A todos nos gusta recibir una medida amplia y abundante.
Jesús
nos dice que la medida con la que nos regalarán al fin de la vida la ponemos
cada uno de nosotros.
Hoy
veremos qué amplia y generosa fue la que se preparó el rey David, según el
libro de Samuel.
Hagamos
nosotros lo mismo y el gozo será muy grande cuando lleguemos al Reino de los
cielos.
Para ello el «segundo Adán, Jesucristo» nos ha dejado grandes posibilidades a todos.
- 2Samuel
Nos
relata la honradez de David, perseguido por Saúl, que pretendía matarlo: Saúl y
los suyos duermen y el rey tiene la lanza clavada en el suelo, cerca de su
cabecera.
El
fiel Abisay quiere matarlo, pero David le dice:
«¡No lo mates!, que no se puede atentar impunemente contra el ungido del Señor».
Se
fueron sigilosamente, llevando David la lanza y el jarro de agua de la cabecera
de Saúl.
Cuando
estuvieron suficientemente lejos, David gritó a Saúl:
«¡Aquí está la lanza del rey. Que venga uno de los mozos a recogerla. El Señor pagará a cada uno su justicia y lealtad!».
- Salmo 102
El salmo bendice al Señor y canta su compasión y
misericordia:
«Bendice,
alma mía al Señor, y todo mi ser a su santo nombre… Él perdona todas tus culpas
y te colma de gracia y de ternura… Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles».
Al momento de meditar tengamos en cuenta tanta misericordia, más aún ternura, que encierra el corazón de nuestro Padre Dios.
- San Pablo
Después de hablarles a los corintios de la
resurrección, afirmando «que se siembra
un cuerpo corruptible y resucita incorruptible; se siembra un cuerpo sin
gloria, resucita glorioso… se siembra un cuerpo animal, resucita espiritual»,
el párrafo de hoy nos explica que cada uno de nosotros hemos heredado, del
primer hombre Adán, un cuerpo terreno y cómo, el segundo Adán, Jesucristo, nos ha dejado como herencia un
cuerpo celestial.
Este regalo del amor de Dios, por medio de Jesucristo, nos invita a confiar en una eternidad gloriosa.
- Verso aleluyático
Nos enseña, con San Juan apóstol, que el amor de
Dios llegará en nosotros a su plenitud si guardamos la palabra de Jesucristo,
el enviado del Padre:
«Quien guarda la palabra de Cristo, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud».
- Evangelio
Tiene distintas enseñanzas que nos conviene
meditar.
+ «Haced el
bien a quienes os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por quienes os
injurian… Sed compasivo como vuestro Padre es compasivo… Dad y se os dará: os
verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante».
Esto supone que la vida de cada uno de nosotros, si
somos discípulos de Jesús, tiene que distinguirse de la forma como actúan
espontáneamente los que no son sus discípulos.
Después de otras enseñanzas, nos dice Jesús:
«Amad a
vuestros enemigos»; para terminar con estas palabras que tanto nos ha
recomendado el Papa Francisco en sus diversas enseñanzas:
«Sed
misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso».
Que resuene durante toda esta semana la conclusión
del Evangelio de hoy que termina advirtiéndonos: «La medida que uséis la usarán con vosotros».
Aprovechemos nuestra vida para ampliar
continuamente la caridad con nuestro prójimo.
José Ignacio Alemany Grau, obispo