La actualidad de la Palabra de Dios es una realidad que la Iglesia nos repite con frecuencia.
- Jeremías
El profeta Jeremías nos presenta, en
profecía, la actitud del Redentor con unas palabras que impresionan:
«Mis amigos acechaban mi traspié: “a ver si
se deja seducir y lo abatiremos, lo cogeremos y nos vengaremos de él”».
Frente a esa actitud de los malvados, el
siervo del Señor siente la seguridad de la presencia de Dios que le fortalece y
le asegura que nunca sus enemigos triunfarán sobre él. Su mensaje se vuelve
oración: «Señor de los ejércitos que examinas al justo y sondeas lo íntimo
del corazón: que yo vea la venganza que tomas de ellos porque a ti encomendé mi
causa».
Y, finalmente, nos invita a cantar y alabar
al Señor que siempre ayuda y da su apoyo al pobre que clama a Él:
«Cantad al Señor, alabad su nombre. Él libró
la vida del pobre de manos del impío».
Aprendamos de Jeremías a confiar en el Señor en medio de las mayores dificultades.
- Salmo 68
Es el salmo que nos invita a la confianza
de Dios en medio de las dificultades graves que podemos encontrar en la vida («soy
un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre»). Y
todo porque confía en el Señor:
«Mi oración se dirige a ti, Dios mío… Que
me escuche tu gran bondad. Que tu fidelidad me ayude…
Miradlo los humildes y alegraos, buscad al Señor y revivirá vuestro corazón. Que el Señor escucha a sus pobres… Alábenlo el cielo y la tierra».
- San Pablo
En la Carta a los romanos nos hace un
resumen importante de lo que fue el pecado de Adán y la salvación de
Jesucristo.
Cuando Adán pecó, como cabeza de la
humanidad, nos hizo a todos pecadores. Por culpa de un solo hombre todos
pecamos. En cambio, cuando viene Jesucristo, nuestro Redentor, todo se
transforma:
«No hay proporción entre el delito (de Adán) y el don (de
Jesús): “si por la transgresión de uno murieron todos, mucho más, la gracia
otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo,
sobró para la multitud”».
Es importante que nosotros tomemos conciencia tanto del pecado original con que venimos al mundo como, sobre todo, de la gracia de Dios que nos mereció Jesucristo y que recibimos en el santo bautismo.
- Verso aleluyático
Nos invita a pensar en la obligación que
tenemos los que hemos conocido a Jesucristo y hemos sido salvados por Él, de
ser testigos de su palabra y de su vida:
«El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí y también vosotros daréis testimonio».
- Evangelio
Jesús en este día nos advierte:
«No tengáis miedo a los hombres».
Y nos invita a ser testigos de su Palabra: «No
tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma».
Es preciso tomar conciencia de la hermosa
dualidad con que Dios nos ha creado a cada uno de nosotros. Aunque sabemos que
somos cuerpo y alma, siempre nos da mucho más miedo lo que puede poner en
peligro al cuerpo.
Jesús nos invita a la confianza a pesar de
todos los problemas, presentándonos el ejemplo de los pajaritos que, aunque se
venden por unos centavos, «ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga
vuestro Padre».
Llega, incluso, Jesús al detalle de
afirmar: «hasta los cabellos de vuestra cabeza tenéis contados. Por eso, no
tengáis miedo. No hay comparación entre vosotros y los gorriones».
Finalmente, y como resumen del bello tema
de la liturgia de hoy, Jesús nos advierte y promete:
«Si uno se pone de mi parte ante los
hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me
niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo».
José Ignacio Alemany Grau, obispo