TRES ACTORES Y DOS ESPECTADORES
Quizá
has pensado: ¡ah!, hoy es la parábola del hijo pródigo, ya me la sé.
Puede
ser que sí, pero yo te invito a leerla de otro modo.
Si
ya lo has hecho ayúdame a pensar y sobre todo a hacerlo vida.
- Evangelio
Los
tres actores
+
El más conocido y que hasta le robó el título a la parábola es el pequeño.
Pues
sí.
De
pequeño debió ser muy bueno y conoció el corazón de sus padres. Que por eso
regresó.
Un
día le salió el ansia juvenil de libertad de una forma irresistible. Fue a su
padre y le exigió todo lo que le correspondía como herencia.
El
padre le da todo y el muchacho se va feliz adonde nadie le pueda recortar la
libertad.
Pronto
comprende que es muy fácil malgastar y muy difícil recuperar.
+
El mayor es el muchacho fiel y
cumplidor pero que guarda una amargura que nunca desahogará hasta que oiga la
música de la fiesta que el padre hizo de una manera inesperada.
La
actitud del mayor es negarse a la comunión: no quiere entrar en casa.
+
El padre es el bueno.
Que
acoge todos los golpes sin perder la paz y esperanza:
Al
pequeño le da todo para que se vaya a saciar su libertad.
Como
conoce su corazón porque él lo modeló junto con su esposa, sabe que volverá y ya
no se irá nunca.
Cuando
vuelve el pequeño lo abraza. No tiene nada que decir. Solo hacer fiesta porque
se cumplió lo que él mismo pensaba.
Por
eso había salido tantas veces al camino esperando el día de la fiesta.
En
cuanto al mayor, el padre tiene que salir a buscarlo. Debe alabarlo por su
fidelidad y le dice las palabras más maravillosas que son las que Jesús dirá de
su padre Dios: “Todo lo mío es tuyo”.
Como
el hermano mayor no había entendido nunca cómo era el corazón de su padre, a
pesar de vivir siempre con él, le tiene que explicar por qué llegó a tanto su
perdón.
Si
tuviéramos que definir el corazón de este padre lo haríamos con las palabras de
Jesús:
“Sean misericordiosos como mi
padre es misericordioso”.
Los
dos espectadores
+
Según el Evangelio los primeros espectadores son los fariseos y los escribas que, como siempre, estaban murmurando por
la actitud misericordiosa del padre.
No
lo entendieron, ni siquiera con esta maravillosa parábola porque estaban
enceguecidos por su enorme envidia.
Sin
embargo la parábola fue para ellos, como dice el evangelista.
+
El segundo espectador nos representa a cada
uno de nosotros.
La
parábola es para meditarla y llevarla a la práctica y aprender de una vez que
hay que saber perdonar y acoger al arrepentido sin resentimientos, con fiesta.
Y
que, por otra parte, no debemos ocupar el puesto del hermano mayor como sucede
tan frecuentemente:
*
Hacerse dueños de la secretaría de la parroquia porque tenemos que defender al
párroco ante todo tipo de pródigos que se acerquen.
*
Rezar pensando que como somos los buenos de la película, Dios nos tiene que
escuchar.
*
Los responsables de hermandades y grupos que se sienten superiores a los demás
y los tratan con poca caridad…
- Otras lecturas
Y
ahora amigos, después de entretenernos santamente en la que se considera la más
bella de todas las parábolas de Jesús, echamos una mirada a las otras lecturas:
+
Josué nos habla de cómo el pueblo de
Israel establecido ya en la tierra prometida celebra la Pascua, símbolo de la
Eucaristía que nosotros celebramos hoy en la Iglesia de Jesús.
+
Por su parte San Pablo, nos pide la
conversión, que es exactamente lo mismo que Jesús nos pide en su parábola.
Pablo
nos lo dice así:
“En
nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios”.
+
En cuanto al versículo aleluyático
nos invita a poner en práctica el pedido de Jesús:
“Me pondré en camino adonde
está mi Padre”.
Después
de meditar las bellas lecturas de este domingo terminemos con el salmo responsorial diciendo:
“Gustad y ved qué bueno es el
Señor”.
José
Ignacio Alemany Grau