DIOS SIEMPRE TE
REGALA UN TIEMPITO
No hay duda que vivimos muy
preocupados por multitud de cosas en estos tiempos.
La liturgia de hoy nos invita
a confiar, pensando que el único dueño de este mundo es el Señor y que en Él
encontraremos siempre misericordia.
- Éxodo
El Éxodo nos trae una lección
muy importante y será bueno que hoy la profundicemos de una manera muy
especial. Nos habla de Moisés:
Aquel día el gran caudillo de
Israel se fue lejos, hasta el monte Horeb, que será el monte de Dios.
Allí tiene un encuentro con el
Creador y su actitud es la que nosotros debemos adoptar durante toda nuestra
vida con el Señor:
“Aquí estoy”.
Esa es la actitud bíblica que encontraremos
en los grandes santos, sobre todo en Jesús y en María.
Y Dios se le revela:
“Yo soy el Dios de tus padres, el Dios Abraham, el Dios de Isaac y el
Dios de Jacob”.
Después de esta presentación
Dios muestra su misericordia y envía a Moisés para que sea el caudillo que
lleve a su pueblo hasta la tierra que había prometido a Abraham y su
descendencia.
De todas maneras será bueno
que pensemos cómo hoy tantos hombres y mujeres se han apartado del Dios de sus
padres al que pertenecieron de manera especial cuando los bautizaron.
- Salmo responsorial 102
Nos explica quién es Dios y
cómo es Él:
Dios es compasivo,
misericordioso, perdona y nos colma de gracia y de ternura.
Esa ternura que necesita este
mundo de hoy atormentado y a la que nos invita el Papa Francisco cuando quiere
que hagamos “la revolución de la ternura”.
A la luz de este salmo será
bueno que te preguntes:
¿Es así el Dios en que crees?
¿O tienes dioses falsos que te roban el tiempo y el corazón?
No te engañes…
Dioses hay muchos pero el Dios
verdadero es solamente uno.
Medita en el Dios que se
presentó a Moisés y que es de verdad el Dios revelado plenamente por Jesús.
- Pablo a los Corintios
El apóstol nos recuerda lo que
pasó en el desierto para que no nos suceda lo mismo.
Todos los israelitas salieron
de Egipto, comieron y bebieron del milagro de Dios… pero no todos llegaron a la
tierra prometida “quedando sus cuerpos
tendidos por el desierto”.
De esta manera nos invita a no
fiarnos de nosotros. Seamos fieles a Dios. Aprovechemos sus dones.
Y concluye con estas palabras:
“Por tanto, el que se cree seguro, ¡cuidado!, no caiga”.
- Verso aleluyático
Una vez más en esta cuaresma
la liturgia nos explica el porqué de la conversión que nos pide el Señor: “El reino de los cielos está cerca de
nosotros”.
La cuaresma va avanzando. Será
bueno meditar hasta qué punto nos vamos acercando a Dios y a su reino.
- Evangelio
Comienza San Lucas con una
reflexión que hizo Jesús sobre los galileos asesinados por Pilato mientras
ofrecían los sacrificios.
La pregunta vale también para
nosotros que a veces pensamos, se incendió un mercado, una discoteca, un
edificio, y fácilmente sacamos la conclusión de que aquellos eran unos
pecadores y murieron por castigo de Dios.
Jesús advierte que no es
cierto y que “si no os convertís todos
pereceréis de la misma manera”.
A continuación viene una
pequeña parábola.
Será bueno que al leerla nos
fijemos en la pena que siente Jesús decepcionado porque tu vida no fructifica
después de tanto tiempo y tantas posibilidades que te da la gracia.
Jesús, como el dueño de la
viña que esperaba el fruto de la higuera, espera tu fruto:
“Yo os he escogido para que vayan y den fruto y su fruto permanezca”.
Si has aprovechado el agua y
el sol (los sacramentos, la Biblia, etc.) con que Dios iluminó tu vida, habrás
crecido y florecido, pero ¿ya estás listo para que el viñador coseche?
Pero, ¿puedes decir que ya
estás listo para que el viñador coseche?
Tu fruto te da derecho a
entrar en el banquete del reino.
Aprovecha este “tiempito” que
Dios te regala, como a la higuera de la parábola de este domingo.
José Ignacio Alemany
Grau