26 de septiembre de 2020

LA VOLUNTAD DEL PADRE



Todos sabemos que hay que hacer la voluntad de Dios. Lo repetimos en la oración que nos enseñó Jesús, pero es preciso hacerla con puntualidad, amor y alegría.

  • Ezequiel

Dios es justo en su proceder y nadie puede quejarse de Él con justicia.

El profeta pregunta qué hace el Señor con el justo que comete la maldad. Si muere en su pecado, por la maldad que cometió se condena.

En cambio, “cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida”.

Esa es la justicia del “proceder del Señor”.

  •  Salmo 24

Aprovecha este salmo que habla de la misericordia, pidiendo a Dios que te enseñe sus caminos para avanzar por ellos en lealtad. Con el salmista pidamos:

“Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; no te acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud; acuérdate de mí con misericordia por tu bondad”.

  • San Pablo

Es muy interesante escuchar a San Pablo que quiere conseguir algo muy importante de los filipenses que son sus grandes amigos:

“Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría”.

No es fácil imaginar qué va a pedir San Pablo, pero evidentemente que se trata de evangelizar. Por eso lo que les pide con tanta preparación es la caridad, el gran mandamiento:
“Manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir”.

El pedido lo concreta con estas palabras:

“Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús”.

A continuación el apóstol nos presenta el resumen de la vida maravillosa de Jesucristo que, por nuestro amor, siendo Dios, se hizo esclavo de todos y humillado, para darnos su vida en la cruz.

De su humillación brotó la exaltación del Padre que le otorgó:

“El Nombre-sobre-todo-nombre”.

Ese nombre que todos debemos adorar es el de “Señor” : “Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre”.

  • Verso aleluyático

La liturgia nos pide que escuchemos las enseñanzas de Jesús que vamos a leer en el Evangelio, recordando nuestra actitud de escucha:

“Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco y ellas me siguen”.

Escuchar a Jesús y cumplir lo que nos pide es nuestro camino a la perfección.

  • Evangelio

A los enemigos que siempre lo acompañan para tener de qué acusarlo, Jesús les ofrece una parábola interesante con su aplicación y todo, para que recapaciten y se conviertan.

Será bueno que también nosotros aprovechemos esta reflexión para hacerla nuestra y ver cómo cumplimos la voluntad del Señor.

Se trata de un Padre que manda a sus dos hijos a trabajar a la viña.

El primero contesta: “¡No quiero! Pero después recapacitó y fue”.

El segundo, en cambio, contestó enseguida: “¡Voy, señor! Pero no fue”.

Es evidente que el que obedeció al padre fue el primero. Pero también es claro que ninguno de los dos hizo plenamente feliz a su padre aquel día.

Debemos decir sí y cumplir con nuestro deber para hacer, de verdad, la voluntad de Dios.

Finalmente hay que recordar que es Jesús el que saca la conclusión para ayudar a los sumos sacerdotes y ancianos:

“Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del Reino de Dios”.

Una conclusión muy fuerte pero que el Señor justifica.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

19 de septiembre de 2020

¿ES BUENO HACER CONTRATOS CON DIOS?

¿ES BUENO HACER CONTRATOS CON DIOS?


Las lecturas de hoy nos invitan a buscar siempre a Dios y a fiarnos de Él porque nuestro Creador es tan maravilloso que siempre está dispuesto a acogernos.

  • Isaías

Según los exegetas el libro de Isaías tiene tres autores.

El segundo va desde el capítulo 40 al 55 que es el que hoy leemos en la liturgia.

Este segundo Isaías, dentro del plan de Dios, escribe para consolar a Israel de tantos sufrimientos padecidos. Invita al pueblo:

“Buscad al Señor mientras se deja encontrar. Invocadlo mientras está cerca”.

Incluso invita a los que se han portado mal a abandonar su pecado: Regrese al Señor y Él tendrá piedad, a nuestro Dios que es rico en perdón”.

Jesús nos enseñará que el Señor está dentro de nosotros…

Aprovechemos para invocarlo siempre y confiar en Él.

  • Salmo 144

El salmista insiste en el mismo consejo de Isaías:

“Cerca está el Señor de los que lo invocan sinceramente”.

Aprovechemos para bendecirlo y alabarlo que es nuestra obligación como criaturas:

“Día tras día te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás. Grande es el Señor, merece toda alabanza, es incalculable su grandeza… El Señor es clemente y misericordioso… Es cariñoso con todas sus criaturas”.

  • San Pablo

El apóstol Pablo abre su corazón. Parecen luchar el espíritu apostólico y la fidelidad a Jesús, a quien ama intensamente. Por eso advierte:

“Para mí la vida es Cristo y una ganancia el morir”.

Esto es lo que desea su corazón.

Por otra parte, su misión de apóstol le hace comprender que los fieles lo necesitan.

La conclusión de San Pablo, conversando con su querida comunidad de Filipos, es ésta:

“Pero si vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger. Me encuentro en este dilema: por un lado deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero por otro lado, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros”.

Vaya o no a visitarlos lo que importa es que “lleven una vida digna del Evangelio de Cristo”.

Así es el celo y valentía de un apóstol enamorado de Jesús y fiel a la evangelización.

  • Verso aleluyático

Alude al momento en que una de las mujeres que escuchaban a Pablo en Filipos, llamada Lidia, sintió que “Dios le abrió el corazón para que aceptase lo que decía Pablo” y nosotros ahora pedimos a Dios que nos abra el corazón para acoger el Evangelio:

“Ábrenos el corazón, Señor, para que aceptemos las palabras de tu Hijo”.

  • Evangelio

Leyendo esta parábola he pensado que no es lo mejor hacer un contrato con Dios.

No porque Dios no lo vaya a cumplir, sino porque quizá no quedaremos contentos nosotros:

Se trata de un propietario, que representa a Dios en la parábola.

Sale temprano a contratar obreros para su viña.

Convienen en un precio que corresponde a lo normal: un denario, el sueldo de un día y empiezan a trabajar.

Después vuelve a salir el propietario y contrata más trabajadores en horas distintas.

No hay contrato sino que les dice simplemente: “vayan a mi viña y les pagaré lo conveniente”.

Fijémonos en los ojos de los obreros al atardecer.

Los últimos abren los ojos como faros al recibir un denario por una hora de trabajo… ¡Jamás se les habría ocurrido!

Los primeros, los del contrato, reciben lo que acordaron, un denario.

Sus ojos miran la moneda enfurecidos: ¡nos has igualado con los de una hora a nosotros que trabajamos todo el día!

Son las cosas de Dios.

Mejor es fiarse de Él que hacer un contrato.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

12 de septiembre de 2020

PERDONAR DE CORAZÓN

PERDONAR DE CORAZÓN

Entre los efectos posibles de esta pandemia pueden quedar los resentimientos y enfrentamientos fruto de estar tanto tiempo con las mismas personas.

Pero además es frecuente, entre los seres humanos, causarse voluntaria o involuntariamente muchas heridas.

Todo esto necesita del perdón.

Y es lo que nos quiere enseñar la liturgia este domingo. De todas maneras debemos  tener presente también cómo Jesucristo insistió en el deber de perdonar y nos dio un ejemplo especialísimo perdonando a los que le crucificaban.

Así lo vivieron los mártires que murieron perdonando a sus asesinos.

  • Eclesiástico

Se presta a una meditación profunda porque nosotros pedimos a Dios alegremente perdón de nuestros pecados, pedimos también su ayuda, su gracia y nosotros no perdonamos al prójimo:

“¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la salud al Señor?... Perdona la ofensa a tu prójimo y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas”.

  • Salmo 102

El salmo trata de la misericordia del Señor:

“El Señor es compasivo y misericordioso”. Él nos arropa con su bondad: “No nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas”, sino que nos perdona y “aleja de nosotros nuestros delitos”.

  • San Pablo

Nos invita a tomar conciencia de lo que es Jesucristo para nosotros.

Nos advierte que no somos para nosotros mismos, sino que como criaturas, pertenecemos a Dios, gracias a Jesucristo que con su vida y su muerte nos ha ganado para Dios:

“Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor”.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda la caridad fraterna tal como la pide Jesucristo en la última cena:

“Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado”.

  • Evangelio

Es una parábola genial por la fuerza que tienen las comparaciones que pone Jesucristo entre el rey, que representa a Dios, y el empleado que representa al hombre.

Pedro preguntó a Jesús: “Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar?”.

Y piensa que siete veces es suficiente.

Para enseñar que tenemos que perdonar siempre, Jesucristo presenta esta parábola:

Un empleado debe a su señor una cantidad fabulosa, diez mil talentos, que vienen a ser unos cien millones de denarios.

En cambio, la deuda de un compañero para con el empleado, es de cien denarios; es decir lo que corresponde al sueldo de un obrero cien días. De esta manera Jesucristo quiere que pensemos que nuestra deuda para con Dios es infinitamente superior.

Y lo que nos debemos unos a otros, los humanos, no es gran cosa en realidad.

Impresiona que las palabras del deudor a su rey sean las mismas que le dice el compañero al empleado:

“Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”.

El rey movido a compasión perdona, en cambio el consiervo mete en la cárcel a su compañero hasta que le pague el último centavo.

Dios es perdón y misericordia. Si lo aceptamos en nuestra vida tenemos que aprender el perdón sin límites para con el prójimo.

Por eso terminará su parábola Jesucristo con esta enseñanza:

“Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano”.

Por eso nos enseñó en el padrenuestro: “Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos”.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

5 de septiembre de 2020

¿SE PUEDE ANUNCIAR LA VERDAD HOY?

    

¿SE PUEDE ANUNCIAR LA VERDAD HOY?


La humanidad necesita saber la verdad.

Pero le tiene miedo. Por eso las tinieblas oscurecen la verdad y no permiten que nadie la anuncie.

Si la anuncias te desprestigian. Parecería que el mundo necesitara de la tiniebla para subsistir, pero seamos valientes y que no nos venzan las tinieblas de la mentira y la corrupción.

  • Ezequiel

Dios dice al profeta:

“Te pongo como centinela”.

Este es el papel del evangelizador enviado por Dios ayer, hoy y mañana.

Meditemos la enseñanza que hoy nos da el profeta Ezequiel:

Te envío para que corrijas. Si no lo haces el otro morirá en su pecado, él lo pagará pero tú también por no haberlo corregido.

En cambio, si lo corriges y no quiere cambiar, él perecerá pero tú no.

La enseñanza bien clara es la que leemos en la Carta a los hebreos sobre la corrección. Es preciso corregir para que la gente pueda convertirse.

  • Salmo responsorial

Es el 94. Es muy conocido y, si tienes costumbre de rezar el oficio divino, con mucha frecuencia lo encontrarás.

Será bueno que este día lo medites de una manera especial:

“Ojalá escuchéis hoy mi voz: no endurezcáis el corazón… como lo hicieron vuestros padres que me pusieron a prueba y me tentaron aunque habían visto mis obras”.

Tenemos que aprovechar la misericordia del Señor para convertirnos y especialmente para poder descubrir sus maravillas.

  • San Pablo

Nos pide: “A nadie debáis más que amor”.

Maravilloso programa para la vida de perfección.

Pero si no cumplimos con este deber de fraternidad evangélica, seremos responsables de la pérdida del hermano.

Por eso enseña el apóstol que el decálogo, en los siete últimos mandamientos, se resume en esta frase: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Viviendo según esos mandamientos “cumplimos la ley entera”.

  • Verso aleluyático

Dios reconcilió al mundo por medio de Cristo y nosotros hemos sido elegidos para compartir “la palabra de la reconciliación” con todos los hombres.

Esto para nosotros constituye un privilegio y una responsabilidad.

  • Evangelio

Profundicemos estos puntos:

+ La corrección

“Si tu hermano peca” repréndelo siguiendo los pasos que indica Jesús. Pero ante todo tengamos en cuenta que no se trata de cualquier defecto sino de un pecado grave.

En esta corrección Jesús quiere que mantengamos siempre la caridad verdadera. Por eso nos propone estos pasos:

Primero corrígelo a solas. “Si te hace caso has salvado a tu hermano”.

Ø  Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos para que todo quede entre ellos.

Ø  “Si no les hace caso díselo a comunidad y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como a un gentil”. De esta manera Jesús busca que no se ofenda la caridad.

+ Poder de perdonar

Como hoy se trata de pedir perdón, Jesús asegura que los apóstoles tendrán el poder de perdonar:

“Lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo…”

+ Oración de la comunidad

A continuación Jesús nos habla del poder que tiene la oración cuando oramos en comunidad:

“Si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo”.

+ La Presencia de Jesús

Finalmente, Jesús nos anima asegurando su presencia y protección:

“Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo