TÚ
PUEDES HACER OBRAS MÁS GRANDES QUE JESÚS
Jesús
mismo nos enseña hoy que esto es posible y nos dirá la única condición para
conseguirlo… se entiende siempre que sea dentro del plan de Dios.
- Hechos de los apóstoles
Es
muy hermoso conocer cómo nació el diaconado en la Iglesia de Jesús.
Cuando
los apóstoles veían que les desbordaba su actividad, sobre todo a causa de la
economía, ya que la Iglesia siempre ha buscado la forma de ayudar a los más
pobres y necesitados, crearon este servicio para que los diáconos se dedicaran
a la administración y los apóstoles a la oración y a la predicación de la
Palabra.
“Les impusieron las manos
orando”: oración e
imposición de manos que servirá también para la ordenación sacerdotal y
episcopal en la Iglesia de Jesús.
- Salmo 32
Dios
nos cuida siempre con su misericordia por eso brota espontáneamente en nuestro
corazón:
“Aclamad justos al Señor que
merece la alabanza de los buenos. Dad gracias al Señor con la cítara, tocad en
su honor el arpa de diez cuerdas”.
El
mismo salmo nos advierte que “los ojos
del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia”.
- San Pedro
Nos
habla el apóstol de dos clases de piedras:
+
Piedra viva
Es
Jesucristo a quien desecharon los
hombres, pero Dios la ha escogido como “piedra
viva y preciosa”. También cada uno de nosotros somos piedras vivas que con
Jesús construimos el templo del Espíritu.
+
Piedra de tropiezo
Por
otro lado están los incrédulos que rechazaron a Jesús como piedra angular de
esta construcción y para ellos es una “piedra
de tropiezo” y una “roca de
estrellarse”.
Termina
el apóstol diciendo que cuantos formamos la Iglesia somos “una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada”:
Dios
nos ha escogido para proclamar las maravillas de la salvación, regalo de Dios a
la humanidad.
- Verso aleluyático
Repite
un versículo del evangelio de hoy que nos enseña que la única manera de llegar
al Padre es a través de Jesús:
“Yo soy el camino y la verdad
y la vida. Nadie va al Padre sino por mí”.
- Evangelio
El
evangelio pertenece al discurso de la última cena y contiene unos pensamientos
en los que Jesús manifiesta su intimidad con los apóstoles.
+
Lo primero que llama la atención es “creed
en Dios y creed también en mí”.
Aunque
parece muy normal se trata de pasar del Antiguo Testamento al Nuevo, ya que el
pueblo judío creía en un solo Dios pero no conocía que en este único Dios está
la Trinidad de Personas.
+
Jesús nos asegura que en el cielo hay sitio para todos:
“En la casa de mi Padre hay
muchas moradas… Voy a prepararos un lugar”.
+
Cuando Jesús les dice: “adonde yo voy ya
sabéis el camino, Tomás pregunta: No sabemos dónde vas, ¿cómo podemos saber el
camino?”.
Es
entonces cuando Jesucristo dice estas bellas y conocidas palabras:
“Yo soy el camino (como hombre) y la verdad y la vida” (esto se refiere a su divinidad como nos
enseña san Agustín).
+
Más adelante, Felipe le dice a Jesús:
“Si nos hablas tanto del
Padre: muéstranos al Padre y nos basta”.
Jesús
aprovecha para completar la idea diciendo:
“¿Hace tanto que estoy con
vosotros y no me conoces Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre”.
Qué
importante es que cada uno de nosotros reflejemos a Jesús, nuestro Maestro y
Señor, de tal manera que quien nos vea y nos oiga entienda que actuamos como lo
haría Jesús.
+
Finalmente, resulta algo extraña esta afirmación:
“El que cree en mí, también
él hará las obras que yo hago y aún mayores”.
La
razón poderosa que da Jesús es:
“Porque voy al Padre”.
Por
eso recalcará Él mismo que debemos pedir en su nombre.
José Ignacio Alemany Grau, obispo