«Primero Dios», dicen frecuentemente los buenos mexicanos. Prácticamente fue lo mismo que contestaron los apóstoles cuando el sumo sacerdote los interrogó diciendo:
«¿No os habíamos
prohibido formalmente enseñar en nombre de ese?».
San Pedro y los
apóstoles le replicaron:
«Hay que obedecer a
Dios antes que a los hombres».
No olvidemos nunca que en nuestra vida tenemos muchas cosas que hacer, pero el primero es siempre Dios.
- Hechos de los apóstoles
Nos cuenta este
libro del Nuevo Testamento que metieron a los apóstoles en la cárcel
pretendiendo escarmentarlos para que nos hablaran de Jesús a la gente.
Durante la noche el
Señor les abrió las puertas de la cárcel, con el mandato de salir a evangelizar
como siempre, en el templo de Jerusalén.
El sumo sacerdote
los interrogó:
«¿No os habíamos
prohibido formalmente enseñar en nombre de ese?».
La respuesta de
Pedro y los apóstoles que estaban con él fue:
«Hay que obedecer a
Dios antes que a los hombres».
Y aprovecharon para
evangelizar al mismo sumo sacerdote:
«El Dios de
nuestros padres resucitó a Jesús a quien vosotros matasteis colgándolo del
madero».
De esta manera
tuvieron que dejarlos libres y aprovecharon una vez más para repetirles la misma
prohibición que nunca obedecieron.
Era su convicción y
su fe.
Ojalá que nuestra fe esté firme creyendo que Jesucristo es Dios.
- Salmo 29
Un salmo para
alabar a Dios. Muy apropiado para este día en que los apóstoles vivieron la
libertad que les dio el Señor:
«Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has dejado que mis enemigos se rían de mí. Dad gracias a su nombre santo… Escucha, Señor y ten piedad de mí. Socórreme, Dios mío. Te daré gracias siempre».
- Apocalipsis
San Juan
evangelista nos cuenta la visión que tuvo:
«Millares y
millones de ángeles alrededor del trono de Dios cantaban con voz potente: “Digno
es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la
fuerza, el honor, la gloria y la alabanza”».
El evangelista y apóstol continúa glorificando a Jesucristo que merece la alabanza de todos los pueblos, precisamente por su muerte y resurrección que estamos celebrando en este tiempo de Pascua.
- Verso aleluyático
No olvidemos que
estamos en tiempo pascual y por eso la liturgia, mientras repite gozosa la
palabra «Aleluya», exclama:
«Ha resucitado Cristo que creó todas las cosas y se compadeció del género humano».
- Evangelio
El evangelio de
hoy, como estamos en el tiempo de Pascua, nos invita a meditar, aunque ya lo ha
hecho anteriormente, en los últimos párrafos del evangelio de San Juan:
«Simón Pedro les
dice a sus compañeros: “Me voy a pescar”.
Ellos contestaron:
“Vamos también nosotros contigo”».
Toda la noche
quisieron pescar, pero los peces al parecer habían desaparecido. Desde la
orilla, Jesús, desconocido para ellos, les preguntó:
«¿Muchachos, tenéis
pescado?».
Ante su respuesta
negativa, aquel desconocido que era Jesús dijo:
«Echad la red a la
derecha de la barca y encontraréis».
A pesar de que
todos ellos eran pescadores y conocían muy bien el lago de Tiberíades, echaron
la red por obedecer y ¡zas!, no tenían fuerzas para sacar la red por la
multitud de peces que brincaban en ella.
Ante esta
maravilla, Juan dijo: «¡Es el Señor!».
Pedro se echó al
agua. Cuando Jesús les mandó sacar algunos peces recién pescados, fue Pedro el
que en un gesto simbólico cogió él solo la red con ciento cincuenta pescados
grandes y la arrastró hasta la orilla.
Después de esto,
ellos, que habían visto el fuego calentando pan y pescado, comieron gozosos
estando seguros de la presencia de Jesús.
José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista