JESÚS SE HIZO SIERVO
Una vez más la
liturgia nos presenta hoy a Jesús prefigurado en el Antiguo Testamento.
La primera lectura pertenece al
capítulo 53 de Isaías sobre el llamado siervo
del Señor.
Después de
narrar cómo mataron y enterraron al siervo, leemos:
“El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar
su vida como expiación”… pero inmediatamente habla de
la fecundidad del sufrimiento padecido: “verá
su descendencia, prolongará sus años… Por los sufrimientos de su alma verá la
luz… mi siervo justificará a muchos porque cargó con los crímenes de ellos”.
Todo esto es lo
que padeció Jesús por nosotros: “como
cordero llevado al matadero”, a quien el Apocalipsis presenta como “cordero degollado y puesto en pie”.
Con esta imagen
San Juan presenta a Jesús, muerto y resucitado.
El salmo 32 nos invita a admirar
la Palabra del Señor. De ella dice que actúa con libertad y ama el derecho y la
justicia y además está llena de misericordia.
Esa Palabra es
creadora de cuanto existe.
Esa Palabra es
providente. Sus ojos protegen a quien le teme.
El Te Deum, himno de acción de gracias de
la Iglesia, termina como el último versículo del salmo que es el que hemos repetido
como antífona responsorial:
“Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros como lo
esperamos de ti”.
Este salmo nos hace
pensar también en las palabras del primer capítulo de San Juan que enseña: “Todo se hizo por la Palabra y sin ella no
se hizo nada de lo que fue hecho”.
La carta a los Hebreos nos
presenta también a Jesús sufriente siguiendo la línea del “siervo del Señor” que con su sacrificio se convierte en el sumo y
eterno Sacerdote capaz de compadecerse de nuestras debilidades, porque “ha sido probado en todo exactamente como
nosotros, menos en el pecado”.
Termina con una
invitación para todos:
“Acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente”.
El párrafo que precede al Evangelio
de hoy nos presenta una escena que siempre me ha impresionado. Lee e imagínala:
- “Estaban subiendo a Jerusalén” (donde
Jesús iba a ser crucificado).
- “Y Jesús iba delante de ellos” (sin duda
embebido en el sacrificio que se acercaba).
- “Ellos estaban sorprendidos” (porque no
era lo ordinario ver que Jesús se les adelantara).
- “Y los que seguían tenían miedo” (se
contagiaron del temor y quizá recordaron los anuncios de la pasión que les
había hecho anteriormente).
Después de esta
introducción, Jesús reunió aparte a los
doce y les hizo un tercer anuncio de su pasión y resurrección.
En ese ámbito de
dolor y humillación, descubrimos una vez más que los apóstoles eran bien
pobretes y no comprendían nada del misterio de Jesús.
Fíjate qué piden
los “hijos del trueno”:
“Concédenos
sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda”.
Jesús, paciente,
les dice: “No sabéis lo que pedís”.
Luego, pensando
en su propio futuro preguntó:
“¿Sois capaces de
beber el cáliz que yo he de beber?”
Contestaron: “¡Lo somos!”
Jesús completó: “El cáliz que yo voy a beber lo beberéis…
pero el sentarse a mi derecha e izquierda no me toca a mí concederlo; ya está
reservado”.
La cosa empeora
porque los demás se ponen celosos y se indignan contra los hijos del Zebedeo.
Jesús los llama
a todos y les da la gran lección de humildad:
“El que quiera ser grande sea vuestro servidor y el que
quiera ser primero, sea esclavo de todos… porque el Hijo del hombre no ha
venido para que le sirvan sino para servir y dar su vida en rescate por todos”.
Qué foto tan
bien hecha de lo que tantas veces sucede hoy.
Hay muchos que
quieren a Jesús y su Iglesia para conseguir privilegios. Piensan que los
“cargos” son para medrar.
Como los
apóstoles entonces estas personas no saben quién es Jesús y qué pide a sus discípulos. En cambio todos los apóstoles
bebieron el cáliz y todos murieron mártires…
Que Jesucristo,
siervo del Señor, nos ayude a entender qué es un cristiano y qué privilegio trae el seguirle: ¡servir!
José
Ignacio Alemany Grau, obispo
Un minuto para enriquecer tu formación
* Respondiendo a
la inquietud del domingo pasado:
La diferencia de
la respuesta de Jesús a Pedro, entre los dos evangelistas, es muy importante ya
que Marcos añade “con persecuciones”.
* Para este día
te pregunto:
¿Conoces qué es
el Te Deum? ¿Lo has leído?
¿A quién
representa el siervo de Dios del Antiguo Testamento?