3 de octubre de 2020

LA PARÁBOLA DE LA VIÑA

LA PARÁBOLA DE LA VIÑA

Hoy la liturgia nos habla de la vid.

En realidad la vid era la planta símbolo nacional de Israel.

También fue la imagen de la paz y la prosperidad para su nación.

Sabemos que Jesús en una de las definiciones que dio de sí mismo se comparó con ella:

“Yo soy la vid”.

Jesús habló en diversas parábolas de esta misma planta entre las cuales está la parábola del evangelio de hoy.

Jesús también comparó a los discípulos unidos a Él como las ramas unidas a la vid.

  • Isaías

El texto del profeta que hoy recordamos es el canto a la viña de su amigo:

“Voy a cantar a mi amigo el canto de mi amado por su viña: mi amigo tenía una viña en un fértil collado…”

Es impresionante cómo Isaías prácticamente nos adelanta la parábola que un día dirá Jesús a sus apóstoles en el cenáculo y también las distintas parábolas que sobre este tema trató en su evangelio.

  • Salmo 79

Se trata de una presentación de Israel como la viña plantada por el Señor. Por haber sido infiel, Dios la abandonó y permitió que la arrasaran sus enemigos.

Ahora Israel se vuelve a Dios y le pide que no la abandone:

“Ven a visitar tu viña la cepa que tu diestra plantó y que tú hiciste vigorosa… no nos alejaremos de ti”.

Hoy también nosotros pidamos al Señor que visite a su Iglesia, tantas veces maltratada por los enemigos de Dios y de una manera especial en estos días.

  •  San Pablo

Al final de su carta a los amigos filipenses les da unos consejos prácticos para que permanezcan en la fidelidad.

Esto es precisamente lo que la liturgia nos pide a todos:

Que revivamos la fidelidad en este pueblo de Dios que siempre ha sido infiel, se ha levantado, ha vuelto a caer y ha pedido perdón.

Estas son algunas de las prácticas que pide Pablo:

+ La alegría como signo exterior de la fidelidad y la paz del corazón. Que todos puedan percibir que tener cerca a Dios da la mayor felicidad.

+ Que teniendo a Dios no debe preocuparnos nada, sino que lo invoquemos continuamente y vivamos en la paz.

+ Que nuestro espíritu esté abierto a todo lo “que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable…” y que pongamos en práctica todas las enseñanzas de Dios.

  • Verso aleluyático

Jesús recuerda que es Él quien nos ha invitado a nosotros para entrar en su viña y dar fruto abundante con Él:

“Yo os he elegido del mundo para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto dure”.

  • Evangelio

Es importante que nos fijemos en los destinatarios de la parábola de hoy.

Son precisamente “los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo”, es decir, los que conocían muy bien el significado de la viña en la tradición judía y quienes eran los trabajadores infieles.

Por eso mismo la conclusión que saca Jesús la pudieron entender perfectamente:

“Por eso os digo que se os quitará a vosotros el Reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos”.

Meditemos la parábola cada uno de nosotros, teniendo en cuenta que el dueño de la viña es el Padre Dios, los enviados a recoger el fruto son los profetas, los obreros malvados que maltrataron y asesinaron a los profetas representan al pueblo de Israel;  y el Hijo es precisamente Jesucristo a quien los sacerdotes estaban buscando cómo eliminar.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo