25 de abril de 2020

EMAÚS, JESÚS LOS HIZO REGRESAR

En este domingo vamos  a ir una vez más a Emaús y seguramente que encontraremos motivos nuevos para aprender y glorificar a Dios.
  • Hechos de los apóstoles
“El día de Pentecostés Pedro, de pie con los once” habló a la multitud.
Nos encontramos con un Pedro valiente y totalmente renovado que con la fuerza del Espíritu proclama la resurrección de Jesucristo:
“Hermanos, permitidme hablaros con franqueza”.
Después de hablar de la muerte de Jesús, confirma:
“Dios resucitó a este Jesús y todos nosotros somos testigos”.
Es preciso seguir proclamando con valentía a Jesús para que todos lo conozcan y puedan seguirlo.
  • Salmo 15
Es una súplica al Señor en medio del gozo de la resurrección que vive la liturgia:
“Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas… porque no me entregarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción”.
Este versículo lo aprovecha Pedro para confirmar con la Escritura la resurrección de Jesús.
  • Carta de San Pedro
Nos advierte Pedro que Dios es imparcial y por eso nos pide que tomemos en serio nuestro modo de actuar ya que al Señor no le podemos engañar nunca.
Él es el único juez de toda la humanidad. Por eso hay que aprovechar la sangre de Cristo, Cordero sin mancha, por la que hemos rescatados para Dios. Por Él creemos en Dios y por Cristo mantenemos en el Señor nuestra fe y nuestra esperanza.
  • Verso aleluyático
Nos invita a pedir a Jesús que nos explique las Escrituras como lo hizo con los de Emaús para que nuestro corazón arda mientras nos habla. Lo mismo que hizo también con los apóstoles en el cenáculo, abriendo su mente para que entendieran las Escrituras.
Digámosle con fe:
“Señor Jesús, explícanos las Escrituras”.
  • Evangelio
Diversas ayudas para nuestra reflexión:
+ El relato de Emaús es una especie de celebración eucarística.
Por eso al final los discípulos dirán que conocieron a Jesús “al partir el pan” (la “fracción del pan” se llamaba a la Eucaristía en los primeros tiempos):
La primera parte es la Palabra de Dios que Jesús recuerda y explica. Lo hace de tal forma que los oyentes “sienten arder su corazón”.
Pidamos a Dios evangelizadores que nos fascinen al evangelizar y nos lleven a Jesús.
La segunda parte es la Eucaristía en la casita del pueblo de Emaús:
“Tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio”.
Al comer el pan descubrieron a Jesús pero Él desapareció.
+ Los dos de Emaús se vuelven de Jerusalén dejando a los apóstoles encerrados en el cenáculo por miedo a los judíos y decepcionados por el aparente fracaso de Jesús.
En realidad han perdido la fe y la esperanza.
Cuando desaparece Jesús, después de darles el pan, vuelven a la fe en Cristo y a la fe en la comunidad y no les importa ni la noche ni los kilómetros que tienen que recorrer sino que buscan la comunidad que habían dejado:
Jesús los hizo regresar.
+ Jesús dijo: “donde dos o más están reunidos en mi nombre, en medio de ellos estoy yo”.
Así sucedió con los dos de Emaús que venían de camino y hablando de Jesucristo.
Muchas veces leemos la Biblia y nos quedamos igual que antes de leerla.
Es preciso pedir a Jesús que nos dé el Espíritu Santo como se lo dio a los apóstoles aquel día:
“Les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras” (Lc 24,54).
Admiremos, finalmente, la belleza de este episodio de Emaús que ha movido a la Iglesia a celebrarlo con el canto, la poesía, la pintura y miles de reflexiones…

José Ignacio Alemany Grau, obispo

18 de abril de 2020

LA DIVINA MISERICORDIA

Hoy, en la octava de Pascua, al calor de la Divina Misericordia, meditemos en el amor del Resucitado que con su muerte nos dio el agua del bautismo y el pan de la Eucaristía, y con su resurrección nos abrió para siempre las puertas del cielo.
Demos gracias y glorifiquemos al Señor.
  • Hechos de los apóstoles
Los Hechos nos enseñan cuatro cosas que debemos hacer los cristianos en nuestra casa y de una manera muy especial en esta temporada difícil, aunque tendremos que esperar para “partir el pan”, después del Covid 19:
+ La enseñanza de los apóstoles
La encontraremos en la santa Biblia, y de una manera especial si lo que leemos lo compartimos entre nosotros.
+ En la vida común
Que en estos días vivimos de una manera muy especial en familia, en la Iglesia doméstica.
+ En las oraciones
Con cantos y salmos y otras oraciones espontáneas que rezamos en el seno familiar.
+ Fracción del pan
Finalmente se habla de la “fracción del pan”, es decir, de la Eucaristía que en este tiempo es difícil pero que un día la recibiremos con mucha más “hambre de Dios”.
  • Salmo 117
Nuestra sociedad no ha querido que Jesucristo sea la piedra angular, puesta por Dios para que la humanidad pueda ser feliz.
Sin embargo, el poder de Dios es mucho más grande y llegará el tiempo en que tendremos todos que reconocer que “la piedra (es decir Jesucristo) que desecharon los arquitectos  (de este tiempo), es ahora la piedra angular”.
Esto solamente ha podido hacerlo el mismo Dios y es un verdadero milagro que será patente para toda la humanidad.
  • San Pedro
En este párrafo breve la primera carta del apóstol nos invita:
+ Alabar a Dios porque la resurrección de Cristo nos ha hecho nacer de nuevo.
Qué hermosa costumbre la de muchos cristianos que ponían a sus hijos el nombre de “Renato” que significa “renacido”, a la vida nueva que nos trajo Jesús.
+ La fe probada en estos momentos es un tesoro “de más precio que el oro”.
Con ella llegaremos “a ser alabanza y gloria y honor cuando se manifieste Jesucristo”.
+ Finalmente San Pedro nos felicita por algo muy importante que a veces no pensamos:
“No habéis visto a Jesucristo y lo amáis; no lo veis y creéis en Él; y os alegráis con un gozo inefable... alcanzando así la meta de nuestra fe: vuestra propia salvación”.
  • Versículo aleluyático
La alabanza ahora nos viene de parte de Jesús que nos dice:
“Dichosos los que crean sin haber visto”.
  •  Evangelio
Encontramos en este párrafo de San Juan el saludo del resucitado que nos repite como tantas veces oímos en la liturgia:
“Paz a vosotros”.
Qué importante es vivir en paz con Dios, con los hermanos y con nosotros mismos.
El Resucitado trae siempre el gozo de su Espíritu. Por eso el evangelista advierte que:
“Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor”.
Jesús, en el mismo día de la Pascua, les da a los apóstoles el poder de perdonar los pecados instaurando así la confesión:
“Recibid el Espíritu Santo, a quienes les perdonéis los pecado les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos”.
A continuación advierte el evangelio que no estaba Tomás y, por más que le dijeron los otros que habían visto a Jesús resucitado, se negó a creer.
Ocho días después Jesús vuelve por el apóstol que le negó la fe y, dirigiéndose de frente a Tomás, le dijo:
“Trae tus dedos, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo sino creyente”.
Santo Tomás nos enseñó una preciosa fórmula de oración y adoración:
“¡Señor mío y Dios mío!”
Jesús termina con estas palabras que acogen a Tomás, pero deja claro que serán más dichos “los que crean sin haber visto”.
Aprovechemos este hermoso día para renovar nuestra fe en Jesucristo nuestro Redentor y Señor de la Divina Misericordia.

José Ignacio Alemany Grau, obispo

11 de abril de 2020

JESÚS NOS INVITA A RESUCITAR



La mejor forma de comenzar nuestra reflexión en el día de la resurrección de Jesucristo es la alegría del rito de entrada cuya antífona dice así:
“He resucitado y aún estoy contigo, has puesto sobre mí tu mano: tu sabiduría ha sido maravillosa… En verdad ha resucitado el Señor. A Él la gloria y el poder por toda la eternidad”.
Este es el motivo de alegría más grande que tiene la Iglesia de Jesús en este día.
Te invito a meditar las pequeñas oraciones, antífonas y textos en los que verás el gozo pascual de la Iglesia.
  • Hechos de los apóstoles
San Pedro es movido por el Espíritu Santo para que vaya a la casa de Cornelio, un pagano que lo ha mandado llamar, inspirado por Dios para convertirse él y su familia.
En la casa de este pagano Pedro da un testimonio fuerte y claro de la muerte y resurrección de Jesucristo, llevando a toda la familia a la conversión:
“Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que Él había designado”.
Con qué gozo advierte Pedro que él estuvo con Jesús comiendo y bebiendo después de su resurrección.
  • Salmo 117
Se trata de uno de los salmos largos, del que tomamos unas palabras que la Iglesia aplica a este día de Pascua:
“Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo... Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia”.
  • San Pablo
La segunda lectura es muy breve, pero muy importante por el pedido que nos hace el apóstol:
“Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios”.
Si tanto le hemos costado a Cristo para abrirnos las puertas del cielo, es justo que aprovechemos para ganar, durante nuestra vida, tesoros para el cielo.
Lo de aquí no dura y cuando nos vamos, aquí se queda.
Los tesoros que cosechamos para la eternidad serán nuestra felicidad para siempre.
  • Secuencia
Este cántico recoge algo de la muerte y resurrección de Jesús que es comparado con el Cordero que vino salvar a la humanidad.
Este Cordero, que es Cristo, luchó con la muerte. La Vida triunfó para siempre sobre la muerte.
A continuación narra el encuentro de la Magdalena con Jesús que canta gozosamente su victoria:
“Resucitó de veras mi amor y mi esperanza”.
Terminemos también nosotros pidiéndole a Jesús que, en estos momentos difíciles, haga realidad estas palabras:
“Rey vencedor, apiádate de la miseria humana”.
  • Verso aleluyático
Nos invita a alegrarnos con lo que es el motivo fundamental de la Pascua, tal como nos pide San Pablo:
“Ha sido inmolada nuestra víctima pascual, Cristo. Así pues celebremos la Pascua en el Señor”.
  • Evangelio
El Evangelio de San Juan nos cuenta que María Magdalena al ver el sepulcro vacío fue corriendo a avisar a Pedro y a Juan:
“Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.
No es fácil imaginar lo que en esos momentos pensaron los dos apóstoles.
Fueron corriendo al sepulcro y encontraron que de verdad estaba vacío y los lienzos bien doblados.
Primero entró Pedro. Pero lo hermoso es lo que Juan cuenta de sí mismo:
“Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro: vio y creyó”.
Hermoso acto de fe. Es posiblemente el primero que creyó antes de ver al Resucitado.
Su amor a Jesucristo le llevó a aceptar así la resurrección del Maestro.
Que en este día de Pascua, en medio de nuestro “aislamiento social obligatorio”, encontremos paz y alegría, sabiendo que Jesús con su resurrección, nos abrió para siempre la posibilidad de gozar eternamente en el cielo y nos invita a resucitar con Él.
Recordemos siempre que Jesús camina con nosotros y de una manera especial se siente feliz cuando lo invitamos, como familia, a acompañarnos en casa:
“¡Quédate con nosotros, Señor!”.

José Ignacio Alemany Grau, obispo

4 de abril de 2020

EL SIERVO DE DIOS Y DE TODOS


Hoy es domingo de ramos. Nos trae añoranzas.
Los cantos, la procesión, las palmas y ramos de olivo…
Este año será distinto. Pero Jesús y nuestro amor son el mismo.
Hoy nos toca fidelidad.
Hagamos esta reflexión en seis puntos pues sería muy largo extendernos en cada uno de ellos.
  • Los Ramos

Jesús entra en Jerusalén y la multitud aclama:
“¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”.
Jesús viene siempre.
En el necesitado material o espiritualmente.
Viene a pedirte. Más que cosas te pide a ti.
Pero estas palabras cobran su sentido pleno en la Santa Misa. Después del “Santo”, repetimos: “Bendito el que viene” y en seguida la consagración.
Es Jesús que viene con su cuerpo, sangre, alma, y divinidad. Dios y hombre verdadero: ¡Bendito sea!
  • El Prefacio
En el pórtico de la Semana Santa el prefacio nos invita a entrar de lleno en lo esencial del misterio del Triduo Pascual:
“El cual, siendo inocente, se entregó a la muerte por los pecadores, y aceptó la injusticia de ser contado entre los criminales. De esta forma, al morir, destruyó nuestra culpa y, al resucitar, fuimos resucitados”.
Desde el principio de la semana agradezcamos a Jesús. A Él se lo debemos todo.
  • Isaías
“Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado”.
Tendremos lengua de discípulo si vamos a “su escuela” para saber decir en los momentos difíciles, como los que estamos viviendo, “una palabra de aliento al abatido”.
Jesús llevó esto al extremo y soportó todos los tormentos para poder escucharnos y sanarnos a todos.
  • Salmo 21
Este salmo hay que leerlo en el Calvario con mucha fe, meditando lo que dicen los evangelistas. De esta manera nos parecerá un párrafo más del evangelio con todos los detalles:
“Se burlaban de mí… Meneaban la cabeza diciendo: acudió al Señor; que lo ponga a salvo, que lo libre si tanto lo quiere… Me taladran las manos y los pies, puedo contar todos mis huesos...
Se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica…”
Todo esto vivió nuestro amigo Jesús en el Calvario.
  • San Pablo
El apóstol nos muestra el camino de la providencia divina para con todos nosotros:
“Baja si quieres subir”.
Este dicho ascético se cumple en Jesús que se humilló como el hombre más humilde, hasta la muerte más humillante, la cruz.
“Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el nombre sobre todo nombre”.
Como a Él, a todos nosotros nos sucederá lo mismo; si vivimos la humildad verdadera Dios nos glorificará.
  • Evangelio
En este ciclo A, San Mateo nos presenta el resumen de la pasión de Cristo desde la traición de Judas hasta la sepultura de Jesús.
Cada detalle nos da para ir meditando toda la Semana Santa.
+ “¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego?”
Es Judas que traiciona a su amigo Jesucristo y lo vende por treinta monedas.
+ “Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar…
¿Soy yo acaso, Maestro?”
Es Judas que quiere disimular.
Cuando Judas sale del cenáculo, el corazón de Cristo se esponja y comienza un precioso compartir.
+ “Padre mío si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad”.
Como hombre verdadero, Jesús tiembla y suda sangre ante la muerte horrible que se avecina.
Su voluntad humana se somete a la divina. Es el gran misterio de la única Persona divina que tiene verdadera naturaleza humana y también divina.
+ “Tú lo has dicho… desde ahora veréis que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso”.
En lugar de adorarlo, gritan: “¡Es reo de muerte!” y empiezan a escupirle y abofetearlo.
+ Al “ver Pilato que todo era inútil… se lavó las manos en presencia de la multitud diciendo: soy inocente de esta sangre”.
Así se lavan las manos los jueces inicuos, cuando condenan a un inocente.
+ “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
Misterio insondable. Jesucristo que es Dios gritándole a Dios al final de su vida.
+ “Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu”.
Por fin, Jesucristo, descansaste y tu muerte es el principio de la vida para todos nosotros.
Gracias por tu muerte y gracias, sobre todo, por tu resurrección.

José Ignacio Alemany Grau, obispo