26 de diciembre de 2020

DOMINGO DE LA SAGRADA FAMILIA



Piensa que donde dice “Sagrada Familia” será bueno que tú pongas la tuya y que la maravillosa familia de Nazaret sea ejemplo para ti y los tuyos.

No hay duda que este año, debido a la pandemia, en todo compartimos una purificación.

El compartir tanto tiempo, solos y encerrados en un espacio más o menos grande ha traído consigo más cariño, más peleas, más perdones, etc.

Dios quiera que la conclusión haya sido una fidelidad y un compromiso mayores para el futuro. Por eso invito hoy a los matrimonios a que renueven en su casita, y ojalá ante sus padres e hijos con quienes comparten este tiempo difícil, la fórmula del sacramento, primero uno y después el otro:

“Yo N…, te quiero a ti N…, como esposa (o) y me entrego a ti y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida”.

Veamos algunas lecciones de la liturgia de hoy.

  • Génesis

Nos muestra a Abraham que ha salido de su tierra con su esposa, esperando ser una numerosa familia, a pesar de que ella era estéril… pero Dios se lo prometió y será el Señor quien vea la forma de hacerlo realidad.

La fe de Abraham obtendrá la misericordia de Dios que le repetirá a él:

“Te heredará uno salido de tus entrañas”.

Poco tiempo después Sara tuvo un hijo, Isaac, a través del cual se multiplicaron las generaciones después de Abraham.

  • Salmo responsorial 104

Uno de los distintivos de Dios ha sido siempre la fidelidad a su alianza:

“Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada por mil generaciones, de la alianza sellada con Abraham, el juramento hecho a Isaac”.

  • Carta a los Hebreos

Esta carta nos recuerda la alianza y fidelidad que hubo entre Abraham y Dios y también entre Sara y Dios, un matrimonio fiel que nos enseña a todos a vivir una fe dura y sacrificada, que ha permitido que llamemos a Abraham nuestro padre en la fe.

La fidelidad heroica de Abraham a la alianza con Dios le llevó a sacrificar a su hijo hasta el último momento, cuando el ángel del Señor detuvo la mano que pretendía acabar con su vida, porque Abraham “creyó que Dios tiene poder hasta para resucitar muertos”.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda cómo Dios, durante todo el Antiguo Testamento, fue enseñando a su pueblo a través de los distintos profetas que enviaba.

Pero ahora, cuando ha llegado la plenitud de los tiempos, escuchamos a Jesucristo y en Él creemos, porque el mismo Padre nos dijo en el monte Tabor: “¡Escúchenolo!”

“Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo”.

  • Evangelio

San Lucas nos presenta hoy una escena que sin duda, para todas las familias de Israel, era gran motivo de alegría:

José y María llegan al templo para ofrecer su Hijo a Dios.

Maravilloso misterio en el que Dios se ofrece a Dios.

Por una parte resalta el evangelista la fidelidad de los esposos a la ley del Señor en el Antiguo Testamento.

De otro lado, nos encontramos con escenas preciosas y al mismo tiempo dolorosas:

José y María llevan en brazos a la “Luz del mundo”, lo que a veces llamamos “la procesión de las candelas”.

En aquel momento aparece el santo anciano Simeón, que se regocija porque el Espíritu Santo le ha revelado que aquel niño, en su sencillez y humildad, es el Mesías prometido.

También la profetiza Ana, mujer de mucha oración, reconoce en el pequeño al Mesías esperado. Sin embargo no faltan las promesas del dolor y la cruz redentora:

“Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como un signo de contradicción – y a ti misma una espada te traspasará el alma”.

Este es el maravilloso modelo de familia que nos presenta hoy la Iglesia para que entendamos cómo el matrimonio cristiano está entrelazado de alegría y sufrimientos, dolores y gozos; todo lo cual lleva por la fidelidad a la fecundidad y al amor profundo.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

19 de diciembre de 2020

ALÉGRATE, LLENA DE GRACIA

El día 17 de diciembre la liturgia entra en una última parte del Adviento que consiste en conducirnos directamente, día a día, hacia el nacimiento de Jesucristo.

Durante estos días, en este tiempo, cada día se llama “feria privilegiada”, es decir, que no permite celebrar a otros santos. La lectura del evangelio nos irá llevando de la mano a la Navidad.


En este domingo San Lucas nos llevará a Nazaret para encontrarnos con el sublime diálogo entre el arcángel Gabriel y santa María Virgen.

  • Libro de Samuel

Nos advierte el autor sagrado que “cuando el rey David se estableció en su palacio y el Señor le dio la paz”, llamó al profeta Natán para pedirle consejo sobre la construcción de un templo, puesto que Israel había pasado de ser un pueblo nómada, a una nación estable.

La verdad es que mientras David piensa construir una casa para Dios, Dios le pide que deje esa construcción que más adelante llevará a cabo su hijo, pero le promete una casa real más estable para él y sus descendientes hasta que llegue el Mesías.

Mirándolo de esta manera vemos cómo el Señor siempre va más lejos de lo que podemos pedir o imaginar.

  • Salmo responsorial

Es un canto a la misericordia de Dios que nos habla del pacto entre David y el Señor y que la Iglesia amplía pensando en la salvación que Dios regala a la humanidad entera:

“Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré su fidelidad por todas las edades”.

  • San Pablo

La lectura de hoy recoge las últimas palabras de la carta de San Pablo a los Romanos, donde habla del secreto de Dios oculto “durante siglos eternos y manifestado ahora”.

Ese secreto de algo que Dios prometió y nadie sabía cuándo iba a suceder, es la salvación que Dios ofrece a toda la humanidad por medio de Jesucristo.

Podemos decir que es la Navidad la que descubre este secreto, dándonos a conocer la presencia de Dios en Cristo, nacido como hombre en el seno de una virgen por obra del Espíritu Santo.

Esto es lo que vamos a celebrar en estos días.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda la disponibilidad de la Virgen, de la que todos nosotros debemos aprender, si queremos santificarnos. Como ella respondamos a Dios con sencillez:

“Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

  • Evangelio

Se trata de una de las páginas más bellas que nos presenta el evangelista San Lucas.

Entre esta presentación y la de Juan, que meditamos en este tiempo, encontramos una gran diferencia. Primero, porque el Hijo de María será Dios y hombre verdadero. Y Juan únicamente su precursor y anunciador.

Por otra parte, también aparece clara la diferencia de la fe de María que da su sí a Dios generosamente y la respuesta desconfiada de Zacarías.

Los invito ahora a profundizar en el diálogo entre Gabriel y Santa María y encontrarán ciertamente maravillas. Por mi parte les propongo estos puntos:

+ “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Esto sin duda nos recuerda todo el mensaje que nos trajo el domingo de gaudete de la semana pasada.

Y es que uno de los signos de la presencia de Dios en nosotros es la alegría profunda, que podemos llamar el gozo del Espíritu Santo.

+ “No temas, María porque has encontrado gracia ante Dios”. Todos nuestros temores deberían desaparecer si verdaderamente estamos abiertos a Dios y tenemos su gracia en el alma.

+ “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. La disponibilidad plena de la criatura ante el Creador o lo que es lo mismo, hacer la voluntad de Dios como repetimos en el padrenuestro, es la esencia de la santidad.

+ Finalmente el ángel le advierte a María que su prima Isabel, ya anciana, va a tener un hijo, invitándola así a recibir a Jesucristo haciendo un gran acto de caridad.

Alegrémonos y pidamos al Espíritu Santo que nos prepare a la Navidad que se acerca.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

12 de diciembre de 2020

LA ALEGRÍA EN EL ESPÍRITU

Tradicionalmente se llama a este domingo “de gaudete” porque la liturgia nos cita esa palabra de San Pablo que significa alégrense, como lo veremos al hablar del apóstol. Pero lo importante es que entendamos que se trata no de la alegría superficial sino de una alegría profunda como la de Jesús, haciendo su oración al Padre, según lo presenta San Lucas; o como la alegría profunda de Juan Bautista, el humilde, que sentía la alegría plena al saber que ya había llegado el Mesías.

En este año de la pandemia aprovechemos para profundizar en el ambiente de alegría que requiere la fiesta de la encarnación del Verbo que ha venido a habitar entre nosotros.

  • Isaías

El párrafo de hoy es muy conocido por todos y lo encontramos en distintos momentos en palabras y actitudes de Jesús mismo. Por ejemplo, cuando llega a la sinagoga de Nazaret, toma el rollo de la Escritura y lee este párrafo del profeta:

“El Espíritu del Señor está sobre mí porque me ha ungido…”

En aquel momento Jesús se lo aplica a sí mismo diciendo, “hoy se cumple esta Escritura”.

Por otra parte, cuando Juan envía a dos discípulos para preguntarle si Él es el Salvador o había que esperar a otro, Jesús les contesta con los hechos que vieron aquellos mensajeros y que responden también a las profecías de milagros de todas clases y evangelización a los pobres, de que habló el mismo Isaías.

No hay duda de que la situación que nos llama la atención hoy se halla en estas palabras:

“Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios”.

Esta es la alegría de la liturgia que compara el gozo del profeta con un encuentro entre novios que se adornan para mostrar su cariño; o con el brotar de las flores en el jardín o la alegría de los pueblos al sentir la justicia que hace el Mesías.

  • Como salmo

La liturgia nos recuerda el Magnificat para que pensemos en la alegría de la Virgen María, que exclamó gozosa ante el Señor:

“Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador”.

  • San Pablo

El apóstol se dirige a los Tesalonicenses con estas palabras:


“Estad siempre alegres” y para ello pide la constancia en la oración y la acción de gracias “en toda ocasión”.

Muy importante es también entender que es el Espíritu Santo el que produce la alegría profunda del corazón y por eso nos dice el apóstol que “no apaguemos el Espíritu”.

Como respaldo de esta presencia y ayuda continua de Dios, San Pablo nos invita a la confianza porque, “el que os ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas”.

  • Verso aleluyático

Resalta una vez más que la presencia del Espíritu en nuestra alma es la que nos asegura la felicidad del que anuncia el Evangelio, buscando de manera especial a los pobres:

“El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres”.

  • Evangelio

Es un bello párrafo que nos narra San Juan presentando al Bautista.

En dos cosas consiste el testimonio del Bautista cuando la gente la gente, curiosa con motivo, le pregunta quién es. Su respuesta es doble:

Una negativa y muy clara: “Yo no soy el Mesías, ni Elías, ni un profeta”.

La humildad aparece siempre que el Bautista habla de sí mismo.

La segunda respuesta aclara por quién se tiene él a sí mismo:

“Yo soy la voz que grita en el desierto”.

Sabemos que no hay nada más insignificante que la voz que anuncia, con unos simples sonidos, que se pierden en el espacio...

Con esto queda clara su misión cuando predica preparando la llegada del Mesías:

“Yo bautizo con agua… el que viene detrás de mí, al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia…”

Quitar el calzado y lavar los pies era propio de los esclavos, con esto el profeta da a entender que no merece ni ser esclavo del Mesías que viene.

Si ahondamos en las palabras de este santo, nos daremos cuenta de su felicidad y gozo al preparar al pueblo que espera al Mesías que ya viene.


 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

5 de diciembre de 2020

PREPAREN EL CAMINO


A veces pensamos que la humanidad avanzó mucho y somos seres muy privilegiados. Pero cuando leemos, por ejemplo a Isaías, que vivió hace unos 2,800 años,  encontramos que sus palabras resuenan como dichas para hoy y que, como dijo el Qohelet: “No hay nada nuevo bajo el sol”.

Hace un siglo los comunistas mataron miles de mártires, basados en la mentira como siempre, ahora niegan lo que hicieron y hacen algo peor que antes, aprovechándose del avance de la técnica, inventando la memoria democrática.

Aprovechemos la historia que nos quieren negar y sobre todo mantengamos la fe que es el corazón de la historia.

  • Isaías

El profeta nos hace un pedido para hoy:

“Consolad, consolad a mi pueblo, hablad al corazón de Jerusalén”.

Precisamente esto es lo que se nos pide hoy a todos los evangelizadores, que como anunciadores de su Palabra, hablemos al corazón del pueblo que vive entre angustias por las amenazas, enfermedad, por la miseria y el futuro incierto.

Por parte de Dios compartamos su misericordia que nos repite:

“Está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados”, con la sangre de Cristo.

¿Y qué es lo que nos pide además hoy el profeta a todos nosotros?

“Preparadle un camino al Señor… Súbete a un monte elevado heraldo de Sión… alza fuerte la voz: aquí está vuestro Dios. El Señor Dios llega con poder y su brazo manda”.

Finalmente, Isaías termina recordándonos que Dios es el pastor de Israel.

  • Salmo 84

“Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación”.

La misericordia de Dios es Jesucristo, personificación del amor y misericordia del Padre, Él es el Mesías que esperamos en la próxima Navidad.

Confiando en ello, sabemos que “la salvación está cerca”.

También encontramos un pedido de Dios para este tiempo:

“Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos”.

  •  San Pedro

Nos recuerda que el tiempo solo es para el hombre, porque Dios vive en su eternidad, sin tiempo, sin principio y sin fin.

Por eso la entrada del Verbo en el tiempo es un misterio. Un misterio de amor.

San Pedro ante la realidad de que Dios vendrá cuando menos lo esperamos, nos pide:

“Mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con Él, inmaculados e irreprochables”.

  • Verso aleluyático

El optimismo del Adviento nos repite en este versículo:

“Preparad el camino del Señor”, porque el Señor siempre cumple, y “todos verán la salvación de Dios”.

  • Evangelio

La liturgia nos trae hoy el comienzo del evangelio de San Marcos que es el resumen de todas sus enseñanzas:

“Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”.

A continuación nos presenta a Juan el Bautista en el desierto.

Esto explica por qué entre los símbolos de los cuatro evangelistas, a San Marcos se le represente con un león.

Este evangelista, nuestro compañero del ciclo B, cita a Isaías para resumir la enseñanza de Juan Bautista, el precursor:

“Preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos”.

Y concretaba su enseñanza al pueblo, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados.

El Bautista aparece vestido de piel de carnero con una correa de cuero a la cintura y alimentándose se saltamontes y miel silvestre.

En su profunda humildad, decía Juan:

“Detrás de mí viene el que puede más que yo y no merezco agacharme para desatar la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua pero Él bautizará con Espíritu Santo”.

Durante el adviento tendremos ocasión de profundizar cada vez más en el mensaje de este gran misionero, Juan Bautista.


José Ignacio Alemany Grau, obispo

28 de noviembre de 2020

ADVIENTO: SABER ESPERAR

Antes era más fácil que hoy:

“La espera desespera” como nunca.

Sin embargo, la esperanza es una virtud teologal, inseparable de la fe y del amor.

¿Habremos perdido las dos compañeras de la esperanza?

El Adviento nos pone de cara a dos esperas muy largas:

Todo el Antiguo Testamento esperando al Mesías y, por otra parte, la humanidad mirando a la Parusía, segunda venida de Jesús.

Algunos creen que ya viene el fin de los tiempos, porque Dios no puede esperar más… pero somos nosotros los impacientes.

De todas formas el Evangelio de hoy nos trae una respuesta que es “Palabra de Dios”.

Meditemos con fe, creamos y esperemos con amor.

  • Isaías

Es el profeta del Adviento.

Lo encontraremos muchas veces en este tiempo.

Hoy nos recuerda las palabras que repetiremos frecuentemente:

“Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia”.

Todos hemos sido infieles al Señor.

Sin embargo, todos debemos esperar en Él porque “Tú eres nuestro Padre, nosotros la arcilla y tú el Alfarero: somos todos obra de tu mano”.

Que este santo profeta nos ayude a caminar siempre en la esperanza.

  • Salmo 79

Es un grito de esperanza en este Adviento.

Recemos con mucha fe y confianza en el Señor:

“Despierta tu poder y ven a salvarnos”, a salvarnos de la pandemia y de tanta ideología inhumana.

“Ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó y que tu hiciste vigorosa”.

Esa viña que representó a Israel y  hoy referimos a la Iglesia, según la enseñanza de Jesús: “Yo soy la vid y vosotros los sarmientos”.

Por eso le decimos a Jesucristo:

“No nos alejaremos de ti; danos vida para que invoquemos tu nombre”.

“¡Ven, Señor Jesús!”

  • San Pablo

Hermoso mensaje de Pablo a los Corintios que hoy quiere la liturgia que lo hagamos nuestro:

En realidad Dios nos lo ha dado todo “y nos ha llamado a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo, Señor nuestro”.

Tengamos la certeza de que “Dios es fiel”.

Tengamos, pues, presente además que hemos sido “enriquecidos con todo: en el hablar y en el saber… de hecho no carecéis de ningún don”.

  • Verso aleluyático

Nos invita a confiar en el Señor y pedirle:

“Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación”.

Esa salvación que es Jesucristo, el Mesías que viene.

  • Evangelio

Jesucristo, según San Marcos, nuestro compañero para el ciclo litúrgico B, que hoy empezamos, nos dice:

“Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: velad”.

Tengamos claro que Jesús “vino” y se ha ocultado, pero “estará con nosotros hasta el fin del mundo”.

¿Y cuándo será eso?

“Velad entonces pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa… no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos”.

Amigos todos, vivamos en Adviento, porque “el Señor vendrá”.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

21 de noviembre de 2020

JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO


En este domingo no importa tanto el nombre, sino la realidad que celebra la Iglesia.

Se trata de que Jesús sea el Señor y nosotros sus servidores fieles.

Aunque los títulos no son tan importantes, hay que pensar, en primer lugar, en la vivencia de San Pablo, el gran apóstol.

Para él “Jesús es el primero en todo”.

Para nosotros también esto debe ser una realidad, como repetimos en nuestra asociación católica Evangelización Siempre.

De todas maneras, para la liturgia, el título de esta festividad se refiere a su realeza. De hecho Jesús habló muchas veces del Reino y el Antiguo Testamento también ve en el rey un predecesor del Mesías.

No olvidemos, pues, que el título puede cambiar pero que nuestro corazón esté claro:

En este mundo de tinieblas necesitamos seguir a Jesucristo que es “la Luz del mundo”.

  •  Prefacio

Nos presenta, apoyado por el concilio Vaticano II, en qué consiste el reino de Jesucristo y dice que su finalidad es: “consumar el misterio de la redención humana y someter al poder del Padre la creación entera, entregando a su Majestad infinita un reino eterno y universal: el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, al reino de la justicia, el amor y la paz”.

  •  Ezequiel

El profeta nos habla hoy de Dios que se manifiesta como el buen pastor:

“Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro, como sigue el pastor el rastro de su rebaño cuando las ovejas se dispersan… Yo mismo apacentaré mis ovejas…”.

Es esta una de las facetas de Cristo Rey que dijo de sí mismo: “Yo soy el buen pastor”.

  • Salmo responsorial

Se trata del salmo 22 tan conocido.

Pero no lo dejemos de lado por conocerlo, sino más bien procuremos aplicarlo a Jesús, Buen Pastor, y a nosotros mismos como dóciles ovejas que le siguen seguras, de que nada nos faltará.

“El Señor es mi pastor nada me falta, en verdes praderas me hace recostar”.

  • San Pablo

Después de afirmar la resurrección de Cristo y cómo nos ha salvado a todos, dice el apóstol:

“Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies”.

Y al final del parrafito de hoy, añade:

“Cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo había sometido todo. Y así Dios lo será todo para todos”.

De esta manera Jesucristo, como hombre verdadero que es, también se somete al Padre lo cual para nosotros no deja de ser un misterio en el que creemos porque el mismo Hombre Jesús también es Dios verdadero.

  • Verso aleluyático

Refiriéndose a unas palabras de San Marcos, nos enseña que Jesucristo es la personificación del Reino de David:

“Bendito el reino que llega, en nombre del Señor, el de nuestro padre David”.

  • Evangelio

Es nuestro muy citado capítulo 25 de Mateo en el que Jesús mismo se presenta con toda su gloria rodeado de ángeles y sentado en su trono como Rey del mundo entero.

Es Él mismo el que, llamándose Rey, felicitará a los fieles con esas palabras llenas de misericordia y bendición:

“Venid, benditos de mi padre, heredad el reino…”

En cuanto a los malos, “el rey les dirá: apartaos de mí malditos”.

El motivo más importante para esta sentencia, según el mismo Jesucristo, que justifica a unos y condena a otros, es el haber tratado o no con caridad a los hambrientos, enfermos, encarcelados… porque en cada uno de ellos está Jesús:

“Lo que hicisteis a cada uno de estos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”.

Este domingo nos enseña el camino que hemos de seguir para que el día del juicio sea el más alegre de todos los días de nuestra vida:

Si somos fieles, será el triunfo de Jesús y el de cada uno de nosotros.

Terminamos saludando y agradeciendo a San Mateo por habernos acompañado durante el ciclo A, mostrándonos el rostro de Jesús a través de su Evangelio.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

14 de noviembre de 2020

VIVAMOS COMO HIJOS DE LA LUZ

Prácticamente es hoy el último domingo de la secuencia del año litúrgico, ya que el próximo celebraremos la fiesta de Jesucristo Rey del Universo.

Por eso hoy la liturgia nos habla otra vez de estar preparados para el fin de la vida. Todo el año ha sido recorrer, nosotros con Jesús, cómo deben vivir sus discípulos. Ahora, al final, vamos a ver cómo deben terminar para gozar eternamente con Él en la gloria.

  • Proverbios

El autor nos habla de la mujer fuerte, es decir del modelo de mujer a los ojos de Dios y la presenta como luchadora, decidida y emprendedora y también como hacendosa, es decir, la mujer que sabe gobernar una hacienda.

De esta manera la mujer perfecta es la que conduce la familia y la hacienda a la plenitud.

Podríamos decir que se trata de una mujer fuerte que vive según se describe a la sabiduría en distintos textos bíblicos.

  • Salmo 127

Nos presenta al hombre que tuvo la suerte de encontrar la mujer fuerte de la que hablan los Proverbios:

“Tu mujer como parra fecunda en medio de tu casa”. Y el fruto de la unión de ambos, los hijos: “Tus hijos como renuevos de olivo alrededor de tu mesa”.

Ser un esposo bueno y trabajador y con una esposa así “es la bendición del hombre que teme al Señor”.

Esta clase de familia recibe la bendición de Dios y el premio de ver la prosperidad de Jerusalén.

  • San Pablo

En su carta a los tesalonicenses el apóstol comienza este párrafo quitando importancia a lo que es accidental, por ejemplo, el cómo y el cuándo va a suceder y pide vivir siempre en espera vigilante porque “el Señor llegará como un ladrón en la noche”.

Por eso pide Pablo que vivamos siempre en la luz del día para que no pueda sorprendernos el Señor, algo así como sorprende el ladrón que llega en la noche. Para asegurar esto, aclara:

“Todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas”.

La conclusión muy importante para este día:

“No durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados”.

El verdadero discípulo de Cristo, más que temer, se alegra pensando en el día del encuentro con el Señor.

  • Verso aleluyático

Jesús nos pide que demos fruto verdadero y abundante y para ello, una vez más, nos dice:

“Permaneced en mí y yo en vosotros”.

Estar con Jesús asegura nuestra fecundidad y felicidad para siempre.

  • Evangelio

Jesús, en esta parábola que precede al juicio final en el evangelio de Mateo, nos recuerda que todos venimos a este mundo con unos talentos o cualidades y con ellos debemos trabajar para multiplicarlos con nuestro esfuerzo. Así mereceremos ser glorificados por Dios cuando se los entreguemos al final de nuestra vida.

Nuestra alegría será inmensa si Jesucristo nos dice, entonces como en la parábola:

“Muy bien, eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo muy importante: pasa al banquete de tu Señor”.

***

Ahora nos disponemos a empezar otro año litúrgico y recordando junto a Jesús, de la mano de los cuatro evangelistas, el ideal cristiano que es imitar al Maestro, pasada la fiesta de Cristo Rey emprenderemos con San Marcos el ciclo B para seguir aprendiendo y viviendo cada vez con mayor perfección nuestra fe e ir transformándonos en la imagen de Jesucristo para gloria de Dios Padre.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

7 de noviembre de 2020

ESTÉN PREPARADOS


En los tres ciclos la Iglesia nos invita a meditar, hacia el final del año litúrgico, en los misterios del más allá, para que purifiquemos nuestra conducta y vivamos siempre de cara a Dios, buscando una eternidad feliz. Esto mismo sucede con las lecturas del día de hoy.

  • La Sabiduría

La primera pregunta es:

¿Quién es esta sabiduría a la que da tanta importancia la Escritura?

Por una parte sabemos que los santos padres la han aplicado al Logos, es decir a Jesucristo, Sabiduría de Dios.

La liturgia por su parte también ve en alguno de estos párrafos la figura de la Virgen María.

¿Y qué enseña el párrafo de hoy?

Da a entender que la Sabiduría sale al encuentro del sabio. Y el sabio, a su vez, movido por el deseo de encontrarla, sale ansioso a buscarla.

De esta manera, se hace posible y hasta fácil un encuentro entre el hombre sabio y la sabiduría.

  • Salmo responsorial

El salmo 62 nos habla también del hambre de Dios que tiene el salmista.

Es como un desahogo del corazón que tiene necesidad del Creador:

“Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo. Mi alma está sedienta de ti”.

Comparándolo con la tierra reseca, que se agrieta en el calor del verano, dice también:

“Mi carne tiene ansia de ti como tierra reseca, agostada, sin agua”.

Día y noche tenemos la invitación de acordarnos y meditar en nuestro Dios:

“En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti”.

  • San Pablo

En su carta a los tesalonicenses, nos ofrece un motivo muy importante para vivir la esperanza en el Señor:

“Si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo, a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con Él”.

Esa es la profunda esperanza, fruto de la fe, que nos ofrece llevarnos hasta el corazón de Dios.

Y así nos pide el apóstol que nos consolemos con estas maravillosas palabras:

“Estaremos siempre con el Señor”.

  • Verso aleluyático

Se trata del gran aviso para este domingo, ya hacia el final del año litúrgico.

En él encontramos la clave para la reflexión de hoy:

“Estad en vela y preparados, porque a la hora que menos pensáis viene el Hijo del hombre”.

Una de las cosas que el mundo no quiere que pensemos es en las postrimerías, porque puede perderse a los “clientes” que las tomen en serio.

La Iglesia, por el contrario, como conoce bien que estas son una especie de motor que nos ayudará a actuar bien, sí quiere que las pensemos con seriedad y confianza al mismo tiempo. No dejemos de recordarlas:

+ La muerte, cuyo pensamiento nos ayudará a restar importancia a las cosas perecederas que nos ofrecen “el mundo, el demonio y la carne”.

+ El juicio, para que nos preparemos y quedemos bien ante el único Juez verdadero y justo que nos pedirá cuentas de cómo ha sido nuestra vida.

+ El infierno, como un peligro, muy doloroso por cierto, del que hay que huir.

+ La gloria que es el encuentro con Jesús, nuestro amor y nuestro amigo, que nos invita a vivir eternamente con Él, con el Padre y el Espíritu Santo.

Con esto te darás cuenta de que el mundo tiene sus motivos para llenarte de ruidos, vicios y distracciones con toda clase de imágenes y diversiones, para no perderte.

  • Evangelio

Nos presenta la conocida parábola de las diez vírgenes que acompañaban a los novios para celebrar las bodas.

De entre ellas cinco eran prudentes y llevaron repuesto de aceite para las lámparas con las que debían iluminar la fiesta. Las otras cinco no lo llevaron.

Cuando a medianoche oyeron que gritaban: “¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!”,

las primeras entraron, en cambio las otras, como habían ido a buscar el repuesto de aceite, no pudieron ingresar a la celebración.

Cuando llegaron, desesperadas, gritando: “¡Señor, señor, ábrenos!”, el novio, que se había visto defraudado, les dijo:

“Os lo seguro: no os conozco”.

Y Jesús vuelve a sacar la conclusión tan importante para este domingo:

“Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora”.

Buena meditación, amigos, para este domingo treinta y dos del tiempo ordinario.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

31 de octubre de 2020

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

 La liturgia nos recuerda en estos días los tres estados en que permanece la Iglesia de
Jesús: la
Iglesia militante, que somos nosotros, que luchamos en el mundo para superar las dificultades y somos precisamente los que recordamos el día 1 de noviembre a la Iglesia triunfante, es decir, a todos los que ya están gozando de la presencia de Jesucristo en la gloria. No solo los canonizados sino tantas personas buenas y sencillas que amaron a Dios sobre todas las cosas y supieron compartir sus bienes con el prójimo.

El día 2 la Iglesia militante también hará una oración especial por la Iglesia purgante que está esperando purificarse plenamente para entrar en la gloria.

No olvidemos que no se trata de tres iglesias sino de la única Iglesia de Jesús en tres estados distintos.

  • Apocalipsis

Nos refiere bajo distintas imágenes quiénes son los que ya están gozando de Dios en la gloria.

Nos fijamos en tres grupos especiales:

En primer lugar nos habla de las ciento cuarenta y cuatro mil personas que son el resultado de multiplicar las doce tribus de Israel por los doce apóstoles y añadir mil, que se refiere a los cristianos que son los herederos del Antiguo Testamento.

En segundo lugar nos presenta a una multitud incontable que procede de toda tribu, raza, nación y lengua.

Lo más hermoso es la presentación que hace de los mártires y, saltándose la lógica, nos los presenta con vestiduras blancas lavadas en la sangre del Cordero.

El resumen de todo esto es que se trata de un número incontable de personas que están gozando en la Iglesia triunfante.

Es muy bello sentirse Iglesia pensando que para todos nosotros la misma Cabeza es Cristo y su alma el Espíritu Santo.

  • Salmo 23

Nos habla de la vida especial que debe llevar quien sigue al Señor:

Manos inocentes, corazón puro, no fiarse de los ídolos que por todas partes quieren ganarse nuestro corazón, sobre todo en estos tiempos difíciles.

Quienes viven así caminan juntos, como grupo, que busca al Señor y va a la presencia de Dios.

  • San Juan

Comienza dándonos una gran alegría al decirnos cuánto amor nos tiene Dios que nos llama hijos suyos y, confirma el apóstol, que en realidad “¡lo somos!”.

Y hablándonos del futuro de nuestra propia vida nos enseña:

“Sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él porque lo veremos tal cual es”.

Evidentemente que todo esto debe ser un motivo muy especial para que practiquemos la virtud de la esperanza.

  • Verso aleluyático

Jesús, lleno de su misericordia infinita nos invita a acercarnos a Él:

“Venid a mí los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré”.

Muy buena es esta invitación para que siempre, y sobre todo en estos momentos difíciles de la pandemia, nos acerquemos a Jesús con gran confianza buscando protección y alivio.

  • Evangelio

San Mateo, ya casi al final del ciclo A en que nos ha acompañado, nos presenta uno de los momentos importantes de la proclamación evangélica que hace Jesús, cuando “subiendo al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos y, abriendo la boca les enseñaba diciendo”.

Sabemos que en este actuar, Jesucristo toma una postura similar a la de Moisés, para proclamar el mensaje divino a su pueblo.

A continuación en el famoso sermón de la montaña nos presenta las bienaventuranzas, antes de comentar las leyes del Sinaí, actualizadas con su autoridad.

Les invito a meditar cada una de estas ocho bienaventuranzas en las que Jesús nos manifiesta cómo la salvación la vamos a encontrar actuando muchas veces de una manera contraria a lo que nuestra naturaleza desearía para ser felices.

Y así nos dirá que la felicidad consiste en desprendernos (“bienaventurados los pobres de espíritu”), en la pureza de corazón, en el trabajo por la paz, a pesar de las dificultades, y nos dirá también que las persecuciones, los insultos y hasta la misma muerte, si se soportan por Él, nos traen la verdadera alegría que será eterna.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

24 de octubre de 2020

PRIMERO DIOS

 En medio de la confusión que vivimos, es preciso tener bien claro el Evangelio y el Catecismo de la Iglesia Católica.

Son los dos faros que Dios nos ha dado, precisamente para estos momentos, a los católicos de hoy.

Seamos fieles a Dios en Cristo Jesús.

No olvidemos nunca que el primero en todo es Jesucristo porque es Dios y de su amor y de la fidelidad a Él, como enseña el Evangelio de hoy, brotará el servicio generoso al prójimo y no al revés.

Como suelen repetir los mejicanos: “¡Primero Dios!.

  • Éxodo

Nos habla de los derechos humanos de los más pobres y en concreto de los migrantes, las viudas y los huérfanos que no tenían derecho ninguno a la herencia. Por eso Dios mismo se compromete a defenderlos.

En este sentido el Éxodo resalta en concreto:

No vejar a los migrantes, no explotar a las viudas y a los huérfanos, no prestar el dinero con usura y no tomar como prenda lo que el pobre necesita para vivir. En concreto señala el manto que utiliza para cubrirse y dormir sobre él, diciendo:

“Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde si no se va a acostar?”.

Dios mismo se presenta como su valedor:

“Si grita a mí, yo lo escucharé porque soy compasivo”.

  • Salmo 17

Es un himno de grandes alabanzas a Dios al que da una hermosa serie de títulos, que nos pueden servir también a nosotros para nuestra oración:

“Mi fortaleza, mi roca, mi alcázar, mi libertador… Peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte”.

Y además, el salmista, lleno de entusiasmo, grita:

“Viva el Señor, bendita sea mi roca, sea ensalzado mi Dios y Salvador”.

El salmo es una bellísima oración que glorifica a Dios por la victoria que ha dado al rey, a quien llama su ungido.

  • San Pablo

Felicita a los tesalonicenses por acoger la Palabra de Dios, a pesar de las dificultades que tuvieron que superar, y además haberlo hecho con alegría.

Ellos son un modelo para todos los creyentes porque, al dejar los ídolos para seguir al Dios vivo y verdadero, se mantuvieron fuertes en la fe.

Es mucho lo que tenemos que aprender también hoy en medio de las dificultades que nos presenta la sociedad para ser fieles con alegría.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda unas palabras muy importantes para vivir en la fe y que fueron dichas por Jesús en la última cena a sus discípulos. Se refieren a acoger la Palabra de Dios solamente por amor:

“El que me ama guardará mi Palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él”.

Nada más maravilloso que pensar que Dios viene a habitar dentro de nosotros si acogemos la Palabra que es Cristo mismo.

  •  Evangelio

Quieren poner a prueba a Jesús y le envían un grupo de fariseos y saduceos que le pregunta:

“¿Cuál es el principal mandamiento de la ley?”

Jesús aprovecha la oportunidad para decirles claramente que el principal mandamiento es amar a Dios y después viene el segundo que es semejante al primero, amar al  prójimo.

Aprovechemos este domingo para examinar si nuestro amor a Dios es auténtico y si lo queremos con todo el corazón, con toda el alma y con todo nuestro ser; es decir, con todo lo que somos y tenemos.

Que siempre en la vida lo primero sea el amor a Dios y de él brote todo lo que hacemos, pensamos y queremos.

 José Ignacio Alemany Grau, obispo