- Isaías
El capítulo 66 de Isaías
nos lleva a meditar el fin de la parábola del Evangelio de hoy.
Según el profeta,
Dios «vendrá a reunir a las naciones de
toda lengua» para que puedan ver la gloria del Señor.
En el párrafo se unen la grandeza de Dios y la grandeza de la ciudad santa, Jerusalén, hacia donde vienen trayendo toda clase de ofrendas y bendiciones.
- Salmo 116
Se trata del salmo
más corto de todos y que, sin embargo, es una invitación para que todas las
naciones se unan en la alabanza del Creador:
«Alabad al Señor todas las naciones; aclamadlo todos los pueblos».
- Carta a los hebreos
Se trata de un
interesante párrafo muy conocido, en el cual se nos recuerda la importancia de
la corrección: «Hijo mío, no rechaces la
corrección del Señor».
La motivación es
muy clara e importante: «El Señor
reprende a los que ama y castiga a sus preferidos».
Por consiguiente,
la corrección directamente del Señor o a través de nuestros padres y educadores,
es una prueba del amor que nos tienen y del futuro que nos desean, porque si es
cierto que «ninguna corrección nos gusta
cuando la recibimos, sino que duele; pero después de pasar por ella nos da como
fruto una vida honrada y en paz».
En nuestra sociedad, muchas veces, se rechaza la corrección por el orgullo de creernos perfectos y de que no necesitamos que nadie nos corrija. Pero, lamentablemente, los frutos que observamos revelan el declive de nuestra sociedad.
- Verso aleluyático
Nos recuerda, una
vez más, estas palabras con las que Jesús se define a sí mismo:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida».
Qué importante es tenerlo en cuenta, porque solamente a través de Jesús se puede llegar al Padre.
- Evangelio
San Lucas, como de
costumbre, va acompañando a Jesús y a los suyos en el camino hacia Jerusalén.
Se entiende hacia el holocausto final.
Por el camino, uno
le pregunta:
«¿Señor, serán pocos los que se salven?»
La verdad que es un
poco negativa la pregunta.
La respuesta de
Jesús es más interesante porque huye la respuesta con una invitación: Aquí de lo
que se trata es de esforzarse «en entrar
por la puerta estrecha».
Y a continuación,
la respuesta indirecta de Jesús está bien clara: Hay que estar preparados para
entrar a tiempo mientras esté abierta la puerta, porque «cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta os quedaréis
fuera» y no habrá forma.
Jesús nos presenta
a los que se han quedado fuera del reino dando gritos y explicaciones:
«Hemos comido y bebido contigo. Tú has enseñado en nuestras plazas».
La respuesta del Señor
es muy dura:
«No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados».
Tengamos en cuenta
que no nos da la seguridad del cielo el haber escuchado al Señor y comido con
Él.
Se trata de la
verdad de la vida.
Aquí se une la
lectura de Isaías de hoy con el evangelista:
«Vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur y se sentarán a la
mesa en el reino de Dios».
Por eso, termina
Jesús diciendo que hay muchos que encontraron el reino a última hora y serán
los primeros.
La respuesta que no
ha dado Jesús, para nosotros ahora sí está clara: se salvarán todos los que
entren en el reino a su debido tiempo.
Aprovechemos
mientras es posible la salvación que Jesús nos regala.
José Ignacio Alemany Grau, obispo