11 de octubre de 2025

LA GRATITUD ES UN TESORO - Domingo XXVIII del tiempo ordinario

 

Una de las cosas que más nos agradan es encontrarnos con una persona agradecida que con sinceridad manifiesta su gratitud

Hoy la liturgia nos presenta un ejemplo de gratitud que conmueve, y también un ejemplo de la ingratitud que nos desagrada a todos.

  • Libro 2 Reyes

Naamán es un hombre agradecido de corazón. Tiene una grave enfermedad, su cuerpo cubierto de lepra. Ha recorrido todos los medios y divinidades de aquel tiempo para que lo sanen y, finalmente, llega a Israel donde se encuentra con el profeta Eliseo. Le pide con humildad la sanación y, aunque parezca un poco sin sentido, Naamán «se bañó siete veces (en el Jordán) como había ordenado el profeta Eliseo, y su carne quedó limpia de la lepra como la de un niño».

Naamán regresa buscando al profeta de Dios para agradecerle y, al mismo tiempo, para reconocer la divinidad del Dios de Israel: «Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra más que el de Israel. Acepta un regalo de tu servidor».

Eliseo rechazó su regalo.

Y dijo Naamán: «Entonces, que a tu servidor le dejen llevar tierra, la carga de un par de mulas, porque en adelante tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otro Dios fuera del Señor».

Aquí encontramos un modelo de gratitud por parte de Naamán y también el ejemplo de un auténtico profeta del Señor.

  • San Pablo

El apóstol habla a su discípulo Timoteo y le pide: «Haz memoria de Jesucristo resucitado de entre los muertos...».

Después de describir sus sufrimientos por los elegidos, explica el motivo de estos: «Para que ellos también alcancen la salvación lograda por Cristo Jesús con la gloria eterna».

Y añade unas palabras que han quedado grabadas como guía para la vida del cristiano: «Es doctrina segura: si morimos con Él, viviremos con Él. Si perseveramos, reinaremos con Él. Si lo negamos, también Él nos negará. Si somos infieles, Él permanece fiel porque no puede negarse a sí mismo».

Tengamos en cuenta estas palabras para aprender a vivir y a cosechar lo que hayamos sembrado.

  • Verso aleluyático

Es san Pablo quien nos aconseja en este domingo en que reflexionamos sobre el agradecimiento cuál es la voluntad de Dios: «Dad gracias a Dios en toda ocasión: esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros».

  • Evangelio

Un buen día Jesús se encontró con diez leprosos que le suplicaban: «Jesús, Maestro, ¡ten compasión de nosotros!».

Conmovido, Jesús les dijo: «Id a presentaros a los sacerdotes».

Era lo que prescribía la ley cuando uno se curaba de lepra.

Obedientes a la Palabra de Jesús, fueron los diez a mostrarse limpios de la lepra. Pero luego solamente uno de ellos, y este samaritano, volvió a donde estaba Jesús para agradecerle.

La respuesta espontánea de Jesucristo fue: «¿No han quedado limpios los diez? ¿Los otros nueve dónde están? ¿No ha habido más que este extranjero para dar gloria a Dios?».

Todo termina con la felicitación implícita de Jesucristo por el agradecimiento de este extranjero: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

En la vida ordinaria hay mucha gente desagradecida y la verdad es que después de hacer un esfuerzo por ellos, resulta doloroso reconocer su ingratitud.

Tengamos presente además que el encuentro sincero con Jesús cura no solamente el cuerpo sino también el alma.

Si vivimos en la amistad de Dios se lo debemos a Jesús porque es nuestro Redentor y porque expresamente nos ha llamado amigos.

5 de octubre de 2025

SEÑOR, AUMÉNTANOS LA FE - Domingo XXVII del tiempo ordinario

 

Un buen día los apóstoles dijeron a Jesús: «Auméntanos la fe».

La respuesta del Señor no fue lo que esperaban los suyos, sino más bien les hace ver que en realidad no tienen fe y, por lo tanto, no es fácil aumentársela.

He aquí la respuesta de su Maestro:

«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “arráncate de raíz y plántate en el mar”, y la morera os obedecería».

Para convivir necesitamos fe. Por un lado, está la fe humana que es creer a otras personas que son como nosotros; y, por otro lado, tenemos la fe divina que consiste en creer en Dios y en sus promesas y «someterse libremente a la Palabra escuchada porque su verdad está garantizada por Dios que es la verdad misma».

Como un ejemplo de la verdadera fe el Catecismo Católico nos presenta a «la Virgen María que es la realización más perfecta de la fe».

  • Habacuc

El profeta Habacuc, por su parte, se queja ante Dios por las dificultades y horrores y hasta la violencia que hay en el ambiente.

La conclusión que saca este profeta la tenemos al final del texto:

«El injusto tiene el alma hinchada, pero el justo vivirá por su fe».

Estas palabras coinciden con la gran enseñanza de Jesús a sus discípulos.

  • Salmo 94

Nos invita a escuchar la voz del Señor de no endurecer el corazón, de ahí que termine pidiéndonos:

«Ojalá escuchéis hoy su voz: no endurezcáis el corazón como en Meribá… cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras».

  • San Pablo

En su carta a Timoteo San Pablo le insta, una vez más, a mantener la fe que ha recibido del apóstol, y le dice: «No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero».

También pide a su discípulo: «Toma parte en los distintos trabajos del Evangelio» y además le pide que: «Ten delante la misión que yo te di con mis palabras sensatas y vive de la fe y amor en Cristo Jesús».

Después de darle estas recomendaciones, el apóstol le dice a Timoteo: «Guarda este precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo».

Un consejo muy importante para que nosotros valoremos y enseñemos la verdad del Evangelio, como lo hizo Pablo durante toda su vida.

  • Verso aleluyático

El verso aleluyático, con las palabras del apóstol San Pedro, refuerza la enseñanza de este domingo:

«La Palabra del Señor permanece para siempre y esta Palabra es el Evangelio que os anunciamos».

  • Evangelio

Cuando los discípulos piden a Jesús que aumente su fe, el Señor les da una clara respuesta de fe y humildad, tal como señalamos al principio de esta reflexión.

Además, Él enseña con la actitud del dueño de casa que cuando llega del campo no le dice a su criado que cene primero, sino que, por el contrario, resaltando la importancia del dueño, le dice: «Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo; y, después, comerás y beberás tú».

Después de esto el Evangelio concluye diciendo que no se trata de esperar una recompensa o agradecimiento, sino que con sincera humildad el criado debe decir:

«Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer».

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

27 de septiembre de 2025

POR QUÉ SUFRIÓ EPULÓN Y GOZÓ LÁZARO - Domingo XXVI del tiempo ordinario

 

La liturgia de hoy nos presenta una dolorosa realidad que es la misma de siempre.

En la humanidad hay unos que tienen todo y otros que no tienen nada.

Como nos dirá Jesús en el Evangelio… mientras unos comen y tiran la comida al mar para mantener los precios o la ropa al desierto para que nadie la pueda aprovechar, otros andan medio desnudos y hambrientos.

Debemos tener las cosas claras: tener riquezas como fruto del trabajo está bien. Lo que no está bien es no compartir y ver impasibles la pobreza y hambre de otros.

Veamos algunos textos de las lecturas de hoy.

  • Amós

Vean con qué lujo vivían en su tiempo unos pocos, mientras la mayoría del pueblo pasaba hambre y necesidad de lo indispensable:

«Os sentáis en lecho de marfil arrellenados en divanes, coméis carneros del rebaño y terneras del establo. Canturreáis al son del arpa, inventáis como David instrumentos musicales. Y no os doléis del desastre de José».

El castigo de Dios será el destierro, anuncia el profeta.

  • Salmo 145

Alabemos al Señor que se compadece de todos:

«El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos… Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados».

  • San Pablo

El amor al dinero, nos dice en su carta a Timoteo, es raíz de todos los males; por eso invita, en el párrafo de hoy, a actuar bien:

«Tú, hombre de Dios, huye de estas cosas (el santo busca apartarse de la enseñanza malsana y de la codicia de las que hablan los versículos anteriores), busca la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Combate el buen combate de la fe».

Y, finalmente, aconseja a los ricos:

«A los ricos de este mundo ordénales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en la incertidumbre de la riqueza sino en Dios que nos provee de todo en abundancia (…) Que hagan el bien, sean ricos en buenas obras, generosos y dispuestos a compartir». Esta es la mejor promesa para todos los que tienen riquezas:

«Así atesorarán un excelente fondo para el porvenir y alcanzarán aquella que es realmente la vida verdadera».

  • Verso aleluyático

Jesús, que tenía todas las riquezas, quiso compartir con nosotros hasta el punto de enseñar San Pablo: «Jesucristo siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza».

  • Evangelio

Epulón (comilón), tenía todo el lujo y lo demuestra Jesús hablando de su comida, porque «banqueteaba espléndidamente cada día. Además, vestía con lujo, de púrpura y lino».

Eso no era pecado, lo malo era que no tenía ni un poco de misericordia con el pobre que se moría de hambre a su puerta.

Jesús tiene una pincelada que aclara la extrema situación: «que hasta los perros se acercaban a Lázaro para lamerle las llagas».

Cuando mueren los dos, Lázaro va al seno de Abraham, es decir, el «limbo de los justos» que esperaban la resurrección de Jesús para entrar en el cielo. Y el otro fue sepultado en los infiernos.

Epulón, desde allí, gritó desesperadamente a Abraham: «Ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua porque me torturan estas llamas».

Abraham le contesta que la situación ya no tiene remedio:

«Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida y Lázaro, a su vez, males. Por eso encuentra aquí consuelo mientras tú padeces».

En resumen, podemos decir que debemos aprovechar el tiempo porque solo aquí se gana la eternidad.

Con la muerte ya no hay remedio.

Amigos, tengamos en cuenta que el gran regalo de Dios a la humanidad es el tiempo para que durante él podamos ganar la verdadera riqueza de la que gozaremos eternamente en el cielo.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista



20 de septiembre de 2025

¿CUÁNDO LA RIQUEZA ES UN TESORO?

 

Si aparece en el mercado un nuevo invento, inmediatamente «los amigos de lo ajeno» maquinan la forma de robarlo… Un simple teléfono o una tarjeta bancaria se convierten en seguida en una fábrica de robos. Pero vayamos por partes.

  • Profecía de Amós

Nos presenta al hambriento de riquezas que sufre cuando llega un día de fiesta y no puede vender. Solo piensa en exprimir al pobre: «Despojáis a los miserables diciendo: “¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el trigo y el salvado, para ofrecer el grano?”».

Otra forma de robar, según el mismo profeta: «Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanza con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo…».

  • Salmo 112

Es una alabanza al Señor que defiende al pobre, ya que, a diferencia de otros, el Señor tiene preferencia por los sencillos y los desposeídos:

«Alabad siervos del Señor… Bendito sea el nombre del Señor ahora y por siempre… Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo».

  • San Pablo

En la Carta a Timoteo, después de pedir oraciones por todos los hombres, advierte el apóstol que la oración es buena y grata a los ojos de Dios «que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad».

A continuación, nos asegura la bondad de Dios y su unidad. Por medio de Jesucristo la humanidad entera puede llegar a Dios:

«Para Él estoy puesto como anunciador y apóstol, (digo la verdad, no miento)». Y además se reconoce maestro de los gentiles en la fe y en la verdad.

San Pablo concluye dando este consejo: «Quiero que sean los hombres los que recen en cualquier lugar, alzando las manos libres de ira y divisiones».

  • Verso aleluyático

Presenta una de las grandes contradicciones que nos cuesta creer, pero encierra una gran verdad: «Jesucristo siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza».

Por aquí hay que descubrir el secreto de la liturgia de hoy.

  • Evangelio

Creo que son muchas las interpretaciones que podemos hacer de esta escena del Evangelio de San Lucas.

Se trata de un hombre que tiene que despedir a su administrador debido a su mala gestión:

«Entrégame el balance de tu gestión porque quedas despedido».

Dejamos de lado la parábola y vamos al Catecismo Católico:

«El precepto del desprendimiento de las riquezas es obligatorio para entrar en el reino de los cielos» (2544).

A continuación, en el numeral 2545, citando a la Lumen Gentium (42) nos advierte: «Todos los cristianos han de intentar orientar rectamente sus deseos para que el uso de las cosas de este mundo y el apego a las riquezas no les impidan, en contra del espíritu de pobreza evangélica, buscar el amor perfecto».

Ahora te invito, querido lector, a sacar tus conclusiones:

Por parte de San Lucas tenemos la reacción del administrador que, como no tiene fuerzas para cavar ni valor para mendigar, empieza a robarle a su amo, quitando de las deudas pendientes que le tienen, una buena cantidad para esperar encontrarse luego con buenos amigos, gracias a su «maniobra administrativa».

Por su parte, Jesús termina alabando la astucia de este hombre: «El amo felicitó al administrador injusto por la astucia con la que había procedido».

Nos dice también el Señor que «los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz».

A pesar de todo, nosotros sacamos una conclusión que está en los mandamientos que aprendimos de pequeños: «¡No robarás!».

Jesús nos ha dejado bien claro: «“Bienaventurados los pobres de espíritu”. Las bienaventuranzas revelan un orden de felicidad y de gracia, de belleza y paz.  Jesús celebra la alegría de los pobres a quienes pertenece ya el reino» (CIC 2546).

En el numeral 2547 del CIC, leemos: «El Señor se lamenta de los ricos porque encuentran su consuelo en la abundancia de bienes…».

Amigo lector, me gustaría que leyeras ahora la parábola del Evangelio de este día y sacaras tus propias consecuencias.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

14 de septiembre de 2025

EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ - Domingo XXIV del tiempo ordinario

 La Iglesia en este domingo recuerda, con varias instituciones religiosas, la Exaltación de la Santa Cruz.

Evidentemente que lo que se exalta no es un simple madero, sino al Dios que quiso manifestar su amor en la humillación más grande. Meditemos hoy en el amor infinito de todo un Dios que se dejó crucificar para demostrar su amor a los hombres y salvarlos.

  • Libro de los Números

Nos encontramos con un mal momento del pueblo de Israel. El pueblo murmuró contra el Señor y contra el maná que le había dado como alimento en medio de las arenas candentes del desierto:

«¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo».

A pesar de todo, sabemos que en la tradición del pueblo de Dios el maná tenía un sabor muy especial que satisfacía el hambre de cada uno.

Ante el privilegio que le concedió el Señor de tener un alimento suficiente, Dios, como castigo, les envía las serpientes venenosas «que los mordían, y murieron muchos israelitas».

El pueblo se arrepiente y pide a Moisés que suplique a Dios que lo perdone. Como respuesta Dios no los liberó de las serpientes, sino que ordenó a Moisés: «Haz una serpiente venosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla».

Sabemos que ese estandarte es el símbolo de la cruz de Cristo que salvaría más tarde a toda la humanidad.

  • Salmo 77

Escarmentados con el ejemplo que vivió Israel en el momento terrible de las serpientes venenosas, acudimos a la misericordia infinita de Dios pidiéndole que no olvidemos las acciones maravillosas que hizo Dios con su pueblo:

«Cuando los hacías morir lo buscaban y madrugaban para volverse hacia Dios. Se acordaban de que Dios era su roca, el Dios altísimo su redentor.

Lo adoraban con sus bocas, pero sus lenguas mentían… Dios, en cambio, sentía lástima, perdonaba su culpa y no lo destruía».

Acudamos siempre a la misericordia infinita de Dios que está más allá de nuestros pecados.

  • San Pablo

En la Carta a los filipenses nos presenta el verdadero «estandarte» de nuestra salvación:

«Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios… Se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz».

Ahora también nosotros acudimos a la misericordia infinita de Jesús para pedirle perdón por nuestros pecados y proclamar que «Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre».

¡En Él está nuestra salvación!

  • Verso aleluyático

Nos invita a adorar a Cristo y bendecirlo porque es nuestro Salvador:

«Te adoramos, oh, Cristo, y te bendecimos porque con tu cruz has redimido al mundo».

  • Evangelio de San Juan

Es la impresionante lección que Jesucristo le da a Nicodemo que acude a Él de noche, por temor a ser visto por los judíos. Haciendo alusión a la primera lectura, le dice:

«Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre para que todo el que cree en Él tenga vida eterna».

A continuación, nos habla del amor infinito de Dios que fue capaz de entregar al mundo para su salvación a su propio Hijo único.

La llegada de Jesucristo tiene una clara explicación: Dios «no mandó su Hijo al mundo para condenarlo, sino para que el mundo se salve por Él».

Este es el gran regalo de la misericordia infinita de Dios.

Por eso, no adoramos la cruz como un signo de tortura (hay tantos que la llevan hoy) sino que en ella fue crucificado Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, y con fe lo adoramos y aprovechamos de «su entrega» a través de su muerte y resurrección.

Con San Pablo repetimos también hoy:

«Dios lo levantó sobre todo y le concedió el Nombre sobre todo nombre…

Y toda lengua proclame: “¡Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre!”.

***

 

En este día 14 de septiembre de 2025, cumpleaños del Papa León XIV, le deseamos un día muy feliz y le prometemos nuestra sincera oración para que Dios pueda actuar por medio de él:

«¡FELIZ CUMPLEAÑOS, PAPA LEÓN!».

6 de septiembre de 2025

JESÚS RECLAMA EL PRIMER PUESTO - Domingo XXIII del tiempo ordinario

La liturgia de este domingo guarda una unidad muy importante para cada uno de nosotros, hombres y mujeres de este tiempo.

  • Libro de la Sabiduría

Nos habla de dos realidades que constituyen la persona humana. En primer lugar, nos hace una pregunta que no es fácil responder:

«¿Qué hombre conoce el designio de Dios? ¿Quién comprende lo que Dios quiere?».

Desde aquellos tiempos el hombre tenía claro que posee razonamientos fiables por naturaleza:

«Su cuerpo mortal es lastre del alma y la tienda terrestre abruma la mente que medita».

Si bien nos dice que en el ser humano hay una «mente que medita», sin embargo, hay además una gran confusión que llevamos dentro de nosotros porque «¿quién rastreará las cosas del cielo? ¿Quién conocerá el designio de Dios si Tú no le das sabiduría?».

Cuando la parte material va unida conscientemente a la parte espiritual, tenemos la grandeza del auténtico ser humano:

«Solo así fueron rectos los caminos de los terrestres, los hombres aprendieron lo que Te agrada».

  • Salmo 89

Es una invitación para que meditemos la grandeza y, al mismo tiempo, la pequeñez del ser humano: «Tú reduces el hombre a polvo diciendo: “retornad, hijos de Adán”».

Para el salmista Dios viene a ser como un sembrador: «Los siembras año por año como hierba que se renueva por la mañana, y por la tarde se seca».

El escritor sagrado se vuelve a Dios pidiéndole, y nosotros con él: «Que adquiramos un corazón sensato. Por la mañana sácianos de tu misericordia y toda nuestra vida será alegría y júbilo».

  • San Pablo

El apóstol nos enseña la diferencia que hay entre un bautizado y uno que no lo ha sido: Filemón, siendo pagano, tuvo a Onésimo como esclavo, pero ahora tanto Filemón como Onésimo son bautizados y es distinta la manera de relacionarse que debe tener Filemón con Onésimo.

El tiempo que hubo de separación entre los dos cambió totalmente la mirada para contemplar al mismo hombre. Por esta razón, dice San Pablo:

«Quizá se apartó de ti para que lo recobres ahora para siempre y no como esclavo, sino mucho mejor: como hermano querido».

Filemón aprendió a valorar a la persona en todas sus dimensiones al recibir la fe con el bautismo y comprendió que un cristiano tiene un valor muy grande al bautizarse, por eso San Pablo mismo añade:

«Si yo lo quiero tanto, ¡cuánto más lo has de querer tú como hombre y como cristiano!».

  • Verso aleluyático

Pedimos al Señor que nos ayude a descubrir el valor de la persona humana a la luz de la fe: «Haz brillar tu rostro sobre tu siervo. Enséñame tus leyes».

  • Evangelio

El Evangelio de San Lucas, en este día, tiene varias enseñanzas muy importantes para el verdadero cristiano. Comienza Jesús diciendo:

«Si alguno se viene conmigo y no POSPONE a su padre y a su madre… incluso a sí mismo: no puede ser discípulo mío».

No hay contradicción entre estas palabras y el mandamiento del amor fraterno: «Ámense unos a otros como yo los he amado».

Tengamos siempre presente en nuestra mente y corazón: JESUCRISTO ES EL PRIMERO EN TODO.

A continuación, nos pide Jesús seguirlo a Él cargando la cruz de cada día, para que seamos auténticos discípulos y nos presenta dos parábolas que aclaran la enseñanza.

Tenemos que llegar a conocer perfectamente el valor de la vida del cristiano para que no nos suceda como al que pensaba construir una casa y por no haber previsto el dinero que necesitaba, «la gente decía: este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar».

También tenemos el caso del rey que va a la guerra con cinco mil hombres enfrentándose a su enemigo que tiene diez mil hombres. Si ve imposible la victoria, se verá obligado a pedir condiciones de paz.

La conclusión de la reflexión que nos propone la liturgia es muy clara e importante, porque el ser humano tiene dos tiempos que son dos valores muy distintos: uno terreno, temporal y material, que es la primera parte de nuestra vida en este mundo; y otro espiritual y eterno que tenemos que merecer mientras vivimos en la primera etapa de nuestra existencia.

Ánimo, amigos: con el tiempo ganamos la eternidad.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

31 de agosto de 2025

CÉDELE EL PUESTO A ESTE - Domingo XXII del tiempo ordinario

Me gusta observar cuando comienzan a sentarse las personas que se creen bien formadas; cómo algunas se empujan para ubicarse en los primeros asientos. Con frecuencia recuerdo el Evangelio de hoy en esos momentos.

  • Eclesiástico

Nos ofrece una gran enseñanza a todos nosotros:

«Es grande la misericordia de Dios y revela sus secretos a los humildes».

Corregir al humilde siempre tiene éxito; en cambio, resalta la maldad del cínico que no tiene cura: «Es brote de mala planta».

Pero el sabio, más bien, aprecia las sentencias de los sabios y tiene «el oído atento a la sabiduría». Este sí merece que se le escuche y que se le corrija a tiempo porque aprecia la verdadera sabiduría.

  • Salmo 67

Los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios rebosando de alegría. El salmista alaba a Dios, «Padre de huérfanos y protector de viudas».

De Él dice que desde su santa morada protege a los desvalidos y libra a los cautivos.

El salmo termina alabando a Dios que derrama una copiosa lluvia que alivia la tierra extenuada.

  • Carta a los hebreos

El párrafo de este domingo comienza negando la llamada de Dios al hombre en un fuego encendido, con nubarrones y tormenta y sonido de trompeta, con gran temor, como ocurría en el Antiguo Testamento.

Más bien con Jesucristo, en la nueva alianza sellada con su sangre, Dios se hace cercanía: «Vosotros os habéis acercado al monte Sion, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a millares de ángeles en fiesta… y al Mediador de la nueva alianza, Jesús».

  • Verso aleluyático

Es una invitación a seguir de cerca a Jesús que carga con su cruz y mantiene sus enseñanzas:

«Cargad con mi yugo y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón».

Jesús es el Maestro y debemos aprender de Él todas sus virtudes humanas y divinas, en la medida que nos corresponde, especialmente la mansedumbre y la humildad que tanto cuesta al corazón humano, rebelde y orgulloso por naturaleza.

  • Evangelio

El Evangelio nos presenta una escena muy corriente en muchos ambientes de nuestra sociedad. Jesús se da cuenta de que los invitados pugnaban por los primeros puestos y sin más comenzó con esta parábola:

«Cuando te conviden a una boda no te sientes en el puesto principal, no sea que hallan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que les convidó a ti y al otro y te dirá: “Cédele el puesto a este”».

Jesús describe la vergüenza del que se sentó antes de tiempo, al tener que ir a ocupar el último lugar del banquete.

Por el contrario, Jesús propone la humildad del que se sienta en el último lugar en la boda, y va hasta él el señor de la fiesta y le dice: «Amigo, sube más arriba».

Son las dos actitudes que Jesús destaca: el orgulloso que quiere ponerse en el primer lugar y el humilde que por haber sido sacrificado y ponerse en el último lugar será glorificado.

La gran enseñanza de Jesús es esta:

«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos… Invita a pobres, lisiados, cojos, ciegos: Dichoso tú poque no pueden pagarte. Te pagarán cuando resuciten los justos».

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

23 de agosto de 2025

SI CORRIGES, HAZLO POR AMOR - Domingo XXI del tiempo ordinario – ciclo C

Todos cargamos una gran cantidad de defectos y la verdad es que nos duele cuando alguien se atreve a corregirnos. Meditemos en Jesucristo que es el modelo de toda perfección y aprenderemos a corregir y a ser corregidos.

  • Isaías

Se trata de un breve párrafo que debemos meditar con profundidad porque sin duda que puede referirse a la Jerusalén del cielo, lo mismo que a la Jerusalén capital de Israel, y en tantos otros sentidos y aplicaciones que nos ayudarán a entender mejor estas palabras del gran profeta:

«Yo vendré para reunir a las naciones de toda lengua: vendrán para ver mi gloria. Les daré una señal…».

El profeta termina diciendo que Jerusalén recibirá a toda clase de personas «y de entre ellos escogeré sacerdotes y levitas».

  • Salmo 116

Con una antífona muy importante que dice: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio», nos invita a glorificar a Dios con estas palabras: «Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos. Firme es su misericordia con nosotros. Su fidelidad dura por siempre».

  • San Pablo

Nos enseña el Apóstol que la corrección sincera es siempre fruto del amor:

«Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, no te enfades por su reprensión porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos».

Nos invita Pablo a tener la humildad de recibir la corrección como hijos que se alegran cuando el Padre los corrige: «Después de pasar por la corrección nos da como fruto una vida honrada y en paz».

  • Verso aleluyático

Es muy importante esta frase de Jesús que destruye todo relativismo:

«Yo soy el camino y la verdad y la vida».

Con Jesús debemos sentir el cariño del Padre Dios que nos ama:

«Nadie va al Padre sino por mí».

  • Evangelio

Un buen día un señor, cuyo nombre no conocemos, preguntó a Jesús, y su pregunta era bastante negativa: «¿Señor, serán pocos los que se salven?».

La respuesta de Jesús para aquel señor y para todos nosotros es muy inteligente:

«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: “Señor, señor, ábrenos”». Y desde dentro se oirá la voz del señor diciendo: «No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados».

No se trata de los motivos o excusas que creamos tener nosotros sino de la realidad que Dios conoce perfectamente.

Por eso, si queremos entrar en la casa de Dios no va a ser por nuestras opiniones sino por lo que Dios conoce en su infinita sabiduría y misericordia de cada uno de nosotros.

Durante nuestra vida aprovechemos las correcciones que nos vienen directamente de Dios y las que puedan hacernos los hombres y corrijamos, cuando sea preciso, con sinceridad y caridad verdadera.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

17 de agosto de 2025

¿FUEGO O PAZ? Domingo XX del tiempo ordinario – ciclo C


Hay una enseñanza fundamental en la Iglesia de Jesús. Él ha enseñado a todos los hombres y mujeres, de antes y de después, del Antiguo y nuevo Testamento, a dar la vida por el bien del pueblo de Dios. Las cruces que vemos por doquier nos recuerdan la entrega amorosa del Maestro de Nazaret.

  •  Jeremías

Quisieron eliminarlo porque según sus enemigos con sus profecías desmoralizaba la ciudad, y lo metieron en un aljibe que no tenía agua, pero tenía tanto barro que hubiera muerto si no hubiera sido porque, a última hora, Ebedmelek providencialmente fue a pedir al rey Sedecías: «Mi rey y señor, esos hombres han tratado inicuamente al profeta Jeremías arrojándolo al aljibe donde morirá de hambre».

El rey le ordenó sacar del aljibe al profeta Jeremías «antes de que muera».

Así, providencialmente, el Señor salvó a su profeta que había sufrido tanto.

  •  Salmo 39

En el salmo responsorial encontraremos la respuesta de Dios al profeta Jeremías:

«Yo esperaba con ansia al Señor. Él se inclinó y escuchó mi grito…

Afianzó mis pies sobre roca y aseguró mis pasos».

Y con gozo el salmista llega a exclamar:

«Me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios…

Yo soy pobre y desgraciado, pero el Señor se cuida de mí.

Tú eres mi auxilio y mi liberación. Dios mío no tardes».

  • Hebreos

La Carta a los hebreos nos pide evitar todo lo que entorpece nuestro camino para correr en la carrera que nos toca, siguiendo el ejemplo de «Jesucristo que, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios».

Concluye el texto pidiéndonos: «Recordad al que soportó la oposición de los pecadores y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado».

  • Verso aleluyático

Nos recuerda una vez más al Buen Pastor que habla de los que le siguen y se conocen mutuamente: «Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco y ellas me siguen».

  • San Lucas

Nos presenta la contradicción, al menos aparente, del mensaje de Jesucristo que, por un lado, nos habla de la paz, y por otro, del fuego de la separación:

«He venido a prender fuego en el mundo y ¡ojalá estuviera ya ardiendo!»

Jesús mismo habla de que Él «tiene que pasar un bautismo y qué angustia hasta que se cumpla».

Seguramente porque los apóstoles se dieron cuenta de esta contradicción entre la paz y el fuego, Jesús mismo pregunta y Él mismo se da la respuesta:

«¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división».

A continuación, Jesús concreta cómo hasta en una familia habrá verdadera división entre los que sigan su doctrina y los que la rechacen.

Así, amigos, nos deja Jesucristo a los que le seguimos: entre el fuego y la paz. La fidelidad nos obligará en ocasiones incluso a dejar a la familia por seguir a Jesús.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista


2 de agosto de 2025

LA CONTRADICCIÓN DE LA VIDA CRISTIANA

 

Tenemos que esforzarnos continuamente para superarnos nosotros mismos y los que dependen de nuestra vida o trabajo.

El Espíritu Santo pondrá equilibrio en las contradicciones que se nos presentan a diario.

  • Eclesiastés

Nos habla de la vanidad de la mayor parte de las cosas de este mundo.

Tenemos que trabajar, pero que sea con sabiduría y ciencia y pensando también en el trabajo que necesitan hacer los otros.

Esta pregunta, profunda y dolorosa, la tiene que resolver cada uno:

«¿Qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?».

La respuesta puede ser dolorosa, pero tenemos que hacerla fecunda:

«De día su tarea es sufrir y penar, de noche no descansa su mente».

Si todo eso se hace como simple realización humana y no buscamos la voluntad de Dios, todo ello será simple vanidad:

«Vanidad de vanidad, todo es vanidad».

  • Salmo 89

El salmista reconoce que «Dios es nuestro refugio día tras día, de generación en generación».

Por otra parte, él canta la relatividad de los tiempos para nuestro Creador y llega a decir que «mil años de los hombres son como un ayer que pasó».

Y termina pidiendo al mismo Señor que sea Él «quien nos enseñe a calcular nuestros años para adquirir un corazón sensato:

Ten compasión de tus siervos».

  • San Pablo

Nos invita a aprovechar el tiempo que Dios nos ha dado de vida teniendo como meta, no tanto los bienes de este mundo que son pasajeros, sino «los bienes de arriba donde está Cristo sentado a la derecha del Padre».

En Cristo tenemos un lugar seguro para nuestros tesoros espirituales: «Porque habéis muerto y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios».

De todo esto saca una consecuencia San Pablo:

«Dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia».

Y a estos malos sentimientos los llama verdadera idolatría.

Por otra parte, nos pide que no nos dejemos engañar valorando la apariencia de estos bienes efímeros.

Muy por el contrario, nos pide buscar siempre a «Cristo que es la síntesis de todo y está en todos».

  • Verso aleluyático

Es Jesús mismo en el Evangelio de San Mateo quien nos asegura la felicidad en el reino de los cielos: «Dichosos los pobres en el espíritu porque de ellos es el reino de los cielos».

  • Evangelio

San Lucas nos cuenta que aprovechando Jesús una petición inoportuna explica una parábola a sus oyentes: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».

Jesús toma como insensata esa propuesta y dice:

«Un hombre rico tenía una gran cosecha… Se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Entonces me diré a mí mismo: ‘hombre, tienes bienes acumulados para muchos años. Túmbate, come, bebe, y date buena vida’”».

En aquel momento «Dios le dijo: “necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?”».

De esta manera Jesucristo nos advierte que hay bienes materiales necesarios, pero los importantes son los bienes espirituales para poder gozar de ellos en el reino de los cielos.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista