12 de julio de 2025

DOS COSAS, PERO UNA MÁS IMPORTANTE

 

A nuestra sociedad le cae muy mal que le manden. Cada uno cree que es la autoridad de sí mismo y ahí acaba todo. Sin embargo, la Palabra de Dios nos enseña un camino muy claro para seguirlo y encontrar el Reino de Dios.

  • Deuteronomio

Nos asegura que todos los seres humanos, lo reconozcamos o no, tenemos inscrito en el corazón la ley de Dios; es decir, los mandamientos que debemos cumplir.

Atendamos:

«Escucha la voz del Señor, tu Dios, guardando sus preceptos y mandamientos… Conviértete al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma».

Por más que la humanidad se resista a obedecer a Dios, sus normas, sus mandamientos, sus leyes, están claras en cada uno de los seres humanos:

«El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo».

Aunque la humanidad sea infiel a Dios, Él no se apartará de ella porque desde dentro la conduce.

  • Salmo 68

«Yo soy un pobre malherido; Dios mío, tu salvación me levante. Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias».

El salmista nos da un consejo muy importante para todos:

«Miradlo los humildes y alegraos, buscad al Señor y revivirá vuestro corazón».

  • San Pablo

El apóstol nos presenta hoy su gran himno a Cristo que deberíamos meditar porque nos habla de la profundidad de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, «porque por medio de Él fueron creadas todas las cosas, celestes y terrestres».

De esta manera la invitación del apóstol es para admirar, glorificar y reconocer la grandeza de Jesucristo. Para nosotros resulta muy importante esta afirmación de San Pablo: Jesús es «el principio, el primogénito de entre los muertos y así es el primero en todo».

En Jesucristo el Padre Dios ha querido reconciliar consigo todos los seres del cielo y de la tierra: ¡Jesús es una maravilla!

Por eso nos alegra saber que nuestro Papa León XIV ha puesto a Jesucristo como centro de unidad y amor para toda la Iglesia.

  • Verso aleluyático

Queramos reconocerlo o no, todas las criaturas tenemos que afirmar hoy con el evangelista San Juan:

«Tus palabras Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de vida eterna». Jesús es Dios.

  • Evangelio

El capítulo diez de San Lucas resulta muy interesante para meditarlo en este domingo XV del tiempo ordinario:

Un maestro de la ley pregunta: «¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?»

Jesús le hace dar la respuesta a él mismo, con las palabras de la Escritura, puesto que es un maestro:

«¿Qué lees en la Ley?».

El maestro responde: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser y al prójimo como a ti mismo».

Jesús lo felicita y parece que ahí quedó todo. Pero aquel maestro no se contenta, quizá por vanidad o quizá porque quiere aprender y pregunta:

«¿Y quién es mi prójimo?».

Jesús aprovecha para contarnos a todos la parábola del «buen samaritano».

Este señor se encuentra por el camino con un hombre herido y despojado de todo y, aunque no es de su religión, sintió lástima de él, «se le acercó, lo vendó y echándole aceite y vino en las heridas, lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a la posada y pagó. Dijo al posadero: “cuida de él y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta”».

Al terminar la parábola, Jesús pregunta al maestro de la Ley: «¿Cuál te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».

Él contestó: «El que practicó la misericordia con él».

Jesús concluyó aquel día, y sigue diciéndonos a todos, lo que le dijo al maestro de la Ley:

«¡Anda y haz tú lo mismo!».

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

5 de julio de 2025

LA FUERZA DE LA EVANGELIZACIÓN EN NOMBRE DE CRISTO -Domingo XIV del tiempo ordinario-

No solamente Jesucristo anunció el Evangelio mientras estuvo en este mundo, sino que sostuvo pequeñas experiencias de evangelización con sus discípulos por los pueblos y aldeas para proclamar el reino y los caminos hacia él.

  • Isaías

En el último de sus capítulos predice un bienestar para Jerusalén e invita al pueblo de Dios a festejar a Jerusalén que es como la personificación del pueblo escogido por Dios.

Concreta su fecundidad diciendo: «Yo haré derivar hacia ella como un río la paz, como un torrente en crecida las riquezas de las naciones…».

El Señor multiplicará su fecundidad y la alegría de la paz exaltará al Señor por encima de los demás pueblos.

  • Salmo 65

Pide a toda la tierra que aclame al Señor y que le cante con júbilo porque así lo merece su gloria. Luego el salmista pide que se postre ante el Señor la tierra entera:

«Que toquen en tu honor… Venid a ver las obras de Dios, sus temibles proezas en favor de los hombres».

Finalmente, el salmista pide «a los fieles de Dios que vengan a escuchar, os contaré lo que ha hecho conmigo».

El salmo termina con una bendición al Señor que dice así:

«Bendito sea Dios que no rechazó mi suplica ni me retiró su favor».

  • San Pablo a los gálatas

Pablo, después de haberse convertido a Jesucristo, tiene como única gloria la cruz de Jesús en la que se siente él mismo crucificado y no entendido por el mundo.

Resalta que lo que importa es la criatura nueva que nace del compartir los sufrimientos de Cristo: «La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma, también sobre el Israel de Dios».

En adelante, la única gloria que pide para sí mismo el apóstol es llevar sobre sí los signos de la cruz de Cristo.

  • Verso aleluyático

San Pablo pide «que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón: la Palabra de Cristo habite entre vosotros con toda su riqueza».

Es muy importante que la riqueza de la Palabra de Dios brille en nuestra vida.

  • Evangelio de San Lucas

Narra los consejos que da Jesucristo a los setenta y dos discípulos que irán por los pueblos anunciando la buena noticia del Evangelio.

Empieza pidiéndoles oración: «La mies es abundante y los obreros pocos. Rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies».

La oración es sumamente importante para todo misionero, porque, sea o no consciente de ello, todo el que anuncie la Palabra de Dios tropieza, más o menos pronto, con los enemigos de Dios.

Después de pedir esta oración continúa con unos consejos concretos para los discípulos:

«Cuando entréis a una casa decid primero: “paz a esta casa”».

Si hay gente de paz entre los oyentes «descansará sobre ellos vuestra paz, si no volverá a vosotros… Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan porque el obrero merece su salario».

De todas formas, es muy serio lo que advierte Jesús:

«Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comen lo que os pongan, curad a los enfermos que haya y decid: “está cerca de vosotros el reino de Dios”».

De esta manera el misionero debe ir siempre en nombre del Señor, proclamar su Palabra con respecto al reino y prometer, a quienes escuchen su mensaje la entrada en el reino.

Amigos todos, recuerden que por el bautismo hemos recibido la hermosa misión de proclamar a Cristo a todos los pueblos; empezando por las personas cercanas con las que tenemos más obligación.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

28 de junio de 2025

SOLEMNIDAD DE LOS SANTOS APÓSTOLES PEDRO Y PABLO «Día del Papa»

 

En este domingo la liturgia celebra a las columnas de la Iglesia, Santos Pedro y Pablo.

Esta fiesta, muy importante para la Iglesia, va precedida por una vigilia vespertina que centra su reflexión en las preguntas de Jesús a Pedro, que después de haberle traicionado hizo un triple acto de fe y de amor a su Señor.

  • Hechos de los apóstoles

Los Hechos recogen el momento importante en que Herodes había prendido a San Pedro y esperaba matarlo públicamente.

Un ángel se presentó ante el apóstol y lo liberó de las cadenas que tenía puestas:

«Las cadenas se le cayeron de las manos y el ángel añadió: “Ponte el cinturón y las sandalias”.

Luego añadió: “Échate el manto y sígueme”».

Pedro, en medio de su despiste y admiración, hizo esta reflexión al verse fuera de la cárcel:

«Era verdad: El Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos».

Así meditamos cómo el Señor libró de la cárcel y de la muerte a San Pedro, roca de su Iglesia.

  • Salmo 33

Es un salmo que la Iglesia aplica a la liberación de San Pedro por medio del ángel del Señor:

«Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca, mi alma se gloría en el Señor: Que los humildes lo escuchen y se alegren».

Al verse libre de las cadenas, el salmista exclama: «Proclamad conmigo la grandeza del Señor… Contempladlo y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará».

Como una respuesta a la liberación de Pedro, decimos con él:

«Gustad y ved qué bueno es el Señor dichoso el que se acoge a Él».

  • San Pablo

Da la impresión de que el apóstol escribe a su discípulo Timoteo, consciente del final de su vida:

«Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es inminente».

Pablo reconoce que ha combatido con fidelidad, ha mantenido la fe y siente que el Señor le recompensará su vida sacrificada por el reino de Cristo y lo expresa así:

«El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y llevará a su reino».

  • Verso aleluyático

Está dirigido a Pedro indicando que sobre él se edificará la Iglesia de Jesús y que «el poder del infierno no la derrotará».

  • Evangelio

El Evangelio, que es de San Mateo. Nos habla de una escena entre Jesús y los apóstoles. El Señor pregunta a sus discípulos sobre la opinión de la gente respecto a su Persona. Al principio son distintas y variadas las respuestas de los apóstoles:

«Unos dicen que es Juan Bautista, otros que Elías y otros que Jeremías o alguno de los profetas», pero Jesús, que siempre busca el compromiso personal, les pregunta a todos ellos:

«Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?».

Es el momento impresionante en que Pedro se compromete en nombre de todos:

«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».

La respuesta de Jesús es inmediata y va unida al servicio que le va a pedir a Pedro como representante suyo en la Iglesia:

«Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y el poder del infierno no la derrotará».

A continuación, le da el poder sobre los demás: «Te daré las llaves del reino de los cielos. Lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo».

En este día la Iglesia universal celebra a los grandes apóstoles: Pedro, a quien Jesús deja como su vicario en la tierra y a Pablo, apóstol de los gentiles, por su valentía al evangelizar en el mundo conocido en aquel tiempo. Ambos dieron la vida por Cristo y celebramos con gozo su martirio.

Hoy también celebramos el «Día del Papa», sucesor de San Pedro. Pedimos a Dios que fortalezca al Papa León XIV para que confirme en la fe a toda la Iglesia fundada por Jesús.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

21 de junio de 2025

EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO

 

En esta solemnidad que celebra la Iglesia de una manera muy especial después del sacrificio de Cristo y su resurrección, que hemos admirado durante la Pascua, la Iglesia nos invita a sacar provecho del gran sacramento de la Eucaristía, en este día en que incluso sale del templo a las calles, adornada con flores para exaltar la fe en este gran sacramento.

Muchos devotos se han santificado con la Eucaristía aprovechando este gran don, regalo de Jesús.

  • Génesis

La primera lectura nos lleva a Salén donde antiguamente era rey y sacerdote Melquisedec.

Acudir a Melquisedec es debido a que por primera vez en la Escritura se habla de un sacrificio que es imagen de la Eucaristía.

En efecto, Melquisedec sacó pan y vino para bendecir a Abraham con estas palabras:
«Bendito sea Abraham por el Dios altísimo, creador de cielo y tierra. Bendito sea el Dios altísimo que te ha entregado tus enemigos».

Con este sacrificio Melquisedec quiso alabar la victoria de Abraham contra sus enemigos.

Sabemos que, según la tradición de Israel, Melquisedec era un sacerdote de quien no se sabía nada ni antes ni después de su encuentro con Abraham. En este sentido algunos lo comparan con Jesús Sumo Sacerdote que no perteneció a la casta sacerdotal de Israel, como sí lo eran todos los demás sacerdotes.

  • Salmo 109

Nos encontramos con un salmo que glorifica el sacerdocio de Melquisedec en quien la Iglesia ha visto siempre una figura de Cristo Sumo Sacerdote:

«Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec».

La liturgia entiende que se trata del representante de Dios. Por eso es el Señor el protagonista de este salmo mesiánico:

«Oráculo del Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha y haré de tus enemigos estrado de tus pies».

Y abundando en el tema sacerdotal, añade:

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento…».

Dicho nacimiento lleva al Mesías al sacerdocio supremo, aunque no pertenece, como he dicho, a la casta sacerdotal de Israel.

  • San Pablo

Nos habla de una tradición que él ha recibido y que la transmite ahora por escrito en la Sagrada Escritura:

«Yo he recibido una tradición que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido».

A continuación, nos habla el apóstol de la consagración del pan y del vino, con las palabras de Jesucristo que escuchamos en la santa misa:

«Esto es mi cuerpo… Este es el cáliz de la nueva alianza sellada con mi sangre».

Esta tradición que nos viene por el apóstol San Pablo se ha convertido en la gran fiesta del Corpus Christi (Cuerpo y Sangre de Cristo) que hoy celebramos.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda las palabras del evangelio de San Juan en las que Jesús mismo dice:

«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre».

  • Evangelio

Contiene hoy el relato que encierra un tesoro para la Iglesia todos los días.

Se trata del milagro de la multiplicación de los panes, símbolo de la Eucaristía, narrado por San Lucas:

Al atardecer de aquel día le dicen a Jesús que despida a la gente para que vayan a su casa a comer y descansar, pero el Maestro les responde: «Dadle vosotros de comer».

Había mucha gente y poco pan. Apenas un muchacho presentó cinco panes y dos peces.

Jesús dijo a los apóstoles:

«Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta».

Entonces, «Él tomando los panes y los dos peces alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a sus discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron y cogieron las sobras: doce cestos».

Este milagro contado por el evangelista San Lucas nos deja la bella enseñanza: la imagen sobre el milagro eucarístico que Jesús hará en la última cena diciendo sobre el pan: «Este es mi Cuerpo». Y añadirá la consagración del vino diciendo: «Esta es mi sangre de la nueva alianza».

Es el misterio que la Iglesia adora siempre con tanta delicadeza y gratitud, el mejor regalo de Jesucristo y que hoy celebramos con amor renovado y gratitud a nuestro Redentor y Amigo.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

 

14 de junio de 2025

LA SANTÍSIMA TRINIDAD

En este domingo la Liturgia nos conduce a la meditación del misterio más grande del Cristianismo: Un solo Dios que ha creado todo, que posee todas las virtudes y lo puede todo y, al mismo tiempo, ese único Dios es tres Personas distintas.

  • Proverbios

La Sabiduría infinita de Dios, personificación del Verbo Divino, hablando de sí misma, nos dice:

«El Señor me estableció al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras antiquísimas. En un tiempo remotísimo fui formada antes de comenzar la tierra. Antes de los abismos fui engendrada…».

Pensamos que esta sabiduría pertenece a las tres Divinas Personas porque las tres han creado cuanto existe.

Pensemos un poco más en este párrafo tan bello del libro de los Proverbios:

«… Cuando asentaba los cimientos de la tierra, yo estaba junto a Él como aprendiz, yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia; jugaba con la bola de la tierra, gozaba con los hijos de los hombres».

Cuánto amor compartido por las tres Divinas Personas, antes de la creación del mundo; amor que por el Verbo encarnado llegará a toda la humanidad.

  • Salmo 8

Este salmo glorifica al Señor por sus obras magnífica. Comienza diciendo:

«Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra».

Luego, dejándose llevar de la imaginación ante la obra maravillosa del Creador añade:

«Cuando contemplo el cielo obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para darle poder?».

Luego el salmista admira cómo, a pesar de la pequeñez del hombre, Dios le manifiesta su amor: «lo coronaste de gloria y dignidad».

A este hombre, su creatura, Dios le ofrece todo: «Todo lo sometiste bajo sus pies».

  • San Pablo

Nos enseña que por medio de Jesucristo hemos recibido la justificación y estamos en paz con Dios. Nos dice el apóstol:

«Nos gloriamos en las tribulaciones sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia virtud probada, la virtud, esperanza y la esperanza no defrauda porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado».

  • Verso aleluyático

Este versículo nos invita a repetir, como lo hacemos frecuentemente en nuestra oración:

«Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, al Dios que es, que era y que viene».

De esta manera toda nuestra vida estará en las manos de Dios y dispuestos a hacer su voluntad.

  • Evangelio

Es un párrafo de San Juan en el que Jesús nos habla de las tres Divinas Personas para que glorifiquemos a nuestro Dios:

«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora. Cuando venga el Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena, pues lo que hable no será suyo. Hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir».

Jesucristo, siempre preocupado por la humanidad, nos ofrece el Espíritu Santo para que podamos entender lo que Él dijo y vivió.

Finalmente, el párrafo concluye: «El Espíritu Santo me glorificará porque recibirá de mí lo que os irá comunicando».

Todavía hay otra afirmación más que nos ayuda a descubrir algo del misterio trinitario:

«Todo lo que tiene el Padre es mío».

Si esto mismo que tiene el Padre es lo que por la voluntad del Verbo nos acerca a nosotros el Espíritu Santo, tenemos una pequeña explicación del misterio de la Trinidad Santa. En ella, como solemos decir:

«Todo es común en las tres Divinas Personas, excepto la relación de Personas».

Para expresarlo de una manera muy sencilla: hay un solo Dios y tres Personas distintas a las que amamos y adoramos por igual.

 

+ José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

7 de junio de 2025

DOMINGO DE PENTECOSTÉS

 

Examinando los textos litúrgicos nos damos cuenta de que hay una auténtica revolución en torno a esta fiesta. Tenemos, por un lado, «Misa vespertina de la vigilia; a continuación: «Misa vespertina en forma vigilial» y, por otro lado, vemos la «Misa del día» con una riqueza de lecturas que celebran algo muy importante: la venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia.

  • Hechos de los apóstoles

La primera impresión que tenemos tras la ascensión de Jesús a los cielos es que los apóstoles debieron llenarse de pena porque se les había marchado el gran protector y poderoso ejecutor de milagros. Sin embargo, nos dice expresamente el libro de los Hechos de los apóstoles que volvieron felices a la ciudad, a Jerusalén, a esperar la riqueza del Espíritu Santo, tercera persona de la Trinidad, de la que Jesús les había hablado muchas veces y habían entendido muy poco.

Los Hechos cuentan que volvieron contentos y pasaban el día prácticamente en el templo alabando a Dios y también leemos que estaban en el cenáculo haciendo oración con la Virgen María.

Nos cuentan además que, en un momento concreto, y por inspiración divina, echaron suertes para escoger un suplente de Judas, el apóstol traidor: salió elegido Matías que completó el número de los Doce.

Lo importante de todo esto es que hicieron oración intensa esperando la realización de la gran promesa que les había hecho Jesús: que Él se iba para enviar otro Consolador.

No es fácil entender lo que ellos comprendían sobre las promesas hechas por Jesús.

Lo cierto es que el mismo día de Pentecostés «estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban».

En ese mismo instante vieron aparecer unas pequeñas llamas, «como llamaradas que se repartían posándose encima de cada uno».

En aquel momento, ellos sintieron la fuerza del Espíritu Santo en su interior y que se traducía hacia afuera hablando distintas lenguas, diferentes a la lengua materna que cada uno poseía.

De esta forma se hacían entender por las personas venidas de fuera de Jerusalén, por motivo de la fiesta de Pentecostés. Entre ellos «hay partos, medos y elamitas. Gentes venidas de Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto… Y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua».

  • Salmo 103

La Iglesia, ayer como hoy, invoca al Espíritu Santo: «Envía tu Espíritu Señor y repuebla la faz de la tierra…».

La Iglesia se vuelve alabanza con estas palabras del salmo: «Bendice, alma mía, al Señor. Dios mío qué grande eres. Cuántas son tus obras, Señor, la tierra está llena de tus criaturas».

  • San Pablo

Nos refiere el efecto maravilloso que produce en nosotros el Espíritu Santo:

«Nadie puede decir: “Jesús es Señor” si no es bajo la acción del Espíritu Santo».

A continuación, nos enseña qué cantidad de dones tan distintos son el fruto de la presencia del Espíritu en cada uno de los fieles. Según San Pablo en «un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos».

  • Secuencia

En esta gran solemnidad nos encontramos con una preciosa secuencia que les invito a meditar. Es el gran deseo de la Iglesia para todos sus fieles. Este himno comienza así:

«Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre, don en tus dones espléndido. Luz que penetra las almas. Fuente del mayor consuelo…».

  • Verso aleluyático

Es el gran pedido que frecuentemente repetimos en nuestra oración al Espíritu Santo:

«Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor».

  • Evangelio

Recogemos algunos versículos de los que nos presenta la liturgia del día:

+ «Recibid el Espíritu Santo, a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados. A quienes se los retengáis les quedan retenidos…».

+ «Cuando venga el Defensor que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, Él dará testimonio de mí».

+ Finalmente, nos advierte Jesús la forma más eficaz para sentir la presencia del Espíritu Santo, guardar sus mandamientos: «El que me ama guardará mi Palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y moraremos en él…».

+ «Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo que enviará mi Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho».

Lo importante es que cada uno de nosotros, en la intimidad de la oración a la Santísima Trinidad, invoque la fuerza del Espíritu Santo, fruto de la muerte y resurrección de Jesucristo, para vivir personalmente y ayudar a otras personas según la fuerza del Espíritu, que sigue iluminando y conduciendo a la Iglesia también en nuestros días.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

31 de mayo de 2025

SUBIÓ A LOS CIELOS

 

No nos extraña, ni poco ni mucho, la introducción que tiene la liturgia para esta fiesta de la Ascensión del Señor: «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse».

La Ascensión de Jesús es el gran principio de nuestra esperanza.

  • Hechos de los apóstoles

El principio de este libro está marcado con estas palabras:

«En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu Santo y ascendió al cielo».

Es claro que se refiere, San Lucas, al tercer libro del Evangelio que fue su primer escrito y ahora como que lo continúa en los Hechos de la Iglesia primitiva, es decir, los Hechos de los apóstoles.

Jesús les da un mandato a los apóstoles, después de su resurrección, pidiéndoles que se queden en Jerusalén hasta que venga el Espíritu Santo.

Un buen día, cuando estaban todos en el Monte de los olivos, le hicieron varias preguntas. Jesús no contestó. Comenzó a levantarse sobre la tierra...

Ellos seguían mirando al cielo hasta que la nube se lo quitó de la vista y vieron dos hombres vestidos de blanco que les dijeron:

«Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse».

Este es el gran regalo de la ascensión de Jesús: nos ha enseñado que todos tenemos que ir «hacia arriba» para encontrarnos con Él.

  • Salmo 46

Es un salmo que canta entre músicas y aclamaciones el triunfo que se cumplirá en el Redentor:

«Dios asciende entre aclamaciones, el Señor al son de trompetas».

El salmo continúa pidiéndonos hacer fiesta: «Aclamando al Señor con gritos de júbilo».

Es un salmo que parece escrito precisamente para esta fiesta, el triunfo de la Ascensión del Señor.

  • Hebreos

Comenzamos leyendo que «Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres, sino en el mismo cielo para ponerse ante Dios intercediendo por nosotros».

Evidentemente que el autor de esta carta se está refiriendo a la ascensión de Jesucristo que sube a la gloria, para interceder por la humanidad a la que Él mismo ha redimido con su muerte y resurrección.

Es una verdad que hacemos nuestra en el Credo, cuando decimos: «Subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre».

  • Verso aleluyático

Es el gran mandato de Jesucristo que ha hecho suyo el Papa León XIV últimamente:

«Id a hacer discípulos de todos los pueblos. Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo».

Con la ayuda de Jesús todos debemos ser auténticos misioneros.

  • Evangelio

El Evangelio de hoy pertenece a San Lucas que nos presenta los últimos consejos de Jesús a sus discípulos: después de pedirles que sean sus testigos, les promete una vez más el Espíritu Santo «para que os revistáis de la fuerza de lo alto… Y mientras los bendecía se separó de ellos subiendo hacia el cielo».

Los apóstoles se postraron ante Jesús que ascendía a la gloria y regresaron con mucha alegría a Jerusalén. Y ahí estaban en el templo bendiciendo a Dios.

La fiesta de la Ascensión es para la Iglesia una fiesta de alegría y envío. Alegría porque Jesús nos ha enviado al Espíritu Santo, y de envío porque este es el último mandato del Señor antes de subir a la gloria.

Siguiendo el mandato del Papa San Juan Pablo II tengamos siempre presente que todo bautizado tiene que ser misionero y santo.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo


24 de mayo de 2025

SI QUIERES ENTRAR EN EL MISTERIO DE DIOS - Domingo VI de Pascua

 

Nos llenamos de satisfacción cuando podemos compartir con un grupo de personas que hablan y actúan con alegría y profundidad.

¿Podremos entrar en la intimidad de Dios donde las tres Personas divinas viven en el amor y la alegría más profunda?

Algo podemos intuir en la liturgia de este domingo que nos está preparando para Pentecostés.

  • Hechos de los apóstoles

Mientras predican con tanta ilusión Pablo y Bernabé, como suele suceder, no faltó la cizaña:

Unos judíos quisieron obligar a los convertidos del paganismo al cristianismo a someterse a la ley de Moisés:

Pablo y Bernabé viajaron a Jerusalén para presentar el problema ante la autoridad de los apóstoles.

Los apóstoles «eligieron a Judas Barsabá y Silas, miembros eminentes entre los hermanos y los enviaron con una carta: “Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Silicia convertidos del paganismo…”».

En la misiva alaban a los nuevos cristianos y terminan diciéndoles que no se preocupen y que, solamente se «abstengan de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación».

La carta termina con estas sencillas palabras: «Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud».

No es fácil imaginar la alegría con que recibieron esta noticia los nuevos cristianos de las ciudades evangelizadas por Pablo y Bernabé.

  • Salmo 66

Es una oración de alabanza a Dios en la que se nos invita a todos a glorificarlo con nuestra oración y cantos de alegría:

«Porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra».

  • Apocalipsis

Hace una descripción maravillosa de la Jerusalén celestial que baja del cielo «ataviada por Dios, trayendo la gloria de Dios».

La descripción es preciosa: rodeada de murallas y con doce puertas con los nombres de los apóstoles del Cordero.

Lo más destacado es que el apóstol Juan dice:

«Santuario no vi ninguno porque es su santuario el Señor Dios todopoderoso y el Cordero.

La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero».

Esta es la descripción que hace el evangelista cuando ha sido transportado «en éxtasis a un monte altísimo y me enseñó la ciudad santa que bajaba desde el cielo, enviada por Dios trayendo la gloria de Dios».

  • Verso aleluyático

La liturgia nos repite cómo podemos construir, en cada uno de nosotros, el verdadero amor a Dios:

«El que me ama guardará mi Palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él».

Esta venida en el amor del Espíritu Santo, del Padre y del Hijo, es la mayor invitación que se nos hace para entrar en la vida que nos prometió Jesús en el Misterio Trinitario.

  • Evangelio

El Evangelio tiene tres ideas fundamentales.

(1) La manera de entrar en el amor de la Santísima Trinidad es guardar la Palabra, los mandamientos de Dios, como lo hizo Jesús en su vida.

(2) Jesús nos ofrece la futura presencia del Espíritu Santo: «Que enviará el Padre en mi nombre, será el que os enseñe todo…».

(3) El saludo de la paz. No con la paz del mundo sino la paz especial que brota del Corazón de Cristo, paz que es fruto de su muerte y resurrección para abrirnos las puertas de la gloria.

Por eso, en su ida de este mundo nos advierte:

«Si me amarais os alegraríais de que vaya al Padre porque el Padre es mayor que yo…».

Ya hemos explicado que Jesucristo, como Dios es igual al Padre, pero al hacerse criatura para sufrir y resucitar se ha hecho como nosotros y, por tanto, como hombre es menor que el Padre.

La liturgia en este día nos está invitando a prepararnos para Pentecostés, fiesta que celebraremos el próximo domingo. Entonces recibiremos la fuerza del Espíritu Santo que viene a santificarnos para que podamos entrar en esta maravillosa intimidad del misterio Trinitario al que hemos sido llamados desde el bautismo.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

17 de mayo de 2025

TODO LO HAGO NUEVO - Domingo V de Pascua

Este título nos puede parecer un poco exagerado, pero es la novedad que ha traído el cristianismo a la tierra:

Todo es distinto. Cristo resucitado lo ha renovado todo.

  • Hechos de los apóstoles

Pablo y Bernabé siguen evangelizando y llevando la novedad del Evangelio, pero no de una manera superficial. Además de la predicación, «en cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor en quien habían creído».

No se trataba de un paso rápido sino de una misión estable en cada lugar, y en la que quedaban los predicadores y los que habían de seguir compartiendo los sacramentos.

Finalmente, cuenta San Lucas que «al llegar (a Antioquia) reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe».

Esta fue la gran novedad, la fe en Jesucristo era para todos los hombres de la tierra y no solo para el pueblo judío.

  • Salmo 144

Dios, rico en misericordia, «que todas las criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles y proclamen la gloria de tu reinado».

El salmo termina asegurando que «tu reinado es un reinado perpetuo y tu gobierno va de edad en edad».

  • Apocalipsis

El Apocalipsis nos presenta el futuro renovado por Dios donde cambian todas las cosas: un hermoso cielo nuevo, una tierra nueva, un templo nuevo y una forma nueva de dar culto al Dios verdadero.

En ese momento se llegará a la plenitud, la humanidad será el pueblo de Dios y Dios estará en ella como único Dios que «enjugará las lágrimas de todos y no habrá más muerte, ni luto, ni dolor por la gran alegría de que el primer mundo ha pasado».

El Creador, entonces, dirá: «Todo lo hago nuevo».

  • Verso aleluyático

Es un resumen del párrafo evangélico, en realidad muy breve:

«Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado».

  • Evangelio

Este párrafo continúa el relato de lo que sucedió en el cenáculo, después que se retiró Judas, el traidor.

Jesús siente su corazón libre y glorifica a Dios con gran libertad: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre y Dios es glorificado en Él». 

A continuación, dándose cuenta de que se aproxima el momento de su pasión, dice a los suyos como un gran testamento: «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado… La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os améis unos a otros».

Con estas palabras ha querido Jesucristo darnos el distintivo de nuestra vida y de nuestra misión: proclamar el amor fraterno con el ejemplo de nuestra vida y con la palabra.

Ya conocemos lo que Jesús quiere de nosotros. Lamentablemente este amor fraterno está por estrenar en muchas partes del mundo y las guerras y el odio son testimonio de nuestra pobreza espiritual. 

Parece un mensaje muy simple, pero si lo cumpliéramos, serían nuevas todas las cosas, primero en nuestro propio entorno, como quiere Jesús de nosotros, y también en la humanidad entera.


José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

11 de mayo de 2025

UN PASTOR ÚNICO

 

De dos grandes candados para nuestra seguridad se nos habla hoy: las manos del Padre y también las manos del Verbo encarnado. Agarremos bien a nuestro Dios y seremos eternamente felices.

  • Hechos de los apóstoles

Resulta muy interesante escuchar a Pablo y Bernabé que van a anunciar el Evangelio en la sinagoga de Antioquía de Pisidia. Y como no los aceptan, Pablo y Bernabé hacen una gran promesa:

«Teníamos que anunciaros a vosotros primero la Palabra de Dios; pero como rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicaremos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor».

Esta noticia llenó de gozo a los gentiles «que se alegraron y alabaron la Palabra del Señor y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron».

Qué importante es aprovechar la Palabra de Dios a su tiempo, para asegurar nuestra salvación como sucedió a los de Antioquía de Pisidia.

  • Salmo 99

Como quiera que el tema del ciclo C es el del Buen Pastor, meditamos con alegría este salmo que dice que somos su pueblo y ovejas de su rebaño; por eso, la invitación que nos hace el salmista a todos nosotros va llena de gozo y esperanza:

«Aclama al Señor tierra entera… Sabed que el Señor es Dios, que Él nos hizo y somos… su pueblo y ovejas de su rebaño.

El Señor es bueno, su fidelidad por todas las edades».

  • Apocalipsis

Jesucristo, el «Cordero», será su pastor y conducirá al pueblo de Dios hacia las fuentes del agua viva. Meditemos:

«Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero».

Este es el motivo por el que están «ante el trono de Dios dándole culto día y noche en el templo».

Termina diciendo que «ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor y los conducirá hacia las fuentes de aguas vivas».

El párrafo del Apocalipsis concluye así: «Dios enjugará las lágrimas de sus ojos».

  • Verso aleluyático

En este domingo IV de Pascua, la liturgia nos invita a invocar a Jesús, el Buen Pastor, que dice: «Conozco a mis ovejas y las mías me conocen».

Por parte de Jesús el conocimiento es absoluto, pero nosotros tenemos que poner todos los medios posibles para conocer bien a nuestro Pastor, y no dejarnos guiar por los falsos pastores que pueda haber en el camino.

  • Evangelio

Está tomado del capítulo 10 de San Juan que habla simbólicamente del Buen Pastor.

Entre el pastor y las ovejas hay un conocimiento mutuo que asegura la permanencia entre las ovejas y el pastor.

Hay algo muy interesante en este pequeño párrafo que hoy meditamos. Y es la doble seguridad que encontramos en Jesús, el Buen Pastor, y el Padre Dios que guarda la fuente de la seguridad para todas las ovejas:

«Porque mi Padre me las ha dado y supera a todos y nadie puede arrebatar las ovejas de la mano del Padre».

Al final del párrafo del Evangelio descubrimos la gran afirmación de la unidad en el misterio trinitario:

«Yo y el Padre somos uno».

Uniendo al Padre y al Verbo al Espíritu Santo nos encontramos con el gran misterio de la Santísima Trinidad que nos da seguridad para el tiempo y para la eternidad feliz.

 

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Aprovecho la oportunidad para felicitar a las madres en los países que celebran hoy el «Día de la Madre». Es muy importante que vivan ellas en consonancia con el Padre Dios para aprender de Él el verdadero amor y vivirlo juntamente con su esposo para felicidad de los hijos que Dios tenga a bien darles:

¡Feliz día para todas las madres!

 

+ José Ignacio Alemany Grau, obispo