Para
entender la primera lectura del libro de la Sabiduría hay que tener en cuenta
que la muerte de los primogénitos egipcios era una especie de respuesta del
cielo por la muerte de los pequeños que mandó matar el faraón porque el pueblo
hebreo se robustecía.
La noche de la liberación los hebreos no
ven morir a sus primogénitos gracias a la sangre del cordero con que pintaron
sus puertas y corrales.
Ese cordero, de todas maneras, es figura del
Cordero de que hablaba Juan Bautista: el que “quita los pecados del mundo”.
Todo esto ha comenzado con un anuncio
profético:
“La noche de la
liberación se les anunció de antemano a nuestros padres, para que tuvieran
ánimo”.
Por aquí anda la lección que la liturgia
quiere que aprendamos hoy: fiarse de Dios.
Fe en que se cumplirán sus promesas.
El
salmo (32) responsorial
Es un himno de alabanza que tiene frases y
motivaciones importantes a la hora de rezar y agradecer a Dios en nombre de la
comunidad.
“Dios merece la
alabanza de los buenos… Dichosa la nación que tiene a Dios como Señor, el
pueblo que Dios se escogió como heredad”.
Un domingo este para pedir a Dios que los
pueblos que hoy lo están “rechazando” oficialmente, vuelvan a reconocerlo como
único Señor.
Que todos volvamos a nuestro Dios y a vivir
confiados en su providencia:
“Nosotros aguardamos
al Señor: Él es nuestro auxilio y escudo, que tu misericordia venga sobre
nosotros como lo esperamos de ti”.
La
carta a los Hebreos nos presenta a Abraham, nuestro “padre en la fe”.
Es evidente que su fe supera toda imaginación:
Dios le pide que salga de su tierra,
abandone todo y “salió sin saber a dónde
iba”.
Muchas veces Dios le prometió descendencia
que no llegaba.
Cuando tiene la edad de cien años el viejo,
y su esposa anciana y estéril, Dios le da al hijo de la promesa, Isaac.
Más todavía.
Dios prueba su fe pidiendo el sacrificio de
Isaac.
Tres días tardó en aclararse la situación;
tres días que recuerdan a Jesús en el sepulcro.
En todo esto, Abraham nunca perdió su fe en
Dios.
Podríamos preguntarnos ahora y ¿qué es la
fe?
La misma carta nos dice “la fe es seguridad en lo que se espera y
prueba de lo que no se ve”.
El
versículo aleluyático viene a presentarnos el resumen del Evangelio del día
compuesto por temas bastante distintos pero todos los cuales nos invitan a tener
fe en el Señor que conduce la historia:
“Estad en vela y
preparados porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre”.
Las
ideas que nos presenta hoy San Lucas son como un ramillete que nos invita a
fiarnos de Dios:
* Jesús invita a los suyos a mantener la
confianza a pesar de ser un “pequeño
rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino”.
* A continuación invita al desprendimiento
de las cosas de este mundo y atesorar en el cielo donde no llegan los ladrones.
* Una advertencia es “donde está tu tesoro ahí está tu corazón” (invitación a un buen
examen de conciencia).
* Jesús pide actitudes externas de
vigilancia. Actitudes que se concretan en tener lámparas encendidas y ceñida la
cintura para estar más libres al correr.
* Felicita Jesús a los criados que a
cualquier hora están atentos por si viene el Señor.
* También invita a cuidar la casa para que
el ladrón no pueda abrir un boquete en ella.
* Jesús nos hace ver que somos
administradores de las cosas de Dios y que tenemos que ser fieles a la hora de
distribuir lo que corresponde a cada siervo.
*Finalmente, quiere advertirnos a todos que
si Dios nos ha regalado tantas maravillas para que podamos llegar a gozar de Él,
también nos exigirá: “al que mucho se le
dio, mucho se le exigirá”.
En este domingo tenemos, pues, que hacer
ese examen profundo, interior, para ver cómo van nuestras relaciones con Dios y
cómo aprovechamos sus dones. De manera especial la fe.
José Ignacio Alemany Grau, obispo