Hoy empezamos la reflexión homilética con
las palabras con que comienza el libro del profeta Malaquías:
«“Os amo”, dice el Señor. Pero vosotros decís: “¿En qué se nota que nos amas?”»
Que estas palabras nos sirvan de introducción a la reflexión de este domingo.
- Malaquías
Comienza presentándose Dios como Señor que
juzga a sus sacerdotes:
«Yo soy un gran rey, dice el Señor del
universo, y todas las naciones temen mi nombre»
A continuación, el Señor habla de una
maldición para los sacerdotes porque no ponen todo su corazón en la
glorificación de su nombre santo.
Después de hablar, una vez más, del
comportamiento de los sacerdotes de su tiempo que ofenden al Señor porque no
cumplen su obligación de orientar a los fieles, Dios los amenaza:
«Yo también los voy a hacer despreciables y viles para todo el pueblo ya que vuestra boca no ha guardado el camino recto y habéis sido parciales en la aplicación de la ley».
- Salmo 130
El salmista dice que confía en el Señor y
le pide que le guarde en la paz, junto al corazón de Dios. En sencillez pide y espera
confiadamente en Él:
«Mi corazón no es ambicioso ni mis ojos
altaneros. No pretendo grandezas que superan mi capacidad, sino que acallo y
modero mis deseos como un niño en brazos de su madre».
Como un niñito dormido en brazos de Dios, así está el hombre humilde en el Señor.
- San Pablo
Contrasta totalmente con los malos
sacerdotes de que habla Malaquías. Con cuánta delicadeza ha tratado a los
fieles y se compara con «una madre que cuida de sus hijos».
Llega a decir: «Os teníamos tanto cariño
que deseábamos entregaros no solo el Evangelio de Dios sino hasta nuestras
propias personas porque os habíais ganado nuestro amor».
¡Qué hermosa manera de ser apóstol y de
llevar a los fieles al encuentro con Dios!
El mismo apóstol nos pide: «Recordad
nuestros esfuerzos y fatigas trabajando día y noche para no serles gravosos a
nadie, proclamando entre vosotros el Evangelio de Dios».
Pidamos a Dios sacerdotes celosos que, a semejanza de San Pablo, sean valientes y sacrificados para hacer eficaz la evangelización.
- Verso aleluyático
Aunque son muchas las personas que Dios nos regala para formarnos en la fe, siempre hemos de permanecer seguros en Dios mismo porque, como nos dice Mateo: «Uno solo es vuestro Padre, el del cielo y uno solo es vuestro consejero, Cristo».
- Evangelio
El Evangelio de hoy se dirige a los
judeocristianos y les hace ver lo que vivían antes de su conversión al
cristianismo, cuando vivían con los fariseos. El evangelista contrapone la
actitud de los fariseos con las enseñanzas de Jesús:
Los fariseos dicen muchas cosas, pero no
las cumplen. Llaman la atención con sus vestiduras, buscan los primeros puestos
en los banquetes y sinagogas y se hacen llamar rabí.
Por su parte, Jesús enseña claramente que
los suyos deben vivir en la humildad porque «el que se ensalza será
humillado y el que se humilla será enaltecido».
También les advierte que «uno solo es
vuestro Padre, el del cielo». Finalmente, les pide que no se dejen llamar
consejeros porque «uno solo es vuestro consejero: Cristo».
Como conclusión en este domingo, amigos
todos, viviendo en humildad ayudémonos, unos a otros, para aprovechar la gracia
de Dios que compartimos.
José Ignacio Alemany Grau, obispo