LA EPIFANÍA DEL SEÑOR
Antes
de la reflexión de este domingo será bueno que recordemos que la palabra “epifanía”
significa “manifestación” y se trata de cómo en el inicio de la vida pública de
Jesús se realizaron tres manifestaciones de su divinidad. Nos lo recuerda la
antífona de las segundas vísperas de este día:
“Veneremos
este día santo, honrado con tres prodigios:
Hoy
la estrella condujo a los Magos al pesebre.
Hoy,
el agua se convirtió en vino en las bodas de Caná.
Hoy
Cristo fue bautizado por Juan en el Jordán para salvarnos”.
La
de hoy es una manifestación de una estrella que descubrieron los Magos
cumpliéndose así la profecía de Balaam.
- Isaías
Es
un párrafo bellísimo que les invito a leer y a gustar con profundidad.
El
profeta habla de cómo Dios cubre con su luz a Jerusalén y esa luz, como veremos
en el Apocalipsis, le viene del Señor. El mismo Señor es la luz:
“La gloria del Señor amanece
sobre ti frente a las tinieblas del pueblo. Sobre ti amanecerá el Señor”.
La
belleza de Jerusalén atraerá a todos los pueblos que vendrán con sus dones y
sus riquezas… como una profecía de la epifanía de hoy. Leemos:
“Todos los de Saba llegan
trayendo oro e incienso”.
- Salmo 71
Es
un salmo mesiánico que presenta al Señor reconocido y venerado por todos los
reyes y por todos los pueblos.
Podemos
ver en este salmo la presencia de los Magos reconociendo en Jesús al Mesías.
- San Pablo
Alude
al llamado de Dios que no es solamente para Israel, sino para todos los
pueblos, diciendo:
“Los gentiles son coherederos
con el pueblo escogido, de las promesas de Jesús, el Evangelio”.
- Verso aleluyático
Los
Magos proclaman en la capital de Israel la manifestación del Señor:
“Hemos visto su estrella”.
El
testimonio que ha visto es válido y son consecuentes cuando dicen: “venimos a
adorarlo”.
Nosotros
podemos sacar una conclusión práctica: si adoramos de verdad al Señor tiene que
ser porque lo hemos visto, movidos por la fe.
- Evangelio
Los
Magos, Reyes Magos los llama la Tradición y hasta con los nombres de Melchor,
Gaspar y Baltasar, posiblemente eran unos sabios que se dedicaban al estudio de
los astros.
Por
este motivo, al divisar en el cielo una estrella muy especial y estudiando los
libros de los distintos pueblos, encontraron en la Biblia cómo el libro de los
Números (24,17), decía:
“Oráculo de Balaam, hijo de
Beor, oráculo del hombre de ojos perfectos: Lo veo, pero no ahora, lo
contemplo, pero no será pronto: avanza una estrella de Jacob, y surge un cetro
de Israel”.
Los
Magos se pusieron en camino y llegaron a Jerusalén.
Cuando
la conciencia está sucia, la presencia de Dios causa pánico.
Es
lo que le sucedió a Herodes y “a toda Jerusalén” que vivía asustada por los
crímenes del tirano.
Herodes
como no es hebreo no conoce la Sagrada Escritura.
Pregunta
a los sumos sacerdotes y escribas que le dan a conocer la profecía de Miqueas
que hoy nos cita San Mateo:
“Y tú Belén, tierra de Judá,
no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un
jefe que será el pastor de mi pueblo Israel”.
Consta
por la historia, la crueldad de Herodes que para engañar a los Magos se hace
pasar por un judío piadoso que les dice así:
“Id y averiguad
cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme para ir yo
también a adorarlo”.
Saliendo
de Jerusalén, Dios les regala otra vez la presencia de la estrella que habían
visto y los había puesto en camino desde oriente.
Entran
en la casa (ya no en una cueva) y ofrecen al pequeño sus dones: oro como a Rey,
incienso como a Dios y mirra como Redentor.
Sabemos
que Dios normalmente quiere que actuemos según nuestro conocimiento y
experiencia pero, cuando hace falta como en este caso, Él interviene de
distintas maneras, por ejemplo enviando un ángel, del que dice así el
Evangelio: “habiendo recibido en sueños
un oráculo para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro
camino”.
Aprovechemos
la liturgia de esta última semana del tiempo de Navidad para profundizar en las
distintas manifestaciones con que Dios quiso demostrar la divinidad de
Jesucristo.
José Ignacio Alemany Grau, obispo