31 de octubre de 2020

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

 La liturgia nos recuerda en estos días los tres estados en que permanece la Iglesia de
Jesús: la
Iglesia militante, que somos nosotros, que luchamos en el mundo para superar las dificultades y somos precisamente los que recordamos el día 1 de noviembre a la Iglesia triunfante, es decir, a todos los que ya están gozando de la presencia de Jesucristo en la gloria. No solo los canonizados sino tantas personas buenas y sencillas que amaron a Dios sobre todas las cosas y supieron compartir sus bienes con el prójimo.

El día 2 la Iglesia militante también hará una oración especial por la Iglesia purgante que está esperando purificarse plenamente para entrar en la gloria.

No olvidemos que no se trata de tres iglesias sino de la única Iglesia de Jesús en tres estados distintos.

  • Apocalipsis

Nos refiere bajo distintas imágenes quiénes son los que ya están gozando de Dios en la gloria.

Nos fijamos en tres grupos especiales:

En primer lugar nos habla de las ciento cuarenta y cuatro mil personas que son el resultado de multiplicar las doce tribus de Israel por los doce apóstoles y añadir mil, que se refiere a los cristianos que son los herederos del Antiguo Testamento.

En segundo lugar nos presenta a una multitud incontable que procede de toda tribu, raza, nación y lengua.

Lo más hermoso es la presentación que hace de los mártires y, saltándose la lógica, nos los presenta con vestiduras blancas lavadas en la sangre del Cordero.

El resumen de todo esto es que se trata de un número incontable de personas que están gozando en la Iglesia triunfante.

Es muy bello sentirse Iglesia pensando que para todos nosotros la misma Cabeza es Cristo y su alma el Espíritu Santo.

  • Salmo 23

Nos habla de la vida especial que debe llevar quien sigue al Señor:

Manos inocentes, corazón puro, no fiarse de los ídolos que por todas partes quieren ganarse nuestro corazón, sobre todo en estos tiempos difíciles.

Quienes viven así caminan juntos, como grupo, que busca al Señor y va a la presencia de Dios.

  • San Juan

Comienza dándonos una gran alegría al decirnos cuánto amor nos tiene Dios que nos llama hijos suyos y, confirma el apóstol, que en realidad “¡lo somos!”.

Y hablándonos del futuro de nuestra propia vida nos enseña:

“Sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él porque lo veremos tal cual es”.

Evidentemente que todo esto debe ser un motivo muy especial para que practiquemos la virtud de la esperanza.

  • Verso aleluyático

Jesús, lleno de su misericordia infinita nos invita a acercarnos a Él:

“Venid a mí los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré”.

Muy buena es esta invitación para que siempre, y sobre todo en estos momentos difíciles de la pandemia, nos acerquemos a Jesús con gran confianza buscando protección y alivio.

  • Evangelio

San Mateo, ya casi al final del ciclo A en que nos ha acompañado, nos presenta uno de los momentos importantes de la proclamación evangélica que hace Jesús, cuando “subiendo al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos y, abriendo la boca les enseñaba diciendo”.

Sabemos que en este actuar, Jesucristo toma una postura similar a la de Moisés, para proclamar el mensaje divino a su pueblo.

A continuación en el famoso sermón de la montaña nos presenta las bienaventuranzas, antes de comentar las leyes del Sinaí, actualizadas con su autoridad.

Les invito a meditar cada una de estas ocho bienaventuranzas en las que Jesús nos manifiesta cómo la salvación la vamos a encontrar actuando muchas veces de una manera contraria a lo que nuestra naturaleza desearía para ser felices.

Y así nos dirá que la felicidad consiste en desprendernos (“bienaventurados los pobres de espíritu”), en la pureza de corazón, en el trabajo por la paz, a pesar de las dificultades, y nos dirá también que las persecuciones, los insultos y hasta la misma muerte, si se soportan por Él, nos traen la verdadera alegría que será eterna.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

24 de octubre de 2020

PRIMERO DIOS

 En medio de la confusión que vivimos, es preciso tener bien claro el Evangelio y el Catecismo de la Iglesia Católica.

Son los dos faros que Dios nos ha dado, precisamente para estos momentos, a los católicos de hoy.

Seamos fieles a Dios en Cristo Jesús.

No olvidemos nunca que el primero en todo es Jesucristo porque es Dios y de su amor y de la fidelidad a Él, como enseña el Evangelio de hoy, brotará el servicio generoso al prójimo y no al revés.

Como suelen repetir los mejicanos: “¡Primero Dios!.

  • Éxodo

Nos habla de los derechos humanos de los más pobres y en concreto de los migrantes, las viudas y los huérfanos que no tenían derecho ninguno a la herencia. Por eso Dios mismo se compromete a defenderlos.

En este sentido el Éxodo resalta en concreto:

No vejar a los migrantes, no explotar a las viudas y a los huérfanos, no prestar el dinero con usura y no tomar como prenda lo que el pobre necesita para vivir. En concreto señala el manto que utiliza para cubrirse y dormir sobre él, diciendo:

“Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde si no se va a acostar?”.

Dios mismo se presenta como su valedor:

“Si grita a mí, yo lo escucharé porque soy compasivo”.

  • Salmo 17

Es un himno de grandes alabanzas a Dios al que da una hermosa serie de títulos, que nos pueden servir también a nosotros para nuestra oración:

“Mi fortaleza, mi roca, mi alcázar, mi libertador… Peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte”.

Y además, el salmista, lleno de entusiasmo, grita:

“Viva el Señor, bendita sea mi roca, sea ensalzado mi Dios y Salvador”.

El salmo es una bellísima oración que glorifica a Dios por la victoria que ha dado al rey, a quien llama su ungido.

  • San Pablo

Felicita a los tesalonicenses por acoger la Palabra de Dios, a pesar de las dificultades que tuvieron que superar, y además haberlo hecho con alegría.

Ellos son un modelo para todos los creyentes porque, al dejar los ídolos para seguir al Dios vivo y verdadero, se mantuvieron fuertes en la fe.

Es mucho lo que tenemos que aprender también hoy en medio de las dificultades que nos presenta la sociedad para ser fieles con alegría.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda unas palabras muy importantes para vivir en la fe y que fueron dichas por Jesús en la última cena a sus discípulos. Se refieren a acoger la Palabra de Dios solamente por amor:

“El que me ama guardará mi Palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él”.

Nada más maravilloso que pensar que Dios viene a habitar dentro de nosotros si acogemos la Palabra que es Cristo mismo.

  •  Evangelio

Quieren poner a prueba a Jesús y le envían un grupo de fariseos y saduceos que le pregunta:

“¿Cuál es el principal mandamiento de la ley?”

Jesús aprovecha la oportunidad para decirles claramente que el principal mandamiento es amar a Dios y después viene el segundo que es semejante al primero, amar al  prójimo.

Aprovechemos este domingo para examinar si nuestro amor a Dios es auténtico y si lo queremos con todo el corazón, con toda el alma y con todo nuestro ser; es decir, con todo lo que somos y tenemos.

Que siempre en la vida lo primero sea el amor a Dios y de él brote todo lo que hacemos, pensamos y queremos.

 José Ignacio Alemany Grau, obispo

17 de octubre de 2020

DIOS ES EL SEÑOR DE LA HISTORIA


 Posiblemente una de las enseñanzas de este domingo sea que hay que respetar a las autoridades. Incluso aceptar que, si ellas se dejan guiar por la recta conciencia, Dios las puede utilizar como instrumento para hacer el bien al pueblo a ellos confiado.

  •  Isaías

Purificado el pueblo de Dios por el destierro y pasado el tiempo profetizado por Jeremías, el Señor escoge al rey de Persia para que libere a Israel.

¿Quién es ese Ciro a quien Dios llama su “ungido” y le da tantas alabanzas?

Dos párrafos especiales tenemos para conocerlo:

La primera cita bíblica es del segundo libro de Crónicas en el último capítulo, párrafo último:

“En el año primero de Ciro, rey de Persia, para cumplir lo que había dicho Dios por medio de Jeremías, el Señor movió a Ciro, rey de Persia, a promulgar de palabra y por escrito en todo su reino…”

A continuación el rey da este decreto que libera a todos los judíos que quieran regresar a Jerusalén:

“Así dice Ciro, rey de Persia: el Señor Dios del cielo me ha entregado todos los reinos de la tierra. Él me ha encargado construirle un templo en Jerusalén de Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a ese pueblo puede volver. ¡Que el Señor su Dios esté con él!”

Por otro lado en el párrafo de Isaías de hoy vemos que Dios lo escoge “aunque no me conoces” y le pone “el cinturón con que se ceñían los reyes”.

Así un rey pagano hace una ofrenda al Dios de Israel, dando la libertad a los judíos y también el dinero para reconstruir su ciudad y su templo.

En este acontecimiento podemos descubrir cómo Dios es el Señor de la historia por encima de las acciones de los seres humanos.

  • Salmo 95

Nos recuerda la misma verdad que meditamos en las lecturas de hoy:

“El Señor es rey, Él gobierna a los pueblos rectamente”.

Todo el salmo nos invita a “aclamar la gloria y el poder del Señor”.

  • San Pablo

La carta a los Tesalonicenses es el primer escrito de todo el Nuevo Testamento y fue escrita por Pablo el año 50 desde Corinto.

Hoy la liturgia recoge la introducción de la carta en la que el apóstol felicita a los cristianos por la acogida que han dado al Señor:

“Por la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza en Jesucristo”.

  • Verso aleluyático

Jesús enseñó que el cristiano tiene que ser “luz del mundo” como Él y la liturgia nos lo confirma con estas palabras de San Pablo a los filipenses:

“Brilláis como lumbreras del mundo, mostrando una razón para vivir”.

Pidamos a Dios que nuestra vida responda a esta hermosa realidad y con nuestra fe iluminemos el camino de todos.

  • Evangelio

De una manera hipócrita los fariseos y algunos herodianos se presentan a Jesús para hacerle una pregunta capciosa y por cierto muy peligrosa en aquel momento político en el que Israel tiene que pagar tributo a Roma.

Ya sabemos la respuesta de Jesús en la que deja claro que lo primero de todo es Dios y hay que cumplir lo que Él nos pide y que, en segundo lugar, viene el emperador y hay que cumplir con él.

Jesús no habla de los derechos de éste ni entra en mayores detalles.

Sí nos ayudará a comprender la hipocresía que tenían estos fariseos que procuraban acumular todas las monedas que podían sin importarles que tuvieran la efigie del César.

Guardemos bien la lección:

Hay que cumplir en primer lugar la ley de Dios y después aplicar las leyes humanas, con tal que no sean contrarias a la ley divina. Algo muy importante a tener en cuenta cuando las leyes de los gobiernos van directamente en contra de los mandamientos de Dios.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

10 de octubre de 2020

¿BANQUETES EN EL CIELO?


Entre los hombres la amistad se manifiesta y crece con las comidas de intimidad y cariño. Por eso fomentamos nuestros encuentros comiendo y bebiendo con alegría.

En el cielo no habrá comidas ni banquetes al estilo de aquí pero habrá algo mejor que nos hará felices para siempre.

Sin embargo de estos banquetes aprovechan las lecturas del día de hoy para trascender a la alegría que tendremos para siempre.

  • Isaías

Dios prepara en el monte Sión “un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera”.

Con esa fiesta se acabarán las lágrimas y el temor a la muerte y el gozo será definitivo y todos diremos felices:

“Aquí está nuestro Dios de quien esperábamos que nos salvara… celebremos y gocemos con su salvación. La mano del Señor se posará sobre este monte”.

  •  Salmo 22

Este salmo es bien conocido y querido por el pueblo de Dios que repite gozoso:

“El Señor es mi pastor nada me falta”.

Entre los cuidados del buen pastor se nos habla también del tema de hoy, es decir, del gozo que da el saber que el Señor nos prepara “una mesa ante mí enfrente de mis enemigos… y mi copa rebosa”.

Otra vez nos invita a meditar en que la promesa del Reino se hace bajo la comparación de un convite.

  • San Pablo

Hoy leemos el final de su Carta a los filipenses. En ella Pablo nos da a conocer cómo él ha vivido siempre con la fortaleza que le ha dado Dios (“todo lo puedo en aquel que me conforta”).

Por eso ha superado la pobreza y la abundancia y nos invita a confiar en el Señor que “proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su espléndida riqueza en Cristo Jesús”.

  • Verso aleluyático

Con una hermosa expresión San Pablo nos invita a confiar en el Señor:

“Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de nuestro corazón”.

Podemos entender que la mente de cada uno viene a ser la luz que nos dio el Creador para que el corazón no se engañe al escoger.

  • Evangelio

Una vez más Jesús dirige la parábola de hoy a los sacerdotes y ancianos de Israel, buscando en ellos la posibilidad de convertirse y entrar en el Reino que Dios les ofrece en Cristo Jesús.

Lo hace también con la comparación de un festín similar al que cuenta Isaías, el banquete en el monte Sión:

“Dios llama a los escogidos” (pueblo de Israel) pero desprecian su llamada. Entonces convoca a pobres, enfermos… es decir, a los pueblos gentiles, sin distinción de razas o economías.

Todos están invitados a entrar en el Reino de Dios.

De todas maneras hay que poner atención en el detalle de un hombre que se metió en el festín sin el vestido de fiesta.

Por este motivo no es aceptado en el Reino y echado fuera del banquete.

Nosotros podemos entender este vestido de fiesta como el bautismo que nos hace hijos adoptivos de Dios y aptos para entrar en el convite del Reino de los cielos.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

3 de octubre de 2020

LA PARÁBOLA DE LA VIÑA

LA PARÁBOLA DE LA VIÑA

Hoy la liturgia nos habla de la vid.

En realidad la vid era la planta símbolo nacional de Israel.

También fue la imagen de la paz y la prosperidad para su nación.

Sabemos que Jesús en una de las definiciones que dio de sí mismo se comparó con ella:

“Yo soy la vid”.

Jesús habló en diversas parábolas de esta misma planta entre las cuales está la parábola del evangelio de hoy.

Jesús también comparó a los discípulos unidos a Él como las ramas unidas a la vid.

  • Isaías

El texto del profeta que hoy recordamos es el canto a la viña de su amigo:

“Voy a cantar a mi amigo el canto de mi amado por su viña: mi amigo tenía una viña en un fértil collado…”

Es impresionante cómo Isaías prácticamente nos adelanta la parábola que un día dirá Jesús a sus apóstoles en el cenáculo y también las distintas parábolas que sobre este tema trató en su evangelio.

  • Salmo 79

Se trata de una presentación de Israel como la viña plantada por el Señor. Por haber sido infiel, Dios la abandonó y permitió que la arrasaran sus enemigos.

Ahora Israel se vuelve a Dios y le pide que no la abandone:

“Ven a visitar tu viña la cepa que tu diestra plantó y que tú hiciste vigorosa… no nos alejaremos de ti”.

Hoy también nosotros pidamos al Señor que visite a su Iglesia, tantas veces maltratada por los enemigos de Dios y de una manera especial en estos días.

  •  San Pablo

Al final de su carta a los amigos filipenses les da unos consejos prácticos para que permanezcan en la fidelidad.

Esto es precisamente lo que la liturgia nos pide a todos:

Que revivamos la fidelidad en este pueblo de Dios que siempre ha sido infiel, se ha levantado, ha vuelto a caer y ha pedido perdón.

Estas son algunas de las prácticas que pide Pablo:

+ La alegría como signo exterior de la fidelidad y la paz del corazón. Que todos puedan percibir que tener cerca a Dios da la mayor felicidad.

+ Que teniendo a Dios no debe preocuparnos nada, sino que lo invoquemos continuamente y vivamos en la paz.

+ Que nuestro espíritu esté abierto a todo lo “que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable…” y que pongamos en práctica todas las enseñanzas de Dios.

  • Verso aleluyático

Jesús recuerda que es Él quien nos ha invitado a nosotros para entrar en su viña y dar fruto abundante con Él:

“Yo os he elegido del mundo para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto dure”.

  • Evangelio

Es importante que nos fijemos en los destinatarios de la parábola de hoy.

Son precisamente “los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo”, es decir, los que conocían muy bien el significado de la viña en la tradición judía y quienes eran los trabajadores infieles.

Por eso mismo la conclusión que saca Jesús la pudieron entender perfectamente:

“Por eso os digo que se os quitará a vosotros el Reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos”.

Meditemos la parábola cada uno de nosotros, teniendo en cuenta que el dueño de la viña es el Padre Dios, los enviados a recoger el fruto son los profetas, los obreros malvados que maltrataron y asesinaron a los profetas representan al pueblo de Israel;  y el Hijo es precisamente Jesucristo a quien los sacerdotes estaban buscando cómo eliminar.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo