- Yo soy rey
Pilato
representa todo el poder de Roma en Israel y hoy los responsables del pueblo de
Israel le llevan a Jesús para que le condene a muerte.
Pilato,
después de oír a sus acusadores, hace esta pregunta a Jesús:
“¿Entonces tú eres rey?”.
Jesús
le contestó: “Tú lo dices: soy rey”.
Si
lo hubiera tomado en serio, Pilato debía condenarlo por hacerse rey sin el
apoyo de Roma. Sin embargo, continúa dialogando con Jesús y con los que lo
habían traído para que lo condenara a muerte.
San
Juan hace ver en su evangelio la tensión que vive Pilato porque se da cuenta de
la inocencia de Jesús y de la envidia de los sumos sacerdotes que quieren
acabar con Él porque les hace sombra.
Al
final, mientras se lava las manos, Pilato condena a muerte a Jesús.
Esa
tensión continuará porque sobre la cruz de Cristo se lee la sentencia de
muerte: “Jesús nazareno rey de los
judíos”.
Los
judíos protestan y le dicen a Pilato: “No
escribas ‘rey de los judíos’ sino ‘éste
ha dicho soy el rey de los judíos’”.
Pero
Pilato reafirma la sentencia con su autoridad imperial:
“Lo escrito, escrito está”.
- Viva Cristo Rey
En
estos días estamos recordando, de una manera especial, a los mártires de
Paracuellos (un pueblecito cerca de Madrid, España).
Unas
cinco mil personas martirizadas por odio a la fe.
Las
llevaron de distintos puntos de la ciudad, por temor de que fueran liberadas,
con el fin de matarlos a todos, como así lo hicieron.
Todos
murieron gritando “¡Viva Cristo Rey!” y perdonando a los asesinos.
Era
el eco del Calvario:
“¡Padre, perdónalos, porque
no saben lo que hacen!”.
Ya
son 143 de este grupo los que han sido declarados beatos por la Iglesia y hay
una larga lista en espera porque cada uno de ellos tiene que obtener la
certificación debida.
Así
ha sucedido miles de veces a través de la historia humana.
En
España, en concreto, ya se han beatificado o canonizado dos mil cuarenta y
cinco de los años 1936 a 1939.
Los
que quisieron acabar con Cristo han terminado humillados y volverán a serlo
porque vienen con todo el ímpetu de su orgullo.
Los
mártires, en cambio, han vencido por la fuerza de la resurrección de Jesús. Su
triunfo nos asegura el nuestro.
La
imponente cruz de Paracuellos que se ve desde kilómetros de distancia, nos
recuerda el monte Calvario con el letrero que Pilato hizo colocar sobre la cruz,
porque de la muerte ha surgido la resurrección y la esperanza:
¡Jesús
es rey¡
La
cruz divide a la humanidad. Jesús lo predijo: “O conmigo o contra mí”.
- Daniel
La
lectura del profeta Daniel nos enseña esto:
“Muchos
que duermen en el polvo despertarán, unos para vida eterna y otros para
ignominia perpetua. Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento y los
que enseñaron a muchos la justicia como las estrellas por toda la eternidad”.
Sobre
el fin del mundo hemos venido hablando y seguiremos acompañados por la liturgia
hasta que comience el nuevo año con el Adviento.
- Apocalipsis
A
este título de Cristo Rey el Apocalipsis añade hoy “Testigo fiel” y “Primogénito
de entre los muertos”; más aún, “Príncipe
de los reyes de la tierra”.
Gracias
a Jesucristo “que nos ha librado de
nuestros pecados con su sangre” y nos ha hecho también a nosotros un reino
para Dios, su Padre.
Qué
hermoso:
Jesucristo
es el Príncipe de todos los reyes y, con su muerte y resurrección, nos hace
también a nosotros reyes para Dios en la eternidad.
José Ignacio Alemany Grau, obispo