JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO
En nuestro tiempo, como en otros muchos momentos de la historia, se ha repetido con respecto a Jesús: “no queremos que éste reine sobre nosotros” (Lc 19,14).
Pero pueden estar seguros de que ninguno de ellos ha conocido de verdad quién es Jesús.
- Prefacio
Este precioso prefacio recoge la grandeza de Jesucristo Redentor que mereció de verdad ser Rey, el único Rey del universo:
“Porque consagraste Sacerdote eterno y Rey del universo a tu único Hijo, nuestro Señor Jesucristo ungiéndolo con óleo de alegría, para que ofreciéndose a sí mismo como víctima perfecta y pacificadora en el altar de la cruz, consumara el misterio de la redención humana y, sometiendo a su poder la creación entera, entregara a tu majestad infinita un reino eterno y universal: el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz”.
Así nos da la liturgia los motivos importantes por los que la Iglesia reconoce a Jesucristo como Rey del universo.
- 2 Samuel
Nos presenta a David como imagen del Mesías porque a través de toda la historia de su pueblo ha sido tenido como el gran rey y pastor de Israel.
Los motivos para escoger a David, según las tribus que lo ungieron, fue que Dios mismo le había prometido: “Tú serás el pastor de mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel”
- Salmo 121
Es el salmo de las subidas, es decir, el canto del pueblo de Israel cuando iba en peregrinación al templo de Dios:
“¡Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor!”
- San Pablo
La lectura de Pablo a los colosenses nos invita a glorificar a Dios con este hermoso himno:
“Damos gracias a Dios Padre” por la redención que nos ha venido en Cristo, su Hijo querido en cuyo reino nos ha introducido por la sangre redentora que nos perdona los pecados.
Lo glorificamos también porque Él, al ser imagen del Dios invisible, es el primogénito de todas las criaturas, tanto celestes como las de la tierra.
Aprendamos a glorificar a Jesucristo con los hermosos motivos que nos presenta esta carta de San Pablo.
- Verso aleluyático
Nos invita a glorificar hoy a Dios con las palabras que repetimos en la Santa Misa antes de la consagración y que recoge las alabanzas del pueblo sencillo cuando Jesús entró triunfalmente en Jerusalén:
“Bendito el que viene en nombre del Señor”.
- Evangelio
No hay duda que el párrafo evangélico de hoy es muy extraño. Mientras agoniza en la cruz las autoridades del pueblo se burlaban de Él y lo mismo los soldados leyendo el texto que había mandado poner Pilato sobre la cruz: “Jesús nazareno rey de los judíos”, decían:
“Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo”.
En cambio, el buen ladrón, que también estaba agonizando, se vuelve a Jesús para pedirle en serio:
“Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”.
Y el crucificado, aparentemente con gran atrevimiento, le contestó:
“Hoy estarás conmigo en el paraíso”.
A este Rey es al que nosotros glorificamos, al que ha dicho:
“Mi reino no es de este mundo… mi reino está dentro de ustedes”.
Aprovechemos este domingo para glorificar a Jesucristo como verdadero Rey y Señor de todo cuanto existe porque Él mismo lo ha creado con el Padre y el Espíritu Santo.
José Ignacio Alemany Grau, obispo