31 de diciembre de 2022

SANTA MARÍA MADRE DE DIOS


 Hoy de una manera especial tenemos dos versículos que nos invitan a meditar en la Divina Maternidad de la Virgen María: María es la Madre de Dios porque su Hijo es Dios:

+ «Dios envió a su Hijo nacido de una mujer». Está clara la maternidad verdadera de María que llevó en su seno al Hijo del eterno Padre.

+ «María conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón». Es el corazón maternal de María.

Tenemos, pues, claro que María es Madre de Jesús, el hombre Dios, por su cuerpo virginal y por su corazón maternal.

Todos los textos del día tienen un fondo de familia con un corazón: María.

  •  Libro de los Números

Nos refiere cómo se bendecían en Israel unos a otros:

«El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz».

Sin duda que en la casita de Nazaret también resonaba esta bendición.

En las familias cristianas también se oye con frecuencia esta bendición que propagó san Francisco de Asís.

Amigos, bendigámonos unos a otros en el nombre del Señor.

  • Salmo 66

«El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros...».

Este salmo es el eco de la bendición del libro de los Números y nos invita a glorificar a Dios:

«Que canten de alegría las naciones… Que te alaben todos los pueblos».

  • San Pablo

Nos dice que «cuando se cumplió el tiempo», es decir, cuando le pareció oportuno a Dios, entró en la historia de los hombres el Verbo de Dios nacido de una mujer.

Jesús viene por medio de María para que recibamos el ser hermanos suyos e hijos adoptivos de Dios.

El Espíritu Santo es enviado por el Padre para que clame entre los seres humanos, entre todos nosotros, la Palabra más maravillosa que puede repetir la criatura, refiriéndose a Dios: «Abbá, Padre».

Esta filiación trae consigo la alegría de que «ya no eres esclavo sino hijo y si eres hijo también heredero por voluntad de Dios».

En el cielo está tu Padre y te espera en tu casa, como decía Jesús: «En la casa de mi Padre hay sitio para todos».

  • Verso aleluyático

Dios habló siempre, pero en el momento que juzgó oportuno quiso hablarnos por medio de su mismo Hijo, a quien debemos escuchar y seguir su ejemplo de vida:

«En distintas ocasiones habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo».

  • Evangelio

Les invito a meditar estos puntos que con sencillez nos presenta San Lucas en este día de la Maternidad Divina en que nos encontramos con María, José y el niñito acostado en el pesebre. Son la familia maravillosa a la que visitan sobre todo los pastores:

+ Llegan los pastores y encuentran «a María y a José y al Niño acostado en el pesebre…». Descubren el gran tesoro que es la Sagrada Familia que acuna al Salvador.

+ Los pastores comienzan a «evangelizar» contando todas las maravillas que les han dicho de ese Niño.

+ Cuantos están presentes se admiran de lo que decían los pastores.

El Evangelio, proclamado con sencillez, causa admiración siempre.

+ San Lucas hace hincapié en la atención especial que María daba a todo y dice de ella: «María conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón».

¡Guardar y meditar!

Hermoso modelo de cómo debemos también nosotros meditar en la vida y enseñanzas de Jesús.

+ Los pastores regresaron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído: «Todo como les habían dicho» los ángeles.

En la segunda parte del Evangelio, nos refiere San Lucas que a los ocho días llevaron a circuncidar al Niño Jesús que era la forma de ingresar los varones «oficialmente» en el pueblo de Dios.

En ese momento, como era costumbre, «le pusieron por nombre Jesús».

Su nombre es nuestra fortaleza, como se nos refiere de manera especial en los Hechos de los apóstoles que evangelizaban y hacían milagros en el nombre de Jesús.

Hoy dos vivencias para nuestra fe: el corazón de María y el nombre de Jesús que la liturgia celebrará el 3 de enero.

¡Que la Santísima Trinidad bendiga nuestro Año 2023!

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

24 de diciembre de 2022

ESPIGANDO EN LA LITURGIA DE NAVIDAD


En esta reflexión dominical compartiré simplemente unos pensamientos sueltos tomados de entre los cuatro esquemas con los que la liturgia celebra la fiesta de Navidad: la vigilia y los tres esquemas para las tres celebraciones que cada sacerdote puede hacer en este día grande.

  • La genealogía de hoy que pertenece a San Mateo y nos hace ver cómo Jesucristo, a través de su padre adoptivo san José, desciende de David:

«Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús llamado Cristo».

  • En la vigilia de esta fiesta la liturgia nos invita a meditar, una vez más:

«Mirad, la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa Dios con nosotros».

Esto nos ayuda a profundizar en el privilegio de María que es virgen antes, durante y después del parto.

  • El censo de decretado por el emperador

Es un momento providencial para que José y María se pongan en camino y de esta forma Jesús nazca en la «casa de pan», es decir, en Belén, el pueblecito de su antecesor el rey David.

  • El ángel de Dios trae la gran noticia para la humanidad y la descubre a unos sencillos pastores:

«No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy en la ciudad de David os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor».

Este es el momento cumbre en el que el cielo se abre a la tierra, entre los cantos de los ángeles, la simplicidad de los pastores y la ignorancia del mismo pueblo de Belén que se divierte en la noche en el reencuentro con sus familiares que han llegado por motivo del censo.

  • Los pastores ante el canto y llamada de los ángeles se dicen unos a otros con prontitud y docilidad:

«Vamos a Belén a ver eso que ha pasado y nos ha comunicado el Señor».

Fueron, vieron, contaron y se regresaron «dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído todo como les habían dicho», los ángeles.

  • El salmo 97 nos invita al gozo en esta Navidad:

«Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios… Aclama al Señor tierra entera, gritad, vitoread, tocad… Aclamad al rey y Señor».

  • Evangelio de San Juan

El momento más importante del Evangelio de hoy es, sin duda, el primer capítulo de San Juan:

«En el principio existía el Verbo… Todo fue hecho por Él y sin Él no se hizo nada de cuanto existe».

El evangelista, después de aclararnos que Jesucristo es la luz del mundo y la Palabra que nos trae todo el mensaje de la divinidad, concreta así el momento de la encarnación:

«El Verbo se hizo carne y acampó entre nosotros y hemos contemplado su gloria que es la gloria del Hijo único del Padre lleno de gracia y de verdad».

*      Una de las cosas más maravillosas que nos ha traído el Verbo encarnado está en este versículo en el que quizá meditamos poco:

«A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios hijo único que está en el seno del Padre es quien nos lo ha dado a conocer».

Está claro. El conocimiento que tiene la Iglesia católica sobre la Santísima Trinidad le viene de la revelación que le ha hecho Jesucristo.

Con la liturgia pedimos a la Santísima Trinidad:

«Oh Dios que has iluminado esta noche santa con el nacimiento de Cristo, la luz verdadera, concédenos gozar en el cielo del esplendor de su gloria a quienes hemos experimentado la claridad de tu presencia en la tierra».

Amigos, un año más nos deseamos, ustedes y yo, una feliz navidad con Jesús  recordamos que Jesucristo es el primero en todo:

¡FELIZ NAVIDAD CON JESÚS!

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

18 de diciembre de 2022

LA VIRGEN ESTÁ ENCINTA - IV domingo de Adviento


La liturgia de hoy, nos va a repetir por tres veces las palabras de Isaías que son un motivo muy especial de alegría porque la Navidad está cerca.

En efecto, en la primera lectura, en el verso aleluyático y en el Evangelio, escucharemos:

«Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa «Dios-con-nosotros».

  • Isaías

Nuestro gran profeta del Adviento nos recuerda cómo fue de parte de Dios al rey Acaz para que pidiera una señal especial de que Dios estaba con Él en la lucha contra sus enemigos.

Como Acaz rechaza la propuesta, el profeta le anuncia, de parte de Dios, una profecía cuya realización vamos a recordar en estos días: «Mirad, la virgen está encinta…».

  • Salmo 23

Podemos referir «el Señor es el rey de la gloria» a Jesucristo que viene como rey y dueño del universo: «Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes».

Más aún, Él es el Creador porque «Él la fundó sobre los mares, Él la afianzó sobre los ríos».

  • San Pablo

Al inicio de su Carta a los romanos se presenta como «escogido para anunciar el Evangelio de Dios».

De una manera muy hermosa nos define lo que para él es el Evangelio:

«Este Evangelio… se refiere a su Hijo» al que presenta diciendo que, como hombre, pertenece a la estirpe de David y, según el Espíritu Santo, es Hijo de Dios que tiene todos los poderes debido a su resurrección.

Este es Jesucristo nuestro Señor que ha encomendado a Pablo la misión de hacer que todos los gentiles respondan a la fe y, entre ellos, a los romanos a quienes escribe esta carta.

  • Verso aleluyático

Aunque está repetido, les invito una vez más a meditar el texto que es central en la liturgia de hoy:

«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, «Dios-con-nosotros».

  •   Evangelio

Hoy San Mateo nos enseña que «el nacimiento de Jesucristo fue de esta manera».

En primer lugar, debemos pensar cómo San José había llegado al extremo en su sufrimiento debido al cariño que tenía a María y que se había hecho imposible. Por ello había decidido dejarla ya que no podía entender lo que pasaba en ella: su esposa santa estaba encinta y no de él. En aquel momento, entre sueños, un ángel le aclara toda la situación:

«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de los pecados».

El plan de Dios es maravilloso.

José será el padre adoptivo que, en su genealogía, entronca al Verbo encarnado con el rey David y su descendencia. Tenemos que de esta manera providencial Dios respalda, por un lado, la virginidad de María y, por otro, la naturaleza humana de Jesús.

Una vez más la liturgia nos vuelve a repetir, como dijimos al principio, la misma frase para que la admiremos en estos días que preceden a la Navidad:

«Mirad: la virgen concebirá…».

Amigos todos, preparémonos gozosos a la Navidad, es decir, al encuentro con Jesús, Dios y hombre verdadero que nos viene a redimir del pecado y de la muerte.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

10 de diciembre de 2022

EL TESTIMONIO DE LAS OBRAS - Domingo III de Adviento (Gaudete)

En el tercer domingo de Adviento la Iglesia quiere resaltar la alegría de la proximidad de Jesús. Se acerca la Navidad:

«Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. El Señor está cerca».

Y nos pide que compartamos la alegría de esta cercanía del Señor:

«Decid a los cobardes de corazón: sed fuertes, no temáis. Mirad a nuestro Dios que viene y nos salvará».

  • Isaías

Una vez más nos invita a soñar en los tiempos mesiánicos.

A nosotros, que vivimos tiempos tan complicados, nos resulta difícil saltar a la realidad preciosa que promete.

Cuánta fe tenía Isaías que vivió momentos tan duros y, sin embargo, nos invita a soñar:

«El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría».

En la segunda parte del párrafo de hoy el profeta describe lo que Jesús aprovechará para dar a conocer su misión:

«Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará».

  • Salmo 145

El salmista nos habla de la fidelidad de Dios que «hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos, liberta a los cautivos…».

Parece, pues, que el salmista está profetizando el futuro del Mesías:

«El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan…».

  • Santiago

Nos recuerda la paciencia con que el campesino entierra la semilla confiando que el cielo dará la lluvia oportuna y el calor cariñoso del sol para que sus granos se multipliquen.

Del mismo modo nos pide: «Tened paciencia y manteneos firmes porque la venida del Señor está cerca», que es lo que hoy celebramos.

Finalmente, el apóstol nos presenta el ejemplo de los profetas que, a pesar de vivir muy lejos de la llegada del Mesías, y con grandes sufrimientos «hablaron en nombre del Señor».

  • Verso aleluyático

Nos recuerda el momento bellísimo de Jesús en la sinagoga de Nazaret, cuando se siente lleno del Espíritu Santo. Es un gran momento de gozo para Jesús y bueno para recordar en este domingo de Gaudete:

«El Espíritu del Señor está sobre mí porque Él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres».

  • Evangelio

En la primera parte, nos cuenta que el Bautista envió dos discípulos para preguntarle a Jesús. Yo no creo que Juan, que se lo había jugado todo por el Mesías, dudara, sino que quiso fortalecer la fe de sus discípulos que le preguntaron al Señor:

«¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro?»

La respuesta de Jesús debemos pensarla todos: que los que quieran saber de nuestra fe vean las obras que hacemos:

«Dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino…».

Es lo que hace Jesús para responder a los enviados. Les hace ver cómo se cumplen las profecías.

En la segunda parte del párrafo de hoy, Jesús habla a la multitud de la grandeza del Bautista:

«Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista».

Esto se cumplió porque, poco después, Juan dio la vida por la misión que Dios le había confiado.

Amigos, en este domingo de la alegría, unámonos a la liturgia para recordar que por encima de todas las pruebas siempre está el gozo del Espíritu Santo, que hemos recibido en el bautismo y nos acompaña siempre.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

3 de diciembre de 2022

UNA ESPERANZA RESPONSABLE




En este domingo II de Adviento, emprendemos un camino con dos grandes personajes sacrificados y valientes: Isaías y Juan Bautista, el Precursor.

La invitación de hoy es para que tomemos en serio sus promesas y las enseñanzas que nos da.

  •   Isaías

La profecía de hoy consiste en presentarnos la actividad del Espíritu de Jesús que es «el renuevo del tronco de Jesé», que nos promete este Adviento:

«Sobre él se posará el Espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor».

Nos advierte el profeta que se trata de un juez justo que no juzgará por apariencias sino con rectitud.

En la segunda parte, Isaías nos habla del bienestar fruto de la justicia: «La justicia será cinturón de sus lomos y la lealtad cinturón de sus caderas»

Y la descripción que hace a continuación no puede ser más bella y prometedora:

«Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos, un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso…».

Bajo estas imágenes Isaías nos recuerda cómo todos los pueblos acudirán a Israel.

  • Salmo 71

Refiriéndose el salmista a los días del futuro Mesías, nos descubre también el bienestar que habrá para toda la humanidad:

«En sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; que domine de mar a mar, del gran río al confín de la tierra.

El librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector. Él se apiadará del pobre y del indigente y salvará la vida de los pobres».

  • San Pablo

Nos pide a todos la unidad y la paz, que será una realidad, tanto entre los creyentes como entre los gentiles:

«Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, nos conceda estar de acuerdo entre vosotros, según Jesucristo para que unánimes, a una voz, alabéis a Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

En una palabra, acogeos unos a otros como Cristo os acogió para gloria de Dios».

Este será el fruto del auténtico Adviento o llegada de Jesús que viene.

  • Verso aleluyático

Repitiendo palabras de San Lucas nos invita a aprovechar el Adviento para preparar los caminos al Señor, de tal manera que toda la humanidad pueda encontrarse con Dios:

«Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos. Todos verán la salvación de Dios».

  • Evangelio

El evangelista Mateo nos presenta a Juan predicando en el desierto de Judea.

Su invitación es la que repite la Iglesia para todos nosotros:

«Convertíos porque está cerca el reino de los cielos», que es lo mismo que repetía el profeta Isaías diciendo:

«Una voz grita en el desierto: preparad el camino del Señor, allanad sus caminos».

Tras una invitación para que se conviertan los fariseos y saduceos, que venían con la gente sencilla pidiendo también el bautismo, explica San Juan cuál es la misión que Dios le ha confiado a él y su relación con el Mesías:

«Yo os bautizo con agua para que os convirtáis. Pero el que viene detrás de mí, puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias».

Después de este acto de humildad descubre la obra del futuro Mesías que ya se acerca:

«Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego».

El último pensamiento de Juan será bueno que lo tengamos también nosotros en cuenta. Se acerca el Salvador y con Él viene la esperanza de la salvación, pero tomemos en serio su venida, porque al mismo tiempo que Salvador es Juez.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo