29 de enero de 2022

NO DEJES QUE SE VAYA

San Agustín decía: «Temo a Jesús que pasa y no regresa».

Eso puede suceder a toda persona, o a todo pueblo, que no recibe a Jesús con la libertad que da el amor.

Lo veremos en el Evangelio, pero cuidemos que no nos suceda nunca. No dejes que se vaya Jesús de tu vida.

  • Jeremías

Lo solemos cantar en los templos:

«Antes que te formaras en el vientre de tu madre yo te escogí».

Aunque el profeta se resistió, fue realmente un santo que anunció siempre la verdad de Dios frente a otros falsos profetas.

Fue muy perseguido y maltratado. Con el tiempo, y como un quejido, exclamó:

«Tú me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir. Tú has sido más fuerte que yo y me has podido».

Era un profeta muy valiente y se jugó la vida por Dios y Dios le ayudó: «lucharán contra ti, pero no te podrán porque yo estoy contigo para librarte».

Que el santo profeta nos ayude a todos nosotros a tener confianza verdadera en el Señor.

  • Salmo 70

Nos presenta la verdadera confianza en Dios:

«A ti, Señor, me acojo, no quede yo derrotado para siempre; tú, que eres justo, líbrame y ponme a salvo».

Qué bonita expresión antropomórfica de confianza, para decirle a Dios: «Inclina a mí tu oído y sálvame».

Con este salmo confiemos realmente en el Señor y digámosle: «Sé tú mi Roca de refugio, el alcázar donde me salve».

  • San Pablo

Hoy en la carta a los corintios, el apóstol  nos habla de la importancia de la caridad por encima de todas las otras virtudes y nos ofrece unas características especiales que nos hará bien tener en cuenta para examinarnos y ver si realmente poseemos la virtud de la caridad:

«El amor es paciente, afable, no tiene envidia, no presume ni se engríe. No es mal educado ni egoísta, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia sino que goza con la verdad».

También nos enseña que el amor disculpa todo, cree, espera y aguanta sin límites.

Finalmente, el párrafo de hoy termina diciéndonos cómo el amor no pasa nunca. De las tres grandes virtudes, la fe y la esperanza pasarán, pero el amor nos acompañará en la eternidad junto a Dios.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda que nosotros, como Jesús, debemos tomar conciencia que hemos sido enviados por Dios para evangelizar y en ello debemos gastarnos y desgastarnos, como enseña San Pablo.

  • Evangelio

San Lucas nos habla de la visita de Jesús a Nazaret.

Todo esto tuvo una primera parte de alabanza y acogida por parte del pueblo. Lo vimos el domingo pasado.

Hoy, en cambio, nos cuenta cómo de la alabanza pasaron al querer apedrearlo. Posiblemente se trata de las distintas formas de ver, los de Nazaret, a su «paisano».

Mientras algunos estaban felices con Él aprovechando para sacarle algunos milagros, otros lo sacaron del pueblo a empujones para llevarlo al despeñadero que había a las afueras, con el deseo de arrojarlo y echarle piedras encima:

«Lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo con intención de despeñarlo».

Este relato viene a ser como un adelanto de lo que sucedió el domingo de ramos entre cantos y vivas y el viernes santo, gritando: ¡crucifícalo!

«Pero Jesús se abrió paso entre ellos y (con toda dignidad) se alejaba».

Qué doloroso debió ser, especialmente para la Virgen María y sus familiares, ver que se marchaba de Nazaret y no regresó más a su pueblo.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

22 de enero de 2022

CON SAN LUCAS SEGUIMOS A JESÚS - Ciclo C

Uno de los regalos que debemos a San Lucas es cómo ubica en la historia de su tiempo la vida y actividad de Jesucristo.

Posteriormente pasaremos al momento concreto con que el evangelista empieza el relato de la vida pública del Señor.

  • Nehemías

Nehemías, que escribe este libro, era gobernador y junto con el sacerdote Esdras, presentó al pueblo de Israel el libro de la Ley que era desconocido para la mayor parte.

No lo presentó en el templo, que entonces no existía, sino que en la plaza de la Puerta del Agua estuvieron leyendo y explicando la ley al pueblo que escuchaba con gran devoción. La multitud comenzó a emocionarse y a llorar porque no había cumplido la ley del Señor.

El sacerdote Esdras y los levitas tuvieron que animar al pueblo diciéndole: «Hoy es un día consagrado a nuestro Dios. No hagáis duelo ni lloréis».

Y terminaron pidiéndoles: «Vayan a comer buenas tajadas, beban vino dulce y compartan con el que no tiene pues es un día consagrado a nuestro Dios”».

Finalmente insistieron: «No estéis triste pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza».

Qué bueno mantener esta idea tan importante en la vida del cristiano: Dios es nuestro gozo y fortaleza.

  • Salmo 18

Es el salmo que corresponde a la escucha de la Palabra de Dios cuando se hace con verdadero compromiso:

«La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.

La voluntad del Señor es pura… los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos».

  • San Pablo

El famoso capítulo doce de la primera Carta a los Corintios nos enseña cómo nos necesitamos todos. Hemos sido bautizados en el mismo Espíritu para formar un mismo cuerpo, que es la Iglesia de Jesús, el cuerpo místico de Cristo.

El apóstol nos enseña también cómo Dios reparte los dones y carismas como quiere para bien no de la persona sino del único cuerpo que es la Iglesia. No son carismas para que cada uno crezca sino para que la Iglesia crezca:

«Vosotros sois el cuerpo de Cristo y cada uno es su miembro».

A continuación el apóstol hace un pequeño listado de dichos carismas o dones:

«En primer puesto los apóstoles, en segundo los profetas, en tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas».

Cuando veamos a alguien que tiene un carisma, debemos pensar: yo tengo lo que Dios te dio y tú lo manifiestas…  Por eso, en vez de envidia, está el gozo por la riqueza del único cuerpo de Jesús que formamos todos.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda la misión que el Padre Dios entregó a Jesucristo.

Seguir el mismo camino de Él es nuestra riqueza y también nuestra misión.  Recordemos:

«El Señor me ha enviado para anunciar el evangelio a los pobres».

  • Evangelio

El párrafo tiene dos partes distintas.

La primera pertenece al inicio de todo su evangelio, el capítulo uno, donde expresa su intención al escribir el evangelio. Dice cómo él, siguiendo el ejemplo de otros que han escrito los hechos de la vida de Jesús, él mismo ha comprobado exactamente todo lo que narra para compartirlo con un tal Teófilo. Posiblemente Teófilo sea todo el que ama a Dios que es lo que significa este nombre griego.

Después de esto empieza su propio relato diciendo, en el capítulo cuatro, que Jesús regresó a Galilea movido por el Espíritu Santo.

Más tarde fue a Nazaret, su pueblo, y entrando en la sinagoga, leyó el texto de Isaías:

«El Espíritu del Señor está sobre mí porque Él me ha ungido».

¿Has pensado, amigo, que tú también has sido ungido por el Espíritu Santo en el bautismo para que vivas y anuncies el Evangelio a los que no lo conocen?

Esa es tu misión como católico, la misma de siempre porque ese el mandato de Jesús.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

15 de enero de 2022

DERROCHE DE VINO

Como hemos dicho en días anteriores, la tercera epifanía o manifestación de lo alto, aconteció en las bodas de Caná.

Precisamente en este segundo domingo del tiempo ordinario la liturgia nos habla del milagro que hizo Jesús en ese lugar, según nos cuenta el evangelista San Juan, en el ciclo C.

  • Isaías

Sabemos que Dios ama mucho a la humanidad que Él creó y en repetidas oportunidades, Él mismo se compara con el esposo y explica que su relación con las criaturas es como la de un matrimonio según la naturaleza creada por Él.

Es que el matrimonio, tal como lo creó Dios, es el amor más grande que se conoce entre los seres humanos.

Así lo encontramos varias veces en el profeta Oseas, y Jeremías,  y hoy nos lo expresa Isaías con estas bellas palabras que jamás hubiéramos imaginado:

«Serás como corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios. Ya no te llamarán abandonada ni a tu tierra devastada. A ti te llamarán «mi favorita» y a tu tierra “desposada”… Como un joven se casa con su novia así te desposa el que te construyó. La alegría que encuentra el marido con su esposa la encontrará tu Dios contigo».

La prueba más grande de este amor fue la encarnación del Verbo que hemos meditado esta temporada en el tiempo de Navidad:

Dios asume la naturaleza humana y la hace suya.

  • Salmo 95

Nos invita a cantar las maravillas del Señor para que lo escuchen todas las naciones.

Lo que nos ha dicho Isaías y lo que San Pablo nos dirá acerca de los carismas de Dios son esas maravillas de su amor inimaginable:

«Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor toda la tierra. Cantad al Señor, bendecid su nombre».

  • San Pablo

Nos habla hoy de los carismas o dones a los que podemos llamar los regalos de Dios a la Iglesia, que Él distribuye, como algo muy especial, en sus diversos miembros.

Se trata de unos carismas que no son para santificación del individuo que los recibe, sino para riqueza y embellecimiento de la Iglesia entera.

Es importante que cada uno descubramos estos dones que Dios nos ha dado y los pongamos al servicio de la comunidad. Será bueno que no hagas como algunos que se contentan con decir “a mí Dios no me dio ningún carisma”. Quizá sea más cómodo. Pero es descuidar una responsabilidad, porque no te los dio para ti sino para enriquecer a la comunidad, a la parroquia, etc., a la que tú perteneces.

San Pablo nos habla de algunos de estos carismas: hablar con sabiduría, con inteligencia, el don de la fe, de hacer milagros, de curar o hablar lenguas.

Lo importante es que todos estos dones los otorga el mismo Espíritu «como a Él le parece».

Los dones o carismas son muchos más que estos que enumera el apóstol y tú debes descubrirlos para ayudar a los hermanos que te necesitan.

  • Evangelio

+ «No tienen vino».

+ «Mujer, déjame que todavía no ha llegado mi hora».

Pero la conclusión es ésta:

¡Seiscientos litros de vino generoso! ¡Así ha sido Jesús siempre! ¡Cientos de panes y abundante vino!

¿El secreto dónde está?

Nos lo dio su Madre y Madre nuestra:

«Hagan lo que Jesús les diga».

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

8 de enero de 2022

LA EPIFANÍA DEL BAUTISMO

 


En este domingo la liturgia nos habla de la segunda epifanía de Jesús, es decir, el bautismo.

Si fue importante el meditar la revelación del Verbo encarnado a los Magos, hoy es más importante todavía la revelación de la Santísima Trinidad en su  mayor misterio.

Un Dios y tres Personas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

  • Isaías

El capítulo que hoy leemos da comienzo al segundo gran profeta con el nombre de Isaías, que es uno de los tres grandes profetas autores del libro que lleva este título de Isaías.

Este autor escribe durante el destierro. Consuela y canta y trata del siervo del Señor, que representa al pueblo de Israel, y que los Padres lo aplicaron al Mesías, a Jesús, por la fuerza y la semejanza con el evangelio de la pasión y muerte de Cristo.

De ahí que esta parte se llama el Libro de la Consolación.

En realidad, desde el comienzo dice así:

«Consolad, consolad a mi pueblo». Lo hace con unas palabras que realmente tocan la conciencia de los desterrados a quienes escribe el profeta: «Hablad al corazón de Jerusalén».

Las dos ideas fundamentales del párrafo de hoy son: «el Señor librará a Israel de sus pecados, se ha cumplido su servicio y está pagado su pecado».

En segundo lugar se presenta al Señor con gran poder:

«Aquí está vuestro Dios. Viene con el salario y su recompensa lo precede».

Posiblemente este es el motivo para que la liturgia nos traiga, el día del bautismo de Jesús, este párrafo.

El Señor que viene a consolar a Israel lo hace como el pastor que cuida todo su rebaño.

  • Salmo 103

Nos habla de la admiración del salmista que hace brotar en él una serie hermosa de alabanzas y agradecimientos que nos ayudarán a hacer nuestra oración:

«Bendice, alma mía, al Señor. Dios mío qué grande eres…

Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría. La tierra está llena de tus criaturas».

  • Tito

El apóstol San Pablo invita a Tito para que en su predicación prepare a los fieles enseñándoles que renunciando a toda impiedad «llevemos ya desde ahora una vida sobria, justa y piadosa, aguardando la dicha que esperamos y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo».

Evidentemente, lo que pretende la liturgia al presentarnos esta lectura es que vivamos preparados porque el Señor se manifestará.

Algo así como lo hace hoy revelándonos el misterio de la grandeza de la Santísima Trinidad.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda las palabras de Juan que nos dice la diferencia entre su bautismo (de agua) y el de Jesús que «los bautizará con Espíritu Santo y fuego».

  • Evangelio

Corresponde a nuestro compañero del ciclo C, San Lucas. El evangelista nos cuenta  que cuando el pueblo acudía a Juan para bautizarse, Jesús se mezcló entre la gente y,  en el momento en que estaba orando el Señor, «se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre Él con apariencia corporal semejante a una paloma y vino una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco”».

Aquí se manifestó la Santísima Trinidad por primera vez: la voz que es del Padre, la paloma que es un símbolo del Espíritu Santo y el Hijo que está orando en el Jordán después de bautizarse.

Esta es la gran epifanía que hoy recordamos ya que nos manifiesta el misterio más grande del cristianismo que es la Santísima Trinidad.

Adoremos con gratitud este sublime misterio y que en nuestra vida sea siempre la más importante de todas nuestras devociones.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

2 de enero de 2022

LA DIVINA MATERNIDAD DE MARÍA

En este día de la Divina Maternidad de María, les invito a leer y meditar este importantísimo texto del Catecismo Católico (466) donde nos explica esta verdad de fe:

«María es Madre de Dios», cuya fiesta hoy celebramos:

«La herejía nestoriana veía en Cristo una persona humana junto a la persona divina del Hijo de Dios. Frente a ella san Cirilo de Alejandría y el tercer Concilio Ecuménico reunido en Efeso, en el año 431, confesaron que "el Verbo, al unirse en su persona a una carne animada por un alma racional, se hizo hombre" (Concilio de Efeso: DS, 250). La humanidad de Cristo no tiene más sujeto que la persona divina del Hijo de Dios que la ha asumido y hecho suya desde su concepción. Por eso el concilio de Efeso proclamó en el año 431 que María llegó a ser con toda verdad Madre de Dios mediante la concepción humana del Hijo de Dios en su seno: "Madre de Dios, no porque el Verbo de Dios haya tomado de ella su naturaleza divina, sino porque es de ella, de quien tiene el cuerpo sagrado dotado de un alma racional [...] unido a la persona del Verbo, de quien se dice que el Verbo nació según la carne” (DS 251)».

  •  Números

Hoy leemos la bendición que Moisés transmitió, de parte de Dios a Aarón y a sus hijos, para que bendijeran a los israelitas:

«El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor.

El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz».

Será bueno meditar la profundidad de «Dios ilumine su rostro sobre ti», que viene a significar la sonrisa de Dios que se complace mirando a su criatura.

Pensemos que esa paz que Dios ofrece viene a ser como una armonía y gozo interior que brota de la unión con Dios y de cumplir su voluntad, como lo hicieron sobre todo Jesús mismo y María Santísima.

  • Salmo 66

Le pedimos al Señor, precisamente, que tenga a bien bendecirnos iluminando su rostro sobre nosotros, como nos ha dicho la preciosa bendición del Señor que prácticamente, san Francisco de Asís hizo suya.

El salmo sigue alabando y bendiciendo al Señor pidiéndole sobre todo su bendición.

  • Gálatas

Hoy San Pablo nos recuerda la encarnación del Verbo en su carta a los fieles de Galacia, y nos advierte que Dios envió a su Hijo nacido de mujer porque quería tomar la naturaleza humana tal como es para todos los seres humanos.

A continuación, nos invita el apóstol a recordar que hemos recibido también el Espíritu Santo con el cual podemos llamar Papá a Dios, como Jesús mismo lo llamó y podemos añadir que nos permitió llamar mamá a María cuando bajo la cruz de Cristo oyó a su Hijo invitándola a que acogiera a Juan, y en él a toda la Iglesia, como hijos suyos.

  • Verso aleluyático

El autor de esta carta que nos habla preciosamente del sacerdocio de Cristo, nos explica cómo «en distintas ocasiones habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas».

Y ahora, cuando llegó Jesucristo al mundo, «en esta etapa final nos ha hablado por el Hijo».

Este Hijo que nos dio a luz la Virgen María, «Madre del verdadero Dios por quien se vive», como le dijo la Virgen de Guadalupe a Juan Diego.

  • Evangelio

El evangelio nos recuerda, en este día, el hermoso momento en que «los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José y al Niño acostado en el pesebre».

Todos, sin duda, comenzando por María y José, se admiraron de lo que les contaron los pastores.

Nosotros deberíamos imitar a la Virgen Santísima, la Madre del pequeño Jesús, que «guardaba todas estas cosas meditándolas en su corazón».

Finalmente, los pastores se fueron felices anunciando a todos la buena noticia, el evangelio: «Nos ha nacido el Salvador».

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo