29 de mayo de 2021

DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

 
Ante todo agradecemos la revelación de este misterio de un Dios en tres Personas, que estuvo oculto durante siglos y con la venida de Jesús al mundo nos descubrió el gran tesoro de cómo es el Dios único a quien durante siglos adoró el pueblo de Israel como un privilegio muy especial y único entre todos los pueblos.

  • Prefacio

Les invito a profundizar en el prefacio de hoy que nos describe la realidad del misterio que no podremos comprender nunca, pero que el Señor nos revela para que en la medida que podamos, lo entendamos para conocerle, amarle y adorarle como quiere Él de cada uno de nosotros:

“… Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Que con tu único Hijo y el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor. No una sola Persona sino tres Personas en una sola naturaleza.

Y lo que creemos de tu gloria, porque tú lo revelaste, lo afirmamos también de tu Hijo y también del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción.

De modo que al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna divinidad adoramos tres Personas distintas, de única naturaleza e iguales en su dignidad.

  • Deuteronomio

El Deuteronomio nos habla de Dios como el único Dios. Este misterio es un gran descubrimiento ante todos los otros pueblos paganos que tenían multitud de dioses limitados.

También nos invita a guardar sus preceptos para ser felices en la tierra y nos promete esa misma felicidad para los hijos y descendientes.

  • Salmo 32

Desea la felicidad al pueblo. Pero no porque el pueblo ha escogido a Dios como Señor sino porque es el Señor quien escogió ese pueblo que en el Antiguo Testamento era Israel.

El salmo nos repite la predilección de Dios por sus fieles:

“Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia”.

Y así podrán librar sus vidas de la muerte y encontrar alimento en tiempo de hambre.

  • San Pablo

Nos habla de las maravillas que produce en nosotros el Espíritu de Dios:

El Espíritu Santo nos hace hijos de Dios.

El mismo Espíritu da testimonio de que nosotros somos hijos de Dios y no esclavos por lo que nos invita a repetir en nuestra oración: “Abbá, Padre”, reconociendo nuestra filiación.

Este mismo Espíritu es el que nos da la verdadera libertad y nos promete la misma herencia de Jesucristo si lo imitamos en los sufrimientos para ser con Él glorificados. La herencia es la misma de Cristo: Dios.

  • Verso aleluyático

Nos repite un precioso versículo del Apocalipsis:

“Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, al Dios que es, que era y que viene”.

Este Dios maravilloso que nos ha creado y ahora nos invita a gozar de Él eternamente.

  • Evangelio

Nos habla de la actitud misionera que deben tener los que siguen a Jesús y con el poder que le ha dado el Padre nos pide a todos:

“Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado”.

Es importante tener en cuenta que el bautismo católico tiene que hacerse como pide Jesús: en el nombre expreso de las tres Divinas Personas de la Santísima Trinidad y nunca en nombre de la familia o de una comunidad.

Finalmente, Jesús consciente que se va al cielo y deja sin su presencia a sus discípulos les hace la gran promesa para ellos y para sus sucesores hasta el fin de los tiempos:

“Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.

Esta es la seguridad que nos deja Jesús y muy importante ya que por encima de todas las tentaciones y problemas de la vida podemos contar con Él.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

22 de mayo de 2021

PENTECOSTÉS

Hoy, amigos, les presento unos pensamientos sueltos como reflexión homilética.

+ Pentecostés = Cincuenta

Esta palabra tuvo una evolución.

Primero, se celebraba la recolección de las primeras cosechas cincuenta días (siete semanas) después de la Pascua.

Segundo, en este día se celebraba la entrega de la Ley de Dios a Moisés, más o menos cincuenta días después de la salida de Egipto.

Tercero, en el Nuevo Testamento, a los cincuenta días de la resurrección de Jesús, celebramos la venida del Espíritu Santo, Pentecostés.


+ Qué celebramos

La venida del Espíritu Santo que se manifestó con un viento impetuoso, lenguas como de fuego, el don de lenguas y la conversión de la mente y del corazón de todos los que esperaban al Espíritu Santo con María y los apóstoles.

+ Otros pentecostés

Hubo otros pentecostés, venida del Espíritu Santo, en tiempo de los apóstoles; por ejemplo, en la casa de Cornelio, en la comunidad orante de Jerusalén que pedía fuerza para evangelizar con valentía. En otros diversos momentos se repitió esta efusión.

+ Continuas efusiones del Espíritu

Continuamente en la Iglesia se repite, de una manera más sencilla, la efusión del Espíritu Santo, especialmente cuando se celebra cada sacramento.

Esto se da también en nuestros días y seguirá hasta el fin del mundo.

+ La acción del Espíritu

En cada uno de nosotros el Espíritu nos hace hijos de Dios y es Él quien nos invita a repetir la palabra “Padre” al hablar con Dios.

+ Cómo hacer oración al Espíritu Santo

Pidiéndole que venga a nosotros para que nos enseñe a rezar, a vivir y profundizar la Palabra de Dios.

Procuremos repetir muchas veces con la Iglesia:

“¡Ven, Espíritu Santo!”

+ Manera práctica de pedir el don del Espíritu Santo

La manera más práctica y eficaz es pedir como nos enseñó Jesús:

“Pidan al Padre en mi nombre y os concederá”.

Nosotros repetimos muchas veces en nuestra Asociación:

“Padre Dios, por amor a Jesús, llénanos de tu Espíritu, como llenaste a María”.

Viniendo a las lecturas de la solemnidad

  • Hechos de los Apóstoles

Nos explica cómo fue la venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia la primera vez en Jerusalén, el día de Pentecostés.

  •  San Pablo a los gálatas

El apóstol nos explica cómo el Espíritu Santo nos ayuda a fructificar. Solemos llamarlos “frutos del Espíritu Santo”:

“El fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí”.

Termina Pablo invitándonos: “Si vivimos por el Espíritu marchemos tras el Espíritu”.

  • Evangelio de San Juan

Jesús nos dice cuál será la obra del Espíritu Santo cuando venga:

“Nos guiará hasta la verdad plena”.

Como conclusión les invito a rezar la preciosa secuencia que la liturgia tiene para este día:

“Ven, Espíritu Divino… Ven, dulce Huésped del alma… Entra hasta el fondo del alma… Riega la tierra en sequía… Reparte tus siete dones”.

¡Aleluya! ¡Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor!

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

15 de mayo de 2021

ME VOY Y ME QUEDO

Jesús dijo:

“Salí del Padre y vine al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre”.

Qué dos partes tan distintas en esta frase.

La primera parte se refiere a la novedad de que venía para sufrir, ser maltratado, morir en una cruz.

Y la segunda al gran desahogo:

Aunque quería tanto a los hombres, qué gozada pensar “¡me voy al Padre!”.

Es lo que dijo también a la Magdalena el día de Pascua:

“Subo al Padre mío y Padre vuestro, Dios mío y Dios vuestro”.

Su venida fue maravillosa: porque vino solo y al regresar “llevó cautiva la cautividad”, es decir, la multitud de los salvados.

  • Hechos de los apóstoles

Lucas empieza este libro de los Hechos de los Apóstoles y lo dedica como el evangelio a Teófilo, amigo de Dios, que somos todos nosotros.

En este inicio de los Hechos resume Lucas lo último que hizo Jesús resucitado:

Se apareció a los discípulos y les fue acompañando y enseñando las cosas del Reino de Dios y les pidió que esperaran reunidos en Jerusalén hasta que fueran “bautizados por el Espíritu Santo”.

Con este bautismo la fuerza del Espíritu los llevó a ser sus testigos por todo el mundo.

Finalmente describe la ascensión y los ángeles que les dicen… “como ha subido, volverá un día”… es decir, como Rey para el juicio final.

  • Salmo 46

Es precioso y totalmente referido a esta fiesta por lo que será bueno que lo repitamos varias veces en el día, como un himno de alabanza:

“Dios asciende entre aclamaciones, el Señor al son de trompetas. Tocad para Dios, tocad. Tocad para nuestro Rey, tocad”.

Porque Dios es el Rey del mundo, tocad con maestría… pueblos todos batid palmas. Aclamad a Dios con gritos de júbilo”.

  • San Pablo

Hace una petición muy importante que haremos bien en profundizarla leyendo el párrafo de hoy.

Fijémonos en esto.

Dios “ilumine los ojos de vuestro corazón, para que podáis comprender la esperanza a la que os llama”.

Finaliza glorificando a Jesús:

“Todo lo puso bajo sus pies y lo dio a la Iglesia como cabeza sobre todo”.

Que nosotros también en este día de la Ascensión glorifiquemos a Jesús.

  • Verso aleluyático

Es la petición que hizo Jesús, al fin de su vida, según San Mateo:

“Id y haced discípulos de todos los pueblos… Yo estoy con vosotros todos los días”.

Por consiguiente Jesucristo es la mejor compañía que podemos tener si es que de verdad tenemos fe en Él.

  • Evangelio

San Marcos nos cuenta la despedida de Jesús de una manera muy breve con la que termina su relato evangélico.

El gran pedido de Jesús:

“Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.

El que crea y se bautice se salvará. El que no crea será condenado”.

Qué importante es que todos los discípulos aprendamos la responsabilidad que tenemos sobre los demás para darles a conocer el evangelio de Jesús.

Termina el evangelista diciendo que Dios fue colaborando con los apóstoles “confirmando la Palabra con las señales que los acompañaban”, es decir, los milagros que él nos cuenta.

Es maravilloso poder contar con Dios en el apostolado, también con los signos externos, si tenemos fe en las palabras de Jesús.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

8 de mayo de 2021

SI NO HAY TRONCO, NO HAY FRUTO

En este domingo la liturgia nos habla sobre lo más profundo del amor que podemos tener nosotros: el amor trinitario que el Padre nos da a través de Jesús.

  • Hechos de los Apóstoles

Hoy la historia de la Iglesia nos cuenta cómo Pedro fue llamado por el Señor para llevar el Evangelio a Cornelio que era un centurión romano que lo mandó llamar porque quería conocer la Buena Nueva.

Al llegar Pedro a su casa, Cornelio, muy respetuoso, quiso postrarse ante él y Pedro se lo impidió:

“Levántate que soy un hombre como tú”.

Pedro les enseñó lo fundamental cristiano y, mientras hablaba, se dio un verdadero Pentecostés:

“Todavía estaba hablando Pedro, cuando cayó el Espíritu Santo sobre todos los que le escuchaban”.

Ante el movimiento, las lenguas extrañas… Pedro, iluminado por el Señor, dijo:

“No se puede negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros”.

Con este regalo se bautizaron todos los que estaban en la casa.

Es bueno que entendamos que no hubo un solo Pentecostés sino que se repitió varias veces en los primeros tiempos de la Iglesia. Más aún, también en nuestros días, por la imposición de manos de los distintos sacramentos recibimos la efusión del mismo Espíritu.

Aprovechemos este don para hacer nuestra oración y para actuar con valentía y fidelidad.

  • Salmo 97

Respondiendo un poco al texto de la primera lectura, el salmo nos dice que el Señor ha revelado su salvación no solo a Israel sino a todas las naciones:

“El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia…

Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios”.

  • Carta de San Juan

El apóstol nos habla del amor que es su tema característico y muy querido.

Él enseña que el amor verdadero es de Dios y que “Dios es amor”. Por eso el que no ama no es de Dios.

La prueba mayor de que Dios nos ama “es que Dios envió a su Hijo único para que vivamos por medio de Él.”

Por eso si hay amor verdadero tiene que ser el de Dios.

Tengamos presente, sin embargo, que el amor no consiste en que nosotros hemos amado a Dios sino que es Él quien nos amó primero y nos envió a su Hijo, para que, quitándonos los pecados, podamos amar de verdad.

  • Verso aleluyático

Si queremos saber que nuestro amor es verdadero tiene que ser porque guardamos su Palabra.

La promesa que nos hace Jesús es que al que ama de esta forma “mi Padre lo amará y vendremos a Él”.

Así nos revela Jesús la presencia de Dios en nuestra alma.

  • Evangelio

Jesús nos habla de lo esencial del amor.

Comienza con una frase maravillosa:

Jesús nos ama como el Padre lo ama a Él. ¿Qué más podemos pedir?

Por eso Jesús nos pide que para nuestro bien permanezcamos siempre en su amor y así estaremos resguardados por el amor del Padre.

La condición para permanecer en este amor es guardar los mandamientos del Padre como lo hizo Jesús.

La conclusión de esta primera parte del Evangelio la saca Jesús mismo diciendo:

“Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría llegue a plenitud”.

No olvidemos que el gozo y la alegría de Jesús es su Espíritu Santo.

Como un segundo pensamiento Jesús enseña cómo quiere ser amado en el prójimo:

“Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado”.

¿Y cómo nos amó Jesús?

Dándonos su vida humana en la cruz y su vida divina en su Palabra y revelaciones.

Él mismo enseñó:

“En esto consiste la vida eterna: en que te conozcan a ti, Padre, y a tu enviado Jesucristo”.

El Evangelio termina con una lección que debe alegrarnos: Quede claro que “no sois vosotros los que me habéis elegido”. Jesús mismo nos eligió para que demos fruto y con esto demos gloria al Padre.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

1 de mayo de 2021

JESÚS Y NOSOTROS UNIDOS AL PADRE

Como criaturas y débiles necesitamos permanecer unidos con alguien que nos dé seguridad ante las mayores dificultades de la vida y sobre todo frente al más allá.

Jesús nos lo explicará en el Evangelio y en las otras lecturas veremos cómo se ayudan los hermanos que se aman en Cristo.

Hechos de los Apóstoles


A Pablo le costó mucho ser aceptado por los cristianos cuando empezó a evangelizar.

Él iba con verdadera pasión proclamando la fe en Jesucristo pero se encontraba con que muchos lo tenían por traidor y otros creían que engañaba.

Sin embargo no se arredró y siguió evangelizando con gran sacrificio.

Se había enamorado de Cristo y nadie lo podría callar.

Hoy nos cuenta San Lucas cómo Pablo convertido, regresó a Jerusalén para evangelizar y aunque le costó empezar, llegó un tiempo en el que se “movía libremente evangelizando en Jerusalén… Discutía también con los judíos de lengua griega” que se propusieron eliminarlo.

Pero los hermanos se enteraron y lo llevaron a Cesarea y desde allí lo enviaron a Tarso.

  • Salmo responsorial 21

Nos invita a glorificar al Señor y a comprometernos con nuestras promeesas y votos al Señor. También adelanta un futuro de  glorificación de Dios:

“En su presencia se postrarán las familias de los pueblos… ante Él se inclinarán los que bajan al polvo”.

El salmista espera que Dios le haga vivir para Él y que su descendencia sirva al Señor y proclamará las grandezas del Señor a las futuras generaciones.

  • 1 San Juan

Comienza con un consejo muy importante para que evitemos tener un amor de palabrería, o de boca solamente. El nuestro debe ser un amor de verdad y con obras.

Repite, una vez más, este mandamiento de Dios: “que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó”.

En este mandamiento podemos decir que se reduce toda la enseñanza de San Juan, tanto del Evangelio como de sus cartas: el amor a Dios en Cristo y el amor al prójimo.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda un hermoso pedido que Jesús nos repite en la última cena:

Permaneced en mí y yo en vosotros, para que deis fruto abundante.

Este verbo “permanecer” lo repite Jesús dada la importancia que tiene, ya que nosotros solemos ser bastante inconstantes.

  • Evangelio

El Evangelio de hoy es una bellísima alegoría, es decir una parábola continuada, en la que Jesús, una vez más se presenta como el “Yo soy” y compara a la Trinidad Santa con nosotros, formando una vid. De esta manera podríamos resumir lo que nos dice Jesús: que el Padre es el dueño de la vid, Jesús mismo es el tronco al que estamos unidos todos los fieles como los sarmientos a la planta.

Profundizando nosotros podríamos sacar la conclusión de que la raíz y sabia que nutre toda la planta es el Espíritu Santo, es decir el amor del que Jesús habla continuamente.

Jesús saca la conclusión de que solo si permanecemos en Él podremos alcanzar la alegría de la fecundidad que es el fruto abundante.

Nos advierte también: “Sin mí no podéis hacer nada”.

Termina diciéndonos el párrafo de hoy que si permanecemos de verdad unidos a Jesús podemos pedir todo lo que queramos y se realizará.

Finalmente nos advierte Jesucristo que el Padre “recibe gloria cuando damos fruto abundante” y es entonces cuando somos verdaderos discípulos de Jesús.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo