26 de diciembre de 2021

LA FAMILIA MÁS FELIZ


En el paraíso

Dios hizo la familia desde el principio para que pudieran vivir felices los seres humanos.

No podemos imaginar la alegría que sintió Adán cuando pudo abrazar a Eva y decirle: “Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne”.

Pero qué duro fue cuando, después del pecado, se encontraron los dos junto al Creador y él la acusó a ella, diciendo: “La mujer que me diste…”.

Eva, a su vez, se escudó en el diablo, pero ya estaba dividido, con el matrimonio, el amor.

Con José y María

Pasó mucho tiempo y el Señor quiso restaurar la humanidad y volverla a aquel estado de armonía y “justicia original”.

Esta felicidad entró a través de José y de María que tuvieron que superar graves problemas para reencontrar la felicidad para todas las familias que quieran vivir según Dios.

José, enamorado de María y María de él, eran muy felices y llegaron a desposarse en vistas al matrimonio, aunque como dijo la Virgen al ángel, no pensaba tener relaciones matrimoniales con nadie.

Y llegó la prueba.

De la noche a la mañana María está encinta y no dice nada.

José se va dando cuenta y también calla.

La prudencia de ambos es maravillosa.

En realidad solo Dios podía resolver su problema y lo hizo porque seguramente debían vivir con la vida de oración y comunicación con Dios.

Tampoco podremos imaginar nunca la alegría y el gozo profundo de ambos, cuando José, habiendo descubierto por el ángel el secreto de aquel embarazo, se presentó muy temprano en la casa de María y “se la llevó a su casa”.

A partir de aquel momento el amor y la unión entre los dos, así como la felicidad de su matrimonio, no tuvo límites.

 Una noche en Belén

Buscaron donde pasar la noche para que María pudiera dar a luz y no encontraron más que la posibilidad de una cueva cercana a Belén.

Les debió costar mucho, pero todo cambió cuando se encontraron con el pequeño Jesús recién nacido y lo colocaron en un pesebre sobre unos pañales hermosamente trabajados por la Virgen y llegaron unos pastores contando las maravillas que habían oído a los ángeles.

Dolor grande y gozo inmenso.

La música celestial que repetimos, sobre todo en la santa misa los días de fiesta, fue el anuncio gozoso del ángel del Señor a los pastores:

Os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo:

Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”.

Se les juntaron otros ángeles y cantaron:

Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”.

Admira la prontitud de los pastores que podríamos decir que, imitando la prontitud de la Virgen, “fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre”.

 El misterio de la encarnación

Ellos cuentan a María y a José… y nosotros admiramos el misterio que nos propone la liturgia en la misa del día:

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios y el Verbo era Dios… Por medio de Él se hizo todo y sin Él no se hizo nada de cuanto se ha hecho”.

Ese Verbo del que habla el evangelio es el que tenemos en el pesebre y sobre el cual dice el evangelista:

El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”.

Ese es el misterio central de la Navidad y de este domingo de la Sagrada Familia.

El niño engendrado por obra del Espíritu Santo en el seno de María es verdadero Dios y verdadero hombre.

Nunca podremos imaginar una familia como la de Jesús, María y José, que haya sufrido tan intensamente y que igualmente haya gozado tanto con las bendiciones de Dios y la pobreza humana.

A todos mis lectores les deseo una Feliz Navidad y un felicísimo día de la Sagrada Familia.


José Ignacio Alemany Grau, obispo

18 de diciembre de 2021

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO

Amigos todos, la liturgia nos va llevando de la mano hacia la Navidad.

En este cuarto domingo de adviento la liturgia nos presenta el lugar donde nació el Mesías y cómo éste, todavía en el seno materno, hizo el primer milagro de llenar de gozo a la madre del Precursor y al niño, el pequeño Juan, que le había de preparar los caminos.

  • Miqueas

Cuando los reyes magos llegaron a Jerusalén preguntando dónde tenía que nacer e
l Mesías, Herodes convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas, y se lo preguntó a ellos.

Los sabios de Israel contestaron:

En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta: y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un jefe que pastoreará a mi pueblo Israel”.

Así presenta San Mateo a Jesús.

Esta es, precisamente, la profecía de Miqueas que leemos hoy.

De esta manera, en este día, se nos presenta hoy al futuro Mesías, descendiente del mismo pueblo de David, su padre.

La misión del Mesías será “pastorear con la fuerza del Señor, por el nombre glorioso del Señor”.

Su pastoreo hará que vivan tranquilos, en Israel, y Él mismo “será nuestra paz”.

Así, pues, el cuarto domingo nos va preparando para recordar el nacimiento de Jesús Mesías.

  • Hebreos

La carta a los hebreos nos habla, de una manera distinta,  cómo llegó Jesús a este mundo.

Lo dice Él mismo con estas palabras:

“Tú no quieres sacrificios ni ofrendas pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: ´aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad´.

Lo que para Miqueas es “pastorear”, el autor de la carta a los hebreos lo expresa así: que quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo.

Así, el Buen Pastor, nos da vida sacrificando la suya “de una vez para siempre”.

  • Verso aleluyático

Junto al sacrifico de Jesús se nos recuerda el sacrificio de su Santísima Madre, con estas palabras que ella misma dijo al ángel:

“Aquí está la esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra”.

Así quedan identificados el sacrificio de Jesús y el de su Santa Madre.

Esta será la disposición que Dios nos va a pedir a todos los que queremos seguir de cerca a Jesucristo como Él mismo nos enseñó en la oración del padrenuestro.

  •  Evangelio

Ya en este domingo, muy cercanos al nacimiento de Jesús, la liturgia nos habla de la visita que hizo la Virgen María a su prima Isabel:

En cuanto Isabel oyó el saludo de María”, nos completó el rezo del avemaría que hacemos desde hace tantos siglos.

Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”. Si traía o no la Virgen regalos a su anciana prima, no lo sabemos. Pero sí le llevó la alegría más grande que fue la presencia del Espíritu Santo, tanto en ella como en su Hijo:

En cuanto tu saludo llegó a mis oídos la criatura saltó de alegría en mi vientre”.

En ese momento Isabel felicita a la Virgen por haber acogido a Dios con fe íntegra:

Dichosa tú que has creído porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”.

Esta fe es la que debemos pedir todos nosotros al Señor para que, creyendo en sus promesas y siendo consecuentes, merezcamos gozar de la felicidad que nos trajo Jesús, el Buen Pastor, desde que llegó a Belén.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo


11 de diciembre de 2021

DOMINGO DE LA ALEGRÍA

La alegría es maravillosa, es acogida, es gozo, es amistad.

Podemos decir que uno de los más bellos frutos de la alegría es la esperanza y, al revés, la esperanza es el fruto de la alegría.

Qué distintos son los grupos de personas amargadas que gritan contra todos y contra todo, y un grupo de amigos en la fe que pasan de la oración al canto, del canto a los abrazos y a la paz.

  • Sofonías

Motivos de gozo

La liturgia, sobre todo en este día, nos da unos motivos muy importantes para que vivamos del gozo y de la alegría. Examinemos algunos:

+ “El Señor está cerca”, siempre y de manera especial en Navidad.

+ El Señor nos ha perdonado: “El Señor ha cancelado tu condena”.

+ “El Señor está en medio de ti, ya no temerás”, nos dice Sofonías.

Por otra parte, la primera lectura también nos asegura que el Señor se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo, lo que produce realmente alegría en Israel, en nosotros.

  • Isaías (como salmo responsorial)

El salmo responsorial es un párrafo tomado de Isaías. Él nos invita a vivir la alegría manifestándola con gritos de júbilo:

 El Señor es mi fuerza y mi salvación… Dad gracias al Señor, proclamad que su nombre es excelso… Gritad jubilosos habitantes de Sión… Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación”.

Y como Sofonías, nos dice también: “Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel”.

De una manera u otra, la liturgia nos está invitando a manifestar la alegría de la presencia de Dios entre nosotros.

  • San Pablo

Pero es San Pablo, en su carta a los filipenses, quien nos va a repetir, en este domingo, la manifestación de la alegría y el porqué de la misma:

Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres:

El Señor está cerca”.

De esa cercanía de Dios brotará la esperanza, fuente de gozo.

  • Verso aleluyático

El verso aleluyático nos repite las palabras de Jesús en la sinagoga, proclamando que es el Espíritu Santo el que lo anima en la evangelización:

El Espíritu del Señor está sobre mí: me ha ungido para anunciar el Evangelio a los pobres”.

  • Evangelio

San Lucas nos presenta a las multitudes que acuden al Bautista.

El Precursor pide, por una parte a todos, que aprendan a compartir:

El que tenga dos túnicas que las reparta con el que no tiene y el que tiene comida haga lo mismo”.

Y, por separado, aconseja también:

+ A los publicanos que van a bautizarse: “No exijáis más de lo establecido”.

+ A los militares, que también le preguntan aparte qué hacemos nosotros, Juan les contesta: “No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga”.

San Lucas completa lo que sucedía junto al río Jordán cuando iban a bautizarse. Por su parte el Bautista, con toda libertad y claridad, decía a todos:

Yo os bautizo con agua, pero viene el que puede más que yo…”.

De esta manera distingue entre su obra -bautizar con un rito de agua- y la obra de Jesús que bautizará con el Espíritu Santo, instaurando el bautismo sacramento.

San Lucas explica así el apostolado de Juan:

Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio”.

Exhortar y evangelizar debe ser siempre nuestra labor, imitando la valentía de Juan y añadiendo las enseñanzas de Jesús en su Evangelio.

Aunque la liturgia en este día no nos habla de la Virgen de Guadalupe, sí le pedimos a la gran evangelizadora de América, que nos ayude a mantener viva la fe en nuestro continente, para gloria de Dios y salvación de los hombres.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

4 de diciembre de 2021

EL BAUTISTA SALE AL ENCUENTRO DEL ADVIENTO

Les invito, amigos, a seguir siempre y en concreto en este tiempo de Adviento los caminos que nos traza la liturgia porque así profundizaremos mejor en los misterios que ella nos presenta.

Hoy es el segundo domingo de Adviento.

Llegamos con el profeta Isaías y hoy nos sale, por primera vez al encuentro el Bautista, precursor de Jesús Mesías que dijo de él que era el «mayor de los nacidos de mujer». Juan precedió y anunció a su primo Jesús, por lo cual se le llama el Precursor. Sigamos de cerca sus huellas y aprenderemos mucho en lo que nos cuenta el Evangelio sobre Juan Bautista.


  • Baruc

No sé si saben poco o mucho de este profeta que en la Biblia se nos presenta después de Jeremías y sus lamentaciones.

Se trata de un libro breve e interesante que escribió el profeta Baruc, mientras se encontraba en el destierro de Babilonia.

Hoy este profeta, en su capítulo quinto, describe una bellísima imagen de la gloria de Jerusalén, la misma que cantará el Apocalipsis como la ciudad eterna de los bienaventurados.

Les invito a gozar de algunos párrafos para admirar cómo ve Baruc la gloria:

«Ponte en pie, Jerusalén, sube a la altura, mira hacia el oriente y contempla a tus hijos, reunidos de oriente y occidente a la voz del Santo, gozosos invocando a Dios». Para que se realice mejor este gran encuentro de la humanidad en Jerusalén, Dios ordena «abajarse a todos los montes elevados… ha mandado llenarse a los barrancos hasta allanar el suelo para que Israel camine con seguridad guiado por la gloria de Dios».

  • Salmo 125

Canta la alegría de Israel cuando Dios cambió la suerte de la nación desterrada y le permitió regresar a su tierra:

«Hasta los gentiles decían: “el Señor ha estado grande con ellos, el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”».

  • San Pablo

El apóstol, feliz y agradecido, escribe a los filipenses que siempre han sido sus grandes colaboradores a la hora de evangelizar. Feliz reza por ellos y advierte que siempre que reza por los filipenses «lo hace con gran alegría»; por eso ahora los echa de menos con frecuencia y hace con insistencia oración por ellos, repitiendo al Señor Jesucristo:

«Ésta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores. Así llegaréis al día de Cristo limpios e irreprochables».

  • Versículo aleluyático

Repite las palabras de Isaías, que a su vez repetía Juan Bautista, cuando comenzó su predicación:

«Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos. Todos verán la salvación de Dios».

  • Evangelio

Una vez más quiero recomendarles que tengan a bien leer siempre esos detalles históricos que se esfuerza por recoger el evangelista San Lucas que nos prometió buscar con cuidado y detalles todo lo que se trate de Jesús.

En este caso nos hace ver San Lucas cómo se une la vida de la historia de Jesús con la historia de Israel desde el momento en que «se hizo carne y habitó entre nosotros».

Hoy comienza presentándonos cómo Juan salió a predicar la Palabra de Dios al desierto durante el tiempo concreto del «año quince del reinado del emperador Tiberio…».

En ese momento Juan predica a orillas del río Jordán «el bautismo de conversión para perdón de los pecados» y citaba a nuestro conocido profeta Isaías:

«Una voz (profunda humildad) grita en el desierto: preparad el camino del Señor… Y todos verán la salvación de Dios».

En los distintos ciclos, o mejor, directamente en el evangelio, vayamos meditando la fuerza de este gran evangelizador, humilde y pobre, que terminó dando la vida por la Palabra que anunciaba.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo