23 de agosto de 2025

SI CORRIGES, HAZLO POR AMOR - Domingo XXI del tiempo ordinario – ciclo C

Todos cargamos una gran cantidad de defectos y la verdad es que nos duele cuando alguien se atreve a corregirnos. Meditemos en Jesucristo que es el modelo de toda perfección y aprenderemos a corregir y a ser corregidos.

  • Isaías

Se trata de un breve párrafo que debemos meditar con profundidad porque sin duda que puede referirse a la Jerusalén del cielo, lo mismo que a la Jerusalén capital de Israel, y en tantos otros sentidos y aplicaciones que nos ayudarán a entender mejor estas palabras del gran profeta:

«Yo vendré para reunir a las naciones de toda lengua: vendrán para ver mi gloria. Les daré una señal…».

El profeta termina diciendo que Jerusalén recibirá a toda clase de personas «y de entre ellos escogeré sacerdotes y levitas».

  • Salmo 116

Con una antífona muy importante que dice: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio», nos invita a glorificar a Dios con estas palabras: «Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos. Firme es su misericordia con nosotros. Su fidelidad dura por siempre».

  • San Pablo

Nos enseña el Apóstol que la corrección sincera es siempre fruto del amor:

«Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, no te enfades por su reprensión porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos».

Nos invita Pablo a tener la humildad de recibir la corrección como hijos que se alegran cuando el Padre los corrige: «Después de pasar por la corrección nos da como fruto una vida honrada y en paz».

  • Verso aleluyático

Es muy importante esta frase de Jesús que destruye todo relativismo:

«Yo soy el camino y la verdad y la vida».

Con Jesús debemos sentir el cariño del Padre Dios que nos ama:

«Nadie va al Padre sino por mí».

  • Evangelio

Un buen día un señor, cuyo nombre no conocemos, preguntó a Jesús, y su pregunta era bastante negativa: «¿Señor, serán pocos los que se salven?».

La respuesta de Jesús para aquel señor y para todos nosotros es muy inteligente:

«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: “Señor, señor, ábrenos”». Y desde dentro se oirá la voz del señor diciendo: «No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados».

No se trata de los motivos o excusas que creamos tener nosotros sino de la realidad que Dios conoce perfectamente.

Por eso, si queremos entrar en la casa de Dios no va a ser por nuestras opiniones sino por lo que Dios conoce en su infinita sabiduría y misericordia de cada uno de nosotros.

Durante nuestra vida aprovechemos las correcciones que nos vienen directamente de Dios y las que puedan hacernos los hombres y corrijamos, cuando sea preciso, con sinceridad y caridad verdadera.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

17 de agosto de 2025

¿FUEGO O PAZ? Domingo XX del tiempo ordinario – ciclo C


Hay una enseñanza fundamental en la Iglesia de Jesús. Él ha enseñado a todos los hombres y mujeres, de antes y de después, del Antiguo y nuevo Testamento, a dar la vida por el bien del pueblo de Dios. Las cruces que vemos por doquier nos recuerdan la entrega amorosa del Maestro de Nazaret.

  •  Jeremías

Quisieron eliminarlo porque según sus enemigos con sus profecías desmoralizaba la ciudad, y lo metieron en un aljibe que no tenía agua, pero tenía tanto barro que hubiera muerto si no hubiera sido porque, a última hora, Ebedmelek providencialmente fue a pedir al rey Sedecías: «Mi rey y señor, esos hombres han tratado inicuamente al profeta Jeremías arrojándolo al aljibe donde morirá de hambre».

El rey le ordenó sacar del aljibe al profeta Jeremías «antes de que muera».

Así, providencialmente, el Señor salvó a su profeta que había sufrido tanto.

  •  Salmo 39

En el salmo responsorial encontraremos la respuesta de Dios al profeta Jeremías:

«Yo esperaba con ansia al Señor. Él se inclinó y escuchó mi grito…

Afianzó mis pies sobre roca y aseguró mis pasos».

Y con gozo el salmista llega a exclamar:

«Me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios…

Yo soy pobre y desgraciado, pero el Señor se cuida de mí.

Tú eres mi auxilio y mi liberación. Dios mío no tardes».

  • Hebreos

La Carta a los hebreos nos pide evitar todo lo que entorpece nuestro camino para correr en la carrera que nos toca, siguiendo el ejemplo de «Jesucristo que, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios».

Concluye el texto pidiéndonos: «Recordad al que soportó la oposición de los pecadores y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado».

  • Verso aleluyático

Nos recuerda una vez más al Buen Pastor que habla de los que le siguen y se conocen mutuamente: «Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco y ellas me siguen».

  • San Lucas

Nos presenta la contradicción, al menos aparente, del mensaje de Jesucristo que, por un lado, nos habla de la paz, y por otro, del fuego de la separación:

«He venido a prender fuego en el mundo y ¡ojalá estuviera ya ardiendo!»

Jesús mismo habla de que Él «tiene que pasar un bautismo y qué angustia hasta que se cumpla».

Seguramente porque los apóstoles se dieron cuenta de esta contradicción entre la paz y el fuego, Jesús mismo pregunta y Él mismo se da la respuesta:

«¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división».

A continuación, Jesús concreta cómo hasta en una familia habrá verdadera división entre los que sigan su doctrina y los que la rechacen.

Así, amigos, nos deja Jesucristo a los que le seguimos: entre el fuego y la paz. La fidelidad nos obligará en ocasiones incluso a dejar a la familia por seguir a Jesús.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista


2 de agosto de 2025

LA CONTRADICCIÓN DE LA VIDA CRISTIANA

 

Tenemos que esforzarnos continuamente para superarnos nosotros mismos y los que dependen de nuestra vida o trabajo.

El Espíritu Santo pondrá equilibrio en las contradicciones que se nos presentan a diario.

  • Eclesiastés

Nos habla de la vanidad de la mayor parte de las cosas de este mundo.

Tenemos que trabajar, pero que sea con sabiduría y ciencia y pensando también en el trabajo que necesitan hacer los otros.

Esta pregunta, profunda y dolorosa, la tiene que resolver cada uno:

«¿Qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?».

La respuesta puede ser dolorosa, pero tenemos que hacerla fecunda:

«De día su tarea es sufrir y penar, de noche no descansa su mente».

Si todo eso se hace como simple realización humana y no buscamos la voluntad de Dios, todo ello será simple vanidad:

«Vanidad de vanidad, todo es vanidad».

  • Salmo 89

El salmista reconoce que «Dios es nuestro refugio día tras día, de generación en generación».

Por otra parte, él canta la relatividad de los tiempos para nuestro Creador y llega a decir que «mil años de los hombres son como un ayer que pasó».

Y termina pidiendo al mismo Señor que sea Él «quien nos enseñe a calcular nuestros años para adquirir un corazón sensato:

Ten compasión de tus siervos».

  • San Pablo

Nos invita a aprovechar el tiempo que Dios nos ha dado de vida teniendo como meta, no tanto los bienes de este mundo que son pasajeros, sino «los bienes de arriba donde está Cristo sentado a la derecha del Padre».

En Cristo tenemos un lugar seguro para nuestros tesoros espirituales: «Porque habéis muerto y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios».

De todo esto saca una consecuencia San Pablo:

«Dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia».

Y a estos malos sentimientos los llama verdadera idolatría.

Por otra parte, nos pide que no nos dejemos engañar valorando la apariencia de estos bienes efímeros.

Muy por el contrario, nos pide buscar siempre a «Cristo que es la síntesis de todo y está en todos».

  • Verso aleluyático

Es Jesús mismo en el Evangelio de San Mateo quien nos asegura la felicidad en el reino de los cielos: «Dichosos los pobres en el espíritu porque de ellos es el reino de los cielos».

  • Evangelio

San Lucas nos cuenta que aprovechando Jesús una petición inoportuna explica una parábola a sus oyentes: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».

Jesús toma como insensata esa propuesta y dice:

«Un hombre rico tenía una gran cosecha… Se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Entonces me diré a mí mismo: ‘hombre, tienes bienes acumulados para muchos años. Túmbate, come, bebe, y date buena vida’”».

En aquel momento «Dios le dijo: “necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?”».

De esta manera Jesucristo nos advierte que hay bienes materiales necesarios, pero los importantes son los bienes espirituales para poder gozar de ellos en el reino de los cielos.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

26 de julio de 2025

PEDIR HASTA «ABURRIR» AL AMIGO


Posiblemente todos tenemos la experiencia de que cuando uno nos pide reiteradamente alguna cosa, termina aburriéndonos y «lo mandamos a paseo».

Hoy el camino de petición que enseña Jesús es distinto.

  • Génesis

El Génesis nos cuenta cómo Abraham intercedió por Sodoma y Gomorra.

Pidió al Señor, con perseverancia, por una razón muy simple: en aquellos pueblecitos de Sodoma y Gomorra que Dios iba a eliminar con el fuego, vivía su pariente Lot y quería salvarlo a toda costa.

Así fue intercediendo por aquellas ciudades hasta que, al fin, Dios por amor a diez justos, estaba dispuesto a perdonar a esas famosas ciudades.

La última vez que intercedió Abraham fue así:

«Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más: ¿y si se encuentran diez justos?

Contestó el Señor: “En atención a los diez no la destruiré”.».

De hecho, el Señor sacó de la ciudad a Lot y familia antes de destruirla, gracias a la intercesión de Abraham.

  • Salmo 137

Nos habla de la confianza en el Señor y de cómo Él escucha con amor nuestras peticiones:

«Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste…

Daré gracias a tu nombre, Señor, por tu misericordia y tu lealtad».

Y a continuación, el salmista se goza en la experiencia de la misericordia del Señor:

«El Señor completará sus favores conmigo:

Señor, tu misericordia es eterna, no abandonas la obra de tus manos».

  • San Pablo

El apóstol habla a los colosenses de la importancia del bautismo que nos transforma en hijos de Dios:

«Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo y habéis resucitado con Él».

De esta manera debemos meditar en la misericordia infinita de Dios a través de la muerte en cruz de Jesucristo:

«Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio clavándolo en la cruz».

Así el Señor ha multiplicado a los renacidos, gracias al sacrificio de Jesús.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda la importancia del bautismo, el primer sacramento que recibimos para entrar en la Iglesia:

«Habéis recibido un espíritu de hijos adoptivos que nos hace gritar: ¡Abbá, Padre!».

  • Evangelio

Nos cuenta cómo un día en que Jesús se había retirado a un lugar desierto para hacer oración, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar como Juan enseñó a sus discípulos».

En aquel momento Jesús les enseña a rezar el padrenuestro, que según el relato de San Lucas es el siguiente:

«Cuando oréis decid: “Padre santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Danos cada día nuestro pan del mañana. Perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo y no nos dejes caer en la tentación».

En esta oración tenemos lo fundamental del padrenuestro que después completará San Mateo en su evangelio y es el que rezamos diariamente.

De todas formas, Jesús, después de enseñar esta oración, les ofrece a los suyos la parábola del amigo importuno. Se trata de un señor que va a casa de su amigo a decirle:

«Amigo, préstame tres panes pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle».

Ante esta petición la respuesta del panadero es negativa porque ya está durmiendo y con sus familiares también acostados. Pero Jesús añade:

«Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite».

Con esta parábola Jesucristo nos enseña a pedir con perseverancia a Dios.

La gran lección del día es esta: La petición de Abraham y su insistencia movió «el corazón de Dios» para salvar a los familiares del gran patriarca.

Y en la parábola que sigue al padrenuestro Jesús nos enseña también a ser constantes en la oración, terminando con estas palabras:

«Si vosotros que sois malos sabréis dar cosas buenas a vuestros hijos: “¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”».

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista 

19 de julio de 2025

DIOS HA VISITADO A SU PUEBLO

No hay duda de que una de las cosas que más nos gustan a los seres humanos es recibir visitas que nos hacen felices por el hecho de compartir y, sobre todo, si hay un regalo de por medio.

  • Génesis

Es impresionante que Dios, a través de la historia de la humanidad, suele presentarse de una u otra manera en el momento más inesperado. Abraham está en el campo y de repente se presentan tres personas ante él. Si examinamos a fondo en la interpretación de los Santos Padres es fácil descubrir en aquellos tres personajes a la Santísima Trinidad que viene a ver y a regalar a Abraham.

Apenas los ve el anciano generoso les pide, por favor, que se queden con él y les ofrece una comida al estilo del campo.

Ordena a su mujer que prepare una hogaza de pan. Busca el mejor ternero y lo hace guisar. Añade al banquete cuajada y leche.

Los visitantes se alimentan y demostrando la divinidad que representan hacen una promesa al hombre anciano casado con mujer estéril:

«Cuando vuelva a ti dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo».

Este era el mejor regalo que podían hacerle a Abraham que temía que su heredero fuera su siervo y no un hijo propio.

  • Salmo 14

Parece distinto del tema que viene tratando la liturgia, pero es evidentemente su complemento. Así pregunta el salmo:

«¿Quién puede hospedarse en tu tienda?».

Ahora no se trata de Dios que ingresa a la casa, sino de pensar en quién puede ser digno de recibir a Dios en su casa.

El salmo presenta una serie de condiciones que se convierten en puertas para entrar en el seno de Dios:

La honradez y práctica de la justicia, tener buenas intenciones y no calumniar, «el que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino… El que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente…».

  • San Pablo

Por su parte, el apóstol, nos da a conocer cómo ha profundizado en el conocimiento de Dios para poderlo compartir a todos:

«Nosotros anunciamos a ese Cristo, amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría para que todos lleguen a la madurez en su vida, en Cristo».

El plan de Dios es siempre tener las puertas abiertas para quien lo busca con sinceridad.

  • Verso aleluyático

Alaba a los que tienen un corazón noble y generoso guardando la Palabra de Dios y permitiéndole dar el fruto que lleva consigo esta Palabra.

  • Evangelio

Es maravilloso.

Ahora no es la Santísima Trinidad la que visita sino Jesucristo, Dios y hombre verdadero, que entra en casa de Marta. Lo han invitado para comer con los suyos y todos se dedican a gozar de su presencia.

Marta, la dueña de casa, se preocupa por preparar los alimentos para Jesús y sus acompañantes.

La señora tiene una hermana que no solo no la ayuda, sino que, sentada a los pies de Jesús, está fascinada por su palabra.

En un momento determinado Marta se queja ante el Señor diciéndole:

«¿Señor, no te importa que mi hermana me haya dejado sola en el servicio? Dile que me ayude».

Jesús, por el contrario, rechaza más bien la actitud de Marta «que está inquieta y nerviosa con muchas cosas» y alaba a María que en su actitud de escucha ha escogido la mejor parte.

El Señor no se queja del trabajo de Marta porque de su trabajo se van a alimentar todos, sino más bien por el estar inquieta y nerviosa por las cosas externas, sin preocuparse por las palabras de vida eterna que trae el divino huésped.

En este día que la liturgia nos habla de distintas visitas, examinamos con sinceridad si realmente nos preocupamos de la visita que Dios puede hacernos, incluso a diario, por medio de la Eucaristía, y estar pendientes de sus labios como María estaba en su casita de Betania.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

12 de julio de 2025

DOS COSAS, PERO UNA MÁS IMPORTANTE

 

A nuestra sociedad le cae muy mal que le manden. Cada uno cree que es la autoridad de sí mismo y ahí acaba todo. Sin embargo, la Palabra de Dios nos enseña un camino muy claro para seguirlo y encontrar el Reino de Dios.

  • Deuteronomio

Nos asegura que todos los seres humanos, lo reconozcamos o no, tenemos inscrito en el corazón la ley de Dios; es decir, los mandamientos que debemos cumplir.

Atendamos:

«Escucha la voz del Señor, tu Dios, guardando sus preceptos y mandamientos… Conviértete al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma».

Por más que la humanidad se resista a obedecer a Dios, sus normas, sus mandamientos, sus leyes, están claras en cada uno de los seres humanos:

«El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo».

Aunque la humanidad sea infiel a Dios, Él no se apartará de ella porque desde dentro la conduce.

  • Salmo 68

«Yo soy un pobre malherido; Dios mío, tu salvación me levante. Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias».

El salmista nos da un consejo muy importante para todos:

«Miradlo los humildes y alegraos, buscad al Señor y revivirá vuestro corazón».

  • San Pablo

El apóstol nos presenta hoy su gran himno a Cristo que deberíamos meditar porque nos habla de la profundidad de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, «porque por medio de Él fueron creadas todas las cosas, celestes y terrestres».

De esta manera la invitación del apóstol es para admirar, glorificar y reconocer la grandeza de Jesucristo. Para nosotros resulta muy importante esta afirmación de San Pablo: Jesús es «el principio, el primogénito de entre los muertos y así es el primero en todo».

En Jesucristo el Padre Dios ha querido reconciliar consigo todos los seres del cielo y de la tierra: ¡Jesús es una maravilla!

Por eso nos alegra saber que nuestro Papa León XIV ha puesto a Jesucristo como centro de unidad y amor para toda la Iglesia.

  • Verso aleluyático

Queramos reconocerlo o no, todas las criaturas tenemos que afirmar hoy con el evangelista San Juan:

«Tus palabras Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de vida eterna». Jesús es Dios.

  • Evangelio

El capítulo diez de San Lucas resulta muy interesante para meditarlo en este domingo XV del tiempo ordinario:

Un maestro de la ley pregunta: «¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?»

Jesús le hace dar la respuesta a él mismo, con las palabras de la Escritura, puesto que es un maestro:

«¿Qué lees en la Ley?».

El maestro responde: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser y al prójimo como a ti mismo».

Jesús lo felicita y parece que ahí quedó todo. Pero aquel maestro no se contenta, quizá por vanidad o quizá porque quiere aprender y pregunta:

«¿Y quién es mi prójimo?».

Jesús aprovecha para contarnos a todos la parábola del «buen samaritano».

Este señor se encuentra por el camino con un hombre herido y despojado de todo y, aunque no es de su religión, sintió lástima de él, «se le acercó, lo vendó y echándole aceite y vino en las heridas, lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a la posada y pagó. Dijo al posadero: “cuida de él y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta”».

Al terminar la parábola, Jesús pregunta al maestro de la Ley: «¿Cuál te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».

Él contestó: «El que practicó la misericordia con él».

Jesús concluyó aquel día, y sigue diciéndonos a todos, lo que le dijo al maestro de la Ley:

«¡Anda y haz tú lo mismo!».

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

5 de julio de 2025

LA FUERZA DE LA EVANGELIZACIÓN EN NOMBRE DE CRISTO -Domingo XIV del tiempo ordinario-

No solamente Jesucristo anunció el Evangelio mientras estuvo en este mundo, sino que sostuvo pequeñas experiencias de evangelización con sus discípulos por los pueblos y aldeas para proclamar el reino y los caminos hacia él.

  • Isaías

En el último de sus capítulos predice un bienestar para Jerusalén e invita al pueblo de Dios a festejar a Jerusalén que es como la personificación del pueblo escogido por Dios.

Concreta su fecundidad diciendo: «Yo haré derivar hacia ella como un río la paz, como un torrente en crecida las riquezas de las naciones…».

El Señor multiplicará su fecundidad y la alegría de la paz exaltará al Señor por encima de los demás pueblos.

  • Salmo 65

Pide a toda la tierra que aclame al Señor y que le cante con júbilo porque así lo merece su gloria. Luego el salmista pide que se postre ante el Señor la tierra entera:

«Que toquen en tu honor… Venid a ver las obras de Dios, sus temibles proezas en favor de los hombres».

Finalmente, el salmista pide «a los fieles de Dios que vengan a escuchar, os contaré lo que ha hecho conmigo».

El salmo termina con una bendición al Señor que dice así:

«Bendito sea Dios que no rechazó mi suplica ni me retiró su favor».

  • San Pablo a los gálatas

Pablo, después de haberse convertido a Jesucristo, tiene como única gloria la cruz de Jesús en la que se siente él mismo crucificado y no entendido por el mundo.

Resalta que lo que importa es la criatura nueva que nace del compartir los sufrimientos de Cristo: «La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma, también sobre el Israel de Dios».

En adelante, la única gloria que pide para sí mismo el apóstol es llevar sobre sí los signos de la cruz de Cristo.

  • Verso aleluyático

San Pablo pide «que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón: la Palabra de Cristo habite entre vosotros con toda su riqueza».

Es muy importante que la riqueza de la Palabra de Dios brille en nuestra vida.

  • Evangelio de San Lucas

Narra los consejos que da Jesucristo a los setenta y dos discípulos que irán por los pueblos anunciando la buena noticia del Evangelio.

Empieza pidiéndoles oración: «La mies es abundante y los obreros pocos. Rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies».

La oración es sumamente importante para todo misionero, porque, sea o no consciente de ello, todo el que anuncie la Palabra de Dios tropieza, más o menos pronto, con los enemigos de Dios.

Después de pedir esta oración continúa con unos consejos concretos para los discípulos:

«Cuando entréis a una casa decid primero: “paz a esta casa”».

Si hay gente de paz entre los oyentes «descansará sobre ellos vuestra paz, si no volverá a vosotros… Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan porque el obrero merece su salario».

De todas formas, es muy serio lo que advierte Jesús:

«Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comen lo que os pongan, curad a los enfermos que haya y decid: “está cerca de vosotros el reino de Dios”».

De esta manera el misionero debe ir siempre en nombre del Señor, proclamar su Palabra con respecto al reino y prometer, a quienes escuchen su mensaje la entrada en el reino.

Amigos todos, recuerden que por el bautismo hemos recibido la hermosa misión de proclamar a Cristo a todos los pueblos; empezando por las personas cercanas con las que tenemos más obligación.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

28 de junio de 2025

SOLEMNIDAD DE LOS SANTOS APÓSTOLES PEDRO Y PABLO «Día del Papa»

 

En este domingo la liturgia celebra a las columnas de la Iglesia, Santos Pedro y Pablo.

Esta fiesta, muy importante para la Iglesia, va precedida por una vigilia vespertina que centra su reflexión en las preguntas de Jesús a Pedro, que después de haberle traicionado hizo un triple acto de fe y de amor a su Señor.

  • Hechos de los apóstoles

Los Hechos recogen el momento importante en que Herodes había prendido a San Pedro y esperaba matarlo públicamente.

Un ángel se presentó ante el apóstol y lo liberó de las cadenas que tenía puestas:

«Las cadenas se le cayeron de las manos y el ángel añadió: “Ponte el cinturón y las sandalias”.

Luego añadió: “Échate el manto y sígueme”».

Pedro, en medio de su despiste y admiración, hizo esta reflexión al verse fuera de la cárcel:

«Era verdad: El Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos».

Así meditamos cómo el Señor libró de la cárcel y de la muerte a San Pedro, roca de su Iglesia.

  • Salmo 33

Es un salmo que la Iglesia aplica a la liberación de San Pedro por medio del ángel del Señor:

«Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca, mi alma se gloría en el Señor: Que los humildes lo escuchen y se alegren».

Al verse libre de las cadenas, el salmista exclama: «Proclamad conmigo la grandeza del Señor… Contempladlo y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará».

Como una respuesta a la liberación de Pedro, decimos con él:

«Gustad y ved qué bueno es el Señor dichoso el que se acoge a Él».

  • San Pablo

Da la impresión de que el apóstol escribe a su discípulo Timoteo, consciente del final de su vida:

«Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es inminente».

Pablo reconoce que ha combatido con fidelidad, ha mantenido la fe y siente que el Señor le recompensará su vida sacrificada por el reino de Cristo y lo expresa así:

«El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y llevará a su reino».

  • Verso aleluyático

Está dirigido a Pedro indicando que sobre él se edificará la Iglesia de Jesús y que «el poder del infierno no la derrotará».

  • Evangelio

El Evangelio, que es de San Mateo. Nos habla de una escena entre Jesús y los apóstoles. El Señor pregunta a sus discípulos sobre la opinión de la gente respecto a su Persona. Al principio son distintas y variadas las respuestas de los apóstoles:

«Unos dicen que es Juan Bautista, otros que Elías y otros que Jeremías o alguno de los profetas», pero Jesús, que siempre busca el compromiso personal, les pregunta a todos ellos:

«Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?».

Es el momento impresionante en que Pedro se compromete en nombre de todos:

«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».

La respuesta de Jesús es inmediata y va unida al servicio que le va a pedir a Pedro como representante suyo en la Iglesia:

«Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y el poder del infierno no la derrotará».

A continuación, le da el poder sobre los demás: «Te daré las llaves del reino de los cielos. Lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo».

En este día la Iglesia universal celebra a los grandes apóstoles: Pedro, a quien Jesús deja como su vicario en la tierra y a Pablo, apóstol de los gentiles, por su valentía al evangelizar en el mundo conocido en aquel tiempo. Ambos dieron la vida por Cristo y celebramos con gozo su martirio.

Hoy también celebramos el «Día del Papa», sucesor de San Pedro. Pedimos a Dios que fortalezca al Papa León XIV para que confirme en la fe a toda la Iglesia fundada por Jesús.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

21 de junio de 2025

EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO

 

En esta solemnidad que celebra la Iglesia de una manera muy especial después del sacrificio de Cristo y su resurrección, que hemos admirado durante la Pascua, la Iglesia nos invita a sacar provecho del gran sacramento de la Eucaristía, en este día en que incluso sale del templo a las calles, adornada con flores para exaltar la fe en este gran sacramento.

Muchos devotos se han santificado con la Eucaristía aprovechando este gran don, regalo de Jesús.

  • Génesis

La primera lectura nos lleva a Salén donde antiguamente era rey y sacerdote Melquisedec.

Acudir a Melquisedec es debido a que por primera vez en la Escritura se habla de un sacrificio que es imagen de la Eucaristía.

En efecto, Melquisedec sacó pan y vino para bendecir a Abraham con estas palabras:
«Bendito sea Abraham por el Dios altísimo, creador de cielo y tierra. Bendito sea el Dios altísimo que te ha entregado tus enemigos».

Con este sacrificio Melquisedec quiso alabar la victoria de Abraham contra sus enemigos.

Sabemos que, según la tradición de Israel, Melquisedec era un sacerdote de quien no se sabía nada ni antes ni después de su encuentro con Abraham. En este sentido algunos lo comparan con Jesús Sumo Sacerdote que no perteneció a la casta sacerdotal de Israel, como sí lo eran todos los demás sacerdotes.

  • Salmo 109

Nos encontramos con un salmo que glorifica el sacerdocio de Melquisedec en quien la Iglesia ha visto siempre una figura de Cristo Sumo Sacerdote:

«Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec».

La liturgia entiende que se trata del representante de Dios. Por eso es el Señor el protagonista de este salmo mesiánico:

«Oráculo del Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha y haré de tus enemigos estrado de tus pies».

Y abundando en el tema sacerdotal, añade:

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento…».

Dicho nacimiento lleva al Mesías al sacerdocio supremo, aunque no pertenece, como he dicho, a la casta sacerdotal de Israel.

  • San Pablo

Nos habla de una tradición que él ha recibido y que la transmite ahora por escrito en la Sagrada Escritura:

«Yo he recibido una tradición que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido».

A continuación, nos habla el apóstol de la consagración del pan y del vino, con las palabras de Jesucristo que escuchamos en la santa misa:

«Esto es mi cuerpo… Este es el cáliz de la nueva alianza sellada con mi sangre».

Esta tradición que nos viene por el apóstol San Pablo se ha convertido en la gran fiesta del Corpus Christi (Cuerpo y Sangre de Cristo) que hoy celebramos.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda las palabras del evangelio de San Juan en las que Jesús mismo dice:

«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre».

  • Evangelio

Contiene hoy el relato que encierra un tesoro para la Iglesia todos los días.

Se trata del milagro de la multiplicación de los panes, símbolo de la Eucaristía, narrado por San Lucas:

Al atardecer de aquel día le dicen a Jesús que despida a la gente para que vayan a su casa a comer y descansar, pero el Maestro les responde: «Dadle vosotros de comer».

Había mucha gente y poco pan. Apenas un muchacho presentó cinco panes y dos peces.

Jesús dijo a los apóstoles:

«Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta».

Entonces, «Él tomando los panes y los dos peces alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a sus discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron y cogieron las sobras: doce cestos».

Este milagro contado por el evangelista San Lucas nos deja la bella enseñanza: la imagen sobre el milagro eucarístico que Jesús hará en la última cena diciendo sobre el pan: «Este es mi Cuerpo». Y añadirá la consagración del vino diciendo: «Esta es mi sangre de la nueva alianza».

Es el misterio que la Iglesia adora siempre con tanta delicadeza y gratitud, el mejor regalo de Jesucristo y que hoy celebramos con amor renovado y gratitud a nuestro Redentor y Amigo.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista

 

14 de junio de 2025

LA SANTÍSIMA TRINIDAD

En este domingo la Liturgia nos conduce a la meditación del misterio más grande del Cristianismo: Un solo Dios que ha creado todo, que posee todas las virtudes y lo puede todo y, al mismo tiempo, ese único Dios es tres Personas distintas.

  • Proverbios

La Sabiduría infinita de Dios, personificación del Verbo Divino, hablando de sí misma, nos dice:

«El Señor me estableció al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras antiquísimas. En un tiempo remotísimo fui formada antes de comenzar la tierra. Antes de los abismos fui engendrada…».

Pensamos que esta sabiduría pertenece a las tres Divinas Personas porque las tres han creado cuanto existe.

Pensemos un poco más en este párrafo tan bello del libro de los Proverbios:

«… Cuando asentaba los cimientos de la tierra, yo estaba junto a Él como aprendiz, yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia; jugaba con la bola de la tierra, gozaba con los hijos de los hombres».

Cuánto amor compartido por las tres Divinas Personas, antes de la creación del mundo; amor que por el Verbo encarnado llegará a toda la humanidad.

  • Salmo 8

Este salmo glorifica al Señor por sus obras magnífica. Comienza diciendo:

«Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra».

Luego, dejándose llevar de la imaginación ante la obra maravillosa del Creador añade:

«Cuando contemplo el cielo obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para darle poder?».

Luego el salmista admira cómo, a pesar de la pequeñez del hombre, Dios le manifiesta su amor: «lo coronaste de gloria y dignidad».

A este hombre, su creatura, Dios le ofrece todo: «Todo lo sometiste bajo sus pies».

  • San Pablo

Nos enseña que por medio de Jesucristo hemos recibido la justificación y estamos en paz con Dios. Nos dice el apóstol:

«Nos gloriamos en las tribulaciones sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia virtud probada, la virtud, esperanza y la esperanza no defrauda porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado».

  • Verso aleluyático

Este versículo nos invita a repetir, como lo hacemos frecuentemente en nuestra oración:

«Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, al Dios que es, que era y que viene».

De esta manera toda nuestra vida estará en las manos de Dios y dispuestos a hacer su voluntad.

  • Evangelio

Es un párrafo de San Juan en el que Jesús nos habla de las tres Divinas Personas para que glorifiquemos a nuestro Dios:

«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora. Cuando venga el Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena, pues lo que hable no será suyo. Hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir».

Jesucristo, siempre preocupado por la humanidad, nos ofrece el Espíritu Santo para que podamos entender lo que Él dijo y vivió.

Finalmente, el párrafo concluye: «El Espíritu Santo me glorificará porque recibirá de mí lo que os irá comunicando».

Todavía hay otra afirmación más que nos ayuda a descubrir algo del misterio trinitario:

«Todo lo que tiene el Padre es mío».

Si esto mismo que tiene el Padre es lo que por la voluntad del Verbo nos acerca a nosotros el Espíritu Santo, tenemos una pequeña explicación del misterio de la Trinidad Santa. En ella, como solemos decir:

«Todo es común en las tres Divinas Personas, excepto la relación de Personas».

Para expresarlo de una manera muy sencilla: hay un solo Dios y tres Personas distintas a las que amamos y adoramos por igual.

 

+ José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista