Reflexión homilética para el primer domingo
de Cuaresma, ciclo A
Hoy es el inicio de la cuaresma propiamente
hablando.
Es el primer domingo y durante la semana se
dirá: primer lunes, primer martes, primer miércoles… de cuaresma (fíjense: el
primer miércoles de cuaresma es ocho días después de la ceniza).
¿Qué nos enseña la liturgia en este
domingo?
1.
El
Génesis
Después de releer una vez más el pecado de
nuestros padres, Adán y Eva, nos queda una pregunta: ¿Por qué los primeros
padres, con su pecado, nos llevaron a todos al destierro y a la condenación?
*Eva y, sobre todo Adán, pecaron como
cabezas y responsables de la humanidad y nosotros heredamos el pecado original
y la inclinación al mal.
Si los padres están en el destierro los
hijos nacen allí aunque no tengan culpa.
El pecado de orgullo lo llevamos bien
metido en el alma. Y no se debe al hecho de comer o no una fruta prohibida,
sino al orgullo de querer ser como Dios.
Pues ese fue el pecado de los primeros
padres: “serán como Dios”. Así les
dijo la serpiente y así cayeron.
Ese es el pecado de nuestra sociedad que
pretende marginar al Creador y poner al hombre como el único dios.
De todas formas la bondad de Dios aparece
en todo momento, tanto antes del pecado como después, sobre todo al anunciarles
el protoevangelio (primer anuncio de la redención).
2.
San Pablo a los romanos
Su lectura es clara y nos explica el
misterio del pecado y de la redención:
Por un solo hombre, Adán, responsable de la
humanidad, entró el pecado en el mundo y a todos nos quedó como herencia el
pecado y la muerte.
Por otro hombre, Jesucristo (que al mismo
tiempo era Dios), entró en el mundo el perdón del pecado y la gracia:
“Si por la desobediencia de
uno todos se convirtieron en pecadores, así por la obediencia de uno, todos se
convierten en justos”.
¿Por qué muchos se fijan más en el pecado
de Adán que en la victoria de Cristo?
Es hora de agradecer y de recordar siempre
que “donde abundó el pecado sobreabundó
la gracia”. Y esto se lo debemos a Jesucristo.
3.
Evangelio
de San Mateo
Hoy nos presenta San Mateo las tentaciones
de Jesús en el desierto.
Te invito a releerlas para aprovechar la
gran lección de Jesucristo.
Ahora profundizaremos en algunos puntos:
*¿Por qué cuarenta días y cuarenta noches?
En la Biblia el número cuarenta es
simbólico, no exactamente cronológico:
Cuarenta días del diluvio, cuarenta días
estuvo Moisés en el Sinaí para recibir la ley del Señor, cuarenta años caminó
el pueblo de Dios por el desierto, Elías caminó cuarenta días hasta el monte de
Dios Horeb, etc.
Ahora leemos que Jesús ayunó cuarenta días
y cuarenta noches: un tiempo muy especial.
*El ayuno
“Es un medio de preparación espiritual,
disciplina y penitencia que se practica sobre todo en tiempo de cuaresma”.
Los católicos estamos obligados al ayuno el
miércoles de ceniza, el viernes santo y una hora antes de recibir la comunión.
A parte hay grupos y personas particulares
que ayunan según su devoción.
El ayuno obliga desde los 18 hasta los 60
años.
Completando, diremos que la abstinencia que
consiste en no comer carne ni caldo de carne, obliga los viernes y días de
ayuno, a partir de los 14 años.
Recordemos que según hablaba Jesús sobre el
ayuno, lo importante es que purifique nuestra alma y nuestro cuerpo al mismo
tiempo.
*Hablemos de la tentación
La tentación en sí misma nunca es pecado.
En el padrenuestro no nos enseñó Jesús a
pedir que el Padre nos quite las tentaciones sino que no nos deje caer en ellas.
Las tentaciones vencidas producen algo muy
positivo: crecer en la fe y santidad.
Otra pregunta:
Si Jesús no podía pecar, ¿por qué fue
tentado?
Posiblemente el diablo lo tentó, como hace
siempre con las personas que son buenas.
Pero en el plan de Jesús aparece claro que
quería dejarnos la lección de cómo hay que permanecer fuertes en la tentación y
cómo vencerla. Es decir, orando, y no como Adán y Eva que en la tentación dialogaron
con el diablo y cayeron.
También enseña Jesús que si la tentación
viene con palabras de la Biblia mal interpretadas, debemos conocer bien la Palabra
de Dios para responder con palabras bíblicas y no con las nuestras.
Te invito a buscar en la lectura del
Evangelio de hoy los tres textos bíblicos bien precisos con los que Jesús
respondió a la tentación del diablo.
Y ahora, amigos, entremos con ilusión en la
penitencia cuaresmal para llegar felices
a la Pascua de Jesús.
José
Ignacio Alemany Grau, obispo