Este domingo será bueno volver los ojos y el corazón al sucesor de San Pedro del que se nos habla hoy. Así renovaremos nuestra fe en la Iglesia de Jesús que Él cimentó sobre Pedro, con la voluntad de que continuara en sus sucesores.
- Isaías
Este párrafo del profezta tiene su razón de ser porque trata el tema de las llaves del Reino de aquel tiempo:
Isaías
habla del castigo de Dios a Sobná como mayordomo del rey, por su mala conducta,
y el traspaso del cargo a Eliacín, de buena conducta, pues de él dice:
“Será padre para los
habitantes de Jerusalén y para el pueblo de Judá”.
El
papel del mayordomo del palacio era tener las llaves para abrir y cerrar. Por
eso leemos hoy:
“Pongo sobre sus hombros la
llave del palacio de David: abrirá y nadie cerrará, cerrará y nadie abrirá…”
Está claro que este texto nos evoca el evangelio del día que meditaremos después.
- Salmo 137
El
salmo proclama la misericordia del Señor y pide su protección:
“El Señor es sublime, se fija
en el humilde y de lejos conoce al soberbio. Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos”.
Aprovechemos este salmo para meditarlo como una oración nuestra que siempre nos ayudará a comunicarnos con Dios y confiar en Él.
- San Pablo
En
las semanas anteriores hemos visto cómo Pablo hablaba del perdón y de la vuelta
a la fe del pueblo judío.
Y
al contemplar también la misericordia de Jesús poniendo a un hombre, Pedro,
como cimiento y roca de la Iglesia, lo mejor que podemos hacer es admirar y
alabar la sabiduría y grandeza de nuestro Dios, con estas bellas palabras:
“¡Qué abismo de riqueza, de
sabiduría y de conocimiento el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué
irrastreables sus caminos!
En efecto, ¿quién conoció la
mente del Señor? O ¿quién fue su consejero? O ¿quién le ha dado primero para
tener derecho a la recompensa?
Porque de Él, por Él y para
Él existe todo. A Él la gloria por los siglos. Amén”.
Bella oración para repetirla en este día, llenos de gratitud y adoración a nuestro Dios. Esta es una forma de rezar muy importante que muchas veces la tenemos como olvidada.
- Verso aleluyático
Alaba
al Señor por el tema central de la enseñanza de hoy, que es la grandeza de
Pedro y “su poder de las llaves”:
“Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará”.
- Evangelio
San
Mateo nos cuenta cómo todos los discípulos tuvieron respuestas cuando Jesús preguntó
sin comprometer a nadie:
“¿Quién dice la gente que es
el Hijo del hombre?”
Pero
cuando el Señor compromete con su pregunta:
“¿Y vosotros, quién decís que
soy yo?”, solo Pedro
contesta.
Pienso
que el mismo Pedro debió quedar admirado de lo que dijo:
“Tú eres el Mesías, el Hijo
del Dios vivo”.
Es
Jesús quien explica ante Pedro y los demás apóstoles:
“Eso te lo ha revelado mi
Padre que está en los cielos”.
Y
como respuesta a esa revelación, Jesús escoge a Pedro:
“Tú eres Pedro y sobre esta
piedra edificaré mi Iglesia”.
Y
le da el poder de las llaves como “al mayordomo del palacio”:
“Lo que ates en la tierra
quedará atado en el cielo y lo que desates en la tierra quedará desatado en el
cielo”.
Jesús
termina el relato pidiendo a los suyos que no digan a nadie que Él es el Mesías
hasta después de la resurrección. Sin embargo, de esta manera el Señor va
preparando la Iglesia para cuando llegue el Espíritu Santo y Él ya no esté
físicamente entre los suyos.
José Ignacio Alemany Grau, obispo