27 de octubre de 2018

SEÑOR DE LOS MILAGROS, ¡QUE PUEDA VER!

SEÑOR DE LOS MILAGROS, ¡QUE PUEDA VER!


Hoy que recordamos a Jesús que pasa y al ciego que le pide ver, volvemos los ojos a nuestro querido Señor de los Milagros y oímos la voz del Padre que nos repite, como el mensaje central de este día, para nuestro pueblo peruano:
“Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo”, el Señor de los Milagros.
Buscamos en las lecturas del domingo este Amor infinito del Padre que nos da, el Amor del Hijo que se nos entrega, este Amor que es el Espíritu Santo.
Es la Santa Trinidad que nos envuelve.
Y en este día nos va a pedir de manera especial que nos ayudemos y sirvamos unos a otros como nos enseñó Jesús.
  • Jeremías
Nos presenta un pueblo feliz porque ha sentido la presencia de Dios y el mismo profeta lo invita a gritar: “Gritad de alegría”.
Nos está invitando a recordar cómo los israelitas “se marcharon llorando” pero Dios los hará volver “entre consuelos y los llevará a torrentes de agua”.
Dios quiere ser “un Padre para Israel”.
Los israelitas se marcharon como fruto de su pecado y vuelven arrepentidos y acogidos por la misericordia de Dios.
Buena enseñanza para hoy, cuando tantos católicos se van lejos de Dios, fascinados por un mundo que huye de la luz, pensando que ellos mismos son la luz porque tienen unas pequeñas baterías que pronto los dejarán ciegos.
Que el Señor nos ayude a regresar a Dios, que quiere ser el Padre de todos.
  • Salmo responsorial 125
El salmo canta la alegría de un pueblo que regresa del destierro y recuerda cómo hasta los gentiles los admiraban porque los habían visto llorar desesperadamente, lejos de su templo y su tierra. Pero ahora “hasta los gentiles decían: el Señor ha estado grande con ellos”.
Amigos, oremos a Dios hasta con gritos, pidiéndole que cuanto antes regresen los que se alejaron de la casa paterna y, pasado el espejismo de un hombre sin Dios, “puedan volver cantando, trayendo sus gavillas”.
  • Carta a los hebreos
Esta carta nos presenta a Jesús como sacerdote de Dios.
Es el gran misterio.
Jesús por ser hombre y al mismo tiempo Dios, “tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy”, es también el único “sacerdote eterno” que puede interceder eficazmente.
Él unió la divinidad con la humanidad para siempre y jamás habrá un sacerdote que pueda agradar a Dios como Jesús.
Tengamos presente que solo Jesús es el sumo y eterno sacerdote porque es Él mismo el puente que une la divinidad y la humanidad, a Dios con el hombre.
  • Verso aleluyático
Es un grito de la liturgia que con gozo nos recuerda entre aleluyas:
“Jesucristo destruyó la muerte y sacó a luz la vida por medio del Evangelio”.
Así hablaba Pablo a Timoteo y en él a todos nosotros.
  • Evangelio
San Marcos nos narra la curación del ciego de nacimiento.
El comienzo nos indica la pobreza de los hombres que “regañaban al hombre para que se callara”.
Sin embargo él continúa pidiendo a gritos: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!”
Es fácil imaginar a un ciego que siente que se le escapa la oportunidad de poder ver, con el paso de Jesús.
Esos mismos hombres cuando oyen que Jesús llama al ciego le gritan:
-          “¡Ánimo, levántate que te llama!”
Por su parte Jesús le pregunta:
-          “¿Qué quieres que haga por ti?”
La respuesta es bien simple:
-          “¡Maestro, que pueda ver!”
Este milagro nos enseña cómo Dios, que sabe de antemano lo que necesitamos (“Vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis”), quiere sin embargo que se lo digamos y que lo pidamos  para fomentar nuestra comunicación y amistad con Él.
Eso es en realidad la oración, sobre todo la oración de petición.
Sanado por Jesús, el que fue ciego lo siguió hacia Jerusalén y quizá hasta el Calvario, a donde iba Jesús con toda aquella multitud.
Que el Señor de los Milagros nos permita ver siempre el camino: “Él”.

José Ignacio Alemany Grau, obispo

20 de octubre de 2018

NO SABEN LO QUE PIDEN



NO SABEN LO QUE PIDEN

Un día escribió Santiago “ustedes piden y no reciben”.
El apóstol da una explicación:
“Pedís y no recibís porque pedís mal, con la intención de satisfacer vuestras pasiones”.
Hoy será Jesús mismo quien nos dé una buena lección sobre el pedir a Dios, cuando hable con Santiago y Juan, que por cierto iban bien interesados.
  • Isaías
La lectura de hoy es un breve párrafo, dos versículos nada más, que pertenecen al cuarto “cántico del siervo del Señor”, que después de contar todos los sufrimientos de su vida y llegar incluso a la muerte por los pecados de los otros, será glorificado por Dios:
“Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento”.
Este será el fruto de su sacrificio:
“Mi siervo justificará a muchos porque cargó con los crímenes de ellos”.
De esta manera, caminando hacia el fin del año litúrgico, la Iglesia nos muestra cómo va Jesús enseñando a los apóstoles la fecundidad que tendrá una vida entregada por la conversión de los pecadores será: “Una multitud porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores (Él que era la santidad misma). Él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores”.
  • Hebreos
Nos invita a acercarnos “al trono de la gracia, para alcanzar misericordia”.
Podemos acercarnos a la misericordia de Dios porque tenemos quien interceda por nosotros con todo derecho, porque es el sumo sacerdote que ciertamente ha llegado después de dar la vida por nosotros hasta el mismo trono de Dios. Es Jesucristo.
No hay que dudar: Dios nos escucha porque Jesús ha ido delante de nosotros interponiendo su sangre bendita ante la justicia de Dios y Él quiere interceder por cada uno de nosotros porque se sacrificó voluntariamente.
  • Versículo aleluyático
En este día recibamos con gozo la gran lección que nos ha dado nuestro Maestro “manso y humilde de corazón”:
“El hijo del hombre ha venido para servir y dar su vida en rescate por muchos”.
Ese es el plan del Redentor:
“Salvarnos a cada uno de nosotros”.
De nuestra libertad depende aprovechar la sangre de nuestro Redentor.
  • Evangelio
Cuánta paciencia tuvo Jesús.
Él tenía unos predilectos pero no conectaban con Él.
Llevó a Juan y Santiago al Tabor.
Pero su pensar estaba en lo material, en un reino de aquí y para aquí:
Se acercan a Jesús para pedirle un puesto a su derecha e izquierda en su Reino.
Jesús les hace una pregunta que ciertamente no entienden pero dirán que sí con tal de conseguir su propósito.
La pregunta fue:
“¿Son capaces de beber el cáliz que yo he de beber?”
La respuesta fue rápida:
“Lo somos”.
Jesús a su vez les da una respuesta profética que tampoco entienden:
“El cáliz que yo voy a beber lo beberéis pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo”.
Cuando venga el Espíritu Santo lo entenderán todo.
Los otros diez, que pensaban más o menos lo mismo, se indignan y Jesús tiene que apaciguarlos a todos explicándoles porqué ha venido al mundo y para qué.
Su camino es un bautismo de sangre y explica:
“El que quiera ser grande que sea vuestro servidor y el que quiera ser primero sea esclavo de todos”.
Nosotros quizá, consciente o inconscientemente, decimos también a todo el plan de Dios que sí.
Pero a la hora de la verdad, ¿podríamos contestar hoy a Jesús: sí puedo beber hoy el cáliz que bebiste tú y que beben los tuyos a través de la historia de la salvación?
Recuerda, amigo, la gran enseñanza de este día:
“El hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos”.
El camino hacia Dios es el de la humildad y servicio.

José Ignacio Alemany Grau

14 de octubre de 2018

UN DOMINGO PARA PEDIR SABIDURÍA

UN DOMINGO PARA PEDIR SABIDURÍA

La ignorancia es el principio de todos los errores.
De la ignorancia de los católicos surgieron las sectas. Por eso la Iglesia nos enseña que la única manera de vencer esos errores es evangelizar para que se conozcan bien las enseñanzas de Jesucristo y qué es su Iglesia.
  • Libro de la Sabiduría
Hoy leemos:
“Supliqué y se me concedió la prudencia. Invoqué y vino a mí el espíritu de sabiduría.
La preferí a cetros y tronos y en su comparación tuve en nada la riqueza”.
Un día Salomón, para estrenar su reinado, le pidió a Dios que le concediera sabiduría y tanto le gustó al Señor esa petición que junto con ella le dio también toda clase de riquezas.
Esto mismo ha hecho que este libro de la Sabiduría, escrito casi cinco siglos más tarde que la vida de Salomón, se le atribuya a aquel sabio rey, hijo de David.
Sabemos que la sabiduría en la Iglesia se la identifica también con la segunda Persona de la Santísima Trinidad que es Jesucristo y que sellamó a sí mismo “la Verdad”.
Tengamos presente hoy estas palabras de Santiago:
“Si alguno de vosotros carece de sabiduría, pídasela a Dios, que da a todos generosamente y sin reproche alguno, y Él se la concederá…
La sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, intachable, y además es apacible, comprensiva, conciliadora, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial y sincera”.
En estos tiempos de tanta confusión unámonos a la liturgia para pedir a Dios la sabiduría para todos los hombres de buena voluntad.
  • Salmo responsorial 89
Nos invita también a pedir a Dios un corazón sensato que es fruto de la misericordia:
“Enséñanos a calcular nuestros años para que adquiramos un corazón sensato”.
Así surgirá en nosotros la verdadera alegría:“Y toda nuestra vida será alegría y júbilo”. 
  • Carta a los Hebreos
Podemos decir que aquí se identifica la Sabiduría con la Palabra, puesto que es siempre la Palabra de Dios la fuente de donde proviene todo conocimiento espiritual.
Sobre esta Palabra leemos:
“La Palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo… juzga los deseos e intenciones del corazón… No hay criatura que escape a su mirada. Todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas”.
  • Evangelio
Nos da, entre otras, tres enseñanzas:
+ Un hombre se arrodilla ante Jesús. Quiere conocer el camino que lleva a la vida eterna.
Jesús le da una doble respuesta.
La primera es para todos, guardar los mandamientos:
“No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre”.
La segunda va dirigida para los que quieren seguir un camino de perfección: el desprendimiento de todo y el seguimiento de Jesús.
+ Aquel hombre se va triste porque era rico.
Jesús advierte: “¡qué difícil les es entrar al Reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero!”
Los apóstoles se extrañan ya que en la Escritura tantas veces se habla de las riquezas como un signo de la bendición de Dios. Así bendijo Dios a Job después de todas sus pruebas.
Lucas dice que se espantaron los apóstoles y comentaban:
“¿Entonces quién puede salvarse?”
Jesús completa:
“Es imposible para los hombres, no para Dios”.
+ La última parte de este párrafo evangélico nos muestra a Pedro diciendo a Jesús:
“Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”.
Jesús les promete cien veces más en este mundo y después la vida eterna.
Será San Marcos quien complete lo que Jesús contestó aquel buen día:
“Con persecuciones”.
Aprovechemos el día de hoy para enriquecernos con estas enseñanzas y pedir a Dios un corazón sabio que conozca la verdad y la pueda compartir.

José Ignacio Alemany Grau

6 de octubre de 2018

¿MATRIMONIO CON O SIN DIVORCIO?

¿MATRIMONIO CON O SIN DIVORCIO?

Los fariseos dicen a Jesús que Moisés “permitió escribir el acta de divorcio y repudiar a la mujer”.
Jesús les dice:
“Por vuestra dureza dejó escrito Moisés ese precepto. Pero al principio…”
¿Qué pasó al principio?
  • Génesis
Bajo unas bellísimas comparaciones el Génesis presenta al hombre buscando, entre todos los vivientes, uno semejante que le haga feliz.
Dios pasa ante él como en visión a todos los animales de la tierra y Adán “les iba poniendo nombre”, es decir, tomando posesión y dominio de todos ellos.
No olvidemos que el que pone nombre es dueño.
Y Adán “no halló a ninguno como él  que le ayudara”.
Dios dice:
“Voy a hacerle alguien como él que le ayude”.
Para indicar que la mujer es semejante a él tomó una parte noble del cuerpo de Adán e hizo una “belleza” que fuera compañía y ayuda del hombre.
El comentario bíblico es hermoso y descriptivo:
“Por eso abandonará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”.
Es la entrega total del hombre a la mujer y viceversa:

Amor y fecundidad.
¡Maravilloso!
El divorcio o repudio no tiene nada que ver con la belleza matrimonial querida por Dios y que más tarde Jesús elevará a sacramento en la Iglesia fundada por Él y un precioso símbolo de su amor que da la vida por su esposa la Iglesia.
El matrimonio es bello pero con tal que tenga los valores humanos y, entre católicos, con el sacramento que los pone en camino de espiritualidad “en el que los dos se ayuden en la fe”.
La dureza del corazón de los hombres ha llevado a vivir de una manera muchas veces tan contraria a la esencia del matrimonio creado por Dios.
El pecado lo malogra todo entre los hombres, también el matrimonio.
Dios no hizo el mal, este es fruto del pecado que se aparta del mandato divino.
A nuestra pregunta: ¿matrimonio con o sin divorcio?, hay que responder:
¡Matrimonio con amor!
  • Hebreos
El párrafo de los Hebreos nos deja entender que habla de otra fecundidad más profunda que la simplemente humana.
Se trata del matrimonio fruto de la redención de Cristo que se desposó con la Iglesia para llevar “una multitud de hijos a la gloria”.
  •   Aleluya
El amor es la seguridad de todo lo humano y lo divino.
El matrimonio que vive del amor no encontrará tropiezo que lo separe. 
El amor nos hace felices entre nosotros y con Dios a través de Jesucristo:
“Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud”.
  • Evangelio
¡Cosas de niños!
El Evangelio, después de hablar del matrimonio, bastante despectivamente por parte de los fariseos, nos habla de los niños:
Traen a Jesús unos pequeños para que los bendiga.
La Iglesia aprendió de Jesús a bendecir y cuidar a los niños en la época que son más inquietos y suelen molestar bastante.
Los discípulos quieren impedir que lleven los niños hasta Jesús para que no le molesten.
Jesús les da una lección:
“Dejen que los niños se acerquen a mí: no se lo impidan:
De los que son como niños es el Reino de los cielos”.
Es lo que recordaba santa Teresa del Niño Jesús en esta semana: la infancia espiritual.
Ese caminito de sencillez y paz con todos, que no guarda resentimiento con nadie y… que también hace feliz al matrimonio cristiano.

José Ignacio Alemany Grau