24 de abril de 2021

OLER A PASTOR


 El Papa Francisco nos ha enseñado varias veces cómo “el pastor debe oler a oveja”. Esto es evidente porque si está mucho tiempo con ellas se le tiene que pegar el olor de su rebaño.

Sin embargo también es cierto que el pastor a su vez tiene un olor propio muy especial y solo entonces le seguirán las ovejas que conocen muy bien la diferencia entre el verdadero pastor y el asalariado, que es el primero en huir cuando ve venir al lobo.

Veamos qué nos dicen las lecturas de hoy.

  • Hechos de los apóstoles

El sanedrín acusa a los apóstoles porque han hecho un milagro en favor de un enfermo y lo han curado. La explicación que dan los apóstoles es muy simple, lo que han hecho ha sido en nombre de Jesucristo nazareno: “Quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel, que ha sido en el nombre de Jesucristo nazareno”.

Y todavía recalca Pedro que “la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, se ha convertido en piedra angular”.

Así es como obran los primeros apóstoles de la Iglesia que son pastores que actúan en el nombre del Buen Pastor que es Jesucristo.

  • Salmo responsorial

Es el 117 y recalca la idea que Pedro aprovechó para contestar al Sanedrín:

“La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”.

Ahora la curación del tullido es un milagro patente. Es Jesucristo mismo quien ha hecho la curación. Los apóstoles son quienes lo representan y actúan en nombre de Él. Es decir, ahora el Buen Pastor actúa mediante sus sucesores.

  • San Juan

El apóstol nos enseña que la bondad del Padre nos ha hecho hijos en su Hijo; es decir, pastores con el Buen Pastor. De todas formas aún no se ha manifestado todo el poder que el Señor les ha dado, pero todos gozaremos un día del Padre como hijos adoptivos.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda una de las manifestaciones del Buen Pastor que consiste en el conocimiento que tiene de sus ovejas y también las ovejas conocen al Pastor y no se van con los falsos pastores:

“Yo soy el Buen Pastor, conozco mis ovejas y las mías me conocen”.

  • Evangelio

Es el evangelio el que nos presenta una actitud de Jesucristo que se llama a sí mismo “el Buen Pastor” y se presenta como modelo para todos los pastores que quieran cuidar y conducir a su rebaño.

Se presenta además como un pastor bien entregado porque da la vida por las ovejas y por eso las ovejas, cuando ven a uno que no es su pastor, huyen de él.

Y vienen los falsos pastores que, junto con los lobos, dispersan el rebaño.

Advierte Jesús que Él es el Buen Pastor porque “conozco las mías y las mías me conocen igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre”.

No se trata de un simple conocimiento superficial sino del conocimiento especial que el Padre tiene para con Jesucristo y para con el rebaño de Dios.

Este conocimiento y amor le ha llevado a dar la vida por sus ovejas con toda libertad ya que Él tiene poder para entregar su vida y poder para recuperarla.

Según esto, todos los pastores que a través de los siglos han seguido como pastores en la Iglesia de Jesús, han tenido profundo conocimiento de las ovejas y han sabido mantenerlas unidas y felices en el rebaño que es la Iglesia que fundó Jesús.

Advierte además el Buen Pastor, Jesucristo, que tiene una gran inquietud porque hay otras ovejas que no pertenecen al rebaño que congregó el Padre Dios y manifiesta su deseo de atraerlas para que, entre todas, formen el único rebaño con un único Pastor.

Por nuestra parte, seamos fieles al Buen Pastor y sepamos reconocer, hoy como ayer, la diferencia que hay entre los pastores verdaderos que huelen al Buen Pastor y los que no huelen a Él.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo


17 de abril de 2021

JESÚS, ÁBRENOS EL ENTENDIMIENTO

Hay muchas maneras de leer la Sagrada Escritura pero en el fondo depende de lo que cada uno cree o piensa de ella.

Nosotros, desde la fe, sabemos que para entenderla necesitamos el Espíritu Santo.

Pidámosle a Jesús que nos dé lo mismo que regaló a los apóstoles el día de su resurrección.

  • Hechos de los apóstoles

San Pedro dice a los judíos que le escuchan que ellos rechazaron a Jesús, que era el Santo y pidieron el indulto de un asesino, Barrabás. Sin embargo, los excusa diciendo que lo hicieron por ignorancia, lo mismo que las autoridades. 


Y es que ciertamente era imposible para aquellos hombres aceptar que Jesús fuera Dios y simplemente lo mataron por celos y envidia.

Pero así fue el plan de Dios que aprovechó de esta maldad humana, para que su Hijo pudiera morir y redimirnos.

De todo esto, como una conclusión, pide San Pedro, que lo que tienen que hacer todos ellos es:

“Arrepentíos y convertíos para que se borren vuestros pecados”.

Esto que pidió inteligentemente Pedro a los judíos en aquel momento, sigue siendo válido también para nosotros, como nos dirá San Juan en la segunda lectura de hoy.

  • Salmo 4

Nos habla de la bondad del Señor para con nosotros y hacemos una súplica confiada con el salmista:

“Escúchame cuando te invoco, Dios defensor mío; tú que en el aprieto me diste anchura, ten piedad y escucha mi oración”.

Este es uno de los temas de hoy: aprovechar la muerte y resurrección de Cristo pidiendo perdón por nuestros pecados y volviéndonos a Dios con el arrepentimiento sincero.

  • Carta de San Juan

Nos pide que no pequemos pero que, de todas maneras, si pecamos no debemos desesperar, ya que Jesús es nuestro abogado ante el Padre y nos puede conseguir el perdón:

“Pero si alguno peca, tenemos uno que abogue ante el Padre: Jesucristo el Justo”.

El apóstol llama a Jesús “víctima de propiciación por nuestros pecados… y los del mundo entero”.

Así nos enseña que la única manera de estar seguros de que conocemos a Jesús es guardar los mandamientos y así llegaremos a la plenitud en el Señor.

  • Aleluya

Es un pedido de la Iglesia a Jesucristo para que siga repitiendo hoy el regalo que dio a los discípulos el día de la Pascua:

“Les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras”.

Por eso hace esta oración hermosa que recuerda lo que comentaron los de Emaús cuando comieron el pan consagrado:

“Explícanos las Escrituras. Haz que arda nuestro corazón mientras nos hablas” y que podamos descubrir las maravillas de Dios al leerlas.

  • Evangelio

Es como un presentación de lo que pasó en el cenáculo después que llegaron los dos de Emaús diciendo que “habían reconocido a Jesús al partir el pan”.

En ese momento se presenta Jesús en medio de ellos, los saluda y ellos se llenan de miedo por la sorpresa hasta el punto de creer que veían un fantasma.

Como no acababan de creer, Jesús les dice:

“¿Tenéis algo que comer?”

Ellos le ofrecieron un trozo de pescado y Jesús lo comió delante de ellos.

Luego, como un resumen de lo que había dicho a los dos de Emaús, les explica que, lo que ha padecido en su pasión y muerte y el triunfo de su resurrección,  era lo predicho en las profecías del Antiguo Testamento.

A continuación, para que pudieran dar testimonio de Él, “les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras”.

Nosotros también en este domingo pidamos a Jesús que abra nuestra mente y nuestro corazón para aceptarlo y vivir, como Él nos enseñó, durante su vida mortal.


José Ignacio Alemany Grau, obispo

10 de abril de 2021

VALE MÁS CREER QUE VER

 En este domingo, a los ocho días de la resurrección de Cristo, termina el largo día que la Iglesia dedica a su Esposo, agradeciendo su resurrección. Al mismo tiempo, celebramos la Solemnidad de la Divina Misericordia a la cual indirectamente se referían ya desde antiguo algunas de las lecturas de la liturgia de hoy.


De todo este tiempo pascual conviene que nos quedemos con la importancia del “nombre de Jesús” porque ya sabemos que el nombre en la Biblia significa la persona. Para ello es bueno que recordemos estas palabras de San Pedro:

“No hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro Nombre por el que debamos salvarnos”.

  • Hechos de los Apóstoles

Es bueno que meditando los evangelios de la muerte y resurrección de Cristo nuestros pensamientos vayan al inicio de la Iglesia de Jesús. Esto lo encontraremos precisamente en los Hechos de los Apóstoles.

De esos primeros cristianos debemos aprender a vivir en comunidad, una comunidad de amor cuyo centro es Jesucristo, y una comunidad de vida como la que nos describe la lectura:

“En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía”.

Esta comunidad de amor es la que se ha esforzado la Iglesia por vivir y renovar a través de los siglos.

  • 1Carta de San Juan

Nos habla de que “todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios”. Y este nacimiento viene del Espíritu, del agua y de la sangre.

De esto nos quiere dar testimonio la imagen de Jesús de la Divina Misericordia con sus dos rayos de agua y sangre. Así lo explica Jesús a santa Faustina:

“Los rayos significan la sangre y el agua. El rayo pálido significa el agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la sangre que es la vida de las almas… Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de mi Misericordia cuando mi corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza”.

La santa concluye:

“De aquí se deduce que estos rayos significan los sacramentos del bautismo y la penitencia que purifican el alma y también el sacramento de la Eucaristía que la alimenta”.

  • Salmo responsorial 117

Es el gran salmo de acción de gracias con el que la Iglesia quiere agradecer hoy la Divina Misericordia, es decir, el sacrificio y la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, dándonos así la salvación:

“Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia”.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda las palabras de Jesús a Santo Tomás que se había negado a creer a sus compañeros que afirmaban la resurrección de Jesucristo:

“Dichosos los que crean sin haber visto”.

Mejor que ver, como Tomás, es aceptar los testimonios de fe que nos ha dejado Jesús.

  • Evangelio

El Evangelio del día tiene dos partes. La primera corresponde al día de la aparición y la segunda al día octavo que hoy celebramos. Destaquemos algunos puntos:

+ Jesús confirma la misión de los apóstoles que será la continuación de la suya:

“Como el Padre me ha enviado así también los envío yo”.

+ Y en otro momento importante, les dio el poder de perdonar los pecados:

“Reciban el Espíritu Santo; a quienes perdonen los pecados les quedan perdonados…”

+ La segunda parte, que corresponde al octavo día después de la resurrección, nos cuenta cómo Tomás, que se había negado a creer a sus compañeros, recibió la visita de Jesús que le dijo directamente a él:

“Trae tu dedo, aquí tienes mis manos. Trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo sino creyente”.

+ Tomás hace el gran acto de fe que nosotros repetimos frecuentemente:

“Señor mío y Dios mío”.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

3 de abril de 2021

VIO Y CREYÓ SIN HABERLO VISTO

                                          

 

 El evangelista San Juan nos enseña a creer sin ver.

Jesús, por otra parte, había dicho a Tomás:

“Dichosos los que crean sin haber visto”.

Esta es la fe auténtica.

  • Hechos de los Apóstoles

Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén.

Pedro, que habla en nombre de todos los apóstoles, atestigua que “mataron a Jesús colgándolo de un madero, pero Dios lo resucitó”.

Y aclara que solo lo vieron ellos y no todo el pueblo. Su testimonio se debe a la misericordia de Dios que no se presentó resucitado nunca a todo el pueblo, sino solamente a los que “hemos comido y bebido con Él después de la resurrección”.

Ellos, dando la vida, serán los testigos seguros de la resurrección de Jesús.

  • Salmo 117

Se trata de un salmo precioso que, aparte de lo que hoy nos cita la liturgia, recordamos siempre sobre todo con estas palabras que repetiremos toda la semana pascual:

“Este es el día en que actuó el Señor sea nuestra alegría y nuestro gozo” y también estas otras palabras que repetimos cada día en la santa misa antes de la consagración:

“Bendito el que viene en nombre del Señor”.

Procuren meditar los tres hermosos versículos que leemos en esta fiesta.

  • San Pablo

Nos habla con la lógica de su fe profunda.

Si hemos vivido la vigilia pascual con mucha fe, entenderemos muy bien:

“Ya que han resucitado con Cristo, busquen los bienes de allá arriba donde está Cristo sentado a la derecha de Dios”.

Aspiremos a los bienes de arriba y no a los de la tierra.

  • Aleluya

Hoy resuena con solemnidad la palabra Aleluya que durante toda la cuaresma no había resonado en los templos. Y este aleluya se repite por el gozo de la muerte y resurrección de Cristo:

“Ha sido inmolada nuestra víctima pascual, Cristo”.

Por ello nos invita la liturgia a celebrar con gozo la Pascua del Señor.

  • Evangelio

La Magdalena va a anunciar a los apóstoles:

“Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.

Pedro y Juan salieron apurados. Juan, más joven, llega antes al sepulcro pero espera, con un respeto grande, a que entre Pedro antes que Él.

Luego entró Juan y este es su testimonio:

“Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, vio y creyó”.

Reconoce con sencillez que hasta ese momento no había entendido todas las veces que Jesús les había hablado de la resurrección.

Este es el testimonio de la liturgia para el gran día de la Pascua y nos invita a todos a creer sin haber visto, movidos por la luz del Espíritu Santo y la fe que nos regaló el día del bautismo.

Aprovechemos las maravillas que nos ha regalado Jesucristo con su muerte y resurrección gloriosa para esperar confiando siempre en Él, a pesar de todos los problemas que estamos viviendo en estos momentos difíciles.

Con la Iglesia alegrémonos porque la resurrección de Cristo es la prenda segura de nuestra propia resurrección.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo