30 de noviembre de 2019

CAMINEMOS A LA LUZ DEL SEÑOR

En el primer domingo de Adviento nos presenta Isaías el triunfo de Dios sobre Israel y sobre todos los pueblos de la tierra.
Esto viene a ser un símbolo de la humanidad que llega a Dios.
  • Isaías
Dios promete por medio de Isaías la salvación para Israel y todos los pueblos.
En este pequeño párrafo podemos encontrar cuatro puntos importantes que nos dan a conocer los planes de Dios por medio de Isaías, tan querido por la liturgia y de manera concreta en el tiempo de Adviento:
+ El monte del Señor sobre el cual está construido el templo, es como un lugar de encuentro entre Dios y los hombres.
+ Todas las naciones, como un río de peregrinos, van hacia la casa del Señor:
“Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos”.
+ A todos les enseña Dios para que puedan encontrar el camino de la ley que salva:
“Él nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas porque de Israel saldrá la ley, de Jerusalén la Palabra del Señor”.
+ Finalmente todos juntos encontrarán la paz que el profeta nos presenta con estas hermosas comparaciones:
“De las espadas forjarán arados, de las lanzas podaderas... Todos repetirán: caminemos a la luz del Señor”.
  • Salmo 121
Después de esta visión de Isaías es lógico que la liturgia nos presente este salmo, que es una invitación para caminar todos unidos al templo de Jerusalén, que viene a ser como la casa del Señor.
Se trata de una “canción de las subidas”, impresionante para todo israelita que después de una pesada peregrinación podía poner sus pies en los “umbrales de Jerusalén”.
Es una impresión que perciben también los peregrinos que hoy van a Tierra Santa, buscando los pasos de Jesús y compartir la historia de su pueblo en el Antiguo Testamento.
  • San Pablo
La invitación de San Pablo a despertar de la modorra en que vivimos, también es muy importante en nuestros días:
Sin darnos cuenta un mundo de vacío y de pecado nos envuelve y oscurece nuestra vida y nuestra conducta.
El cristiano debe vivir en la claridad de Cristo que es su vida y su conducta.
En medio de un mundo que pretende haber llegado al mayor desarrollo, necesitamos actuar “como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas y pendencias”.
La conclusión la saca el mismo apóstol pidiendo:
“Revestíos del Señor Jesucristo y no deis pábulo a la carne siguiendo sus deseos”.
  •  Verso aleluyático
Este versículo nos invita a pedir al Señor que en medio de tantas cosas difíciles, tenga la bondad de “mostrarnos su misericordia y darnos su salvación”.
  • Evangelio
A través de la historia, el hombre aparece con frecuencia metido en cosas poco importantes y descuidando lo fundamental.
Jesús pone entre otros el caso de Noé, que invitaba al pueblo a la conversión y nadie le hacía caso:
Cada uno vivía metido en sus pasiones y pecados.
Y cuando menos lo esperaban el diluvio los sorprendió a todos.
Somos superficiales. Los mismos apóstoles coincidían con nosotros y sus primeras preguntas a Jesús eran: “¿y cuándo sucederá esto?”
Y Jesús, que va a lo fundamental, nos dice que estemos siempre “preparados porque a la hora que menos pensemos viene el Hijo del hombre”.
Vivir siempre en la fidelidad a la voluntad de Dios es el secreto para llegar a la salvación.

José Ignacio Alemany Grau, obispo

23 de noviembre de 2019

JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO

En nuestro tiempo, como en otros muchos momentos de la historia, se ha repetido con respecto a Jesús: “no queremos que éste reine sobre nosotros” (Lc 19,14).
Pero pueden estar seguros de que ninguno de ellos ha conocido de verdad quién es Jesús.

  • Prefacio
Este precioso prefacio recoge la grandeza de Jesucristo Redentor que mereció de verdad ser Rey, el único Rey del universo:
“Porque consagraste Sacerdote eterno y Rey del universo a tu único Hijo, nuestro Señor Jesucristo ungiéndolo con óleo de alegría, para que ofreciéndose a sí mismo como víctima perfecta y pacificadora en el altar de la cruz, consumara el misterio de la redención humana y, sometiendo a su poder la creación entera, entregara a tu majestad infinita un reino eterno y universal: el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz”.
Así nos da la liturgia los motivos importantes por los que la Iglesia reconoce a Jesucristo como Rey del universo.

  • 2 Samuel
Nos presenta a David como imagen del Mesías porque a través de toda la historia de su pueblo ha sido tenido como el gran rey y pastor de Israel.
Los motivos para escoger a David, según las tribus que lo ungieron, fue que Dios mismo le había prometido: “Tú serás el pastor de mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel”

  • Salmo 121
Es el salmo de las subidas, es decir, el canto del pueblo de Israel cuando iba en peregrinación al templo de Dios:
“¡Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor!”

  • San Pablo
La lectura de Pablo a los colosenses nos invita a glorificar a Dios con este hermoso himno:
“Damos gracias a Dios Padre” por la redención que nos ha venido en Cristo, su Hijo querido en cuyo reino nos ha introducido por la sangre redentora que nos perdona los pecados.
Lo glorificamos también porque Él, al ser imagen del Dios invisible, es el primogénito de todas las criaturas, tanto celestes como las de la tierra.
Aprendamos a glorificar a Jesucristo con los hermosos motivos que nos presenta esta carta de San Pablo.

  • Verso aleluyático
Nos invita a glorificar hoy a Dios con las palabras que repetimos en la Santa Misa antes de la consagración y que recoge las alabanzas del pueblo sencillo cuando Jesús entró triunfalmente en Jerusalén:
“Bendito el que viene en nombre del Señor”.

  • Evangelio
No hay duda que el párrafo evangélico de hoy es muy extraño. Mientras agoniza en la cruz las autoridades del pueblo se burlaban de Él y lo mismo los soldados leyendo el texto que había mandado poner Pilato sobre la cruz: “Jesús nazareno rey de los judíos”, decían:
“Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo”.
En cambio, el buen ladrón, que también estaba agonizando, se vuelve a Jesús para pedirle en serio:
“Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”.
Y el crucificado, aparentemente con gran atrevimiento, le contestó:
“Hoy estarás conmigo en el paraíso”.
A este Rey es al que nosotros glorificamos, al que ha dicho:
“Mi reino no es de este mundo… mi reino está dentro de ustedes”.
Aprovechemos este domingo para glorificar a Jesucristo como verdadero Rey y Señor de todo cuanto existe porque Él mismo lo ha creado con el Padre y el Espíritu Santo.


José Ignacio Alemany Grau, obispo

16 de noviembre de 2019

SI VIVIMOS EN EL AMOR, LLEGAREMOS AL AMOR

Aunque no es bien visto en esta sociedad, la Iglesia tiene que ser fiel a Jesús y anunciar a los hombres que quieren huir de la responsabilidad, la verdad de nuestro futuro.
A este propósito quiero citar al cardenal Gerald Müller que en su “Declaración de Fe”, enseña:
“Cada persona tiene un alma inmortal que es separada del cuerpo en la muerte, esperando la resurrección de los muertos. La muerte hace definitiva la decisión del hombre a favor o en contra de Dios. Todo el mundo debe comparecer ante el tribunal inmediatamente después de su muerte. O es necesaria una purificación o el hombre llega directamente a la bienaventuranza celestial y puede ver a Dios cara a cara.
Existe también la terrible posibilidad de que un ser humano permanezca en contradicción con Dios hasta el final y, al rechazar definitivamente su amor, condenarse para siempre”.
Estamos al final del año litúrgico y la Iglesia nos habla del fin de los tiempos y de la vuelta de Jesús, enseñanza que prolongará en los primeros días de adviento.
Que este tiempo especial sea para todos nosotros tiempo de conversión para llegar al Reino eterno de Dios en Cristo.
  • Malaquías
En este texto la Tradición de la Iglesia quiere ver el fin de los malvados y el fin de los fieles:
“Malvados y perversos serán la paja y los quemaré el día que ha de venir y no quedará de ellos ni rama ni raíz… pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia”.
  • Salmo 97
Este salmo está en consonancia con el tema de hoy, presentándonos a Dios que gobierna los pueblos con rectitud:
“Regirá el orbe con justicia y los pueblos con rectitud”
  •  San Pablo
En su segunda carta a los Tesalonicenses les habla de cómo hay que vivir trabajando.
Parece que algunos, pensando que se acababa el mundo, ya no querían trabajar, por eso les advierte a todos: “el que no trabaje que no coma”.
Y les explica porqué él mismo se había esforzado siempre en trabajar para comer, aunque como buen evangelizador “merecía su paga”:
“No vivimos entre vosotros sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser  carga para nadie”.
  • Verso aleluyático
Este versículo trae una cita de San Lucas que nos permite ver cómo en Cristo, juez justo, llega nuestra verdadera liberación:
“Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación”.
  • Evangelio
San Lucas continúa las enseñanzas de Jesús sobre el Juicio final que inició en el capítulo 17,20-37 enseñando en el templo.
Por eso nuestro párrafo comienza diciendo:
“Como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado con piedras de calidad y exvotos”, Jesús habla del final, advirtiendo que Él vendrá y cuando venga todos se darán cuenta.
Por eso  aclara Jesús que no nos engañen los que tantas veces repiten a través de la historia “yo soy” o bien “está llegando el tiempo”.
Veamos con paz estas enseñanzas del género apocalíptico, bajo las cuales debe quedarnos clara la idea que el Señor vendrá en su momento y dará a cada uno según sus obras.
Uno de los puntos especiales que se han hecho patentes en la historia de la Iglesia es la persecución de los cristianos.
De hecho esta terrible persecución, sin causas objetivas, que vemos también en nuestros días, nunca la podremos entender.
El Señor todavía pone las cosas más difíciles diciendo: “hasta vuestros padres y parientes y hermanos y amigos os entregarán y matarán a algunos de vosotros”.
Jesús, sin embargo, nos invita a perseverar en la fidelidad:
“Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra paciencia salvaréis vuestras almas”.
Aprovechemos este tiempo litúrgico para profundizar las enseñanzas de la fe respecto al final de nuestra vida.

José Ignacio Alemany Grau, obispo


9 de noviembre de 2019

EL CIELO ES LA GRAN ESPERANZA


EL CIELO ES LA GRAN ESPERANZA

En este domingo XXXII del tiempo ordinario, la Iglesia nos invita a meditar más allá del tiempo, según nos enseña la fe que repetimos en el Credo:
“Creo en la resurrección de la carne y en la vida eterna”.
Trabajemos por mejorar nosotros y nuestras cosas, mientras vivimos en el mundo, pero no olvidemos que en el momento menos esperado, según nos advertía Jesús, nos iremos con la cosecha del amor: ¡Que sea abundante!
  • 2 Macabeos
Nos cuenta hoy esta historia impresionante:
Una madre valiente que ve morir a sus hijos a manos de un tirano y no se inmuta, sino que los anima para que sean fieles, pensando en la resurrección que les espera después del martirio.
Veamos las frases que dicen al tirano, algunos de ellos, antes de morir:
+ “Tú malvado, nos arrancas la vida presente; pero, cuando hayamos muerto por su ley, el Rey del universo nos resucitará para una vida eterna”.
+ “Después invitan al tercero a sacar la lengua, lo hizo enseguida y alargó las manos con gran valor y habló dignamente: “de Dios las recibí y por sus leyes las desprecio; espero recobrarlas del mismo Dios”.
+ “El cuarto, cuando estaba para morir, dijo: “Vale la pena morir a mano de los hombres cuando se espera que Dios mismo nos resucitará. Tú, en cambio, no resucitarás para la vida”.
Por su parte la madre, es la gran heroína que da fuerzas a cada hijo en su propio idioma, que no conocía Antíoco, hasta que ella misma fue martirizada.
Así toda la familia fue fiel a Dios y a su fe.
Más. En la tradición cristiana se han considerado a estos macabeos como santos del Antiguo Testamento y se les han dedicado algunas iglesias.
  • Salmo 16
Al leerlo podemos aplicarlo a la resurrección y lógicamente más en concreto a los mártires. Es bello meditarlo y recrearnos en algunas palabras:
“Guárdame como a las niñas de tus ojos”.
Y más todavía: “A la sombra de tus alas escóndeme”, que nos recuerda la comparación que Jesús hizo de sí mismo con la gallina que cobija los polluelos.
  • San Pablo
El apóstol pide para los tesalonicenses la protección del Señor, a fin de que tengan fidelidad en su vida y en comunicar la fe. Que el Señor los libre del maligno y “dirija vuestros corazones hacia el amor de Dios y la paciencia de Cristo”.
  • Verso aleluyático
Recoge el tema central del día presentándonos a Jesús como “el primogénito de entre los muertos” porque resucitándonos abrió a todos la posibilidad de resucitar.
Nuestra resurrección depende de Cristo. Recordemos:
“Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí no morirá para siempre”.
  • Evangelio
Después de presentarle a Jesús un “cuentito” posible de una mujer que tuvo siete maridos porque fueron falleciendo sin dejar hijos, todos ellos hermanos entre sí, le preguntan: “Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con ella”.
Jesús aclara que tras la resurrección no habrá matrimonio y vivirán para siempre porque participan de la resurrección como hijos adoptivos de Dios.
Seamos sinceros, amigos todos, ¿no es cierto que si creyéramos de verdad en la resurrección sería muy distinta nuestra vida?
Terminemos recordando nuestra fe con las palabras que dijimos al principio:
“Creo en la resurrección de los muertos y en la vida eterna”.

José Ignacio Alemany Grau, obispo

2 de noviembre de 2019

DIOS AMIGO DE LA VIDA

DIOS AMIGO DE LA VIDA

Si Dios es la vida y fuente de ella y si San Juan nos enseña, al principio del Evangelio que en el Verbo encarnado, “en Él estaba la vida”, debemos aprender el gran respeto y amor por toda vida y sobre todo por la vida humana y además procurar que todos los seres humanos puedan llegar a conocer a Dios que es la fuente de toda existencia.
  • Sabiduría
Es un precioso párrafo que les invito a leer detenidamente.
En él descubrimos la ternura que Dios tiene por sus criaturas:
“Amas a todos los seres”.
Él, en efecto, es “el amigo de la vida” y “perdonas a todos porque son tuyos”.
En Dios vemos una delicada manera de hacer que todos puedan recibir el perdón. Fijémonos en estas palabras:
“Corriges poco a poco a los que caen, les recuerdas su pecado y los reprendes para que se conviertan y crean en ti, Señor”.
Esta frase nos recuerda la esencia de la predicación de Jesús:
“Conviértanse y crean en el Evangelio”.
Aprovechemos esta lectura para purificar nuestra conciencia de todo pecado.
  • Salmo 144
Es una invitación para alabar y ensalzar a Dios:
“Te ensalzaré, Dios mío, mi Rey, bendeciré tu nombre por siempre jamás… El Señor es clemente y misericordioso”.
  • San Pablo
Dos cosas enseña el Apóstol a los tesalonicenses que nos vendrán bien a todos nosotros:
- “Que Jesús sea glorificado en vosotros y vosotros en Él”.
¡Maravilloso!
Nosotros como criaturas debemos glorificar a Dios pero Él solo por un amor muy especial quiere glorificarnos.
- Respecto al fin del mundo, Pablo advierte que no crean “supuestas revelaciones, dichos o cartas nuestras”, ya que achacaban a Pablo el predicar la proximidad del fin del mundo.
Posiblemente es lo mismo que sucede hoy con tantos que enseñan que está cerca el fin del mundo.
Jesús nos aclaró: “A la hora que menos piensen”.
  • Evangelio
¿A qué vino el Hijo del hombre que al mismo tiempo es Hijo de Dios?
Algunos que se dicen católicos no aprecian la Persona Divina de Jesús como único Salvador y quieren que cada uno se salve con el salvador que más le guste.
Pero no es así:
Jesús es Persona Divina y por lo mismo, único Salvador que por su poder divino nos reconcilia con el Dios, único Creador, que se ha revelado.
La vida sacrificada de Jesús, su entrega y la resurrección, dan prueba de que todo lo hizo por amor para salvarnos. Él quiere que todos se salven.
La salvación está completa pero no obliga a nadie.
El que quiera salvarse debe quererlo positivamente cuando se le anuncia.
Por lo demás el Señor tiene preferencia por los más necesitados pero sin acepción de personas, como veíamos el domingo anterior.
Este domingo Jesús se encuentra con un hombre del que podríamos decir que era “pecador por oficio” porque así eran juzgados los publicanos por el pueblo. Zaqueo lo confesará ante Jesús. Veamos:
Zaqueo hace un acto de humildad públicamente subiéndose a un árbol para ver a Jesús, porque era de baja estatura.
Jesús lo llama por su nombre y se invita a comer en su casa y después todo se realiza de una manera sencilla:
Invitación, aceptación, cena, confesión pública y propósito de enmienda con reparación.
Luego viene el perdón de Jesús:
“Hoy ha sido la salvación de esta casa”.
Jesús ha venido “a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.
  • Verso aleluyático
Confirma lo que hemos comentado en el Evangelio.
Jesús es el regalo del Padre para toda la humanidad:
“Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo único” (¡!)
En Él está la salvación.
Ahora hace falta que creamos en Él para obtener vida eterna.

José Ignacio Alemany Grau, obispo