LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Es
el evangelista San Lucas el que nos cuenta la Ascensión del Señor y lo hace en
los dos libros que él nos ha dejado en la Biblia.
Termina
el Evangelio con unos detalles muy bonitos de la Ascensión del Señor y comienza
el libro de los Hechos diciendo así:
“En mi primer libro, querido
Teófilo, escribí todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que
dio instrucciones a los apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu
Santo, y ascendió al cielo”.
Son
muchos los detalles que nos ha dejado en ambos párrafos. Intentaremos compartir
algunos.
- Hechos de los Apóstoles
Ante
todo nos llamó la atención cómo Jesús, hasta el final de su vida, procuró
instruir a los apóstoles aparte de las enseñanzas que daba a la multitud.
Debemos
fijarnos en lo que advierte Lucas, que escribía todo lo que Jesús hacía y
enseñaba. Muy importante para nosotros si queremos evangelizar, porque no basta
hacer, no basta enseñar.
A
continuación Lucas narra las últimas recomendaciones que Jesús da a los suyos, y
la más importante es que permanezcan unidos en Jerusalén hasta que les envíe el
Espíritu Santo.
Pero
es entonces cuando los apóstoles manifiestan cómo habían entendido muy poco al
Señor, porque le preguntan:
“¿Es ahora cuando vas a
restaurar el Reino de Dios?”
Por
lo visto permanecía en ellos la visión triunfalista del Mesías.
Jesús,
una vez más, les repite que el Espíritu Santo lo solucionará todo y los hará
apóstoles “hasta los confines del mundo”.
Después
describe el evangelista cómo Jesús fue elevándose al cielo y unos ángeles les
advierten a los apóstoles que volverá un día el Señor “como le habéis visto marcharse”.
- Salmo responsorial 46
Realmente
parece hecho este salmo para el día de la Ascensión del Señor:
“Dios asciende entre
aclamaciones, el Señor al son de trompetas”.
Te
invito a leerlo desde el acontecimiento que estamos meditando.
- Carta a los Hebreos
La
segunda lectura nos explica qué es lo que hace Jesús desde que subió al cielo:
interceder por nosotros ante Dios.
Verdadero
misterio porque Jesús hombre y Dios al tiempo, “emplea” su humanidad para
interceder ante la Divinidad.
Hay
un puntito en el párrafo de hoy sobre el que quiero llamar tu atención:
“El destino de los hombres es
morir una sola vez. Y después de la muerte, el juicio”.
La
conclusión es muy buena:
“Mantengámonos firmes en la
esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa”.
Una
invitación a mantenernos unidos a Jesús siempre.
- Verso aleluyático
Este
verso nos recuerda el pedido de Jesús a los apóstoles antes de subir a los
cielos:
“Id y haced discípulos de
todos los pueblos. Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del
mundo”.
Es
la promesa del Cristo fiel para todos nosotros.
- Evangelio
En
los tres ciclos A, B y C, el Evangelio de este día nos narra las últimas
palabras de los sinópticos.
A
nosotros nos toca San Lucas, nuestro compañero del año litúrgico.
Según
él Jesús explica a los apóstoles cómo había cumplido su misión de dar la vida y
resucitar, para que los hombres pudieran convertirse y recibir el perdón.
Luego
les pide que permanezcan en la ciudad hasta que reciban el Espíritu Santo, “la fuerza de lo alto”.
“Después los sacó hacia
Betania y, levantando la mano los bendijo”.
Mientras
los bendecía se separó de ellos subiendo a lo alto.
Así
termina la compañía que Jesús hizo a los hombres aquí en la tierra durante su
vida mortal.
Resulta
impresionante que, después de una separación así, pueda decir San Lucas que
todos se volvieron a Jerusalén con gran alegría.
Así
sucede cuando la amistad es en Dios.
La
seguridad del reencuentro hace felices a los amigos, especialmente cuando el
gran Amigo es el mismo Dios.
José Ignacio Alemany Grau