Evangelio y los Hechos de los apóstoles.
Sin duda fue algo
maravilloso en aquel momento y las consecuencias inimaginables.
Admiremos: Jesús
subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios Padre.
¿Y qué fue de los apóstoles?
- Hechos de los apóstoles
El relato más
importante sobre la ascensión es el de San Lucas en los Hechos.
Los apóstoles rodearon a Jesús y su actitud es totalmente distinta de la que tenía el Señor en estos momentos.
Mientras Jesús piensa en despedirse, ellos viven en la ceguera de su visión muy humana:«Señor, ¿es ahora
cuando vas a restaurar el reino de Israel?»
Jesús los bendijo
y, sin más, empezó a ascender hacia el cielo hasta que una nube, símbolo del
Espíritu Santo, lo ocultó:
«Dos hombres vestidos de blanco les dijeron: “Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá” …»
- Salmo 46
Este es un bello
salmo sobre el triunfo del Mesías:
«Dios asciende
entre aclamaciones, el Señor al son de trompetas».
Ante el triunfo del
Señor, el salmista nos invita a celebrarlo:
«Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo… Tocad para Dios tocad. Tocad para nuestro rey, tocad, porque Dios es el rey del mundo; tocad con maestría. Dios reina sobre las naciones».
- San Pablo
A su manera, San
Pablo nos descubre la ascensión de Jesús por los regalos que hizo:
«Subió a lo alto
llevando cautivos y dio dones a los hombres».
A cambio de ello,
Pablo nos pide: «sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos
mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el
vínculo de la paz».
Mantengamos la
unidad que trajo Jesús:
«Un solo Señor, una fe, un bautismo. Un Dios padre de todos, que trasciende todo y lo penetra todo y lo invade todo».
- Verso aleluyático
El gran pedido del
Señor:
«Id y haced discípulos de todos los pueblos. Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo».
- Evangelio
Jesús se apareció a
los once y les dijo:
«Id al mundo entero
y proclamad el Evangelio a toda la creación».
El efecto de esta
predicación será: «El que cree y se bautice se salvará…»
A continuación,
Jesús promete unos signos especiales con los que Él mismo «cooperará
confirmando la palabra con las señales que los acompañarán».
«Después de
hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios».
Añade el evangelista
que ellos fueron a pregonar el Evangelio por todas partes.
Entre estos dos
últimos acontecimientos, sabemos que Jesús cumplió su promesa enviando el
Espíritu Santo para fortalecerlos y meterles en el pecho el fuego apostólico
que los llevó a evangelizar hasta el martirio.
Jesús se fue y la
Iglesia creció a un ritmo imparable, impulsada por el Espíritu Santo.
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FELIZ DÍA DE LA
MADRE y que cada una de ustedes sean felices y agradecidas con Dios por la vida
que les han dado a sus hijos. Dios las bendiga.
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José Ignacio Alemany Grau, obispo