“ESCLAVOS UNOS DE OTROS POR AMOR”
Todos
sabemos que cuando se trata de las cosas de Dios no suele haber mucha prontitud,
sino más bien nos encontramos con: “no tengo tiempo”, “tengo que pensarlo”,
“tengo que cuidar a mis hijos”…
En
las lecturas de hoy encontraremos distintas respuestas, que nos servirán para
reflexionar sobre nuestra respuesta personal a Dios.
- 1 Reyes
Eliseo,
dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió un tiempo para despedirse de
sus padres.
El
gran Elías le contestó:
“Ve y vuelve; ¿quién te lo
impide?”
La
actitud de Eliseo no pudo ser más generosa:
“Eliseo dio la vuelta, cogió
la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio; hizo fuego con los aperos, asó
la carne y ofreció de comer a su gente. Luego se levantó y marchó tras Elías y
se puso a su servicio”.
Qué
maravilla de respuesta y fidelidad. Por eso sabemos que Eliseo comenzó a hacer
milagros y a evangelizar como un gran profeta.
- Salmo responsorial 15
Este
salmo es una invitación a pensar cómo la respuesta y fidelidad a Dios es lo más
importante para toda persona que tiene fe:
Se
trata del gozo de la mejor herencia a la que podemos aspirar:
“Dios es el lote de mi
heredad”.
¿Alguna
vez habías pensado que Dios es la mejor herencia que puede tener una criatura?
“Mi suerte está en tu mano…
El Señor me aconseja, hasta de noche me instruye internamente”.
Qué
importante es vivir en la presencia de Dios para sentir la verdadera alegría en
el corazón:
“Por eso se me alegra el
corazón, se gozan mis entrañas”.
- San Pablo
El
apóstol nos habla de la verdadera libertad.
No
se trata de una libertad para que se aproveche la carne, sino de una libertad
que nos lleva a servir a los demás:
“Sed esclavos unos de otros
por amor”.
Por
lo demás, el apóstol nos advierte que evitemos lo que suele pasar con
frecuencia:
“Si os mordéis y devoráis
unos a otros, terminaréis por destruiros mutuamente”.
Para
vivir esta libertad San Pablo nos pide que andemos según el Espíritu Santo.
- Verso aleluyático
Nos
invita a vivir una actitud de siervos ante el Señor al estilo del Verbo
encarnado o de las palabras que María contestó al ángel:
“He
aquí la esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra”.
- Evangelio
El
Evangelio tiene dos partes muy claras:
Según
San Lucas, Jesús decide salir de Galilea para ir a Jerusalén.
En
el camino quiere pernoctar en Samaría con los suyos, pero sabiendo que se
dirigían a Jerusalén los rechazan.
En
ese momento Santiago y Juan, que se debían sentir ya entonces fuertes,
respaldados por Jesús, le dicen:
“Señor, ¿quieres que mandemos
bajar fuego del cielo que acabe con ellos?”
“Jesús se molestó y los
regañó”.
La
segunda parte trata de tres personajes que quieren seguir a Jesús.
Al
primero le advierte Jesús su vida de pobreza:
“No tiene dónde reclinar la
cabeza”.
A
otro le dice Jesús: “¡Sígueme!”
Como
respuesta oyó decir: “¡Déjame primero
enterrar a mi padre!”
Jesús
le contesta:
“¡Deja que los muertos
entierren a los muertos! ¡Tú vete a anunciar el Reino de Dios!”
Un
tercero dice a Jesús: “Te seguiré, Señor,
pero déjame primero despedirme de mi familia”.
Dos
cosas hay que tener en cuenta. Según las costumbres de entonces tanto los
entierros como las despedidas suponían muchos días.
Por
otra parte, Jesús, según Lucas, ha tomado la decisión de ir a Jerusalén
pensando ya en su muerte y resurrección.
Momento
muy importante y exigente para él y… para los suyos.
Pensemos
lo mucho que ha hecho Jesús por nosotros para corresponderle con generosidad
anunciando el Evangelio.
José Ignacio Alemany Grau