28 de abril de 2018

PERMANECER EN LA VID


PERMANECER EN LA VID

La viña, la vid, la uva, el vino… todo esto tiene una gran tradición en el pueblo de Israel, por eso Jesús la tomará también repetidas veces en el Evangelio para dar a entender al pueblo lo que es el Reino de Dios y cómo se entra y permanece en él.
Es lógico en este momento citar al profeta Isaías en su delicioso capítulo cinco, que empieza así:
“Voy a cantar a mi amigo el canto de mi amado por su viña:
Mi amigo tenía una viña en un fértil collado.
La entrecavó, quitó las piedras y plantó buenas cepas; construyó en medio una torre y cavó un lagar.
Esperaba que diese uvas pero dio agrazones”.
Sabemos que el cantor es Isaías, su amigo es el Señor y la viña representa a Israel.
Así se resume toda la historia del pueblo de Dios.
Podremos encontrar citas bíblicas sobre la viña en Jeremías, Ezequiel y también en el salmo 80,9-19 y sobre todo en el evangelio de Jesús que presenta varias parábolas sobre la viña y de manera especial la alegoría que encontraremos hoy en el evangelio de Juan.
Aparte del encanto poético de la comparación aparece la profundidad de las relaciones de la comunidad (Israel, la Iglesia) y cada uno de nosotros que conocemos nuestra personal respuesta a tantas delicadezas como Dios ha tenido con cada uno a lo largo de la vida.
Pero vayamos a las lecturas de este día.
  •  Hechos
Los Hechos de los apóstoles nos presentan los primeros días de Pablo, convertido en predicador y “al que todos tenían miedo porque no se fiaban de que fuera realmente discípulo”, ya que había perseguido tanto a la Iglesia.
Como siempre el Señor vela y Bernabé salió fiador de Pablo quien pudo explicar su conversión. Finalmente San Lucas en este párrafo nos explica cómo se iba estableciendo la Iglesia en la fidelidad al Señor y se iba multiplicando animada por el Espíritu Santo.
Esto mismo tenemos que hacer hoy, cuando parece que la Iglesia se va desintegrando a los ojos de muchas personas.
La fidelidad a Dios y la confianza en el Espíritu de Jesús tienen que mantenernos en la paz y crecimiento del Reino. Que esta es la voluntad de Dios.
  • Salmo responsorial
El salmo propuesto en este domingo es un fragmento del 21 que nos habla de la fidelidad a Dios y de cómo la Iglesia debe ir creciendo y hablando de Dios de una a otra generación para que todos lo conozcan y sirvan.
  • San Juan
El apóstol nos habla de cómo el guardar los mandamientos es una de las pruebas del amor que tenemos a nuestro Dios.
Dicho de otra forma: los mandamientos hay que guardarlos (no cumplir por cumplir). Y se “guarda” lo que se ama.
Cuando guardamos los mandamientos se da este dulce intercambio: nosotros permaneceremos en Dios y Dios en nosotros.
Este amor supone la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida:
“En esto conocemos que permanece Dios en nosotros: por el Espíritu que nos dio”.
  • Verso aleluyático
Nos repite un verbo muy querido por San Juan, sobre todo al tratar la vid y los sarmientos, como veremos en el Evangelio.
Precisamente de allí está tomado este versículo:
“Permaneced en mí y yo en vosotros.
El que permanece en mí da un fruto abundante”.
  •  Evangelio
Comienza con la gran afirmación con que Jesús define, de otra forma asequible a nosotros, el “yo soy”.
En la parábola tenemos también una aplicación muy concreta y más profunda que la que nos daba Isaías:
En ella el dueño de la viña es el Padre, Jesús es la viña misma y podríamos decir que el Espíritu Santo es la savia, la vida que va desde el tronco a cada una de las ramas que somos nosotros.
En el plan de Dios todos estamos llamados a formar parte de esta vid, que es la humanidad participando de la divinidad. De ahí que Jesús recalque de muchas maneras que hay que “permanecer” unidos en la vid.
Quien permanece, da fruto y fruto abundante para la vida eterna.
Quien no permanece se seca, lejos de Dios, y se queda fuera de la salvación.
Amigos, tengamos en cuenta la conclusión del parrafito de hoy:
Nuestra vida es para glorificar a nuestro Dios y Creador y Jesús nos advierte que la forma que tenemos de glorificar al Padre es dar fruto abundante, cosa que solo es posible si estamos unidos al Hijo y dentro de nosotros abunda la savia del Espíritu Santo: el amor.

José Ignacio Alemany Grau, obispo

21 de abril de 2018

DAR LA VIDA LIBREMENTE: EL GRAN SECRETO


DAR LA VIDA LIBREMENTE: EL GRAN SECRETO

Desde hace años la Iglesia recuerda en este día, de una u otra forma, al Buen Pastor y con este motivo ha declarado “Jornada Mundial de oración por las vocaciones”.
Tengamos presente por una parte que la llave de las vocaciones la tiene Dios Padre por lo que decía Jesús: “rueguen al dueño de la mies que envíe obreros a su mies”.
Por otra parte recordemos esta hermosa enseñanza de San Pedro que nos dice:
“Pastoread el rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, mirad por él, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia sino con entrega generosa; no como déspotas con quienes os ha tocado en suerte, sino convirtiéndoos en modelo del rebaño”.
A estos pastores les invita San Pedro a esperar gozosamente la corona que les dará el Pastor supremo.
Las lecturas de hoy nos hablarán de la importancia de Jesús en el plan de Dios bajo la imagen de la piedra angular y del Buen pastor.
  • Los Hechos de los Apóstoles
Nos hablan de cómo “Jesús es la piedra que desecharon los arquitectos” de este mundo, que vive de espaldas a Dios y a Cristo.
Sin embargo, Jesús será siempre la piedra angular de todo el que edifique para Dios, es decir, no hay otro salvador que pueda acercar a los hombres a Dios.
No tenemos que esperar a nadie más.
  • Salmo 117
Este salmo es el que trae precisamente esa comparación a la que pertenece la cita de San Pedro ante el Sanedrín que hemos leído en la primera lectura.
Jesús es y será siempre el enviado de Dios y por eso cada día en la Santa Misa y muchas veces en los salmos repetimos estas palabras:
“Bendito el que viene en nombre del Señor”.
  • Juan
El apóstol Juan, en su carta, nos anima a pensar en el amor que nos ha tenido el Padre Dios hasta el punto de llamarnos “hijos de Dios”.
Y el mismo Juan añade enseguida:
“¡Pues lo somos!”
Sabemos que “el mundo no nos conoce porque no le conoció a Él” porque, aunque en nuestra alma llevamos el gran tesoro de la divinidad por la gracia santificante, no se ha manifestado aun lo que seremos.
¿Y cuál es nuestro futuro?
Te invito a pensarlo:
“Seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es”.
Ese es nuestro futuro aunque ahora llevamos todos, la apariencia externa tan pobre y limitada.
  • Verso aleluyático
El aleluya nos recuerda las palabras de Jesús que son centrales en este día:
“Yo soy el Buen Pastor, conozco mis ovejas y las mías me conocen”.
De que Jesús nos conozca no podemos dudarlo porque Él es Dios. Pero ¿tú conoces bien a tu Pastor?
  • Evangelio
Aunque breve, es muy profundo el párrafo de hoy.
Lo primero con que nos encontramos es la afirmación que Jesús hace sobre su divinidad:
“¡Yo soy!”
Y aquí define una de sus facetas, la de Buen Pastor.
En el fondo se está identificando con el pastor del que habla Isaías:
“Como un pastor que apacienta el rebaño, reúne con su brazo los corderos y los lleva sobre el pecho; cuida él mismo a las ovejas que crían”.
De este pastor nos habla también Jeremías (23,1-4); Ezequiel (34,16), etc., y sobre todo el salmo 23, tan querido por todos.
Este será el gran Pastor de las ovejas como lo llamará Hebreos 13,20.
¿Y cuáles son las características de este pastor?
Según el evangelio de Juan:
+ Da la vida.
+ Conoce a sus ovejas.
+ Es conocido por sus ovejas.
+ Quiere la unidad:
“Y habrá un solo rebaño y un solo pastor” (“Padre, que sean uno”).
+ El mandato del Padre constituye la misión del Buen Pastor.
Ese mandato es dar la vida y recuperarla.
Hay que tener en cuenta que el valor de la muerte de Cristo es que da la vida porque quiere:
“Nadie me la quita sino que yo la doy libremente”.
Este es el mérito de la vida de Cristo y de la tuya. Si das la vida a Dios dásela libremente y con alegría. Como hace calladamente la mamá que se desvive por sus hijos y el papá que trabaja para que abunde el pan en casa.
El encanto del Buen Pastor que presenta Jesús es una foto muy extraña:
El Pastor dando la vida por las ovejas. Lo contrario de lo que sucede en la vida normal, donde las ovejas son sacrificadas para que viva bien el pastor.
La Biblia nos presente a Jesús como Cordero, además de pastor, en concreto, el Apocalipsis nos habla del Cordero degollado y puesto en pie: Cristo muerto y resucitado.

José Ignacio Alemany Grau

14 de abril de 2018


NO OLVIDES A JESÚS, AUNQUE PEQUES

Hay unas cosas tan graves que parece imposible, no solo perdonarlas, sino también encontrar alguna excusa para continuar en amistad.
Es claro que para nosotros una de las cosas más difíciles es perdonar, pero Jesús perdona y nos da ejemplo de ello para que sus discípulos también perdonemos.
  • Hechos de los Apóstoles
San Pedro habla a la multitud y les explica cómo Dios “ha glorificado a su siervo Jesús al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato”.
Valientemente les recuerda cómo prefirieron a Barrabás y pidieron la muerte de Jesús inocente.
Sin embargo, Pedro busca una excusa, la única posible, y que coincide con las palabras de Jesús en la cruz:
“Lo hicisteis por ignorancia y vuestras autoridades lo mismo”.
Jesús dijo: “perdónalos, Padre, porque no saben lo que hacen”.
Dios cumplió de esta manera las profecías que se habían escrito sobre el Mesías, y lo que Pedro les pidió a los judíos entonces, y a nosotros hoy, es:
“Arrepentíos y convertíos para que se borren vuestros pecados”
  • Salmo 4
“Dios ha hecho milagros en mi favor”,  dice el salmista.
También yo lo digo porque así ha sido mi vida.
¿Y no pasó también en tu vida esto mismo que dice el salmo?
Te invito a buscar las maravillas que Dios ha hecho en tu vida desde la infancia hasta hoy.
Y después, agradece.
Ten la seguridad de que el Señor te escuchará cuando lo invoques y encontrarás la paz.
Esa paz que sirve hasta para dormir cada noche:
“En paz me acuesto y enseguida me duermo, porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo”.
  • San Juan
No peques, es lo que te pide el santo apóstol y evangelista.
Pero si pecas, dice, recuerda “que tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo el Justo”.
Nunca imites a Judas que se arrepintió y hasta devolvió la plata…
Pero desesperado se ahorcó.
No conocía hasta dónde llega el amor de Jesús y su perdón.
Lo que suele sucedernos es que no conocemos a Dios, aunque rezamos y hablamos de Él:
A Dios lo conoce solamente el que guarda sus mandamientos por amor.
Medita esta hermosa conclusión de San Juan:
“Quien guarda su Palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en Él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en Él”.
Te invito a repensar:
Estoy en Dios y quiero guardar su Palabra por amor.
  • Verso aleluyático
Este versículo recuerda el texto de San Lucas que cuenta cómo los dos de Emaús, al desaparecer Jesús, después de partir el pan, se dijeron:
“¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?”
También nos invita a pedir a Jesús algo muy importante para nuestra vida de fe:
“Señor Jesús, explícanos las Escrituras; haz que arda nuestro corazón mientras nos hablas”.
Ese fue el regalo de Jesús a los apóstoles reunidos en el cenáculo el día de la Pascua:
“Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras”, como leeremos en el Evangelio de este día.
  •  Evangelio
Narra el momento más emocionante para la mayor parte de los Apóstoles:
Todos comentaban que el Señor había resucitado y se había aparecido a Pedro.
En ese momento llegaron los de Emaús comentando con emoción que lo habían visto y lo habían reconocido al partir el pan…
Pero el grupo no acababa de aceptar la resurrección, como cuenta San Marcos.
Es entonces cuando el mismo Jesús “se presenta en medio de ellos y les dice a todos: paz a vosotros”.
Los apóstoles, que tenían todo cerrado por miedo a los judíos, al comienzo creyeron ver un fantasma y se asustaron.
Por fin le vieron comer y se convencieron de que el Maestro había resucitado.
De todas formas el evangelista nos advierte que Jesús tuvo que darles un don especial para comprender las Escrituras y que entendieran todo:
+ El sufrimiento del Mesías.
+ Su resurrección al tercer día.
+ Que su misión había sido proclamar la conversión y perdonar los pecados con que la humanidad se había revelado contra el Creador.
+ Que tomaran conciencia de que cada uno de los Apóstoles debía ser testigo de la resurrección de Jesús.
La conclusión de hoy es que el amor de Jesús es tan maravilloso que no ha venido a buscar a los santos sino a los pecadores. Por eso, por mucho que hayamos pecado, su misericordia (y su acogida) es mayor y siempre nos espera.

José Ignacio Alemany Grau

7 de abril de 2018

 EL RESUCITADO ES LA DIVINA MISERICORDIA

En el mundo entero se celebra este domingo al Señor de la Divina Misericordia.

Las oraciones del día se prestaban a ello desde hace cientos de años. Pero fue Juan Pablo II quien, viendo la providencia de Dios en los mensajes de santa Faustina, pidió que toda la Iglesia celebrara esta fiesta en la octava de Pascua.
Empecemos rezando esta oración que nos invita a agradecer al “Dios de infinita misericordia” el agua y la sangre que Jesús nuestro Redentor derramó en la cruz:
“Dios de misericordia infinita que reanimas la fe de tu pueblo con el retorno anual de las fiestas pascuales, acrecienta en nosotros los dones de tu gracia para que comprendamos mejor la inestimable riqueza del bautismo que nos ha purificado, del Espíritu que nos ha hecho renacer y de la sangre que nos ha redimido”.
  • Hechos de los apóstoles

La primera lectura nos recuerda cómo vivieron los primeros cristianos el “mandamiento nuevo” que nos dejó Jesús el primer Jueves Santo:
“El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma.”
Ninguno pasaba necesidad y lo más hermoso era que los miraban todos con mucho agrado, lo cual era fuente de conversiones.
Buena lección para todos los tiempos y en concreto para el nuestro.
Necesitamos ayudarnos y confiar unos en otros.
Necesitamos respetarnos y querernos.
Necesitamos acercarnos… porque vivimos en un mundo tan frío que muchos hermanos nuestros mueren de frío… en el alma, a pesar del calentamiento global.
  • Salmo 117

Este salmo nos invita a vivir en acción de gracias porque la Divina Misericordia es eterna.
Hoy como ayer, familia por familia y corazón por corazón, debemos repetir “eterna es su misericordia… Es un milagro patente: lo ha hecho el Señor”.
Es Él quien actúa en este día:
“Sea nuestra alegría y nuestro gozo”.
Sí. Ese gran día del desborde de la misericordia es la Pascua: Resucitó el Señor.
  •   San Juan

El apóstol del amor nos recuerda el misterio del corazón abierto de Jesús y su Divina Misericordia:
“Este es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No solo con agua, sino con agua y con sangre”.
Todo esto es una maravillosa realidad, no es invento humano:
“El Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad”.
Aprovechemos la sangre de Cristo que significa la Eucaristía y el agua que es el símbolo del bautismo que nos trajo la vida de Dios.
  • Verso aleluyático
Dichoso tú, amigo, porque crees, sin haber visto al Resucitado.
Lo dijo el mismo Jesús a Tomás:
“Porque me has visto has creído: dichosos los que crean sin haber visto”.
Es decir, ¡tú y yo!
  •  Evangelio
Podríamos decir que el Evangelio de hoy es el de los regalos.
Examina bien y mira cómo se derrama hoy la Misericordia Divina sobre la Iglesia primitiva como fruto de la resurrección de Jesucristo.
Y esa misma Misericordia se sigue derramando día a día hasta nosotros:
+ ¡La paz!
Esta paz es la del Resucitado, muy distinta de la que da el mundo y que fácilmente termina en guerra.
+ El envío
No es cualquier envío ni cualquier misión. Se trata de “como el Padre me ha enviado así también los envío yo”: a proclamar el amor y la misericordia.
+El Espíritu Santo
Este Espíritu es el de la misericordia y el perdón para los que se arrepientan de sus pecados.
Jesús transmite su poder divino de perdonar a los apóstoles  y sucesores.
La segunda parte del párrafo evangélico de hoy pertenece a ocho días más tarde, cuando el Mellizo, Tomás, habla con gran exigencia diciendo que no creerá si no ve la señal de los clavos y mete el dedo en los agujeros de los mismos.
Y aún más: “si no meto la mano en su costado”.
Tomás ha sido una gran ayuda para nuestra fe:
+ Porque no fue crédulo aceptando sin más lo que decían sus compañeros.
+ Porque nos enseñó a rezar, y lo hacemos frecuentemente, con estas hermosas palabras:
“Señor mío y Dios mío”.
+ Porque nos consiguió a nosotros esta alabanza de Jesús que nos recordaba el verso aleluyático:
“Dichosos los que crean sin haber visto”.
Recemos unos por otros a la Divina Misericordia a fin de conseguir la paz que necesita nuestro mundo.

José Ignacio Alemany Grau