En este “tiempo ordinario” la liturgia va a
insistir en dos puntos importantes para nuestra formación que es conocer e
imitar a Jesús.
Los temas que vamos a tratar son:
Las parábolas de Jesús y su insistencia en
la importancia de la fe.
- Sabiduría
El párrafo de hoy depende del punto de
vista que tengamos al leerlo.
Te invito a leer con atención:
“Dios no hizo la
muerte ni goza destruyendo a los vivientes… Dios creó al hombre para la
inmortalidad… La muerte entró en el mundo por la envidia del diablo”.
Si lo lees desde el Antiguo Testamento
puedes entenderlo a la letra y es hermoso.
Si lo lees desde Cristo Redentor,
entenderás que con su resurrección, no hay lugar para la muerte sino para la
esperanza:
“Hemos sido creados
para la inmortalidad”.
Entenderás también que la “envidia del diablo”
no es más fuerte que la resurrección que nos ha merecido Jesús con su Pascua.
- Pablo
Hoy el apóstol nos habla de la gran colecta
que él prometió enviar a Jerusalén para los pobres. Admiremos la hermosa manera
de pedir a los cristianos de las distintas comunidades.
Si precisamente hoy la Iglesia está
haciendo una gran colecta “Para la caridad del Papa”, es bueno pensar en los
motivos que tenía Pablo al pedir a los Corintios un donativo para los pobres de
Jerusalén.
Ellos,
que querían sobresalir en todo lo que se refería a la vida de fe que habían
aprendido de San Pablo, oyeron que él les daba estas motivaciones:
+ “Distínganse por la generosidad”.
+ “Distínganse por la generosidad”.
Quizá sea una motivación un tanto
psicológica, pero ciertamente importante para todos.
+ Imiten la generosidad de Jesucristo que, “siendo rico se hizo pobre para
enriquecernos con su pobreza”.
+ Alude luego a la lógica que se vive en una
familia.
No olvidemos que la Iglesia es la “familia de Dios”, como enseña el
Catecismo Católico.
Pablo se expresa así:
“Se trata de igualar,
de compartir, sin pasar estrecheces:
En el momento actual
vuestra abundancia remedia la falta que ellos tienen; y un día, la abundancia
de ellos remediará vuestra falta; así habrá igualdad”.
¡Qué maravilloso!
Y esta ha sido (y sigue siendo) la
motivación en la historia de la Iglesia.
+ Finalmente, Pablo alude al maná, regalo
de la generosidad de Dios, cuando “al que
recogía mucho no le sobraba y al que recogía poco no le faltaba”.
Era la generosidad de Dios que alimentaba a
su pueblo en el desierto.
- Aleluya
Nos recuerda que Jesucristo es el que “ha destruido la muerte y sacó a luz la vida
por medio del Evangelio”.
A Él debemos eterna gratitud los que
merecíamos la muerte eterna por el pecado.
- Evangelio
Hoy San Marcos nos cuenta dos milagros
directamente atribuidos a la fe por el mismo Jesús:
La hemorroísa pensaba que “con solo tocarle el vestido se curaría”.
El milagro se hizo. Y Jesús le hace
confesar en público su curación y le advierte:
“Tu fe te ha curado:
vete en paz y con salud”.
Hagamos una pausa para meditar que, a lo
mejor, nosotros que cada día comemos a Jesús en la Eucaristía, no cambiamos en
nada.
En segundo lugar Marcos cuenta cómo el jefe
de la sinagoga, Jairo, cayendo a los pies de Jesús muestra emocionado su amor
paterno, diciendo:
“Mi niña está en las
últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva”.
En el camino unos enviados le dijeron:
“Tu hija ha
muerto. ¿Para qué molestar más al
Maestro?”
Jesús, que lo escuchó, dijo al dolorido
padre:
“No temas, basta que
tengas fe”.
Si hay fe auténtica, hay esperanza en que
Dios va a actuar.
Cuando llega Jesús con el padre y la
multitud, dice a los que lloraban a la niña:
“Está dormida. No
está muerta”.
La gente se reía de Él…
No olvides que, antes de reírse del que
tiene fe, hay que pensarlo. Muchas veces nos equivocamos.
Jesús entra en la habitación y dice a la
niña:
“Talitha qumi”, que significa: “Contigo hablo, niña levántate”.
Al oír la palabra de Dios, la niña se
levantó y Jesús, que siempre tiene detalles amorosos, dijo a los familiares “que dieran de comer a la niña”.
Será bueno que, con el hombrecico del
Evangelio, le digamos a Jesús:
“Señor, yo creo, pero
aumenta mi fe”.
José Ignacio Alemany Grau, obispo