Por naturaleza, yo diría que por instinto, el ser humano busca lo que piensa que puede hacerle feliz. Lo llama «mi tesoro» y lo guarda con cuidado para que nadie se lo quite.
Las lecturas de hoy nos enseñan a cosechar y cuidar los tesoros que sí hacen felices al ser humano; no solo para el tiempo sino para la eternidad.
- Libro de la Sabiduría
Nos habla de un
preanuncio de la liberación que hizo Dios a los judíos para animarlos:
Con un mismo acto
castigó Dios a los egipcios y liberó a los suyos: «Con lo que castigaste a los adversarios nos glorificaste a nosotros
llamándonos a ti».
Aquel día los
judíos ofrecieron sacrificios a Dios. Fue el cordero de la cena pascual.
Con este acto
importante se pusieron de acuerdo en una ley sagrada: «Que todos los santos serían solidarios en los peligros y en los
bienes».
Después de esto
empezaron a cantar las alabanzas al Señor con los cánticos tradicionales.
Mientras los judíos estaban felices sus opresores se desesperaban y gritaban al conocer los castigos del Señor, especialmente la muerte de los primogénitos.
- Salmo 32
«Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad».
Es de notar que la
felicidad no viene de que nosotros hayamos escogido a Dios, sino que Él nos
escogió a nosotros como heredad en el momento del bautismo.
Pidamos que nunca
nos falta la misericordia de Dios repitiendo las palabras litúrgicas del te deum, que termina precisamente como
el salmo de hoy:
«Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros como lo esperamos de ti».
- Hebreos
Comienza con una
muy conocida definición de lo que es la fe:
«Seguridad de lo que se espera y prueba de lo que no se ve».
La fe es, pues, la
base de la esperanza y una participación anticipada de los bienes invisibles
que nos esperan en el más allá.
A continuación, la
carta nos presenta los ejemplos de fe del Antiguo Testamento, que la Iglesia
continúa admirando, porque aquellos santos fueron hombres de Dios y siguen
siendo modelos para todos nosotros.
Podemos leerlos y fijarnos, sobre todo, en cómo destaca la fe de Abraham en dos momentos especiales: en la salida de su tierra «sin saber a dónde iba» y la fe que lo llevó al monte Moria a sacrificar al hijo de la promesa, que estuvo esperando veinticinco años, y estaba dispuesto a matarlo, contra toda esperanza, pensando que Dios cumpliría la promesa que le había hecho, aunque hubiera tenido que resucitar a su único hijo.
- Verso aleluyático
Toma uno de los
pensamientos del Evangelio de hoy pidiéndonos vigilar siempre:
«Estad en vela y preparados porque a la hora que menos penséis viene el hijo del hombre».
- Evangelio
Entresacamos unos
pensamientos de este párrafo bastante extenso de San Lucas:
+ Nos pide que no
tengamos miedo al darnos cuenta de que, en comparación con toda la humanidad,
somos un pequeño rebaño.
+ Tengamos por
seguro que el Padre Dios ha ofrecido darnos el reino a pesar de ser pocos, pero
que ese no sea un motivo para dejar de evangelizar como nos mandó Jesús.
+ «Donde está vuestro tesoro ahí estará
también vuestro corazón». Por tanto, es importante escoger el tesoro que
realmente valga la pena.
Para nosotros ese
tesoro escondido es Jesucristo.
+ Jesús pide que
vigilemos siempre «para que cuando llegue
el Señor nos encuentre en vela».
¿Y cuándo vendrá el
Señor? Lo tenemos bien claro, para no caer en la trampa de tantos agoreros o
intuiciones que podamos tener:
«Estad preparados porque a la hora que menos penséis viene el hijo del
hombre».
+ El párrafo de hoy
termina con una frase que debemos tomar en serio:
«Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá. Al que mucho se le confió,
más se le exigirá».
Buen motivo de
meditación para este domingo.
José Ignacio Alemany Grau, obispo