14 de julio de 2016

AL FIN LLEGÓ EL HIJO DE LA RISA

Reflexión homilética para el Domingo XVI del Tiempo ordinario, ciclo C
Hoy te dejo unos pensamientos para que puedas profundizar mejor al hacer las lecturas y escuchar la homilía del próximo domingo.
*        Primera lectura
Nos cuenta el Génesis que aquél día estaba Abraham a la sombra de la encina de Mambré, resguardándose del fuerte calor cerca de la puerta de su tienda.
El Señor se le presenta. Abraham alza los ojos y ve a tres hombres frente a él.
Les ruega que se detengan y les prepara un buen almuerzo: una hogaza de pan, un ternero hermoso, cuajada y leche.
Es la bien admirada hospitalidad de los orientales y más en unos lugares poco poblados.
Los Santos Padres y los iconos de oriente nos presentan en esta escena un adelanto del gran misterio de un solo Dios y tres Personas. Un “Señor que se aparece” y habla, y “tres hombres en pie frente a él”.
Después de comer preguntan a Abraham: “¿dónde está Sara, tu mujer?”
¿Dónde podía estar una mujer que durante muchos días solo escuchaba la voz de su marido?:
¡Dentro de la tienda escuchando!
Uno de los tres dijo:
“Cuando vuelva a ti dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo”.
Sara que estaba escondida lo escuchó y se rió: ya era imposible, dos viejos y ella estéril.
Por eso cuando a los nueve meses se cumplió la promesa, nació el pequeño y lo llamaron Isaac,  que significa “hijo de la risa”.
*        El salmo responsorial (14) pregunta: “¿Señor quién puede hospedarse en tu tienda?”
Y nos presenta once criterios para entrar en la casa del Señor. Te invito a que tomes en tu mano el salmo y los busques: valen para nuestros días.
Será bueno que, si quieres saber si te vas preparando para entrar en la casa del Padre, te examines y si las faltas son graves, te confieses antes de acercarte a comulgar. Y si no son graves, te vayas purificando.
*        San Pablo a los Colosenses
“Ahora me alegro de sufrir por vosotros; así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia”.
¿Estará incompleta la redención realizada por Jesús?
De ningún modo: El sufrimiento de Jesús, por ser infinito, fue más que suficiente para salvar a todos y siempre.
Cuando Pablo habla “de completar en mi carne los dolores de Cristo” se refiere a que debemos cooperar con la gracia recibida y esto de tres maneras: cargar la cruz, guardar la ley y buscar la santidad y perfección que nos pidió Jesús.
Por otra parte, recordemos que el sufrimiento nos ayuda a participar en la cruz de Cristo y así podemos obtener la gracia de la conversión nuestra y la de otras personas.
El Apóstol también habla del misterio escondido hasta ahora: Ese misterio consiste en que Cristo es para nosotros la esperanza de la gloria. Se trata del bautismo que hace a los hombres nuevos cristianos. Si somos fieles, ese misterio de Cristo nos asegura la vida eterna.
*        El versículo aleluyático nos ayuda a vivir con un corazón noble y generoso para poder guardar en él la Palabra de Dios y dar fruto que permanezca.
*        El Evangelio de hoy nos lleva a Betania donde Marta y María hospedaban a Jesús.
El detalle concreto que nos presenta San Lucas viene a ser como una escena casera: Marta, la responsable, se preocupa por preparar la comida para Jesús y sus apóstoles. María, a los pies del Maestro, escucha sus enseñanzas.
Jesús no le reprocha a Marta por su espíritu de servicio, que es tan importante, sino porque está perdiendo la oportunidad de escucharle.
En la Tradición de la Iglesia muchas veces se compara la actitud de las dos hermanas con la vida religiosa: Marta representa la vida activa y María la contemplativa.
Ambas cosas son necesarias en la Iglesia de Jesús.
Tú, amigo, vive el misterio que te va a salvar y ten frecuente comunicación con Él: en medio de tu actividad búscate momentos para “contemplar a Jesús”.

José Ignacio Alemany Grau, obispo