NO
TENGAN MIEDO
En
las lecturas de este día se nos pide fidelidad a Dios, porque Él está por
encima de todos los hombres y de todas las cosas y es el único que puede pedir
fidelidad porque Él realmente es fiel.
Un
ejemplo de esta fidelidad la encontraremos en Jeremías, el santo profeta que
sufrió mucho por mantenerse fiel en medio de las terribles pruebas que padeció.
- Jeremías
Es
el gran profeta a quien Dios eligió de una manera muy especial:
“Antes de formarte en el
vientre, te elegí; antes de que salieras del seno materno te consagré: te
constituí profeta de las naciones”.
En
el capítulo 20, Jeremías tiene una duda sobre Dios como si, al haberlo elegido,
no le hubiera dicho los sufrimientos que tendría que soportar a lo largo de su
vida profética:
“Me sedujiste Señor y me dejé
seducir; has sido más fuerte que yo y me has podido”.
Después
de esto, en la lectura de hoy, el profeta concreta algunos de los momentos
difíciles que le hicieron pasar sus enemigos; pero Dios lo libró con su
fortaleza.
Jeremías
termina glorificando al Señor:
“Cantad al Señor, alabad al
Señor, que libera la vida del pobre de las manos de la gente perversa”.
Por
encima de todo, Jeremías es el profeta que proclama los mensajes difíciles de
Dios con toda valentía ante las mismas autoridades, jugándose la libertad y
hasta la vida muchas veces.
- Salmo 68
Es
precioso, pidiendo a Dios que nos escuche por su bondad y misericordia:
“Mi oración se dirige a ti,
Dios mío, el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad
me ayude. Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia; por tu gran compasión
vuélvete hacia mí”.
- San Pablo
Pablo
enseña que por un hombre, Adán, pecamos todos, y por eso la muerte pasó de él a
todos los hombres.
Pero
la maravilla de la misericordia de Dios fue mucho más grande en la recuperación
porque en Jesús, que además es Dios, toda la humanidad ha encontrado la
salvación:
“No hay proporción entre el
delito y el don: si por la transgresión de uno murieron todos, mucho más por la
gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre
Jesucristo, sobró para la multitud”.
Nuestra
gratitud nos debe llevar a la fidelidad de por vida.
- Verso aleluyático
Nosotros
somos testigos, junto con el Espíritu Santo, de la salvación que nos ha traído
Jesucristo:
“El Espíritu de la verdad
dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio”.
- Evangelio
San
Mateo recoge unos consejos muy importantes de Jesucristo.
Sabemos
que cuando se descubre que una persona de prestigio y poder ha cometido un
grave delito de corrupción, tiemblan él y toda la familia. Incluso, los que lo
han “ayudado”, temen lo peor para ellos mismos y los suyos.
¿Cómo
será cuando Jesús descubra nuestra conducta “porque
nada hay escondido que no llegue a saberse”?
Frente
a todas estas cosas Jesús nos pide:
“No
tengáis miedo a los hombres”.
Porque
debemos entender que los hombres pueden matar el cuerpo pero no pueden matar el
alma. Por eso Jesús aclara:
“Temed al que puede destruir
con el fuego alma y cuerpo”.
También
nos invita Jesús a confiar en la providencia porque si Dios cuida de los
pajaritos, mucho más nos protege a nosotros, ya que “no hay comparación entre vosotros y los gorriones”.
Y
termina el párrafo diciendo:
“Si uno se pone de mi parte
ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y
si uno me niega ante los hombre yo también lo negaré ante mi Padre del cielo”.
Aprendamos
hoy de Jeremías el grande y valiente profeta, y también de tantos mártires que
no temieron dar la vida para mantener su fidelidad a Jesús.
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José Ignacio Alemany Grau, obispo