¿ES BUENO HACER CONTRATOS CON DIOS?
Las lecturas de hoy nos invitan a buscar siempre a Dios y a fiarnos de Él porque nuestro Creador es tan maravilloso que siempre está dispuesto a acogernos.
- Isaías
Según
los exegetas el libro de Isaías tiene tres autores.
El
segundo va desde el capítulo 40 al 55 que es el que hoy leemos en la liturgia.
Este
segundo Isaías, dentro del plan de Dios, escribe para consolar a Israel de
tantos sufrimientos padecidos. Invita al pueblo:
“Buscad al Señor mientras se
deja encontrar. Invocadlo mientras está cerca”.
Incluso
invita a los que se han portado mal a abandonar su pecado: “Regrese al Señor y Él tendrá piedad, a nuestro Dios que es rico en
perdón”.
Jesús
nos enseñará que el Señor está dentro de nosotros…
Aprovechemos para invocarlo siempre y confiar en Él.
- Salmo 144
El
salmista insiste en el mismo consejo de Isaías:
“Cerca está el Señor de los
que lo invocan sinceramente”.
Aprovechemos
para bendecirlo y alabarlo que es nuestra obligación como criaturas:
“Día tras día te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás. Grande es el Señor, merece toda alabanza, es incalculable su grandeza… El Señor es clemente y misericordioso… Es cariñoso con todas sus criaturas”.
- San Pablo
El
apóstol Pablo abre su corazón. Parecen luchar el espíritu apostólico y la
fidelidad a Jesús, a quien ama intensamente. Por eso advierte:
“Para mí la vida es Cristo y
una ganancia el morir”.
Esto
es lo que desea su corazón.
Por
otra parte, su misión de apóstol le hace comprender que los fieles lo
necesitan.
La
conclusión de San Pablo, conversando con su querida comunidad de Filipos, es
ésta:
“Pero si vivir esta vida
mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger. Me encuentro en este
dilema: por un lado deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo
mejor; pero por otro lado, quedarme en esta vida veo que es más necesario para
vosotros”.
Vaya
o no a visitarlos lo que importa es que “lleven
una vida digna del Evangelio de Cristo”.
Así es el celo y valentía de un apóstol enamorado de Jesús y fiel a la evangelización.
- Verso aleluyático
Alude
al momento en que una de las mujeres que escuchaban a Pablo en Filipos, llamada
Lidia, sintió que “Dios le abrió el
corazón para que aceptase lo que decía Pablo” y nosotros ahora pedimos a
Dios que nos abra el corazón para acoger el Evangelio:
“Ábrenos el corazón, Señor, para que aceptemos las palabras de tu Hijo”.
- Evangelio
Leyendo
esta parábola he pensado que no es lo mejor hacer un contrato con Dios.
No
porque Dios no lo vaya a cumplir, sino porque quizá no quedaremos contentos
nosotros:
Se
trata de un propietario, que representa a Dios en la parábola.
Sale
temprano a contratar obreros para su viña.
Convienen
en un precio que corresponde a lo normal: un denario, el sueldo de un día y
empiezan a trabajar.
Después
vuelve a salir el propietario y contrata más trabajadores en horas distintas.
No
hay contrato sino que les dice simplemente:
“vayan a mi viña y les pagaré lo conveniente”.
Fijémonos
en los ojos de los obreros al atardecer.
Los
últimos abren los ojos como faros al recibir un denario por una hora de
trabajo… ¡Jamás se les habría ocurrido!
Los
primeros, los del contrato, reciben lo que acordaron, un denario.
Sus
ojos miran la moneda enfurecidos: ¡nos has igualado con los de una hora a
nosotros que trabajamos todo el día!
Son
las cosas de Dios.
Mejor
es fiarse de Él que hacer un contrato.
José Ignacio Alemany Grau, obispo