Conocemos lo que significa «epifanía», manifestación desde arriba.
La gran revelación de
Dios en Cristo Jesús haciéndose hombre verdadero se manifestó primero a los
pastores y, posteriormente, a los ángeles con una luz especial, una estrella, a
los Magos de oriente. A esta última manifestación la llamamos Epifanía.
Hoy recordamos este maravilloso acontecimiento y comenzamos comentando el Evangelio:
- Evangelio
+ Nos cuenta San
Mateo que unos Magos de oriente se presentaron en Jerusalén donde reinaba
Herodes.
No podemos imaginar
el susto que se llevó él, hombre viejo y enfermo, cuando los magos le dijeron
que llegaban para adorar el «Rey de los judíos» cuya estrella habían visto.
El pueblo mismo que
conocía lo cruel que era Herodes se temió lo peor, «se sobresaltó todo
Jerusalén con él».
+ Herodes,
mentiroso, no podía decir la verdad nunca. Por eso, quería engañar a los Magos
diciendo: «Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño… para ir yo también a
adorarlo».
+ Herodes, que no
tenía idea, preguntó a los escribas y sumos sacerdotes qué decían las
Escrituras y le contestaron sobre el nacimiento de ese rey:
«En Belén de Judea
porque así lo ha escrito el profeta: “Y tú, Belén, no eres ni mucho menos la
última de las ciudades de Judea porque de ti saldrá un jefe que será el pastor
de mi pueblo».
+ Los Magos se
ponen en camino y se alegran porque otra vez la estrella de oriente comienza a
guiarlos hasta «donde estaba el niño».
Los magos
encontraron al niño con su madre, cosa muy normal, y, sin embargo, no dudaron
de su grandeza.
+ El Espíritu Santo
los fue conduciendo en la fe y «cuando vieron al niño con María, su madre, cayendo
de rodillas lo adoraron».
Este es el misterio
de la fe que Dios sabe infundir en los corazones sencillos que lo buscan.
Finalmente, los
magos abrieron sus tesoros, oro, incienso y mirra, que son regalos simbólicos
que hacen al Dios y Redentor.
Termina San Mateo diciéndonos que los Magos, iluminados por el Señor, se volvieron por otro camino sin contestar a Herodes.
- Isaías
Les invito a leer
este precioso párrafo en el que el profeta predice la alegría de Jerusalén con
la llegada del Redentor:
«Levántate, brilla
Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti».
Mientras la
humanidad está en la oscuridad plena, sobre Jerusalén «amanecerá el Señor, su
gloria aparecerá sobre ti».
Después predice cómo todos los pueblos llegan a encontrar la luz que hay en Jerusalén.
- Salmo 71
Lo referimos a la
epifanía del Señor:
«Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra». Y le ofrecerán toda clase de tesoros como tributos.
- San Pablo
Nos habla del
secreto de Dios revelado después de siglos a Pablo:
«Se me ha dado a
conocer por revelación, el misterio que no había sido manifestado a los hombres
en otros tiempos… Que también los gentiles son herederos, miembros del mismo
cuerpo y partícipes de la promesa en Jesucristo por el Evangelio».
Es decir, con la
encarnación del Verbo, Dios llama a todos los hombres a la salvación que
antiguamente solo se refería al pueblo de Israel y así se presentaron los
ángeles a los pastores de Israel. Pero ahora está claro que la revelación es
también para los gentiles con la manifestación a los reyes magos. A esos
gentiles predicó San Pablo a tiempo y a destiempo.
- José Ignacio Alemany Grau, obispo