26 de mayo de 2024

DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD ¿Es posible la intimidad con Dios?

 

En este domingo de la Santísima Trinidad queremos profundizar en la relación estrecha y de intimidad entre cada uno de nosotros y nuestro Dios.

¿Es posible que el infinito, bellísimo, amorosísimo y único Dios pueda pensar en mí?

Más aún, ¿pueda llegar Él a la intimidad conmigo? ¿Y yo, a la intimidad con Dios?

Admirando la grandeza de la liturgia hoy aprovechamos para contestar a esta pregunta interesante, la cita del profeta Oseas que presenta la liturgia en el octavo domingo del tiempo ordinario.

  •   La intimidad de Dios según el profeta Oseas

A Israel, y si profundizamos, a cada uno de nosotros, el profeta Oseas, habla.

Lo más interesante es que todas estas bellas palabras se las dijo Dios a Israel, después de haber pecado.

Ojo, Dios no nos “manda a rodar”, como haríamos nosotros a uno que nos traiciona.

Por eso hoy, amigos, meditemos lo que hace Dios con Israel y quiere hacer con cada uno de nosotros.

Recuerden, después de haber pecado, Dios «llevó a Israel al desierto, le habló al corazón y le entregó allí mismo sus viñedos…»

Dios espera.

«Allí responderá como en los días de su juventud, como el día de su salida de Egipto. Aquel día le llamarás “esposo mío”. Apartaré de su boca los nombres de los baales (dioses falsos) …».

Y ahora viene lo impensable: «Me desposaré contigo para siempre, me desposaré contigo en justicia y en derecho… Me desposaré contigo en fidelidad y conocerás al Señor».

Matrimonio, intimidad, misericordia, fidelidad… Todo esto dice Dios al que vuelve enlodado, pero vuelve a los brazos del primer Amor.

Como se trata de algo muy importante, acudimos al Catecismo de la Iglesia Católica que nos explica:

«Las facultades del hombre lo hacen capaz de conocer la existencia de un Dios personal. Pero para que el hombre pueda entrar en su intimidad, Dios ha querido revelarse al hombre y darle la gracia de poder acoger en la fe esa revelación» (CIC 35).

Para eso se encarnó Jesús, para que podamos llegar a la intimidad con la Santísima Trinidad, en Cristo.

  • Salmo 32

«Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad».

Es muy importante considerar que, a pesar de nuestras limitaciones, Dios nos acoja como suyos para poder gozar pensando:

«Los ojos del Señor están puestos en sus fieles». Y siempre nos atraerá hacia sí. Así podremos vivir en su intimidad.

  • San Pablo

El apóstol, por su parte, nos habla de la intimidad de cada uno con Dios, ya que nos dice que el Espíritu Santo nos hace hijos de Dios y, en ese «Espíritu de hijos adoptivos, podemos gritar: “Abba, Padre”», al referirnos a Dios.

Y ahora sí, yo, con mi «Papá», puedo hablar con toda intimidad y sin temor.

Es el Espíritu Santo el que se presenta como testigo de esta verdad de fe: «Somos hijos de Dios», somos familia de Dios.

  • Verso aleluyático

El verso aleluyático es una invitación de la Iglesia a repetir con frecuencia: «Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, al Dios que es, que era y que viene».

Con la misma frecuencia que nos enseñaron desde pequeños, repitamos, tanto al hacer las cosas importantes como las pequeñas obras del día: «En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo».

  • Evangelio

Jesús asume todo el poder de verdadero Dios y verdadero hombre, y exclama:

«Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra».

De esta manera inicia su gran mandato.

Jesús no quiere que nos quedemos como dueños de la Santísima Trinidad, sino que, por quererla y conocerla nos da el mandato más fuerte de toda su vida:

«Id y haced discípulos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo».

Desea que no nos quedemos con los grandes secretos de la fe, sino que enseñemos a todos «a guardar todo lo que os he mandado».

Y para que entendamos un poco mejor este amor maravilloso de la Santísima Trinidad, para con cada uno de nosotros, nos asegura: «Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo».

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo


18 de mayo de 2024

SE LLENARON DE ESPÍRITU SANTO -Solemnidad de Pentecostés-

Me encanta la belleza, casi infinita, de las palabras con las que Dios dice que conduce a Israel para llevarlo de Egipto a la tierra de Canaán:

«Ya habéis visto… cómo a vosotros os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí».

De esta manera tan delicada el Espíritu de Dios condujo a su pueblo hacia la libertad.

Admiramos, pues, la ternura de Dios, y, por otra parte, la respuesta del pueblo que, aunque no siempre lo cumplió, le contestó al Señor: «Haremos lo que Él nos diga».

+ Torrentes de agua

«El último día, el más solemne de las fiestas, Jesús, de pie, gritaba:

“El que tenga sed que venga a mí. El que cree en mí que beba. Como dice la Escritura: de sus entrañas manarán torrentes de agua viva”».

Buena introducción son estas palabras de Jesús que se refieren al Espíritu Santo que habían de recibir los que creyeran en Él.

+ Ven Espíritu Santo

La Iglesia nos invita a repetir esta llamada al Espíritu de Jesús «en el nombre de Jesús».

Como Jesús pidió que en su nombre invocáramos al Espíritu Santo, así lo hace la Iglesia repetidamente en estos días y cada uno de nosotros con ella.

  • Hechos de los apóstoles

Nos cuenta San Lucas cómo los apóstoles estaban reunidos, con la Madre de Jesús y otras mujeres, y «vieron aparecer unas lenguas como llamaradas que se repartían posándose encima de cada uno.

Se llenaron todos de Espíritu Santo».

Sabemos que entonces comenzaron a proclamar a Jesús, con la fuerza del Espíritu Santo, y aunque los apóstoles hablaban en su propia lengua «cada uno (de los oyentes) los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua».

  • San Pablo

El apóstol nos enseña que el Espíritu Santo no trae a la Iglesia una igualdad total sino una multitud de dones y carismas muy diversos, pero todos ellos impulsados por el mismo Espíritu Santo:

«Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu. Hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor. Y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos.

En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común».

Toda la Iglesia forma un solo cuerpo con muchos miembros «y todos hemos bebido de un solo Espíritu».

  • Secuencia

Se trata de una súplica poética de la Iglesia al Espíritu Santo al que invoca con cariño, diciéndole: padre amoroso del pobre… divina luz que enriquece… dulce huésped del alma…

Gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos… riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo… Y, finalmente, pide al Espíritu Santo que reparta sus siete dones… Danos el gozo eterno.

  • Evangelio

Nos cuenta San Juan la primera aparición de Jesús, después de la resurrección, que llega lleno de regalos para los suyos:

En primer lugar, la PAZ.

También los envía como misioneros, diciéndoles: «Como el Padre me ha enviado, así os envío yo».

Y. finalmente, les da el Espíritu Santo para que puedan perdonar a los hombres en nombre de Dios:

«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedarán perdonados. A quienes se los retengáis, les que quedan retenidos».

Aprovechemos, amigos todos, esta gran fiesta de Pentecostés para insistir al Espíritu Santo, con la Iglesia de Jesús:

«Ven, Espíritu Santo. Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor».

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

11 de mayo de 2024

JESÚS ASCENDIÓ, ¿Y QUÉ PASÓ?


La ascensión de Jesús nos la cuenta San Marcos en su Evangelio y San Lucas en el
Evangelio y los Hechos de los apóstoles.

Sin duda fue algo maravilloso en aquel momento y las consecuencias inimaginables.

Admiremos: Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios Padre.

¿Y qué fue de los apóstoles?

  • Hechos de los apóstoles

El relato más importante sobre la ascensión es el de San Lucas en los Hechos.

Los apóstoles rodearon a Jesús y su actitud es totalmente distinta de la que tenía el Señor en estos momentos.

Mientras Jesús piensa en despedirse, ellos viven en la ceguera de su visión muy humana:

«Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»

Jesús los bendijo y, sin más, empezó a ascender hacia el cielo hasta que una nube, símbolo del Espíritu Santo, lo ocultó:

«Dos hombres vestidos de blanco les dijeron: “Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá” …»

  • Salmo 46

Este es un bello salmo sobre el triunfo del Mesías:

«Dios asciende entre aclamaciones, el Señor al son de trompetas».

Ante el triunfo del Señor, el salmista nos invita a celebrarlo:

«Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo… Tocad para Dios tocad. Tocad para nuestro rey, tocad, porque Dios es el rey del mundo; tocad con maestría. Dios reina sobre las naciones».

  • San Pablo

A su manera, San Pablo nos descubre la ascensión de Jesús por los regalos que hizo:

«Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los hombres».

A cambio de ello, Pablo nos pide: «sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz».

Mantengamos la unidad que trajo Jesús:

«Un solo Señor, una fe, un bautismo. Un Dios padre de todos, que trasciende todo y lo penetra todo y lo invade todo».

  • Verso aleluyático

El gran pedido del Señor:

«Id y haced discípulos de todos los pueblos. Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo».

  • Evangelio

Jesús se apareció a los once y les dijo:

«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».

El efecto de esta predicación será: «El que cree y se bautice se salvará…»

A continuación, Jesús promete unos signos especiales con los que Él mismo «cooperará confirmando la palabra con las señales que los acompañarán».

«Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios».

Añade el evangelista que ellos fueron a pregonar el Evangelio por todas partes.

Entre estos dos últimos acontecimientos, sabemos que Jesús cumplió su promesa enviando el Espíritu Santo para fortalecerlos y meterles en el pecho el fuego apostólico que los llevó a evangelizar hasta el martirio.

Jesús se fue y la Iglesia creció a un ritmo imparable, impulsada por el Espíritu Santo.

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FELIZ DÍA DE LA MADRE y que cada una de ustedes sean felices y agradecidas con Dios por la vida que les han dado a sus hijos. Dios las bendiga.

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José Ignacio Alemany Grau, obispo

4 de mayo de 2024

MI AMIGO SE ME DESCUBRIÓ EN UNA CENA -VI domingo de Pascua-

 


Es una delicia que te inviten a una comida y mientras se goza de los alimentos, te dice el que te invitó los motivos de su verdadera amistad.

Eso sucedió y lo cuenta el Evangelio de hoy.

A mí me impresiona que, a la mitad de la cena, me enteré de que mi amigo era el mejor.

Para que me convenza él mismo me explicó, al detalle, lo que ha hecho para ganar mi amistad.

Deseo que aquel mismo día, tú hayas descubierto también al mejor amigo.

  • Hechos de los apóstoles

Pedro visitó a Cornelio. Los detalles del encuentro y la evangelización de San Pedro son preciosos.

Te invito a leerlos despacio.

Para Pedro está claro cómo Dios acepta en su amistad a todos los que le abren el corazón. Así sucedió con Cornelio y toda la familia: recibieron el Espíritu Santo y Pedro los bautizó.

Quedaron felices y pidieron a Pedro que se quedara unos días como huésped en su casa, junto con sus acompañantes: todos amigos de Dios.

  • Salmo 97

Canta el gozo de Dios que revela su grandeza a todas las naciones para que hagan fiesta:

«El Señor da a conocer su victoria. Revela a las naciones su justicia…

Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Aclama al Señor tierra entera, gritad, vitoread, tocad.

Cantad al Señor un cántico nuevo porque ha hecho maravillas».

  • 1 Juan

Nos enseña cómo Jesús se revela a través del amor.

¿Y quién conoce de verdad a Dios?

El que ama. «El que no ama no ha conocido a Dios porque Dios es amor».

Dios ha dado la prueba más grande del amor entregándonos a su Hijo.

Una advertencia importante. ¡Ojo! El amor no depende de que nosotros hayamos amado a Dios, sino que «Dios nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados».

Recordemos siempre que «Dios nos amó primero».

Jesús es el regalo del Padre para que, purificados, podamos ser sus amigos.

  • Verso aleluyático

Si guardamos en el corazón la Palabra de Dios, el amor de Dios habitará en nuestro corazón:

«El que me ama guardará mi Palabra y mi Padre lo amará y vendremos a Él».

  • Evangelio

Hoy, amigos, les invito a poner todo su corazón en este párrafo del Evangelio en el que descubrimos la gran amistad de Jesús y los motivos de esta amistad para con cada uno de nosotros.

Medita cada detalle que hoy resalto:

+ El amor de Jesús, para ganar tu amistad, es tan grande como el amor que el Padre tiene a Jesús: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo».

+ Para confirmar, por nuestra parte, la amistad con Jesús hay que «guardar» los mandamientos.

+ Nos regala, para que seamos felices: «Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría llegue a plenitud».

+ Su mandamiento es el amor entre nosotros, como expresión del amor que le tenemos a Él.

+ La prueba más grande de que Jesús me ama (nos ama) es que dio la vida por mí (¿por ti?).

+ La gran prueba de que Jesús nos ama es que nos ha revelado todo lo que Él conocía de su Padre Dios.

+ La decisión de ser nuestro amigo es de Jesús. Él nos eligió.

+ Jesús nos ha elegido para que demos fruto abundante y duradero.

Cada vez que celebremos la Eucaristía procuremos recordar que, en la primera de todas estas celebraciones, Jesús se nos descubrió como el mejor Amigo.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo