviento que consiste en conducirnos directamente, día a día, hacia el nacimiento de Jesucristo.

Durante estos días, en este tiempo, cada día se llama “feria privilegiada”, es decir, que no permite celebrar a otros santos. La lectura del evangelio nos irá llevando de la mano a la Navidad.


En este domingo San Lucas nos llevará a Nazaret para encontrarnos con el sublime diálogo entre el arcángel Gabriel y santa María Virgen.

  • Libro de Samuel

Nos advierte el autor sagrado que “cuando el rey David se estableció en su palacio y el Señor le dio la paz”, llamó al profeta Natán para pedirle consejo sobre la construcción de un templo, puesto que Israel había pasado de ser un pueblo nómada, a una nación estable.

La verdad es que mientras David piensa construir una casa para Dios, Dios le pide que deje esa construcción que más adelante llevará a cabo su hijo, pero le promete una casa real más estable para él y sus descendientes hasta que llegue el Mesías.

Mirándolo de esta manera vemos cómo el Señor siempre va más lejos de lo que podemos pedir o imaginar.

  • Salmo responsorial

Es un canto a la misericordia de Dios que nos habla del pacto entre David y el Señor y que la Iglesia amplía pensando en la salvación que Dios regala a la humanidad entera:

“Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré su fidelidad por todas las edades”.

  • San Pablo

La lectura de hoy recoge las últimas palabras de la carta de San Pablo a los Romanos, donde habla del secreto de Dios oculto “durante siglos eternos y manifestado ahora”.

Ese secreto de algo que Dios prometió y nadie sabía cuándo iba a suceder, es la salvación que Dios ofrece a toda la humanidad por medio de Jesucristo.

Podemos decir que es la Navidad la que descubre este secreto, dándonos a conocer la presencia de Dios en Cristo, nacido como hombre en el seno de una virgen por obra del Espíritu Santo.

Esto es lo que vamos a celebrar en estos días.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda la disponibilidad de la Virgen, de la que todos nosotros debemos aprender, si queremos santificarnos. Como ella respondamos a Dios con sencillez:

“Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

  • Evangelio

Se trata de una de las páginas más bellas que nos presenta el evangelista San Lucas.

Entre esta presentación y la de Juan, que meditamos en este tiempo, encontramos una gran diferencia. Primero, porque el Hijo de María será Dios y hombre verdadero. Y Juan únicamente su precursor y anunciador.

Por otra parte, también aparece clara la diferencia de la fe de María que da su sí a Dios generosamente y la respuesta desconfiada de Zacarías.

Los invito ahora a profundizar en el diálogo entre Gabriel y Santa María y encontrarán ciertamente maravillas. Por mi parte les propongo estos puntos:

+ “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Esto sin duda nos recuerda todo el mensaje que nos trajo el domingo de gaudete de la semana pasada.

Y es que uno de los signos de la presencia de Dios en nosotros es la alegría profunda, que podemos llamar el gozo del Espíritu Santo.

+ “No temas, María porque has encontrado gracia ante Dios”. Todos nuestros temores deberían desaparecer si verdaderamente estamos abiertos a Dios y tenemos su gracia en el alma.

+ “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. La disponibilidad plena de la criatura ante el Creador o lo que es lo mismo, hacer la voluntad de Dios como repetimos en el padrenuestro, es la esencia de la santidad.

+ Finalmente el ángel le advierte a María que su prima Isabel, ya anciana, va a tener un hijo, invitándola así a recibir a Jesucristo haciendo un gran acto de caridad.

Alegrémonos y pidamos al Espíritu Santo que nos prepare a la Navidad que se acerca.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

12 de diciembre de 2020

LA ALEGRÍA EN EL ESPÍRITU

Tradicionalmente se llama a este domingo “de gaudete” porque la liturgia nos cita esa palabra de San Pablo que significa alégrense, como lo veremos al hablar del apóstol. Pero lo importante es que entendamos que se trata no de la alegría superficial sino de una alegría profunda como la de Jesús, haciendo su oración al Padre, según lo presenta San Lucas; o como la alegría profunda de Juan Bautista, el humilde, que sentía la alegría plena al saber que ya había llegado el Mesías.

En este año de la pandemia aprovechemos para profundizar en el ambiente de alegría que requiere la fiesta de la encarnación del Verbo que ha venido a habitar entre nosotros.

  • Isaías

El párrafo de hoy es muy conocido por todos y lo encontramos en distintos momentos en palabras y actitudes de Jesús mismo. Por ejemplo, cuando llega a la sinagoga de Nazaret, toma el rollo de la Escritura y lee este párrafo del profeta:

“El Espíritu del Señor está sobre mí porque me ha ungido…”

En aquel momento Jesús se lo aplica a sí mismo diciendo, “hoy se cumple esta Escritura”.

Por otra parte, cuando Juan envía a dos discípulos para preguntarle si Él es el Salvador o había que esperar a otro, Jesús les contesta con los hechos que vieron aquellos mensajeros y que responden también a las profecías de milagros de todas clases y evangelización a los pobres, de que habló el mismo Isaías.

No hay duda de que la situación que nos llama la atención hoy se halla en estas palabras:

“Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios”.

Esta es la alegría de la liturgia que compara el gozo del profeta con un encuentro entre novios que se adornan para mostrar su cariño; o con el brotar de las flores en el jardín o la alegría de los pueblos al sentir la justicia que hace el Mesías.

  • Como salmo

La liturgia nos recuerda el Magnificat para que pensemos en la alegría de la Virgen María, que exclamó gozosa ante el Señor:

“Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador”.

  • San Pablo

El apóstol se dirige a los Tesalonicenses con estas palabras:


“Estad siempre alegres” y para ello pide la constancia en la oración y la acción de gracias “en toda ocasión”.

Muy importante es también entender que es el Espíritu Santo el que produce la alegría profunda del corazón y por eso nos dice el apóstol que “no apaguemos el Espíritu”.

Como respaldo de esta presencia y ayuda continua de Dios, San Pablo nos invita a la confianza porque, “el que os ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas”.

  • Verso aleluyático

Resalta una vez más que la presencia del Espíritu en nuestra alma es la que nos asegura la felicidad del que anuncia el Evangelio, buscando de manera especial a los pobres:

“El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres”.

  • Evangelio

Es un bello párrafo que nos narra San Juan presentando al Bautista.

En dos cosas consiste el testimonio del Bautista cuando la gente la gente, curiosa con motivo, le pregunta quién es. Su respuesta es doble:

Una negativa y muy clara: “Yo no soy el Mesías, ni Elías, ni un profeta”.

La humildad aparece siempre que el Bautista habla de sí mismo.

La segunda respuesta aclara por quién se tiene él a sí mismo:

“Yo soy la voz que grita en el desierto”.

Sabemos que no hay nada más insignificante que la voz que anuncia, con unos simples sonidos, que se pierden en el espacio...

Con esto queda clara su misión cuando predica preparando la llegada del Mesías:

“Yo bautizo con agua… el que viene detrás de mí, al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia…”

Quitar el calzado y lavar los pies era propio de los esclavos, con esto el profeta da a entender que no merece ni ser esclavo del Mesías que viene.

Si ahondamos en las palabras de este santo, nos daremos cuenta de su felicidad y gozo al preparar al pueblo que espera al Mesías que ya viene.


 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

5 de diciembre de 2020

PREPAREN EL CAMINO


A veces pensamos que la humanidad avanzó mucho y somos seres muy privilegiados. Pero cuando leemos, por ejemplo a Isaías, que vivió hace unos 2,800 años,  encontramos que sus palabras resuenan como dichas para hoy y que, como dijo el Qohelet: “No hay nada nuevo bajo el sol”.

Hace un siglo los comunistas mataron miles de mártires, basados en la mentira como siempre, ahora niegan lo que hicieron y hacen algo peor que antes, aprovechándose del avance de la técnica, inventando la memoria democrática.

Aprovechemos la historia que nos quieren negar y sobre todo mantengamos la fe que es el corazón de la historia.

  • Isaías

El profeta nos hace un pedido para hoy:

“Consolad, consolad a mi pueblo, hablad al corazón de Jerusalén”.

Precisamente esto es lo que se nos pide hoy a todos los evangelizadores, que como anunciadores de su Palabra, hablemos al corazón del pueblo que vive entre angustias por las amenazas, enfermedad, por la miseria y el futuro incierto.

Por parte de Dios compartamos su misericordia que nos repite:

“Está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados”, con la sangre de Cristo.

¿Y qué es lo que nos pide además hoy el profeta a todos nosotros?

“Preparadle un camino al Señor… Súbete a un monte elevado heraldo de Sión… alza fuerte la voz: aquí está vuestro Dios. El Señor Dios llega con poder y su brazo manda”.

Finalmente, Isaías termina recordándonos que Dios es el pastor de Israel.

  • Salmo 84

“Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación”.

La misericordia de Dios es Jesucristo, personificación del amor y misericordia del Padre, Él es el Mesías que esperamos en la próxima Navidad.

Confiando en ello, sabemos que “la salvación está cerca”.

También encontramos un pedido de Dios para este tiempo:

“Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos”.

  •  San Pedro

Nos recuerda que el tiempo solo es para el hombre, porque Dios vive en su eternidad, sin tiempo, sin principio y sin fin.

Por eso la entrada del Verbo en el tiempo es un misterio. Un misterio de amor.

San Pedro ante la realidad de que Dios vendrá cuando menos lo esperamos, nos pide:

“Mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con Él, inmaculados e irreprochables”.

  • Verso aleluyático

El optimismo del Adviento nos repite en este versículo:

“Preparad el camino del Señor”, porque el Señor siempre cumple, y “todos verán la salvación de Dios”.

  • Evangelio

La liturgia nos trae hoy el comienzo del evangelio de San Marcos que es el resumen de todas sus enseñanzas:

“Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”.

A continuación nos presenta a Juan el Bautista en el desierto.

Esto explica por qué entre los símbolos de los cuatro evangelistas, a San Marcos se le represente con un león.

Este evangelista, nuestro compañero del ciclo B, cita a Isaías para resumir la enseñanza de Juan Bautista, el precursor:

“Preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos”.

Y concretaba su enseñanza al pueblo, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados.

El Bautista aparece vestido de piel de carnero con una correa de cuero a la cintura y alimentándose se saltamontes y miel silvestre.

En su profunda humildad, decía Juan:

“Detrás de mí viene el que puede más que yo y no merezco agacharme para desatar la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua pero Él bautizará con Espíritu Santo”.

Durante el adviento tendremos ocasión de profundizar cada vez más en el mensaje de este gran misionero, Juan Bautista.


José Ignacio Alemany Grau, obispo