CUANDO LA FE ES UN DEPORTE
La
historia de la Iglesia es muy clara.
Definirse
por Cristo trae complicaciones lo cual hace que los cristianos verdaderos sean
los más valientes, ya que son capaces de dar la vida por la fe que les regaló
el Señor en el bautismo.
- San Pablo
¿Te
imaginas a un corredor que en la gran maratón corre mirando hacia atrás?
¿Peligro,
verdad?
Hay
muchos cristianos que caminan mirando para atrás.
Hablan
de espaldas a la realidad y su mundo no es precisamente alegre.
Fíjate
lo que dice San Pablo hablando del premio que es llegar a la meta propuesta por
Jesús.
“Yo sigo corriendo a ver si
lo obtengo pues Cristo Jesús lo obtuvo para mí”.
Esta
es una hermosa verdad para todos. La victoria es de Jesús y la ganó para
nosotros. Él mismo nos dijo:
“No teman, yo he vencido al
mundo”.
Por
eso añade Pablo:
“No pienso haber conseguido
el premio. Solo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome
hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al
que Dios desde arriba llama en Cristo Jesús”.
Hermoso
programa para la cuaresma y para toda la vida del cristiano.
Lo
importante en la vida es ganar a Cristo y existir en Él.
- Salmo 125
Te
invito a hacer un rato de oración con este salmo.
Piensa
en tu vida y en cómo te ha tratado Dios.
Si
has vivido en la fe, necesariamente sacarás la conclusión del salmo:
“El Señor ha estado grande
con nosotros y estamos alegres”.
Del
sufrimiento brotará la alegría:
“Al ir iba llorando, llevando
la semilla. Al volver vuelve cantando trayendo las gavillas”.
Qué
buen negocio es cosechar con Dios.
- Isaías
“No recordéis lo de antaño,
no penséis en lo antiguo. Mirad que realizo algo nuevo: ya está brotando”.
Dios
siempre es original y nuevo.
A
veces nos extraña que se hagan grandes negocios con la basura de una ciudad.
Yo
diría que Dios gana a todos porque sabemos que del mal saca el bien y escribe
recto en líneas torcidas.
Versículo
antes del Evangelio
Una
vez más nos pide la voz de Dios en la cuaresma:
“Convertíos a mí de todo
corazón”.
Estemos
seguros de que la compasión y misericordia de Dios permanecerán para siempre.
- Evangelio
El
Evangelio nos invita a tener pensamientos positivos sobre las cosas y sobre
todo por las personas.
Es
bella la escena de hoy.
Los
escribas y fariseos presentan a Jesús a la mujer adúltera para que confirme la
sentencia que ellos le han dado de apedrearla y Jesús, con mucho ingenio,
consigue que se vayan todos los que querían apedrearla.
Cuando
se queda solo con la adúltera le pregunta:
“¿Nadie te ha condenado
mujer?
Ella contestó: Ninguno,
Señor”.
He
aquí la respuesta que le da Jesús y que tiene dos partes importantes.
La
primera es la de perdonar: “Tampoco yo te
condeno”.
¡Fíjate
bien que quien dice esto es el Hijo de Dios, por tanto el único que realmente
puede perdonar!
A
continuación Jesús nos da a todos una gran enseñanza.
No
se trata simplemente de perdonar y olvidar y dejar que todo siga igual, sino
que Jesús hace una corrección que seguro tuvo un gran efecto porque la hizo
después de haber perdonado.
Jesús
despide a la mujer y le dice:
“En adelante no peques más”.
El
educador, el padre de familia, no debe únicamente perdonar sino aprovechar la falta
para hacer una cariñosa y eficaz corrección que, como en el caso, lleve a la
conversión.
José Ignacio Alemany Grau