LA TRANSFIGURACIÓN
Caminar
con el corazón desprendido en compañía de Dios es ir hacia la perfección y
transfiguración de nuestro ser.
- Génesis
“El Señor dijo a Abraham: Sal
de tu tierra y de la casa paterna hacia la tierra que te mostraré. Abraham
marchó como le había dicho el Señor”.
¿Seguridades?
Ninguna.
¿Promesas?
Muchas. Y no tan fáciles de creer:
El
viejo, esposo de una mujer estéril, será padre de un gran pueblo.
Cargará
con muchas bendiciones para él y para todas las familias del mundo.
Así
empezó la historia de nuestro “padre en la fe”.
- Salmo 32
Es
una invitación a pedir y confiar en que la misericordia de Dios nos protegerá
siempre.
Por
eso diremos con fe:
“Nosotros aguardamos al
Señor: Él es nuestro auxilio y escudo. Que tu misericordia, Señor, venga sobre
nosotros, como lo esperamos de ti”.
- San Pablo
La
fuerza del evangelio, la buena nueva, nos ha venido por Jesús.
Él
es nuestro único Salvador que nos salvó y nos llamó a una vida santa.
Nunca
lo merecimos, sin embargo, este fue el plan maravilloso de Dios.
El
apóstol nos invita a evangelizar y advierte que se trata de un duro trabajo.
Sin
duda lo llama así porque él mismo había vivido con radicalidad y sacrificio el
evangelio que anunciaba.
Por
Jesús, por su evangelio, estamos seguros de haber pasado de la muerte del
pecado a la luz de la vida inmortal.
- Aleluya
Recoge
el momento de la transfiguración en que habla el Padre presentando a la
humanidad a su Hijo, el amado desde la eternidad.
El
Padre Dios nos hace a todos un pedido importante: que escuchemos a Jesús.
- Evangelio
El
momento de la transfiguración tiene un antes y un después de la gran
manifestación. Veamos:
Antes
Jesús ha hecho el primer anuncio de su muerte y resurrección.
Tenemos
que suponer, por una parte, cuánto le costaría a Jesús transmitir a los suyos
que tenían tan poca fe, un mensaje tan humillante.
Ellos
creían que era el gran caudillo que triunfaría en Israel y el Señor les dice
que va a ser ejecutado pero resucitará.
Fue
un gran golpe para todos.
El
primero en reaccionar fue Pedro que se llevó a Jesús aparte y empezó a
increparlo…
Después
de la transfiguración les recalcó su fin doloroso y pidió a los tres
predilectos que no contaran a nadie lo que habían visto hasta que el hijo del
hombre resucitara de entre los muertos.
Entre
esos dos momentos sucede la transfiguración.
¿Qué
aconteció entonces?
Los
grandes momentos de la revelación han sido en torno a la luz, posiblemente
porque sin ella no podemos vivir en el mundo.
Parece
que Jesús en aquel momento cumplió a la letra lo que había dicho:
“Yo soy la luz del mundo”.
Junto
al Jesús, lleno de luz, se hizo presente la Trinidad:
El
Padre en la voz, el Espíritu en la nube que los envuelve y el Verbo en Jesús
mismo.
Dios
viene a dar testimonio de que lo anunciado por Jesús era cierto:
Su
muerte en sacrificio y el respaldo de la resurrección.
También
estaban los tres predilectos, para que fortalecieran la fe que sin duda titubeó
al oír por primera vez hablar a Jesús de su muerte y resurrección.
De
hecho fue tanta su impresión que así como no entendían a Jesús hablando de su
fin, no tuvieron tiempo de reaccionar ante el misterio.
Y…
si decimos que el evangelio es presente y es para hoy: también estás tú
presente en la transfiguración:
¿Qué
le dirás hoy a Jesús?
Quizá
con la liturgia podamos decirle: “Transfigúrame, Señor Jesús”.
José
Ignacio Alemany Grau, obispo