- Jonás
Les invito a leer en
la Escritura el brevísimo libro de Jonás. Allí encontrarán cómo Dios tuvo que
enviar dos veces a Jonás para que fuera a Nínive a predicar la conversión.
La primera vez
Jonás se embarcó y, en vez de ir a Nínive, «Jonás se puso en marcha para
huir a Tarsis, lejos del Señor».
Después de la
tempestad, providencialmente, un pez se tragó al profeta y mientras estaba en el
interior del cetáceo hizo una simpática oración.
La segunda vez
Jonás obedece y predica.
Nínive se convierte
y Dios la perdona.
Este simpático
libro, que viene a ser una parábola del Espíritu Santo, nos hace ver la bondad
de Dios que Jonás expresa con estas palabras para explicar por qué no fue la
primera vez:
«¿No lo decía yo,
Señor, cuando estaba en mi tierra? Por eso intenté escapar a Tarsis, pues bien
sé que eres un Dios bondadoso, compasivo, paciente y misericordioso que te
arrepientes del mal».
Es decir, que
desconfió de que Dios cumpliera el castigo y Jonás quedara mal.
Este fue el mensaje
que repetía Jonás en la ciudad de Nínive:
«Dentro de cuarenta
días Nínive será arrasada».
Todo el pueblo,
invitado por el mismo rey, hizo penitencia y Dios los libró del castigo.
Esto que dolió mucho a Jonás se traduce en una humorística discusión entre Dios y el profeta, que les invito a leer.
- Salmo 24
Le pedimos al Señor
que nos enseñe sus caminos para que no nos desviemos y podamos llegar hasta Él
que es nuestro Dios y Salvador:
«El Señor es bueno y recto y enseña el camino a los pecadores. Hace caminar a los humildes con rectitud y enseña el camino a los humildes».
- San Pablo
El apóstol Pablo
quiere apremiarnos para que transformemos nuestra vida con una verdadera
conversión. Por eso nos dice en la Carta a los Corintios:
«El momento es
apremiante…. Porque la representación de este mundo se termina». La vida
es como una escenificación de teatro que pasa pronto.
El consejo que da
Pablo tiene que pensarlo cada uno ante Dios para vivir en el mundo de cara a la
eternidad.
La invitación de San Pablo en este día es que mientras hacemos lo que hay que hacer para nuestro bien y el de las personas que dependen de nosotros, demos a nuestra vida una dimensión de eternidad: Hacer todo lo que debemos hacer pensando que cada actividad nuestra debe tener una preparación para llegar un día a los brazos de nuestro Creador.
- Verso aleluyático
El verso
aleluyático acentúa la parte fundamental del Evangelio del día:
«Está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio».
- Evangelio
Resulta interesante
que coincide el fin de la predicación de San Juan Bautista, el Precursor, con
el comienzo de la predicación de Jesús.
Juan había sellado
con su sangre su valiente mensaje y, ahora, Jesús se marcha a Galilea para hacer
público el Evangelio de Dios.
San Marcos resume
así el anuncio del Señor:
«Se ha cumplido el
plazo. Está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
La enseñanza que
Jesús nos deja también a todos nosotros es muy clara: Existe el reino de Dios
y, para que se haga realidad entre nosotros, tenemos dos grandes columnas: la
conversión y la fe comprometida en el Evangelio.
En ese ambiente,
Jesús encuentra junto al lago a Simón y a Andrés que lanzan el copo para
pescar. Jesús se dirige a los dos hermanos y les dice: «Venid conmigo y os
haré pescadores de hombres».
El seguimiento de
ambos fue inmediato.
Poco después, llamó
de la misma forma, a Santiago y a Juan que, dejando a su padre con los
jornaleros, se fueron con Jesús.
Con esta respuesta generosa
los cuatro transforman su vida para dedicarse a vivir y anunciar el Evangelio.
Terminamos
pidiendo, con la liturgia:
«Señor, ayúdanos a
llevar una vida según tu voluntad para que podamos dar en abundancia frutos de
buenas obras en nombre de tu Hijo predilecto».
José Ignacio Alemany Grau, obispo