
La noche de la liberación los hebreos no
ven morir a sus primogénitos gracias a la sangre del cordero con que pintaron
sus puertas y corrales.
Ese cordero, de todas maneras, es figura del
Cordero de que hablaba Juan Bautista: el que “quita los pecados del mundo”.
Todo esto ha comenzado con un anuncio
profético:
“La noche de la
liberación se les anunció de antemano a nuestros padres, para que tuvieran
ánimo”.
Por aquí anda la lección que la liturgia
quiere que aprendamos hoy: fiarse de Dios.
Fe en que se cumplirán sus promesas.

Es un himno de alabanza que tiene frases y
motivaciones importantes a la hora de rezar y agradecer a Dios en nombre de la
comunidad.
“Dios merece la
alabanza de los buenos… Dichosa la nación que tiene a Dios como Señor, el
pueblo que Dios se escogió como heredad”.
Un domingo este para pedir a Dios que los
pueblos que hoy lo están “rechazando” oficialmente, vuelvan a reconocerlo como
único Señor.
Que todos volvamos a nuestro Dios y a vivir
confiados en su providencia:
“Nosotros aguardamos
al Señor: Él es nuestro auxilio y escudo, que tu misericordia venga sobre
nosotros como lo esperamos de ti”.

Es evidente que su fe supera toda imaginación:
Dios le pide que salga de su tierra,
abandone todo y “salió sin saber a dónde
iba”.
Muchas veces Dios le prometió descendencia
que no llegaba.
Cuando tiene la edad de cien años el viejo,
y su esposa anciana y estéril, Dios le da al hijo de la promesa, Isaac.
Más todavía.
Dios prueba su fe pidiendo el sacrificio de
Isaac.
Tres días tardó en aclararse la situación;
tres días que recuerdan a Jesús en el sepulcro.
En todo esto, Abraham nunca perdió su fe en
Dios.
Podríamos preguntarnos ahora y ¿qué es la
fe?
La misma carta nos dice “la fe es seguridad en lo que se espera y
prueba de lo que no se ve”.

“Estad en vela y
preparados porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre”.

* Jesús invita a los suyos a mantener la
confianza a pesar de ser un “pequeño
rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino”.
* A continuación invita al desprendimiento
de las cosas de este mundo y atesorar en el cielo donde no llegan los ladrones.
* Una advertencia es “donde está tu tesoro ahí está tu corazón” (invitación a un buen
examen de conciencia).
* Jesús pide actitudes externas de
vigilancia. Actitudes que se concretan en tener lámparas encendidas y ceñida la
cintura para estar más libres al correr.
* Felicita Jesús a los criados que a
cualquier hora están atentos por si viene el Señor.
* También invita a cuidar la casa para que
el ladrón no pueda abrir un boquete en ella.
* Jesús nos hace ver que somos
administradores de las cosas de Dios y que tenemos que ser fieles a la hora de
distribuir lo que corresponde a cada siervo.
*Finalmente, quiere advertirnos a todos que
si Dios nos ha regalado tantas maravillas para que podamos llegar a gozar de Él,
también nos exigirá: “al que mucho se le
dio, mucho se le exigirá”.
En este domingo tenemos, pues, que hacer
ese examen profundo, interior, para ver cómo van nuestras relaciones con Dios y
cómo aprovechamos sus dones. De manera especial la fe.
José Ignacio Alemany Grau, obispo