26 de octubre de 2019

EL SEÑOR ES UN DIOS JUSTO

A Dios no lo puede comprar nadie:
“El Señor es un Dios justo”.
Él es la justicia misma. Si tiene preferencia por los pobres, es porque ve que con frecuencia son oprimidos por los prepotentes e incluso por los que deben hacer justicia en la sociedad.
  • Eclesiástico
Nos invita a pensar en la justicia de Dios.
En efecto, lo llama “Juez Justo” que hace siempre justicia:

“El Señor es un Dios justo y no puede ser parcial”.
Si faltara a la justicia, que es una de las obligaciones más importantes para todo el que juzga, no sería Dios.
Sin embargo, sin faltar a ella, aparece claro que el Señor tiene preferencia por los débiles y oprimidos:
“El Señor no es parcial contra el pobre, escucha las súplicas del oprimido, no desoye los gritos del huérfano o de la viuda que repite su queja”.
Esto es lo que nos enseña la Iglesia: ante todo justicia.
¿Y qué es la justicia?
Esta virtud nos pide dar a Dios lo que le corresponde, es decir, el culto verdadero. Esta es la primera obligación de toda criatura.
Después hemos de tener justicia con los hombres, es decir, “dar a cada uno lo suyo” cuidando de manera especial, sin faltar a la justicia, a los más débiles y necesitados que son los preferidos de Dios.
  • Salmo 33
Recoge la misma idea: “Cuando uno grita el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias”.
Como decía antes el Eclesiástico “los gritos del pobre atraviesan las nubes y hasta alcanzar a Dios no descansan”.
Acojámonos a la misericordia de Dios que nunca nos abandonará.
  • San Pablo
El apóstol nos hace un resumen de su vida de entrega y sacrificio cuando se ve próximo al fin de sus días:
“Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe”.
Sin embargo, los hombres han sido ingratos con él: “La primera vez que me defendí todos me abandonaron y nadie me asistió”.
Pero frente a esta situación, Pablo mantiene su confianza en el Señor “que me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje… el Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su Reino del cielo”.
Pablo en su debilidad y abandono es un testigo más en este domingo de la bondad especial de Dios para con el pobre y marginado.
  • Verso aleluyático
Nos recuerda que Dios nos ha reconciliado con Él pero siempre por medio de Cristo. Él es nuestro único Redentor.
En Él está la única posibilidad de “hacer las paces” con Dios y después, por su misericordia, continúa reconciliando la humanidad con Dios a través de los hombres en los que ha delegado la facultad de perdonar los pecados dentro de su Iglesia.
  • Evangelio
La parábola de hoy, según San Lucas, la dirige Jesús a todos aquellos que se “tienen por justos, se sienten seguros de sí mismos y desprecian a los demás”.
Una clase de personas más frecuente entre la sociedad acomodada.
La parábola nos presenta a un fariseo que fue al templo a alabarse y reconocerse justo, palabra que significa que posee todas las virtudes… Y bien “erguido en medio del templo” se alaba a sí mismo aparentando todas las perfecciones, lejos de ser como los otros “ladrones, injustos, adúlteros”.
Por otra parte llega al templo un publicano que se reconoce indigno de acercarse a Dios y desde el fondo del templo, en actitud humildísima repite: “Oh Dios, ten compasión de este pecador”.
La conclusión que saca Jesús es muy clara: el publicano se va justificado y el fariseo sale del templo con toda la carga que tenía más el pecado de orgullo que resume su oración.
Para todos nosotros Jesús termina diciéndonos:
“Todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”.

José Ignacio Alemany Grau, obispo

19 de octubre de 2019


LA VIUDA “FASTIDIOSA”


Ya lo hemos comentado pero hoy el Evangelio nos recuerda estas palabras:
“¿Habrá fe cuando venga el hijo del hombre?”
En tiempos difíciles hay que ser más fieles que nunca.
Rezar a diario el Credo, sin quitarle nada. Vivir en consecuencia y propagar esa fe que Dios nos regaló en el bautismo y Jesús nos pidió darla a conocer a “todos” los hombres.
  • Exodo
Una vez que Israel se convirtió en un pueblo libre de la esclavitud de Egipto, tuvo que vivir luchando contra los pueblos vecinos para conquistar la tierra prometida.
Por lo demás era una costumbre de los distintos pueblos hacerse la vida difícil los unos a los otros para quitarse las tierras.
El primer pueblo contra el que lucha Israel es Amalec.
Dios le ayuda. Hoy el Éxodo explica cómo consiguió la victoria. Hubo una doble acción:
Josué pelea en el campo de batalla y Moisés hace oración de intercesión durante todo el día.
Primero reza de pie; después se sienta y le sostienen los brazos Aarón y Jur.
De esta manera al atardecer Josué había conseguido la victoria.
  • Salmo 120
Los salmos son Palabra de Dios con la que Él mismo nos invita a hacer oración.
Aprovechemos para invocarle con los distintos salmos que nos ayudarán en todas las situaciones.
Hoy le pedimos su auxilio:
“El auxilio me viene del Señor”.
Es interesante que los pueblos que vivían en el valle debían contemplar los cerros para ver por dónde venía la ayuda de un pueblo amigo. El salmista exclama:
“Levanto los ojos a los montes, ¿de dónde me vendrá el auxilio?”.
Él mismo responde con un acto de fe: “El auxilio me viene del Señor que hizo el cielo y la tierra”.
Qué hermoso es este salmo en el que podemos meditar muchos detalles, por ejemplo:
“Tu guardián no duerme, no duerme ni reposa, el guardián de Israel”.
  • San Pablo
Pablo escribe a Timoteo y nos recuerda que Timoteo  desde niño aprendió la Sagrada Escritura en el ambiente familiar de la joven Iglesia de Jesús. Por eso le pide: “permanece en lo que has aprendido y se te ha confiado sabiendo de quién lo aprendiste…”
Nos enseña también el apóstol cómo la Palabra de Dios nos es útil siempre: para enseñar, para reprender, para corregir, para educar en la virtud.
Finalmente a todos nos vendrá bien tomar como un mensaje personal estas palabras:
“Ante Dios y ante Cristo Jesús que ha de juzgar a vivos y muertos, te conjuro por su venida en majestad: proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, reprocha, exhorta, con toda paciencia y deseo de instruir”.
  •  Aleluya
El verso aleluyático nos recuerda esta idea de la Carta a los Hebreos que será bueno que tengamos en cuenta, porque a veces parece que no tenemos muchas fuerzas o motivación para evangelizar. Nos creemos que el valor de lo que decimos viene de nosotros, pero no es así.
La Palabra de Dios posee fuerza por sí misma:
“Es viva y eficaz; juzga los deseos e intenciones del corazón”.
Lógicamente esto vale para el que la proclama y para el que escucha.
  • Evangelio
Nos trae una parábola con una motivación concreta que dice el mismo San Lucas:
Jesús quiere que oremos “siempre sin desanimarnos”.
Se trata de un juez inicuo que no actúa en conciencia sino que imparte “justicia” para evitarse problemas. Por eso, ante una mujer que pide insistentemente que le haga justicia, decide “le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara”.
La conclusión que saca Jesús es que Dios, que es el verdadero Juez, escuchará nuestra oración siempre.
El párrafo evangélico concluye con esa dolorosa frase de que hablamos al principio:
“¿Pero habrá fe cuando venga el Hijo del hombre?”
Hermanos, estamos en tiempos difíciles, hacen falta los “amigos fuertes” que pedía santa Teresa.

José Ignacio Alemany Grau, obispo

12 de octubre de 2019

LO QUE IMPORTA ES LA SALUD

En este domingo XXVIII del tiempo ordinario veremos los milagros del Señor.
Con frecuencia oímos decir “la salud, sobre todo”. De hecho tienen razón. Sin ella no podemos trabajar ni hacer muchas cosas que quisiéramos.
Por lo demás no todos conocen el valor del sufrimiento y de la enfermedad con los que muchas personas se han santificado en la Iglesia de Jesús.
  •  Libro II de Reyes
Algunos no saben que Eliseo hacía muchos milagros. Pues sí; fue un gran taumaturgo. Hoy recordamos uno de los más famosos.
Naamán se baña en el río Jordán según le ha pedido el profeta.
Con el séptimo baño recobra la salud y “su carne quedó limpia de la lepra, como la de un niño”.
Vuelve al profeta y le hace una oferta, pero él le contesta:
“¡Vive Dios a quien sirvo! No aceptaré nada”.
Entonces el general sirio pide llevar tierra, “la carga de un par de mulas, porque en adelante tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otros dioses fuera del Señor”.
Ahí termina la lectura. Pero será bueno conocer lo que hizo el criado de Eliseo. Este hombre siguió a Naamán corriendo y le pidió un talento de plata y dos mudas que quería su amo para unos visitantes que iba recibir.
Naamán le dio dos talentos y dos mudas con lo que el criado regresó feliz dejando las cosas en su casa y se presentó tan tranquilo ante Eliseo quien le adivinó lo que había hecho y le castigó con la lepra de la que había librado a Naamán.
Es una pena que tan frecuentemente los seres humanos nos aprovechemos de todo y de todos, olvidando nuestra dignidad humana y sobre todo cristiana.
  • Evangelio
El Evangelio nos cuenta cómo Jesús iba de camino a Galilea. Al entrar en un pueblo diez leprosos le piden que tenga compasión de ellos.
Jesús les manda presentarse ante el sacerdote y por el camino se curan de la lepra. De entre ellos solo uno vuelve para darle las gracias a Jesús. Precisamente se trata de un samaritano que vuelve para glorificar a Dios por el milagro que le ha hecho. Jesús le felicita y dice:
“Levántate, vete; tu fe te ha salvado”.
Pero Jesús manifiesta su sorpresa porque de los diez, solo un extranjero vuelve a agradecerle.
Es claro que la salud es muy importante. Lo hemos visto en estos milagros de la curación de la lepra, pero habría que preguntarse: ¿cómo andamos de gratitud?
Son once curados y solo dos agradecen.
Por un lado vimos la gratitud de Naamán que renuncia a los dioses falsos porque ha reconocido que el Dios del pueblo escogido lo ha curado.
También de los diez leprosos. Uno de ellos vuelve a agradecer. ¿Y los otros nueve?
Frecuentemente nos sucede a nosotros algo parecido. A la hora de pedir vamos todos y a la hora de agradecer… nos olvidamos.
  • San Pablo
Habla a Timoteo y pone a Jesucristo como centro de su vida. Esta debe ser la gran lección para todos nosotros. Pablo por Cristo aguanta todo, para la salvación de todos los que Jesús ha escogido. Y después de haber vivido solo para Él, el apóstol completa su doctrina con estas hermosas palabras que son todo un programa de vida:
“Si morimos con Cristo viviremos con Él, si perseveramos reinaremos con Él. Si lo negamos también Él nos negará”. Como dice el mismo Jesús en el Evangelio.  “Pero si somos infieles Él permanece fiel…”.
Si Cristo realmente es el centro de nuestra vida nos fiaremos de Él al pedir, le agradeceremos cuando nos da y en todo momento entenderemos estas palabras también de Pablo:
“Dar gracias en toda ocasión: esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros”.
Qué importante es la gratitud con Dios y con los hombres en especial por los que se sacrifican por nosotros, sobre todo los padres.
  • Salmo responsorial
Terminamos ahora recordando la invitación el salmo 97 que nos invita a la gratitud:
“Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas, su diestra le ha dado la victoria… Aclama al Señor tierra entera, gritad, vitoread, tocad”.

José Ignacio Alemany Grau, obispo

5 de octubre de 2019



¿POBRES SIERVOS O SIERVOS POBRES?

Si somos sinceros, el problema de siempre, y muy concretamente lo percibimos hoy, es la falta de fe.
A veces pensamos porqué diría Jesús: “¿pero cuando venga el hijo del hombre encontrará fe en la tierra?”
Hoy cuando vemos tantos ataques (quizá disimulados) contra la fe en los mismos cristianos, nos preguntamos: ¿habrá llegado ya ese momento?
La liturgia de hoy nos habla de la importancia de la fe.
  • Habacuc
Es un profeta muy especial y difícil de entender.
El significado de su mismo nombre no está claro. Se dice que puede ser el nombre de una planta y concretamente de la albahaca. No se sabe el tiempo en que vivió. Se sospecha que fue entre el año 605 antes de Cristo y el destierro de Babilonia.
Sí hay unas palabras que nos llaman la atención porque las cita dos veces San Pablo y también encontramos la misma idea en la carta a los Hebreos y en Hechos.
Se trata de una frase que nos puede ayudar en el tema de este domingo: “El justo vive de la fe”.
¿Y cuál es el contenido de la fe?
Para nosotros ciertamente que es Cristo: el justo vive de Cristo.
  • San Pablo
Pablo da a Timoteo una serie de consejos importantes que también nos pueden ayudar a nosotros.
Le recuerda cómo por la imposición de manos ordenó a Timoteo y lo quiere y aconseja con cariño.
Y añade: “Vive con fe y amor en Cristo Jesús”.
Una vez más, Pablo nos aclara que todo en él gira en torno a Jesucristo que lo llamó al apostolado y al que sigue y del que habla con pasión: “Mi vida es Cristo”.
“Jesucristo es el primero en todo”, como dice a los Colosenses.
Si deseas profundizar en este tema busca las veces que Pablo repite este nombre y quedarás admirado y comprenderás cómo es el mismo Pablo quien “vive (de verdad) con fe y amor en Cristo”.
  • Salmo 94
La fe nos debe llevar a adorar, que es la gran invitación de este salmo que invoca al Señor con estos nombres: “Dios grande”, “Señor”, “Soberano”, “Roca”, “Creador”.
El Señor pide el cambio de vida y la conversión radical. También nos pide que le alabemos con nuestro cuerpo y nuestro espíritu porque todo nuestro ser forma una única realidad.
  •  Aleluya
La Palabra es el Evangelio que se nos anuncia y que nosotros por nuestra parte debemos anunciar a todos: “La Palabra del Señor permanece para siempre; y esa Palabra es el Evangelio que os anunciamos”.
  •  Evangelio
Nos cuenta San Lucas que un buen día los apóstoles pidieron a Jesús: “Auméntanos la fe”.
Aparentemente Jesús no les contesta, pero de hecho su respuesta es muy  profunda. Les dice así:
“Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: arráncate de raíz y plántate en el mar. Y os obedecería”.
Podemos entender que Jesús quiere decir que lo primero es tener la fe para poder aumentarla. Por eso les dice que su tuvieran fe de verdad, aunque fuera muy chiquita, como chiquita es la semilla de mostaza, podrían hacer maravillas. Nosotros sabemos que de hecho en el bautismo Dios nos regaló la vida sobrenatural y lo necesario para vivirla.
Entre esos regalos está la esperanza, el amor y la fe…
Desde entonces tenemos la fe pero ¿la has ayudado a crecer?
Hay que tener en cuenta que la vida humana en nosotros crece y se desarrolla porque la cuidamos con el alimento, con el agua, con el aire que respiramos, etc. pero la vida sobrenatural muchas veces no ha crecido y nos convertimos en una especie de fenómenos con un cuerpo más o menos robusto, pero enanos en la vida sobrenatural que recibimos en el bautismo.
Si somos inteligentes sacaremos la conclusión de que tenemos que fomentar la fe que Dios nos regaló y pedirle también al Señor que nos ayude con su misericordia.
Y leyendo las últimas palabras del texto de hoy, Jesús nos dice que cuando hayamos realizado todo lo que se nos pide digamos simplemente: “somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer”.

José Ignacio Alemany Grau, obispo