PRIMERO DIOS
De esta manera repiten los mexicanos
sencillos y tienen toda la razón: ¡primero Dios!
Por encima de todo está Dios. Luego, por un
mandato de Él mismo, viene el amor al prójimo: Dios quiere que nos ayudemos
unos a otros para ser felices, ya que nuestra naturaleza, herida por el pecado,
tiende a separarnos y hasta a odiar al prójimo.
- Deuteronomio
Los maravillosos consejos que el
Deuteronomio pone en labios de Moisés nos sirven siempre para todos los que
adoramos al único Dios.
Resumamos este hermoso párrafo de hoy:
+ Temor de Dios que no es miedo a Dios sino
temor a perderlo.
+ Guardar (no cumplir por cumplir) sus
mandamientos. Y esto debe hacerlo toda la familia.
+ Escucha, Israel. A veces escuchamos a
todos menos a Dios. Es bueno poner a Dios por encima de todos. Él cumplirá sus
promesas.
Solo hay un Dios. Los hombres inventamos
los dioses a nuestro gusto y capricho.
Pensemos que todo lo que arrastra nuestra
mente y nuestro corazón, eso es nuestro dios, un dios con minúscula porque es
falso.
+ Al Dios verdadero hay que amarlo con todo
lo que Él regaló a nuestra naturaleza: la mente, el alma y todas las fuerzas.
+ Termina el Creador pidiéndonos a sus
criaturas:
“Estas palabras que
yo te mando estarán en tu corazón”, el mejor sitio que tenemos en nosotros mismos.
- Salmo 17
Este salmo es una belleza y te invito a
releerlo. El salmista es un enamorado que inventa comparaciones, todas las que
encuentra, para ofrecer sus sentimientos al Señor y alabar su grandeza:
“Yo te amo, Señor, tú
eres mi fortaleza; Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador… Dios mío, peña
mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte”.
Para terminar diciendo:
“Viva el Señor, bendita
sea mi roca, sea ensalzado mi Dios y salvador”.
- Hebreos
La historia del sacerdote humano es pobre.
Antes de venir Jesús su servicio era
temporal, porque la muerte le impedía seguir viviendo. Y, por otra parte, los
sacerdotes eran pecadores y tenían que ofrecer a Dios sacrificios por ellos
mismos.
El caso de Cristo es muy distinto:
Él es Sacerdote. Él vive siempre. Él es la
santidad misma.
Por eso no tiene que ofrecer nada por sí
mismo sino que se ha ofrecido como víctima inmaculada ante el Padre por toda la
humanidad y para siempre.
Jesús, Sumo Sacerdote, es el que glorifica
a Dios en nombre de todos y por tanto es el que más ama a Dios ofreciéndole
culto digno.
Además, Jesús es el que más ama a los
hombres porque ofrece su vida por ellos:
¿Quién más bueno y generoso que Jesucristo?
Él, encarnado, amó a Dios sobre todas las
cosas y al hombre por amor a Dios, hasta unirlo definitivamente con su Creador.
- Verso aleluyático
El gran abrazo de amor de las criaturas con
el Creador se lo debemos a Jesús, que dijo:
“El que me ama
guardará mi palabra y mi Padre lo amará
y vendremos a Él”:
¿Qué más?
- Evangelio
Uno de los pocos escribas que aceptaban a
Jesús, según el párrafo evangélico de hoy, viene sin prejuicios y pregunta al
Maestro:
“¿Qué mandamiento es
el primero de todos?”
Jesús le contesta con las palabras de
Moisés que hemos comentado en el Deuteronomio:
“Escucha Israel, el
Señor nuestro Dios es el único Señor”.
Y Jesús
enseguida añade:
“El segundo es éste:
“amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Recordemos que Jesús habla aquí según el
Antiguo Testamento.
En la última cena completará con su propio
mandato:
“Ámense unos a otros
como yo los he amado”.
El escriba alaba en público la respuesta de
Jesús y el Señor termina alabando al maestro de la ley:
“No estás lejos del
Reino de Dios”.
Si queremos entrar en el Reino, ya sabemos
el camino: primero Dios y segundo el prójimo por amor de Dios.
Así siempre creceremos, porque Dios es el
primero y el que nos hace crecer.
José Ignacio Alemany Grau