El evangelista San Juan nos enseña a creer sin ver.
Jesús,
por otra parte, había dicho a Tomás:
“Dichosos los que crean sin
haber visto”.
Esta es la fe auténtica.
- Hechos de los Apóstoles
Nosotros
somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén.
Pedro,
que habla en nombre de todos los apóstoles, atestigua que “mataron a Jesús colgándolo de un madero, pero Dios lo resucitó”.
Y
aclara que solo lo vieron ellos y no todo el pueblo. Su testimonio se debe a la
misericordia de Dios que no se presentó resucitado nunca a todo el pueblo, sino
solamente a los que “hemos comido y
bebido con Él después de la resurrección”.
Ellos, dando la vida, serán los testigos seguros de la resurrección de Jesús.
- Salmo 117
Se
trata de un salmo precioso que, aparte de lo que hoy nos cita la liturgia,
recordamos siempre sobre todo con estas palabras que repetiremos toda la semana
pascual:
“Este es el día en que actuó
el Señor sea nuestra alegría y nuestro gozo” y también estas otras palabras que repetimos cada día en la
santa misa antes de la consagración:
“Bendito el que viene en
nombre del Señor”.
Procuren meditar los tres hermosos versículos que leemos en esta fiesta.
- San Pablo
Nos
habla con la lógica de su fe profunda.
Si
hemos vivido la vigilia pascual con mucha fe, entenderemos muy bien:
“Ya que han resucitado con
Cristo, busquen los bienes de allá arriba donde está Cristo sentado a la
derecha de Dios”.
Aspiremos a los bienes de arriba y no a los de la tierra.
- Aleluya
Hoy
resuena con solemnidad la palabra Aleluya que durante toda la cuaresma no había
resonado en los templos. Y este aleluya se repite por el gozo de la muerte y
resurrección de Cristo:
“Ha sido inmolada nuestra
víctima pascual, Cristo”.
Por ello nos invita la liturgia a celebrar con gozo la Pascua del Señor.
- Evangelio
La
Magdalena va a anunciar a los apóstoles:
“Se han llevado del sepulcro
al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.
Pedro
y Juan salieron apurados. Juan, más joven, llega antes al sepulcro pero espera,
con un respeto grande, a que entre Pedro antes que Él.
Luego
entró Juan y este es su testimonio:
“Entonces entró también el
otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, vio y creyó”.
Reconoce
con sencillez que hasta ese momento no había entendido todas las veces que Jesús
les había hablado de la resurrección.
Este
es el testimonio de la liturgia para el gran día de la Pascua y nos invita a
todos a creer sin haber visto, movidos por la luz del Espíritu Santo y la fe
que nos regaló el día del bautismo.
Aprovechemos
las maravillas que nos ha regalado Jesucristo con su muerte y resurrección
gloriosa para esperar confiando siempre en Él, a pesar de todos los problemas
que estamos viviendo en estos momentos difíciles.
Con
la Iglesia alegrémonos porque la resurrección de Cristo es la prenda segura de
nuestra propia resurrección.
José Ignacio Alemany Grau, obispo