Amasías, sacerdote de Betel, avisa al rey Jeroboán que Amós está conspirando en Israel y no en Judá.
Hay un problema de fondo y es el negocio que realiza ese falso sacerdote en el templo de Betel.
- Amós
El sacerdote Amasías dice a Amós, como para engañarlo: «Vidente,
vete, huye al territorio de Judá. Allí podrás ganarte el pan y allí
profetizarás».
Amós valientemente responde: «Yo no soy profeta ni hijo de profeta.
Yo era pastor, un pastor y cultivador de sicomoros. Pero el Señor me arrancó de
mi rebaño y me dijo: “ve, profetiza a mi pueblo Israel”…».
Y ahora que ha aclarado todo, Amós publica los terribles castigos que
Dios dará al pueblo de Israel, separado de Judá:
«Tu mujer deberá prostituirse en la ciudad. Tus hijos y tus hijas caerán
por la espada. Tu tierra será repartida a cordel. Tú morirás en un país impuro
e Israel será deportado de su tierra».
Terrible profecía de este que, por humildad, se decía que no era profeta, pero predijo toda la historia de Israel separado de Judá.
- Salmo 84
El salmista, en nombre del pueblo, clama al Señor: «Muéstranos,
Señor, tu misericordia y danos tu salvación». Por eso la esperanza se hace
oración: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos» hasta el punto
de que «la misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz
se besan».
Y el resultado de todo es la fecundidad de la tierra: «El Señor nos dará la lluvia y nuestra tierra nos dará su fruto».
- San Pablo
Hoy nos invita a meditar en las maravillas que encierra el gran profeta
que, «sin ser profeta», ES el PROFETA, Jesús.
No me atrevo a comentar tan precioso regalo que nos ha hecho San Pablo
al describir la grandeza infinita del hombre Dios, que él presenta como una
auténtica bendición. Mediten ustedes:
«Bendito sea Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo que nos ha bendecido
en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él
nos eligió en la persona de Cristo antes de crear el mundo para que fuésemos
santos…».
El plan de Dios está claro: «Recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra».
No olvidemos que solo en Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre,
está la salvación de Dios.
Tengamos presente que nuestra meta es la santidad que nos hace semejantes al Dios tres veces santo.
- Verso aleluyático
Palabras profundas y muy interesantes del mismo apóstol, que hace
oración a Dios pidiendo que «el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine
los ojos de nuestro corazón…».
Solo así podremos reconocer la esperanza maravillosa a la que Dios nos
llama.
Hacia esta esperanza nos invita el Papa Francisco para prepararnos a celebrar, en el 2025, el año jubilar de la redención, que él ha titulado: Año Jubilar de la Esperanza.
- Evangelio
San Marcos nos presenta a Jesús reuniendo a los apóstoles y enviándolos,
de dos en dos, como misioneros para anunciar a los pueblos la redención.
Esta preparación consiste en un gran desprendimiento y sacrificio para
proclamar la conversión por la llegada del reino.
Jesús les pide a los enviados a vivir un desprendimiento grande, pero al
mismo tiempo les otorga los poderes espirituales muy notables: echar demonios,
ungir con aceite a los enfermos y curarlos, transmitir la paz de parte suya.
De esta manera los que no eran profetas se convirtieron en los
verdaderos anunciadores del reino de Dios.
Por otra parte, les invito a recordar que como bautizados estamos
configurados con Cristo sacerdote, profeta y rey. Que la fe nos ayude a actuar
como tales.
José Ignacio Alemany Grau, obispo